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Seven days

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Día 4:

Se mentiría a sí mismo si creyese que no deseó esto. No está bien seguro cómo ha llegado a este punto, Dick lo mira con una intensidad que quema, su rostro está oculto tras un sonrojo que se enciende como fuego hasta sus orejas. Damian sabe que fuego es la palabra para describir la temperatura de su piel, siente que las punta de sus dedos se queman.

La mano de su hermano mayor pasa por detrás de su cuello y lo arrastra hasta su boca, él se siente tan abrumado que apenas puede reaccionar, los labios de Grayson son tan suaves como imaginó que serían, su labio inferior queda prensado entre los dientes del mayor. Damian aprieta los dientes confundido aún sobre cómo reaccionar, cuando la punta de la lengua de su protector juega con sus encías, provocándolo, retándolo a más.

El menor Wayne abre un poco su boca y la intromisión en su boca es masiva, siente su miembro palpitar contra su pantalón mientras Dick juega con su cavidad bucal, su lengua le recorre cada rincón como deseando tragarlo entero, Damian siente la saliva que se escurre por la comisura de sus labios. Ya no percibe colores, solo el azul de los ojos del mayor.

Las manos de Nightwing son hábiles, él apenas y siente cuando este desabrocha su pantalón y deja libre su virilidad, no puede evitar un pequeño salto con un gemido ahogado al sentir la mano que con sus largos dedos envuelven su miembro, ni en sus fantasías más osadas como adolescente había llegado al punto de estar tan mojado.

El único sillón del departamento de Blüdheaven tiene la justa medida de su dueño, Robin escapa de su lengua voraz y siente que las lágrimas lo van a traicionar. Mira desde arriba el rostro de su protector. Sus labios húmedos, su torso desnudo con las marcas de mordidas que él mismo se encargó de dejar, sus orejas rojas como la sangre, sus ojos que solo lo miran a él.

Se sorprende al notar las piernas de Dick alrededor de su cadera, esas piernas que lo pierden de excitación, largas, flexibles y deseables. Lo envuelven de tal manera que no puede escapar, ni siquiera es capaz de reaccionar cuando el mayor le quita el pantalón. Tiene la cabeza obstruida, no sabe qué mierda está haciendo, su cuello lo llama, se inclina sobre él para lamer su delicada piel.

Escucha el gemir de Grayson y es cuando este empuja con sus piernas la pelvis de él, Damian siente un cosquilleo que le sube por toda la espina dorsal, su miembro toca su piel, lo que viene después es demasiado para sí mismo. Las lágrimas se le desbordan mientras su virilidad es tragada por la oscuridad.

— Dick… de verdad, de verdad te amo.

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Día 1:

El salón principal está iluminado por los grandes ventanales que se asomaban a la luz del exterior. En el sillón principal él permanece con los brazos cruzados, mira a su mayor caminar de un lado a otro de la habitación mientras termina una llamada telefónica. Damian Wayne siente la furia subirle por la columna vertebral, comienza a soltar quejidos que hacen que el mayor se gire a verlo con una sonrisa estúpida mientras le pide disculpas.

— Si Kori, de verdad de verdad lo siento. Son cosas familiares, pero te lo compensaré lo prometo.

Richard Grayson por fin cuelga la llamada al tiempo que se gira a verlo, se pone de rodillas y el chico de 14 años se comienza a sentir nervioso.

— Perdón, te pedí que vinieras y me tardé con Kori. — Damian hace una mueca de indiferencia mientras mira hacia otro lado, siente que la sangre le va a hervir y prefiere evitar el bochorno — estoy feliz de que prefieras pasar esta semana conmigo en vez de con Tim.

— Grayson — el menor hace una pausa dramática mientras suelta un suspiro y vuelve a mirarlo — preferiría una noche en Arkham antes de quedar en la misma casa solo con Drake.

El mayor sonríe mientras le alborota los cabellos y se levanta para recibir a Alfred que baja las largas escaleras con una maleta.

— Es bueno que tú y Bruce decidan tomarse una semana de vacaciones.

Alfred, el viejo mayordomo de la mansión Wayne carraspea la garganta, poniendo su puño frente a su boca.

— Joven Richard, estoy seguro que lo que menos haremos será tomarnos un descanso. Estoy confiado en que lo que el amo Bruce prometió sobre vacacionar no es más que una cortina de humo.

Damian se remueve incómodo en el gran sofá, da un brinco para tomar su maleta y de forma fugaz y casi a la velocidad de Flash le da un abrazo al mayordomo.

— Cuídate Pennyworth.

Avanza directo a la puerta y apenas es alcanzado por el hombre que porta el manto de Nightwing, el héroe de Blüdheaven. Grayson toma la maleta y se adelanta para meterla en el carro que Bruce le ha dejado.

El actual Robin sube en el asiento del copiloto, tiene el corazón agitado, sabe que su cara se está poniendo roja de solo imaginarse pasar toda la semana con él. Podrán jugar videojuegos, hablar hasta la madrugada, ver películas de acción y tal vez una de terror que pueda asustar al mayor. ¿A quién intenta engañar? Damian sabe que lo que más quiere es ser mimado por él, pero aún tardará en admitirlo públicamente.

Grayson entra al auto, el menor Wayne quiere comenzar la conversación cuando el teléfono celular de Nightwing vuelve a sonar, éste lo conecta al sonido del coche mientras arranca. Damian mira el nombre y simplemente siente como la adrenalina de su cuerpo se desbarata de manera inmediata, sustituida por una ira que le come la espalda.

— No Babs, me quedaré en Blüdhaven toda la semana.

— ¿Sigues viéndote con Kori verdad? No sé ni porqué te pregunto una obviedad.

El menor frunce el ceño, mira hacia afuera y no puede evitar soltar un pesado suspiro.

— No Barbara, me quedo en Blüdhaven porque estaré pasando la semana con Damian ¿Verdad Little D?

El joven de 14 años gira el rostro, una sonrisa sarcástica le pinta la cara y vuelve a mirar hacia el cielo.

— ¡Claro! No utilices a Damian para justificarte.

Pasan varios minutos, Dick dice una cosa, Bárbara responde como chica indiferente cuando él sabe que le corroen los celos pero su orgullo no le deja espacio a admitirlo. Él no tiene interés en la conversación, no sería la primera ni la última vez que su hermano mayor está en medio de una batalla de afectos, chasquea la lengua.

Después de una ronda insufrible Dick termina la llamada. Mira inquisitivamente a Damian, él sabe que es por no haberlo "ayudado" a ocultar sus fechorías, una risita mal disimulada se le escapa entre los dientes.

— ¿Qué te parece tan gracioso?

— Nada Grayson, me sorprende ver la poca capacidad que tienes para entregar tu corazón a una sola persona.

— ¿Te das cuenta de que lo que acabas de decir es simplemente cursi?

Damian no voltea a verlo, aunque sabe que su hermano mayor puede notar sus reacciones por el espejo del auto. Mantiene el ceño fruncido y su puño en la barbilla, no le va a dar el gusto de verle los ojos.

— tt ¿Y? Sigo teniendo la razón.

— Ser regañado por un niño en temas del amor no deja bien mi reputación ¿No?

Nightwing sigue conduciendo, como siempre una sonrisa le adorna el rostro.

— Tengo 14 Grayson. No soy un niño.

Esta vez su enojo le hace pegar un brinco en su asiento y mirar a los ojos al mayor, este sigue con la mirada amable y la cálida mueca de sus labios.

— Oh disculpe Señor Wayne — engrosa su voz mientras hace una mueca que a Damian le resulta graciosa, tiene que apretar los labios para no reír — Entonces ¿Tú eres lo suficiente maduro para ser de una sola persona?

El adolescente vuelve a su asiento, se cruza de brazos y mira hacia el frente intentando no hacer contacto visual.

— Por supuesto…hasta yo sé reconocer cuando encuentro a la persona adecuada.

Hay una pausa que le resulta extraña, no se atreve a mirar a Dick. Ha usado la palabra "persona" a propósito.

— Así que ya tienes a alguien especial… — La pausa se alarga, Damian siente un tic en el ojo que le está empezando a frustrar, tiene el corazón latiendo a mil y un dolor en el medio del pecho. — ¿Es Maya…? No no, espera ¿Acaso Raven? Los titanes siempre son muy unidos no es extraño que se formaran esos tipos de vínculos, tú sabes…

Robin siente más dolor en el pecho, su mueca es desagradable pero apenas puede seguir el paso de las palabras que escupe su hermano con una velocidad impropia, justo la que empieza a llevar el auto.

— ¡Grayson el semáforo!

Es necesario que él tome el volante para despertar al mayor que seguía balbuceando cosas que Damian ya ni siquiera entendía. Dick frena de tajo y el menor se estrella contra el volante.

— ¡Lo siento D! ¿Estás bien?

La mano de él toca su rostro, siente la calidez de la punta de sus dedos y su piel se estremece, da un manotazo y se aleja.

— ¡Claro que no! Pon atención a lo que haces.

Era verdad que no estaba bien, pero no tenía nada que ver con un tonto golpe contra el volante. ¿Quién creía que era? ¡Era Damian Wayne! El verdadero problema era él, con su estúpida sonrisa, con su mirada celeste tan conciliadora, con la calidez de su corazón que lo tenían cautivado.

No había sido fácil admitirse sus propios sentimientos, por supuesto que no. Grayson fue para él una especie de padre en sus primeros años en la casa de Bruce, fue quien le brindó las primeras muestras de cariño sincero. ¿Cómo diablos había tergiversado tanto las cosas para ahora verlo de otra manera?

Se mordió el labio solo de recordar todo el proceso que tuvo que enfrentar antes de darse cuenta que lo que sentía por Bruce era muy diferente que lo que sentía por Dick. Berrea y mira por el rabillo del ojo al conductor, se extraña. La sonrisa se le ha borrado por una mirada perdida en el camino. Damian tiene que mirar hacia el frente esperando encontrar qué tiene tan preocupado al mayor, pero delante no hay más que las calles de Blüdheaven.

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— Cuando dijiste que estabas emocionado porque llegara la noche… pensé que te referías a patrullar.

Damian está sentado en la cama, tiene las piernas cruzadas y está vestido ya con su traje de Robin, incluso acababa de reemplazar la capa para estar presentable para otra noche del dúo Nightwing y él. ¡Pero no! Su estúpido hermano mayor había salido un momento y al volver traía consigo un montón de bolsas, pan, rosquillas, una caja de cereal y muchas palomitas.

— Tiene tiempo que no somos solo tú y yo, pensé en hacer algo más normal… ya sabes.

— ¡Cosas normales! ¿Con quién hablas Grayson? Con el mejor Robin, no puedes tenerme toda la noche entretenido con películas.

Richard deja las bolsas sobre la mesa de la cocina, se acerca a él y pone su rodilla sobre la cama, hay una sonrisa burlesca en su cara, con su fría mano le toma del mentón. Sus ojos azules brillan. Damian tiene el impulso de hacerse hacia atrás solo para encontrarse contra la pared.

— ¿Entonces qué me sugieres que haga para entretenerte… toda la noche?

Él siente como la sangre le sube al rostro, su mente, como la de cualquier chico sano de 14 años empieza a maquinar todo más rápido que un adulto normal. Un cosquilleo le baja a la entrepierna, se muerde el labio inferior. Entiende porque más de 3 mujeres pelean su atención, entiende que ahora él gana ese tiempo a solas porque es su hermano menor ¿Cómo se atrevería a cortar ese único lazo con sus sentimientos?

— Jugar videojuegos, lo de películas déjalo a mi viejo padre. Traje algunos en la maleta… — El joven empuja al mayor con cierta delicadeza, se levanta de la cama y avanza — iré a cambiarme el traje.

Apenas a dado 3 pasos cuando es abrazado por la espalda, el corazón le pega un vuelvo, sus sentidos se embriagan del aroma natural de Richard y él tiene que cerrar los ojos con fuerza porque empieza a pensar cosas que no debería.

— Gracias por acompañarme D.

— Claro claro Grayson, deja de ser una nena.

Pero ni él mismo está convencido de que su voz se escuchase firme, porque la tiene a punto de quebrarse. ¿Cómo sobrevivirá 7 días con esas sensaciones a ras de piel?

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Un mini fic, sería originalmente un OS pero se me alargó! Upsi.