Harry Potter no me pertenece. Espero que os guste.
Estimado lector:
En primer lugar quiero dejar muy claro que yo no soy escritora, ni pretendo hacerme pasar por una. Podría decir que soy periodista, porque llevo trabajando para El Profeta desde que acabé el colegio, hace ya tres años, pero eso sería una palabra demasiado grande para describir el papeleo de oficina y las tres pequeñas columnas que he conseguido archivar en mis logros. Para ser completamente sincera, me dieron el trabajo por mi nombre. O más bien por mi apellido, y porque con sólo dieciocho años y después de pasar los últimos siete en la segura burbuja que es Hogwarts no sabía nada de mí misma, ni de lo que quería hacer con mi vida y mamá consiguió convencerme fácilmente de que hacer reportajes era algo maravilloso.
Así que aquí estoy, escribiendo una introducción para lo que posiblemente sea el artículo peor escrito de la historia de La Revista del Profeta. Llevaban intentando publicarlo durante años, mientras todos nosotros estábamos aún en Hogwarts, pero mamá - la única Weasley a la que los periodistas tenían acceso por compartir profesión con ella – se negó durante años a escribirlo alegando que ella sólo cubría los deportes, aunque todos sabemos que puede escribir sobre cualquier cosa.
Fue Padma Patil-Finnigan (piel tostada, melena negra y ojos almendrados, seguro que la has visto en fotos) , una vieja amiga de la familia y la actual directora de La Revista, la que se dio cuenta hace unos meses de que yo estaba también aquí. Y era una Weasley (técnicamente una Potter, pero para el caso era exactamente lo mismo). Así que habló conmigo toda una tarde, y tal vez fue la forma en la que expuso el artículo, o el hecho de que me moría por escribir algo en lugar de releer noticias viejas mientras archivaba papeles, pero el caso es que acepté escribir "La Segunda Generación Weasley en Hogwarts", para contar nuestra adolescencia.
Volviendo la vista atrás, sin embargo, creo que acepté por Vic y la pequeña Charlotte, y por Molly y James y Fred y Ro y Al y Rosie y Dom y Lucy y Louis y Hugo. Y por mi misma y todos aquellos que de alguna manera forman parte de nuestra enorme familia a través de todos ellos. Porque todos hemos sido objeto de atención desde que estábamos en el vientre materno y nunca estamos de todo en paz. Conoces los titulares. "La priemra de las Weasley llega a Hogwarts" "El hijo mayor de Harry Potter despidiéndose por primera vez de sus padres" "Los hijos de Hermione y Ronald Weasley, disfrutando del Londres Muggle" "Los gemelos de Fred Weasley en la graduación" "La última de los Potter empieza su último curso" etc, etc, etc. Nunca somos Vic o James o Dom o Ro. Nunca soy Lily. Y sé que escribir esto no va a cambiar que para todos vosotros ahí fuera sea sólo "la hija de Harry Potter", pero les debo intentarlo a todos ellos. Esa es la intención de este artículo, demostraros a todos que en realidad fuimos adolescentes comunes y corrientes, que acabamos demasiadas veces en el despacho del profesor Longbotton e hicimos daño a personas que queríamos, y salimos heridos. Y que ahora somos adultos, o lo estamos intentando, que se siguen equivocando y fallando exactamente igual que lo haces tú.
Cuando finalmente acabé de escribir, me di cuenta de que sólo había hecho un desastre lleno de nombres e historias de amor. Pero Padma lo leyó de arriba abajo y me sonrió cuando me lo devolvió diez días después "No te preocupes Lily" me dijo alegremente cuando le comenté mis dudas "Todas las buenas historias de adolescentes deberían tener amor". Lo que sí notamos fue que era demasiado largo, había escrito sin descanso durante meses, temiendo que se me escaparan los recuerdos y tenía tantas páginas que no cabían en un solo archivador.
"¿Qué te parecería publicarlo como un libro?" me preguntó.
"Yo no puedo escribir un libro" respondí inmediatamente. Padma patil-Finnigan se echó a reír.
"Ya lo has hecho, cariño. ¿Por qué no publicarlo?"
Y no se me ocurrió ninguna buena razón. Por eso tengo que escribir este desastre de introducción. Por eso tienes ahora una novela entre las manos.
De hecho, solo tienes parte de la historia, porque a los editores les pareció una buena idea para ganar dinero separarlo en forma de trilogía y Padma estuvo de acuerdo. Lo cierto es que siempre hemos estado divididos en tres en cierto modo, los otros chicos y yo. Victoire y Molly siempre han estado más unidas, de la misma manera que James y Fred y Roxanne y Al y Rose. Por eso el primer libro cuenta mi historia, y la de Hugo, Louis, Dominique, Lucy y todos aquellos que influyeron en nosotros, los pequeños Weasley.
O al menos la parte de la historia que vale la pena contar.
Con cariño,
Lily L. Potter
