Capitulo 1. Fate.

Salíamos de clase, y nos dirigíamos a nuestras respectivas casas, íbamos contentas hablando de la reunión que habría esa noche en la Agencia de Administración, ya que después de un tiempo volvíamos a estar todos juntos nuevamente, llevaba algunos meses que no veía a mi hermano y a Amy, y por lo menos hacia 6 años que Nanoha no veía a Yunno, así que estábamos felices de poder volver a estar con nuestros amigos.

Llegue a mi casa saludando a la que ya era mi madre, Lindy-san. Subí a mi habitación y me deje caer en la cama, había sido un día algo duro, la noche anterior había estado de guardia, y apenas si había dormido. Nanoha sin embargo parecía tener muchas más energías que yo, ya que ella también estuvo de guardia conmigo. A veces no entiendo de donde saca tantas fuerzas, pero sigue siendo ella, tan alegre, y tan animada, sino llega a ser por ella, no creo que pudiera aguantar muchas de las cosas que suceden cuando estamos en largas misiones.

No sé en que momento me quede dormida. Pero cuando abrí los ojos mi madre estaba mirándome con una sonrisa traviesa, cosa que me hizo incorporarme levemente. Le pregunte que ocurría, y me dijo que Nanoha me estaba esperando abajo, que quería dar un paseo antes de ir a la reunión. Me sorprendió un poco ¿ella no durmió? Vaya es agotadora.

Me levante y me cambie pues no iba a ir con la ropa del instituto. Baje corriendo y allí estaba, con aquella mirada que podría levantar el ánimo a una piedra. No sé cómo lo hacia, pero siempre que estaba con ella, no quería nunca que nos separáramos. Comenzamos a caminar, ella estaba muy callada, solo me miraba de vez en cuando con aquella sonrisa. Me ponía nerviosa, como siempre, aún no sabia porque, pero el estar con ella, me hacia ser la persona más dichosa del universo.

Seguíamos andando hasta llegar a un parque. Aun no habíamos hablado de nada, solo nos mirábamos y sonreíamos de vez en cuando. Su mano agarró la mia y me llevo hasta un puesto de helados. Aquella sonrisa, hacia que mil mariposas corrieran en mí estomago, pero no me parecía extraño, desde que la conocí siempre había sido así.

Pero últimamente me avergonzaba mucho cuando en medio de una clase levantaba la cabeza y veía como me miraba. Aquello me ponía realmente nerviosa y no sabia porque. Poco a poco mientras comíamos los helados pasaba la tarde. Me ruborice violentamente al notar como agarraba mi mano y entrelazaba los dedos con los mio. Solo agache la cabeza y medio sonreí. Me hablaba sobre la reunión y las ganas que tenia de ver a todos nuestros amigos de nuevo juntos, después de tantos años.

Pero luego un sentimiento doloroso y lleno de rabia nubló mi vista. No sabia el motivo, no sabia porque, cada vez que Nanoha hablaba de Yunno, me ponía realmente enferma. Notaba unas punzadas en mi pecho y aunque le sonreía, en mi interior había algo que no estaba bien. ¿por qué tenia esa sensación?¿por qué hablaba tanto de ese chico? Para mí él era un buen amigo sí, pero yo lo veía como Arf, o como Hayate. Pero a Nanoha me era imposible verla así. Y además cuando alguien hablaba de ella a mi alrededor no podía evitar escuchar que era lo que hablaban.

Se iba acercando la noche y todos ya estábamos allí, más que una reunión, parecía una fiesta, veía a mi madre y a mi hermano hablando con la almirante Leti, Arf también parecía pasarlo bien, hablando con Vita y Zafira. Y por supuesto Hayate con su gran sonrisa y su picardía, estaría poniendo nerviosa a una Signum que miraba al suelo, con una media sonrisa. Pero por algún motivo yo estaba sola.

Por mucho que buscaba no encontraba a Nanoha, no sabia donde podría estar. No lo entendía porque habíamos llegado juntas. Un rato después ya había desaparecido. Todos parecían felices hablando y bebiendo. Pero donde estaba ella, no había rincón en aquella sala que no hubiera mirado buscándola. Se me ocurrió que podría estar por los alrededores así que salí de allí disimuladamente.

Comencé a caminar con una extraña sensación en mi corazón, no entendía muy bien que era. Nervios y más nervios iban acumulándose. Creía que podría explotar en cualquier momento. De repente oí unas voces, como susurros. Así que me acerque a donde provenían. Y allí estaba, mi corazón no creía lo que mis ojos estaban mirando. Yunno estaba besando en los labios a Nanoha, y ella parecía que le correspondía. Un sudor frío comenzó a bajar por mi frente. Mi pecho quería estallar, y mi respiración se entrecortaba.

No podía respirar, no podía moverme, no podía creerme aquello. Sin que me vieran, me aparte como pude, intentando hacer creer a mi cerebro que no debía mirar más. Despacio comencé a mover mis pies, que parecían no hacerme caso. El estómago se me revolvía, y un vuelco cruzó mi pecho. Cuando note algo tibio bajar por mi cara, me toque... eran lagrimas, lagrimas que soltaba mi corazón.

Mis ojos abiertos todo lo que daba, no podían creer lo que hacia unos minutos habían visto. No podía ser... ¿Nanoha estaba enamorada de Yunno? Me parecía una mentira mal contada. Más, después de haber visto como me sonreía ella siempre, como aquella misma tarde, había entrelazado sus dedos a los míos, y me hacia parecer caminar en una nube. Ahora había caído por el precipicio más devastador. Ella simplemente me había soltado. Y ahora todo estaba perdido.

Volví a la reunión y al cabo de un rato vi entrar a Nanoha, y a lo que posiblemente seria su novio, otra punzada más a mi corazón. Yo estaba bebiendo algo que ni recuerdo, solo sé que no paraba de beber. Me fije que Nanoha se había acercado a Hayate, y estaban hablando de algo, no se que podía ser. Nanoha, aunque sonreía en sus ojos había algo raro, no era nada que tuviera que ver con felicidad, o alegría. Ahora reía, parece que Hayate la había animado contándole algo.

Me moría de dolor, yo allí sola, llena de rabia, de ira, cosas que hacia mucho tiempo no sentía. Hasta que note alguien acariciando mi cabeza.

- Testarossa...- me decía la líder los guerreros

- Signum...- conteste lo más decente que pude, mientras otra sonrisa falsa salia de mis labios.

- ¿Ocurre algo? Te encuentro algo decaída.- ¿ella lo había notado? Me quede sorprendida.

- O-oh no no... solo estoy un poco cansada- más mentiras, no sabia que decirle, podía ser una excusa barata, pero también era un poco cierto.

- Comprendo, es cierto que anoche estuviste de guardia.- me dijo mirando su vaso.

- S-sí, pero estoy contenta de estar aquí esta noche.- otra sonrisa falsa más. Que me estaba pasando, no hacia sino dar vueltas en el mismo lugar.

Por razones que desconozco aquella mujer parece que había comprendido que quería estar sola, y después de pasar de nuevo su mano por mi cabeza mientras sonreía, se alejó, dejándome de nuevo totalmente sola. Allí sentada observando como todos parecían felices. Todos menos yo claro.

Ahora con que cara iba a mirar a Nanoha, como haría para disimular lo que mis ojos por fuerza reflejarían, que era tristeza. Por desgracia Nanoha me conocía bien y para ella era un espejo, no podía ocultarle nada. Como haría para fingir felicidad ante ella y Yunno, cuando se atreviera a decirme que estaba con él. Porque es evidente que esta con él. Que curioso, me duele tanto cuando digo eso. Que los ojos me arden y necesito llorar para aliviar ese ardor. Pero no podía, estaba en medio de una fiesta.

Debia aguantar, al menos hasta que estuviera totalmente sola. Aunque lo que realmente necesitaba en ese momento era huir, lo más lejos posible. Levante la mirada y me fije que ella me miraba, extrañada se acercó a mí. Me empezó a temblar todo el cuerpo, que me diría, que le diría, no podía aguantar, no podía.

Antes de que llegara me levante nerviosamente y con la excusa de que debía ir al servicio me aleje de allí. Ya en los baños no pude evitar soltar las lagrimas que tanto había contenido, el dolor de mi pecho se hacía cada vez más y más intenso. Las lagrimas eran imparables, no podía dejar de llorar. Por si alguien entraba repentinamente me acerque al grifo de agua y me moje la cara. Asi al menos disimulaba.

Cuando salí, ya no quedaba sino mi hermano, mi madre, Amy, Arf, y Nanoha, que sin saber porque aún no se había ido. Al parecer los demas tenían trabajo, y otros debian dormir, no me preocupaba. Pero mirando bien, tampoco veía a Yunno por ningún lado. Me extraño porque creía que el se quedaría con ella.

Me acerque a mi madre, que me miro como si en una décima de segundo hubiera comprendido lo que me pasara. Rodeo mi hombro cariñosamente, y yo simplemente cerré mis ojos.

- Fate, ¿que te pasa?, pareces realmente cansada.- era la voz de mi hermano.

- Mhm.- me limite a afirmar mientras me pegaba más a mi madre, que me miraba con cariño.

- Fate-Chan trabajo muy duro anoche.- su voz llegó a mis oídos y abrí mis ojos para enfocarla. - Sonreía levemente, pero su mirada era la misma de hace un rato. Me miraba con tristeza.

- Es que Fate-san es muy trabajadora.- dijo mi madre, parecía orgullosa de mí. Y aquel olor a vainilla característico de ella, me encantaba. Sentía que ella me estaba protegiendo contra mis sentimientos.

Nos despedimos de mi hermano y de Amy, y mi madre debía quedarse para terminar no sé que de un informe. Así que me volví a quedar a solas con Nanoha. Llegamos en un portal que había creado ella. Y no sé por qué motivo aparecimos en el puente en el que una vez nos despedimos.

- ¿Por qué hemos aparecido aquí Nanoha?- le pregunte extrañada. No lo entendía, me miro a los ojos.

- Fate-Chan, yo quería hablarte de algo antes de despedirnos.- mi corazón se aceleró a mil por hora.

- Tu dirás.- me costo sacar aquellas palabras ya que mi garganta se había quedado totalmente seca.

- Veras es que... Yunno-Kun y yo hemos empezado a salir.- mis manos comenzaron a temblar ante aquellas palabras. Intentaba guardar la compostura. No pude decir palabra.- solo quería que lo supieras, porque eres mi mejor amiga.- una sonrisa amarga apareció en sus labios. No sabia porque, pero yo le conteste con una sonrisa igual a la de ella.

- Felicidades Nanoha.- me limite a decir, ya no había nada que hacer. Ella estaba con él, y yo... yo me tendría que olvidar de lo que sentía, tenia que hacerlo a como diera lugar. Total, lo nuestro nunca hubiera podido ser. Y además, aquello tarde o temprano debía pasar. Ya no teníamos 9 años. No éramos niñas pequeñas. Sino chicas de 16 años. Ella me dio las gracias y allí nos despedimos.

La vi alejarse, y era una realidad demasiado cruel, a partir de ese día ella se iría alejando de mí poco a poco, hasta desaparecer de mi vida. Ya no volvería a entrelazar sus manos con las mías, ni podría mirarla a los ojos, ni su sonrisa seria la misma de antes. Era tan extraño, sabia que no estaba perdiendo a mi amiga, pero si estaba perdiendo al amor de mi vida, esa persona que con solo mirarla, con solo sentirla, me hacia la persona más feliz de este mundo. Sin darme cuenta, otra vez la despedía en aquel puente, pero esta vez, ya no volvería.

Me quede solo un momento más mirando el cielo que cubría mi cabeza. Sola. Otra vez sola...