THE HOST pertenece a STEPHENIE MEYER. Solamente esta historia, Valerie, Juliet y Will me pertenecen exclusivamente a mí (¡míos!, jaja)

La continuación NO OFICIAL de THE HOST: THE SOUL

Dedicado a todos esos fans ocultos de The Host; a los que os habéis molestado en entrar aquí para ver qué narices será esto (espero que no os decepcione); a Electrica Black Cullen, que me dio la oportunidad de conocer a un Jamie adolescente, salvaje y lleno de hormonas ; )

Y por su puesto a ti, Camila. Siempre estás ahí.


PRIMERA PARTE: REBELDES

PREFACIO

Señales

Mientras Juliet dormía, encendí la radio y me mantuve atenta a sus señales. A veces el ruido chasqueante era tan molesto que tenía que apretar el aparato contra mi estómago para que mi hermana no se despertara. Últimamente se había convertido en una tarea complicada conseguir que durmiera. Sobre todo desde que Will desapareció.

Fue una tarde hacía tres meses. Habíamos acampado tras los matorrales y árboles de un parque alejado de la ciudad. Casi nadie pasaba por allí, por lo que tras varias semanas actuando como nómadas nos sentimos bastante seguros. Habíamos perdido el coche con el que íbamos (mas bien se había quedado sin gasolina y ninguno de los dos nos atrevíamos a repostar. Recordaba que, cuando encontramos a Will, fue un alivio saber que él conducía a pesar de tener veinte años y doce al empezar a huir).

Juliet estaba extrañamente alegre. Comía una lata de alubias que habíamos conseguido por el camino, lo que me quitó un peso de encima. La dieta de mi hermana pequeña no era ni muy saludable ni muy abundante, por decirlo de alguna forma. Will sonrió cuando la vio rebañar con la lengua la lata. Después, volvió al vista al mapa que yo sostenía en las manos.

―Sigo pensando que deberíamos ir al sur―repitió él.

―¿Por qué? Allí no hay nada, Will. Tan solo desierto. Qué te hace pensar que podría haber allí...

Baje la voz hasta que la última palabra la vocalicé con los labios:

‹‹Humanos.››

Apretó los labios y se encogió de hombros.

―Si de verdad existieran esas colonias de las que tanto hablas, creo que estarían en lugares más fríos... ¡o incluso bajo tierra! No en mitad del desierto.

Él me ignoró.

―Arizona está a tres estados de aquí, Valerie. Si consiguiera un coche, en menos de tres días estaríamos allí.

―El coche no aguantaría.

―Cogeríamos otro por el camino.

―Vale, llegamos allí. Y entonces, ¿qué?

Él sonrió.

―¿Es que tienes que sacarle pegas a todo?

Suspiré y contemplé el mapa fijamente.

―Lo que pasa es que no podemos aventurarnos a hacer un viaje al desierto sin saber verdaderamente qué esperaremos encontrar.

―Valerie, ellos están en todas partes. Ocultos en lugares remotos. Nos ayudarían en cuanto supieran que somos de los suyos.

Sabía donde acabaría al conversación: en una discusión algo fuerte sobre nuestros distintos puntos de vista. Mientras que yo pensaba que lo mejor era irnos moviendo hacia el norte, Will buscaba algo de estabilidad en su vida. Buscaba los asentamientos humanos.

Cerré los ojos y conté hasta diez antes de volverlos a abrir. Will seguía allí, el mapa también.

Y las almas continuaban en al Tierra.

Al ver la rendición en mis ojos, los suyos brillaron.

―Tan solo debemos atender a las señales de radio, Valerie. Un frase extraña... cualquier cosa. Verás como todo sale bien.

Al día siguiente, cuando desperté, Will no estaba; pero sí la radio.

Cuando pasaron las dos horas que habíamos dado de límite para marcharnos al acordar esto, me costó mucho recoger todo, cargar la mochila de Will al hombro y llevar a Juliet de la mano para caminar sin rumbo fijo. Durante bastante tiempo, mi cuerpo funcionó como un robot. Se mantenía estable para no preocupar a mi hermana, pero por dentro tenía ganas de gritar y llorar. Juliet no comprendía anda. Mejor así.

¿Qué le habría pasado a Will? Era una pregunta que me hacía todas las noches.

Sabía que las probabilidades de volver a verlo eran muy escasas, al igual que sabía que quizás Will hubiera desaparecido de su cuerpo, robado por una alma. No me gustaba llamarlas así, porque alma era una palabra sinónima de "bondad", y aquellas criaturas no podían ser bondadosas si me habían arrebatado mi hogar, mi familia... Con ellas aquí, no era capaz de prometerle un buen futuro a Juliet.

Como si quisiera honrar a Will, todas las noches atendía los programas de radio de las almas, en los que solo hablaban del buen aspecto del planeta Tierra, de la fuerza de las emociones humanas y de qué nueva comida probaría el interlocutor mañana.

Me recosté contra el tronco sin mover mucho la cabeza de Juliet, que reposaba en mi regazo. Apoyé los hombros en la rugosa corteza y relajé la espalda. Los párpados comenzaron a pesarme cuando una frase llamo mi atención. Parecía haber cortado una conversación nada interesante sobre fuentes de energías renovables. Una voz masculina habló suavemente, casi como si cantara.

―Tengo siete ovejas en Alburquerque. Las mantengo lejos del lobo. Allí estarán a salvo...


No ocupa mucho, es breve... ¿Se merecerá un review? Eso depende de ti ; )

Amanda Stryder Hawthorne