Post-Ep Always y es que nunca he escrito algo así de Always, ¿no? Y menos rating M… Con suerte tendré inspiración para hacer esos 3 rounds que tuvieron lugar esa noche. De momento les traigo el primero.

ADVERTENCIA PARA KEREN: este es un poco menos crudo que el otro que tiene advertencia para ti pero sigue siendo M (mature) lo que significa que es algo explícito. Este se lee bajo responsabilidad tuya.

Disfruten!


Round # 1: Descrubriéndose.

La habitación estaba en completa oscuridad; la tormenta impedía que la luz de la luna se colara entre las cortinas que cubrían la ventana que adornaba la pared. El silencio reinaba el lugar, pues hasta el mismo sonido de sus corazones acelerados se ahogaba en el fenómeno de la anticipación ante lo que estaba a punto de pasar. Aquello por lo que llevaban esperando cuatro largos años.

Cada provocación, cada roce, cada burla con doble sentido, cada mirada sostenida, todo se resumía a ese momento. Sus respiraciones agitadas se mezclaban ante la proximidad; jamás habían estado tan cerca uno del otro hasta el punto de que sus pechos coincidían con cada inhalada.

Kate llevó su mano al borde superior de su blusa y despacio dejó su hombro desnudo, haciendo la cabeza a un lado para dejar al descubierto su expectante cuello. Oh, su cuerpo ansiaba que él dejara de observarla e hiciera algo –lo que sea–, aunque por otro lado su mente quería que todo llevara un ritmo lento, que siguieran bailando esa danza hasta llegar a los límites de éxtasis.

Castle pareció entender el subliminal mensaje, llevando ambas manos hasta la delgada cintura de Kate para atraerla hacia sí con un suave pero firme movimiento que hizo sus caderas colapsar deliciosamente. Beckett ahogó un gemido cuando la nariz de él se posó en la curva de su cuello dibujó pequeños círculos mientras trataba de impregnarse del adictivo aroma de su musa. Pudo distinguir bajo la capa de agua de lluvia, el particular olor a cerezas que tanto la caracterizaba.

Después, la lengua juguetona de Rick delineó el cuello desde la base hasta su oreja, en donde pronto sintió la humedad en su lóbulo. Un nuevo gemido escapó de sus labios. Castle siguió su camino por el mentón de ella hasta llegar a aquellos labios que le robaban el sueño desde su primer beso en el callejón. En ese momento los besó de una manera completamente diferente a esa vez, y a la anterior hace unos momentos.

Sus labios acariciaron los de ella suavemente, lentamente, saboreando las sensaciones mientras sus cuerpos parecían unirse aún más por pura inercia. Una de las manos de Rick viajó por la espalda de Kate, trazando una línea por toda su columna vertebral –haciéndola estremecer– hasta llegar a la nuca, enredando sus dedos en el húmedo cabello de ella antes de atraerla hacia sí.

El beso se alargó por un tiempo más, hasta que se separaron tomando una gran bocanada de aire y esbozando una sonrisa de complicidad; una sonrisa dedicada exclusivamente para el otro.

Beckett bajó la mirada hacia el torso de él e inmediatamente llevó ambas manos hasta primer botón de la camisa guinda que Castle llevaba puesta, y lentamente lo soltó, repitiendo el proceso con los siguientes. Una vez que la camisa estuvo abierta, no perdió tiempo al acariciar su torso desnudo, pasando las yemas de los dedos sobre la suave piel. No pudo evitar tampoco rodear con el índice los ligeramente más marrones pezones que adornaban su pecho, Castle soltó un gemido ahogado, y ella siguió su camino hasta los hombros para terminar de deshacerse de la camisa.

No tardó en llevar sus brazos para rodear el cuello de Castle y hacer el intento de acercarse para besarlo. Oh, deseaba sus labios. Pero él comenzó a empujarla hacia atrás hasta que sus rodillas tocaron el borde de la cama y, sin más, se dejó caer atrayéndolo con ella sin perder tiempo para, esta vez, unir sus labios con los de él en un apasionado y húmedo pero tierno beso que los dejó una vez más, sin aliento.

Las manos de Rick fueron hasta los bordes de la blusa empapada que llevaba puesta y las introdujo por debajo para comenzar a subirla lentamente por su torso, sin dejar de mirarla intensamente a los ojos, acariciando sus costados en el proceso. Kate ayudó incorporándose solo un poco para que la blusa saliera por sus brazos y cabeza y pronto sintió los labios de Rick en su cuello de nuevo, haciendo presión suficiente para dejar una ligera marca rojiza que la hizo gemir.

Beckett se arqueó en busca de mayor contacto contra el pecho desnudo de Castle. Quería sentir su piel contra la suya, sus cuerpos unidos, sus corazones latiendo juntos. En verdad lo deseaba y su cuerpo vibraba por ello.

—Te necesito —pidió Kate con la voz ronca sosteniéndose de la amplia espalda de Castle con ambas manos. Sus palabras resonaron en la habitación como una súplica desesperada que la hizo ruborizarse. No esperaba decir esas palabras pero estaba claro que su voz la había traicionado. Él se separó de ella, mirándola con intensidad y la besó fugazmente antes de decir:

—Quiero conocerte —Beckett asintió con una sonrisa cómplice incorporándose para llegar al centro de la cama en donde se sentó con las piernas entreabiertas y la mirada intensa, tan sexy aunque a la vez se sentía nerviosa. El rubor seguía cubriendo sus mejillas y no era porque que él no la hacía sentir segura, sino todo lo contrario. Había soñado tanto ese momento que esperaba cumplir sus expectativas y, claro, también las de Castle. Se sentía vulnerable al estar semidesnuda en la cama del hombre que amaba pero tomó fuerzas para levantar su mano y extenderla para él.

Castle entendió el directo mensaje y era que Kate quería eso, lo quería a él y no dudó en seguirla ahí e hincarse frente a ella con una rodilla muy cerca de su entrepierna. Una de sus manos se posó en el muslo de Kate acariciando la húmeda tela de los jeans que ella llevaba puestos y viajó hacia arriba camino hasta el botón que de un solo movimiento soltó.

Kate aspiró con fuerza, cerrando los ojos extasiada cuando su zipper estuvo abierto y pronto la mano de Castle se introdujo dentro, por debajo de la banda de sus bragas negras. Pensó que había atinado al usar el fino encaje ese día. No pudo evitar un gutural gemido cuando los grandes dedos de él acariciaron su húmedo sexo con experiencia. Él parecía conocerla a ese grado ya, porque en cuestión de segundos se sintió al borde del orgasmo. Rick había introducido dos dedos dentro de ella con ayuda de su humedad y el resto de su palma acariciaba en delicados círculos la parte más sensible de su cuerpo.

Ella se vio ondeando las caderas al mismo ritmo en busca de mayor fricción, aferrada con una mano a los brazos de él y con la otra sosteniéndose en la cama. Su respiración se había vuelto agitada; sus ojos permanecían cerrados.

—Mírame, Kate —pidió él haciendo que ella abriera los ojos para mirar la oscuridad en los de él. El azul había sido consumido por la enorme pupila llena de deseo y Beckett se sintió aún más cerca de la liberación. Era la primera vez que compartían tanta intimidad, tanta intensidad y ella estaba superada por la sensación. Gimió el nombre de él antes de correrse con fuerza, aferrándose aún más a él, hundiendo su cabeza en su cuello. Dios, pensó.

Tardó un momento en recuperar el aliento, aún abrazada al cuerpo de Castle, con los ojos ya cerrados. Él la sostuvo contra sí, retirando despacio su mano de entre sus húmedos pantalones para llevarla a su cintura. Kate se separó minutos después con una sonrisa en el rostro y ganas para continuar. Sabía que eso solo era el inicio de una larga noche llena de pasión para recuperar el tiempo perdido.

Y estaba más que dispuesta a seguir.

Rick la hizo recostar en la cama para ayudar a deshacerse del pantalón, bajándolo despacio por sus largas piernas, retirando también los zapatos y calcetines tanto de ella como de él mismo. No pudo hacer otra cosa más que observarla desde su posición, paseando la mirada desde sus pies hasta su rostro expectante, con los labios entreabiertos y las pupilas dilatas; aún ruborizada por el anterior orgasmo.

Pero Kate no quería ser espectadora en ese juego. No, ella quería participar. Se incorporó de nuevo y volvió a tocar el torso de él, besándolo con frenesí mientras sus manos bajaban hasta su pantalón. Rick gruñó ante el sonido del zipper, siendo consciente de lo que estaba a punto de pasar. No iba a mentir que había soñado muchas veces con algo similar, siendo despertado por la intensidad de los sucesos y esperaba que ese no fuese un sueño. Esperaba que todo eso fuese real.

Kate ayudó a bajar los jeans, volviendo a centrar su atención en el bulto que se marcaba por sobre los bóxers que él llevaba puestos. Se relamió los labios disfrutando de la anticipación, sintiendo su propio cuerpo vibrar cuando llevó ambas manos hasta la entrepierna de él, apretando su miembro y después acariciándolo de arriba abajo. Castle cerró los ojos gimiendo, disfrutando de las caricias de ella, aunque sabiendo que si no paraba todo terminaría antes de comenzar.

Apartó las manos de Kate y la besó para robarle el aliento, tan pasionalmente que casi se olvidan de donde se encontraban. La tomó de la nuca para profundizar el beso, comenzando una batalla de lenguas que pronto los dejó sin aire. Dejó otro fugaz beso en sus labios y la dejó retirar la última prenda que él vestía, quedando completamente desnudo frente a ella.

Kate se mordió el labio, observándolo, sintiendo el calor subir a sus mejillas cuando él la miró con la misma energía. En alguna otra ocasión se hubiese sentido pillada, pero ahí, justo en ese momento, se sentía poderosa. Volvió a llevar una mano hasta la entrepierna de él, acariciándolo de nuevo mientras la otra apretaba su redondo trasero. Rick gruñó recostándola en la cama y poniéndose sobre ella entre sus piernas mientras sus labios acariciaban la marca rojiza que adornaba su cuello. Kate cerró los ojos extasiada.

Lo necesitaba. Su cuerpo ansiaba por eso. Su sangre corría por sus venas con deseo. Oh dios, sus caderas siseaban en busca de mayor contacto.

Castle se deshizo pronto del molesto sujetador que ella vestía y sus labios recorrieron la suave piel de su cuello hasta su pecho, dejando un camino húmedo que terminó justo en la cicatriz de ella. Kate se arqueó mientras sus manos lo tomaban por la nuca, enredando sus dedos en los cortos mechones de él.

—Rick, por favor —pidió con un hilo de voz, sintiendo inmediatamente la lengua de él juguetear alrededor de su aureola para después tomar entre sus labios su pezón y succionar. Quiso volver a suplicar, pero ninguna palabra fue emitida de sus labios; tan solo salió un sonoro gemido que resonó en toda la habitación causando eco. Sus uñas seguían aruñando al cuero cabelludo de él, buscando algún lugar al cual aferrarse para no dejarse ir. Si eso hacían sus labios en su pecho, ¿qué harían en…? ¡Ooohh! Y sin más, su cuerpo volvió a estallar en una vorágine de placer, arqueándose, gritando, su vista nublada, su piel bañada en una fina capa de sudor.

—Oh, ¿acaso acabas de…? —preguntó Castle una vez que la vio abrir los ojos y recuperar el aliento. Decir que su ego había aumentado era poco. No pudo evitar sentirse bastante satisfecho con lo que le había hecho sentir. Verla vaciar su mente para centrarse en el placer; dejar de ser Beckett para convertirse en Kate; y sobre todo, darle a él la confianza para dejarse ir.

Kate solo asintió, sus mejillas rojas, y esta vez no sintió pudor. Sentía que podía acostumbrarse a esos momentos demasiado rápido de lo que quizá era necesario. Castle le inspiraba confianza y seguridad. No podía ser de otra manera.

—Así es —dijo llevando sus manos a los hombros de él para pegarlo más hacia sí y enredando las piernas alrededor de su cadera, gimiendo ante el contacto privado por la tela de sus bragas—. Y estoy lista para hacerlo otra vez —acercó peligrosamente su boca al oído de él para susurrar la última frase con la voz más sexy que pudo encontrar—, contigo dentro.

Rick sintió como su amiguito saltaba en su entrepierna al escuchar las provocadoras palabras de su musa. Si ella supiera lo que le hacía… o quizá lo sabía y hacía alarde de ello. Oh, su conexión era tremendamente fuerte y lo comprobó una vez más cuando ambos se acercaron al mismo tiempo a besarse; fundir sus bocas en aquella deliciosa danza de lenguas que pronto terminó con ambos jadeando.

—Creo que es un poco tarde para preguntas si estás segura, ¿no? —preguntó Castle mirándola con una sonrisa dibujada en los labios. Ella asintió apretando un poco más sus piernas alrededor de él, tan solo para hacerle saber que lo necesitaba. Rick gruñó.

—Un poco —señaló—. Pero solo para que conste… estoy más que lista —añadió besándolo de nuevo, disfrutando del roce provocado por el movimiento de sus ondulantes caderas.

La mano de Rick recorrió desde los pechos de Kate por todo el torso hasta la unión de sus sexos y testeó sin necesitad la entrepierna de ella, notando la humedad llenar sus dedos casi al instante. Oh, ella estaba más que lista y él lo sabía. Lo sabía porque él la había provocado con sus caricias hasta hacerla llegar al clímax. Dos veces.

Retiró los dedos húmedos y, sin dudar, los llevó hasta la boca expectante de ella, dándole a probar de sí. Kate gimió ante el sabor y se acercó a besarlo con pasión. Quería hacerle entender que lo quería. Que lo quería a él… y en ese momento. Toda su piel ardía con deseo. ¿Acaso tenía que expresarlo verbalmente para que él entendiera? No lo creía necesario, pues él había sabido leerla por casi 4 años. Y lo que se leía en sus ojos, su piel, su voz ronca, era hazlo ya.

Castle se enderezó en la cama y tomó con los dedos las orillas de las pequeñas bragas que habían quedado completamente arruinadas y comenzó a bajarlas por las piernas de ella sin perder detalle de cada gesto que Kate hacía. Cada sonido que salía de su boca. No pudo evitar acariciar sus muslos cuando la contempló completamente desnuda frente a él; necesitada, absorta, sexy… perfecta.

Separó sus muslos con cuidado de no lastimarla y se posó en medio para, de a poco, irla llenando de sí con ayuda de la humedad. Gimió al sentir la estrechez de sus paredes apretándolo, dándose cuenta de que, quizá, ella llevaba tanto tiempo como él sin ningún contacto de ese tipo. Oh joder, gruñó posándose casi por completo sobre ella mientras su caderas seguían empujando hacia adelante.

Kate cerró los ojos con fuerza, intentando adaptarse al tamaño de él que entraba a un ritmo lento, tortuoso. Pudo sentir la voz salir por su garganta en un grito de placer cuando él la llenó por completo, complementándola. Los gemidos unísonos resonaron en las paredes del cuarto y Kate se vio a sí misma arqueándose para obligarlo a moverse. Necesitaba que él se moviera.

La primera embestida les quitó el aliento. Y no porque fuera rápida o fuerte, sino porque, al contrario, fue lenta y sinuosa. Porque era un terrero desconocido que pronto se les hizo familiar.

Pronto las embestidas aceleraron. Ambos se olvidaron de los problemas, de los malos entendidos, del resto del mundo. Solo eran ellos dos, amándose de una manera tanto física como espiritual, compartiendo el remolino de sensaciones al unirse su piel y alma. Eran uno solo en ese momento, bailando al mismo ritmo, la misma canción creada por ellos, dejándose ir juntos hasta el paraíso. Sus labios besaban y succionaban toda piel disponible; cara, cuello, hombros, otros labios. Sus manos tocaban el cuerpo del otro con impaciencia; intentando crear esa imagen con la yema de los dedos y grabarla para siempre en la memoria.

Sus mentes se nublaron al estallar de placer, cada uno de sus músculos vibraron con el intenso clímax compartido y los sonidos de éxtasis se ahogaron en la densidad del aire. Terminaron jadeantes, sudorosos y temporalmente satisfechos. Felices. Las sonrisas adornaban sus rostros mientras permanecían en la misma posición esperando recuperar el movimiento de sus cuerpos. Rick dejó caer la cabeza entre los pechos de ella y Kate acarició su nuca con ambas manos, jugando con el corto cabello que yacía ahí.

—Rick —llamó ella cuando por fin pudo rescatar su voz. Él contestó con un plácido ¿mm-hm? abrazándola por la cintura con fuerza. Kate se mordió el labio tratando de ocultar la sonrisa de nerviosismo. Tomó aire y cerró los ojos pare decir—: Te amo.

Las dos palabras llevaban tanto significado que hicieron a Rick levantar la cabeza de su cómoda posición lo suficiente para mirarla directamente a los ojos. Ellos solo le reflejaron una inmensa sinceridad y una prueba de que había escuchado bien. Pudo ver el significado proyectado en ese par de ojos avellana y no dudó en acercarse a besarla. La besó como si no hubiese un mañana, robándole el aire de los pulmones y devolviéndoselo con su propio aliento.

—Oh, yo también te amo, Kate —la calidez se abrió paso en el pecho de ella como una flama, el mismo fuego que quema un bosque. Tranquilidad, paz, alivio. Él seguía amándola a pesar de todo lo que ella dijo e hizo, a pesar del dolor que le había causado. No pudo hacer otra cosa más que aferrarse a su cuello y abalanzarse de nuevo sobre sus labios en busca de esa sensación que éstos le brindaban. ¿Cuántas veces se había quedado sin aire esa noche? No estaba segura, pero sabía que vendrían muchas más.

Se separaron uniendo sus frentes tratando de recuperar el aliento, sonriendo, jugando con sus narices en un delicado beso eskimal. Otro te amo fue proyectado al mismo tiempo de ambas partes y pronto, en los brazos del otro, se quedaron dormidos.


Espero les haya gustado (creo que estuvo algo largo) y por favor déjenme sus opiniones sobre mi manera de escribir smut… se aceptan críticas, correcciones, halagos, lo que sea, pero por favor comenten!

Y con respecto a "Finding my royal self" Bueno, he tenido problemillas uniendo escenas y llevo como 1/4 partes del capítulo (lento pero seguro) pero no lo he olvidado, se los aseguro.

¿Reviews?

*Grace*