Disclaimer: los personajes de Harry Potter, así como el ambiente en el que se desenvolupa la historia, no son fruto de mi imaginación, sinó que surgieron de la prodigiosa imaginación de J.K.Rowling.
Holaaaa!! Bueno, después de mucho tiempo, me he decidido a escribir esta historia, que a decir verdad, ya hacía mucho tiempo que me rondaba por la cabeza.
Es mi primer fic, así que espero que seáis benevolentes conmigo.
En fin, no os entretengo más.
PASAD Y LEED
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Capítulo I
La transformación
Hermione bajó atropelladamente las escaleras que llevaban al dormitorio de las chicas Gryffindor. En sus 17 años de vida, era la primera vez que se quedaba dormida. Y sentir como el tiempo se le echaba encima, era algo que Hermione Granger no soportaba. El retrato de la Señora Gorda se abrió a unos centímetros de ella y la observó alejarse con una ceja levantada.
La castaña consultó su reloj de muñeca por enésima vez aquella mañana. Llegaba 7 minutos y 32 segundos tarde, exactamente. Bufó exasperada, mientras sus piernas se movían lo más rápidamente que podían. A primera hora tenía un examen de pociones con Snape, y ya había perdido casi 8 minutos de su valioso tiempo. No, definitivamente no había empezado el día con buen pie. Paró unos segundos para tomar aire y acto seguido, continuó corriendo.
Ya casi se encontraba en la puerta de las mazmorras. Sólo tenía que doblar la esquina y...
¡PLAF!
Hermione cayó al suelo de espaldas, llevándose una mano a la frente. Tardó unos segundos en darse cuenta de que había chocado con alguien. Y a juzgar por la sensación de aturdimiento que se había apoderado de ella, el encontronazo no había sido leve precisamente. Aún con la mano ejerciendo presión sobre su cabeza, se incorporó lentamente, intentando localizar la otra víctima del golpe.
La figura no tardó en aparecer ante sus ojos. Draco Malfoy, con su habitual deje de superioridad, se encontraba justo a unos centímetros de la muchacha. A diferencia de ella, no parecía haber sufrido el menor daño. Solamente se frotaba energéticamente el brazo derecho, mientras sus ojos grises azulados la fulminaban desde arriba.
- ¡Joder Granger! –le espetó con rabia –Si no te pasaras la vida con un libro en las narices, no tendrías la vista tan mal. Mira por donde andas.
Y dicho esto, giró sobre sus talones y entró en las mazmorras, sin ni siquiera mirar a la castaña, que aún se encontraba en el suelo.
Una ola de rabia se extendió por el cuerpo de Hermione. Si en aquel preciso instante, un genio le hubiese concedido un deseo, ése hubiera sido que Malfoy desapareciese. Lo odiaba. Odiaba su cinismo, odiaba sus aires de superioridad, odiaba su egocentrismo, odiaba las ironías que usaba con ella, sus sarcasmos, odiaba como la insultaba, odiaba... odiaba... ¡¡LO odiaba!!
Aún con un dolor punzante en la cabeza, logró levantarse y, tras sacudirse el polvo de la túnica, entró por la puerta que Malfoy había cruzado unos instantes atrás.
Snape, con los brazos cruzados, la observaba fríamente. Malfoy se encontraba justo al lado del maestro, con la vista fija en la pared, como si las grises piedras de la mazmorra fueran de lo más interesantes.
- Por lo que veo, señorita Granger, usted y el señor Malfoy no tienen claro el concepto de puntualidad –le dijo el profesor arrastrando las palabras
Hermione le sostuvo la mirada sin pestañear. Abrió la boca para replicar, pero Snape la cortó antes de que pudiera decir nada
- No le voy a preguntar los motivos del retraso porque su vida no me interesa en absoluto –le susurró mordazmente-, pero usted y el señor Malfoy tienen un punto menos en el examen.
Hermione apretó las mandíbulas con fuerza y Malfoy, que hasta entonces había lucido una cínica sonrisa en el rostro, ahora fulminaba al profesor con la mirada. A pesar de la tensa situación, la castaña no pudo evitar sonreír para sus adentros. Ver como Snape lograba hacer enfurecer a "su alumno favorito" era algo que no tenía precio.
Snape prosiguió como si las miradas que sus dos alumnos le echaban no fueran para él.
- Y ahora pónganse en el caldero número 7 –señaló un caldero de color verde oscuro que había al fondo de la estancia- y elaboren la poción que tienen en la pizarra.
Hermione y Malfoy intercambiaron una mirada nerviosa.
- Perdón, profesor... –dijo el rubio con un hilo de voz – ha dicho "pónganse"? Quizás haya escuchado mal, pero...
No señor Malfoy, ha escuchado perfectamente. Es un examen por parejas –a las dos últimas palabras les dio un énfasis especial.
Una jarra de agua fría no le hubiese causado mayor impresión a Hermione. Tenía los ojos abiertos como platos y empezaba a notar sudores fríos. ¿Hacer un examen con Malfoy? No, aquello tenía que ser una pesadilla. Primero ese rubio oxigenado casi le causaba una contusión cerebral (vale, había exagerado un poquito) y ahora tenía que compartir SU nota de pociones con ÉL. Eso sí que no. Recorrió la mazmorra con la mirada, buscando con desesperación a alguien que hubiese quedado sin pareja. Pero lamentablemente, todos sus compañeros contaban ya con un compañero. Harry se había puesto de pareja con Ron, Lavander con Parvati, Neville con un chico de Slytherin llamado Michael. Sus peores temores se confirmaban. No quedaba nadie libre.
Respiró hondo un par de veces y echó una furtiva mirada a Malfoy. Éste también parecía haber quedado en estado de shock y miraba desesperadamente a Pansy, que se había colocado con Blaise. El rubio no tardó en llegar a la misma conclusión que su compañera: no quedaba nadie libre.
Al ver que ninguno de los dos muchachos se movía, Snape comenzó a impacientarse.
- Ejem, ejem –carraspeó- ¿piensan llevar a cabo el examen, o les pongo un cero directamente?
Hermione miró suplicante al profesor, que no pareció inmutarse en lo más mínimo. Por un lado, no quería tener que pasarse una hora y cuarenta y ocho minutos elaborando una poción con Malfoy. Pero por otro lado, si no lo hacía...
Las palabras "cero", "suspenso", "expediente académico" surcaron la mente de la joven. En contra de su voluntad, y apretando fuertemente sus puños, se dirigió hacia el caldero que Snape les había asignado sin decir palabra alguna.
Malfoy la miró como si se hubiese vuelto loca, pero ella ni se volteó. Simplemente, comenzó a separar los ingredientes que había al lado del caldero. Malfoy no podía creer lo que le estaba pasando. ¿Él con esa... sangresucia? Entornó los ojos cansinamente hacia Snape, que le sostuvo la mirada con aires de suficiencia.
- ¿Y bien, señor Malfoy? Por lo que veo, prefiere usted el suspenso –le sugirió arqueando una ceja.
Malfoy permaneció inmóvil, con la mandíbula tensa, manteniendo una dura lucha interior. Finalmente, le dio la espalda al profesor y se dirigió hacia el caldero 7, maldiciendo por lo bajo a Snape y a Granger.
Cuando llegó junto a Hermione, ella ya había dividido y clasificado todos y cada uno de los ingredientes que iban a utilizar. No pudo evitar asombrarse de la velocidad con la que había llevado a cabo ella sola la primera fase del examen. Evidentemente, él, un Malfoy, nunca admitiría que una sangresucia como Granger había logrado sorprenderle.
Viendo que su compañera se apañaba perfectamente sola con los ingredientes, echó un rápido vistazo a la pizarra para ver qué poción debían preparar.
"Poción échange"
Malfoy puso cara de asco. La poción échange era un brebaje muy parecido a la poción multijugos. A decir verdad, tan sólo cambiaban un poco las raíces que se le añadían como toque final. La única particularidad que tenía la poción échange era que no se tomaba.
Si se elaboraba correctamente, al añadir el último ingrediente (polvos de bezoar) a la poción, esta se evaporaría al instante, siendo aspirada por las fosas nasales de las personas que se encontrasen cerca de ella. En este caso, por él mismo y por la sangresucia. La durada de la transformación dependía del número de crines de unicornio se le añadiesen. Draco calculó que añadiendo cinco crines, la transformación no duraría más de diez minutos. El tiempo suficiente para que Snape les evaluara.
Malfoy recordaba perfectamente cómo se elaboraba dicho brebaje, por lo que respiró con cierto alivio. Aunque una cosa era recordar cómo se preparaba, y otra muy distinta era elaborarlo correctamente. El muchacho rubio volvió a suspirar con resignación.
A su derecha, Hermione ya había comenzado a hervir los ingredientes ella sola, dejando a Malfoy completamente de lado. Éste reparó en que ni siquiera se había molestado en consultarle ninguna de las acciones que estaba llevando a cabo. El hecho de sentirse ignorado por alguien como ella, que debería sentirse agradecida por poder respirar el mismo aire que él, le hizo enfurecer. Esa sangresucia no era quién para atreverse a ignorar a un Malfoy. Y menos, cuando la nota de prácticamente todo el curso de pociones estaba en juego.
- Las raíces las cortaré yo –le dijo con un tono que no admitía réplica. A decir verdad, era lo único que se le ocurrió decir para llamar su atención.
La castaña, que hasta entonces no parecía haber reparado en la presencia del Slytherin se encogió de hombros y continuó su labor de cocción, volviendo a ignorar al rubio. Éste agarró el cuchillo y comenzó a cortar las raíces sin volver a abrir la boca, pero aún con la amarga sensación de sentir que estorbaba.
ooooooooooooooo
- Ya casi está –comentó Hermione, pasándose el brazo por la sudada frente
Malfoy asintió, y observó como la poción, de un tono carmín, comenzaba a evaporarse muy lentamente.
- Vas a experimentar la maravillosa sensación de ser un Malfoy. Aprovéchalo Granger, porque no creo alguien como tú vuelva a experimentar nunca nada parecido –le dijo el muchacho rubio a su compañera, curvando los labios en una media sonrisa cargada de arrogancia.
- Tienes razón –asintió Hermione, cosa que sorprendió a Draco- La sensación de ser una basura tan grande como tú no la volveré a experimentar jamás –anadió, sonriendo de manera que sus dos filas de dientes quedaban al descubierto.
Draco iba a replicar, pero un olor extraño comenzó a introducirse por sus orificios nasales, así que le giró la cara a la castaña y se concentró en los efectos de la poción.
Hermione, por su parte, también ladeó la cabeza, cerrando los ojos ante aquel olor tan..."peculiar". Inmediatamente, comenzó a notar un extraño calor por sus piernas. Continuó respirando el vapor que irradiaba la poción, manteniendo los párpados completamente cerrados. El calor que sentía en sus extremidades inferiores comenzó a ascender lentamente hasta que una sensación muy cálida se apoderó de todo su ser. Aquella sensación duró varios segundos, que a Hermione le parecieron horas. Per finalmente, ese calor comenzó a disiparse y notó como la temperatura de "su" cuerpo volvía a la normalidad. Lentamente, abrió los ojos y parpadeó un par de veces. Lo primero que sus ojos vieron fue... ¿a ella?
Volvió a pestañear y comprobó que realmente era ella. La poción había surtido efecto. Una muchacha de ojos avellana y pelo castaño oscuro le devolvió la mirada, no con poco asombro. Realmente la transformación era perfecta. Era como estar frente a un espejo.
Hermione se concedió unos largos segundos para observar el cuerpo que ahora poseía. Ahora era mucho más alta (bueno, alto) y notaba sus brazos mucho más pesados. Seguramente se debería a que Malfoy tenía más masa muscular. Se pasó una mano por el lacio pelo rubio y se colocó la otra mano en el pecho. Sentía latir su corazón (bueno, más bien el de Malfoy)
A Hermione le hubiese gustado explorarse un poco más (N.d.L. Eyyy, no pensemos mal, ehh. Jeje), pero Snape no tardó en colocarse frente a sus dos alumnos. Les observó detenidamente, reparando en todas y cada una de las facciones de las nuevas caras de sus alumnos. Finalmente, y con bastante contradicción les dijo:
- Tienen un 9. Bueno, por el retraso, un 7 –rectificó.
- Pero señor, usted nos dijo que sólo nos restaría un punto... –comenzó a decir Hermine, ahora en el cuerpo de Draco
Snape se limitó a sonreír y, dejando a Hermione con la palabra en la boca, se dirigió hacia el caldero de Lavander y Parvati, del que había comenzado a salir un humo muy negro.
- Será... –comenzó a decir Hermione
- ...cabrón –acabó Malfoy
Ambos chicos se miraron y, por un momento, Hermione estuvo tentada de sonreír a Malfoy (ahora alojado en su cuerpo), pero optó por no hacerlo. ERA Draco Malfoy. Ésa serpiente no recibiría jamás una sonrisa verdadera por su parte.
Permanecieron callados lo que restaba de clase y, en ese tiempo, observaron los más distintos efectos por toda la mazmorra. Parvati y Lavander no lograron transformarse, pues de su caldero no había cesado de salir humo negro. Harry y Ron sólo lograron transformarse a medias. Ron (Harry transformado) aún conservaba la cicatriz en forma de rayo en la frente y Harry (Ron transformado) tenía el pelo completamente rojo. Aquello provocó una risa burlona por parte de Malfoy. Hermione se sentía rara, viéndose a ella misma burlarse de sus amigos y deseó que el efecto de la poción echangé acabase pronto para poder recuperar el control de su cuerpo.
- La clase ha terminado –anunció Snape al cabo de unos minutos-. Podeis marcharos. Los que no hayáis conseguido llevar a cabo correctamente la poción, supongo que no es necesario recordaros la nota que tenéis.
Y sin añadir nada más, salió por la puerta, mientras su enorme capa negra ondulaba tras él.
Todos los alumnos fueron saliendo lentamente de las mazmorras. Unas lágrimas silenciosas surcaban el rostro de Parvati y Lavander. Y Ron, que ya había vuelto a su estado normal, tenía el ceño fruncido y los dientes muy apretados, al igual que Harry. Hermione suspiró mientras sus amigos se alejaban. Podía imaginarse la nota que Snape les había puesto.
Un chasquido de lengua sacó a Hermione de sus pensamientos. Malfoy, en el cuerpo de la castaña, se encontraba cruzado de brazos mientras apoyaba la espalda en la pared,con aire impaciente.
- ¿Hasta cuándo vamos a seguir así? Todos los demás ya han vuelto a sus respectivos cuerpos...
Era un comentario echo para él mismo y, lo cierto es que no esperaba respuesta alguna, pero aún así, Hermione le respondió.
- No lo sé. Lo cierto es que ya el efecto de la poción ya debería haber pasado –se mordió el labio con nerviosismo –tan sólo le eché seis crines a la poción, así que...
- ¿Qué? –la cortó Malfoy
Hermione le miró con expresión inocente. Al ver que no le había entendido, Malfoy fue más explícito.
- ¿Le has echado seis crines a la poción? –le preguntó, notando como estaba empezando a transpirar más de lo normal.
- Sí... –le respondió ella con tono suave, y sin saber muy bien por qué Malfoy estaba reaccionando de aquella manera. De pronto, su rostro se tensó y se puso blanca como la cera- No me digas que...
- Yo le eché otras cinco crines –dijo con un hilo de voz. Estaba comenzando a sentir un calor tremendo y el corazón le latía más deprisa de lo habitual.
Hermione se sentó en el suelo y se tapó la cara con ambas manos. Draco, con cara de espanto, preguntó.
- Oye, sabelotodo... cuánto tiempo permaneceremos así si la poción contaba con once crines... ¿una hora¿dos? –probó. ¿Dos hora en aquel asqueroso cuerpo? Rezó para que, por favor, fuese menos de una hora, o no lo aguantaría.
- Una semana –murmuró Hermione, sin atreverse a levantar la cara
- ¿¿¡¡QUÉ!!??
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Bueno, hasta aquí el primer capítulo. No sé si estaré enfocando bien la historia, o si mi expresión será la correcta, pero espero que os haya gustado.
Tanto si la respuesta es "Sí, me encanta", como si es "Vaya asco de historia", me gustaría que me lo comunicaseis con un review. Agradecería consejos y opiniones para futuros capítulos
