Prefacio.

Todos nuestros intentos de huida habían sido infructuosos.

Con el corazón en un puño, observé como se aprestaba a defenderme. Su intensa concentración no mostraba ni rastro de duda, ya que nada seria igual. Desde el momento en el que ella había llegado a robarme lo que creí más amar en mi vida, su hermano me enseñaba nuevos sentidos…

¿Será que la hermandad gobernaría nuestro amor? ¿Alguna vez, por fin sería feliz? ¿Acaso el pasado había revivido nuevas esperanzas?

Las perspectivas no eran lo que yo me esperaba. No sólo por el hecho de que querían matarme, simplemente esperaban esos pequeños detalles, en que la victima se descuida y el cazador ataca.

Lejos, muy lejos, en algún lugar del frío bosque, aulló un lobo. Mientras aquellos ojos ocres, se transformaban en un negro profundo.