Hace tiempo que llevo queriendo escribir un AU con personajes de TWD en el universo de George RR Martín, especialmente tras ver dibujos de los personajes en ese ambiente.

Obviamente ninguna de las series me pertenece, no obtengo beneficio alguno de esto excepto el entretenimiento temporal que supone el escribirlo.
Perdonad cualquier errata que pudiera haber...

Ambientado en la 1ª temporada de GOT

Espero que disfrutéis de la lectura.


Su mandíbula prieta intentaba combatir el leve temblor que acechaba al resto de su cuerpo. Únicamente su rostro era víctima del frío viento mordisqueando su piel, pero era suficiente para arrebatarlo el calor de sus extremidades.

Ya no se molestaba en parpadear cuando notaba la suave caricia de un copo de nieve posándose en sus pestañas, adhiriéndose a ellas, haciéndose uno con ellas.

Agitó sus hombros bajo el abrigo de piel negro, hundiendo la punta de su fría nariz en la tela buscando algo de tibieza en ella.

Su espalda se tensó nada más escuchar el inconfundible traqueteo de las poleas siendo usadas para elevar la plataforma hasta la cima.

Una fina corriente blanca salió de entre sus labios, perdiéndose entre la neblina de copos que se arremolinaba alrededor de su negra figura. Achicó los ojos evitando así que el flequillo se colara en ellos a cada nueva embestida del gélido viento.

El viento arreció con más fuerza por unos instantes a la par las pisadas se acercaban hacia él, la nieve crujiendo bajo ellas.

Nunca había sido un gran amante de aquel polvo blanco. No había nada en él que le evocara esa fascinación que cualquier otro ser humano en cualquiera de los Siete Reinos parecía sentir hacia él.

La nieve era fría. Húmeda. Enemiga del silencio y amante del enemigo mismo. Podía convertirse en tu mejor aliado en una batalla y a la vez provocarte la muerte de forma sigilosa. Alejaba a cualquier ser vivo de la intemperie, obligándoles a refugiarse; ocultándoles.

Alzó su mirada clara hacia el cielo plomizo. Las estrellas tampoco brillaban esa noche.

- Dixon.- La voz grave del Comandante hizo que su rostro descendiera.

- Comandante.- Contestó con un corto asentimiento de cabeza, su voz ronca por el frío y el desuso.

Ambos volvieron sus rostros hacia el frío, pálido y basto abismo de hielo y tundra que se extendía ante ellos a cientos de pies bajo ellos.

Aún hoy, meses después de que pusiera sus pies por primera vez al borde de ese muro de hielo y piedra, el aliento parecía trabarse en la mitad de su pecho ante el primer vistazo hacia el horizonte. Nunca se había sentido un gran hombre, su linaje nunca le había permitido creerse algo semejante; pero la sensación de insignificancia que le embargaba cuando estaba allí arriba… Aunque jamás como aquel primer día.

- ¿Todo tranquilo?- Daryl parpadeó de forma pausada al escuchar la voz del Comandante.

- No esperamos visitas a corto plazo, señor.- Respondió viendo por el rabillo del ojo una mueca similar a una sonrisa en la cara del hombre.

- Eso está bien.

Daryl asintió humedeciéndose los agrietados labios. Mordió el interior de su mejilla para mitigar el siseo que casi escapó de su boca.

Resguardó sus manos enguantadas en la leve tibieza de sus axilas, encogiendo y estirando sus dedos en el interior de sus botas, intentando evitar así terminar como alguno de los Hermanos.

Creí haberte visto esta tarde aquí.

Daryl se encogió de hombros, cambiando su peso de un pie a otro.

Nunca había sido fácil para él entablar conversaciones con nadie. Estaba acostumbrado a mantener la boca cerrada mientras el resto hablaba, dejándole el papel de mudo observador la mayoría de su vida. Estaba cómodo en esa posición entre las sombras, la que le correspondía por nacimiento.

Lo entiendo.- Volvió su rostro hacia el regio del Comandante, su mirada fija en la infinita clara oscuridad frente a ellos. – Hay noches que ni el más ancho muro entre el resto de Poniente y ellos, me permite conciliar el sueño.- Le miró con un amago de sonrisa afable en el rostro.- Han pasado muchos años desde que llegué aquí y, sigue ocurriendo.- Su mano enguantado aterrizó sobre su hombro.

Daryl se aferró a sus propios flancos evitando así el instinto de encogerse bajo el gesto. Clavó la punta de sus dedos en su costado ante el apretón que le dio antes de apartar su mano de él.

- Intenta descansar. Mañana tenemos un largo día por delante.

- Sí, señor.- Dijo en voz alta cruzando su mirada una última vez antes de ver su oscura figura alejarse por el pasillo hacia la plataforma.

Esperó a que la cabina desapareciera de nuevo del filo para mirar de nuevo hacia el norte, el auténtico norte.

Las palabras del Comandante Mormont se repitieron en su cabeza. "Hay noches que ni el más ancho muro entre el resto de Poniente y ellos, me permite conciliar el sueño."

Ellos. Los Otros.

Siendo un crío había escuchado hablar de ellos. Viejas historias contadas por ancianos o mujeres con demasiados inviernos a sus espaldas. Cuentos oscuros, creados para atemorizar a los más pequeños. Varias noches le habían mantenido con los ojos abiertos cual lechuza mientras su hermano mayor dormía sin pudor a su lado. A la mañana siguiente, viendo sus ojos enrojecidos y sus cabezas disimuladas durante el parco desayuno, la risa de Merle nunca fallaba.

Con el tiempo les fue perdiendo miedo, dejando esa labor para su progenitor. ¿Por qué molestarse en atemorizarse ante la idea de unos seres de los que todos parecían hablar pero nadie tenía pruebas de haberlos visto? De ser reales, y haber acabado con todo hombre, mujer y niño con el que se habían cruzado, ¿de dónde salían esas historias?

Patrañas. Cuentos de cuna. Mentiras hechas verdad.

Pero con sus pies allí arriba, con el gran Muro de las historias bajo sus pies, con el viento helado mordiendo su piel adentrándose en sus huesos; no podía evitar dejarse llevar por esos miedos de niño tantos veranos después.

Podía escuchar la risa de su hermano en su cabeza, llamándole nenaza, niño de verano y tantas otras lindezas que había adoptado casi como nombre propio a expensas del real antes de la adolescencia. Podía imaginar su mirada socarrona, su gran sonrisa, todos sus dientes a la vista. Su voz llena de sarcasmo diciendo, "¿Vas a dejar que un cuento te quite el sueño, Darylina? Los Dixon no le tienen miedo a nada."

Sí. Merle habría salido en mitad de la noche bajo esa ventisca con su espada a la cintura y su pecho hinchado bajo la capa negra. Habría salido él solo de haberlo querido, no por orden del Comandante. No. Los Dixon no acatan órdenes de nadie.

Daryl soltó una risotada en la oscuridad.

Había aprendido que aquella afirmación no se cumplía con él.

Tal vez su padre tenía razón y era realmente un bastardo a pesar de no llevar Nieve tras su nombre. Quizá por sus venas no corría la misma sangre que por las de su hermano Merle y por eso, llamaba señor al Comandante, sentía un nudo en el estómago imaginando lo que el alba les depararía a todos ellos al cruzar el Muro, y llamaba Hermanos a aquellos hombres con quienes compartía destino.

Daryl echó un último vistazo de este a oeste. Nada se movía. Nada que él pudiera ver desde allí arriba. Nada que quisiera ser visto.

Apretó la mandíbula tragando grueso, un asentimiento suave e inconsciente provocó la caída de varios copos desde su flequillo. Sintió la invisible caricia de uno de ellos sobre sus fríos labios antes de desaparecer bajo su lengua, diluyéndose en su boca.

Su aliento se mezcló con la ventisca una vez más.

Con su espalda vuelta hacia lo desconocido y la antorcha en la mano alejando la frialdad enclaustrada en lo más profundo de sus huesos; se alejó rumbo hacia la plataforma y las que esperaba serían varias horas de sueño antes de partir en la próxima expedición.

Tal vez los Dixon no le tuvieran miedo a nada. Tal vez él se convirtiera en la deshonra familiar que el resto vaticinaba cuando pensaban en su futuro. Tal vez ser uno más entre tantos era su destino desde el principio. Tal vez allí, entre sus nuevos Hermanos, podía ser finalmente alguien. Tal vez no había nada malo en ser un cuervo


Si habéis llegado hasta aquí, gracias por leer. Si os veis con ganas y ánimo de comentar, adelante, sin miedo.
Aún estoy intentando procesar el haber logrado escribir esto, llevo semanas sin escribir una coma; así que en principio esto se va a quedar como un One-Shot. Pero, ¿quizá cambie la cosa?
Quería aprovechar para dar las gracias a quienes en estos tiempos de sequía creativa me han estado animando para no lanzar la toalla. Ya sabéis quienes sois ;)