Disclaimer: Los personajes que aparecen en este fic son propiedad de JK Rowling, solo los reviews son mi recompensa.
Este fic participa en el minireto de septiembre para "La Copa de las Casas 2015-16" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
"El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos" - Proverbio turco
Lechuza de un loco
Era de noche ya cuando Gilderoy, con toda su personalidad y encanto, le solicitó a la sanadora que estaba encargada de su cuidado una pluma y pergamino, junto con la última edición de El Profeta. La sanadora lo miró extrañada, pero aún así le entrego lo que pedía; Gilderoy aún no lograba entender por qué ella era distinta de las demás, que se sonrojaban y sonreían cada vez que él les pedía algo.
Cuando ya tuvo el diario en sus manos, sus dedos lo llevaron a una de las primeras páginas, en las que se encontraba el ranking de "Los Quince Magos y Brujas más Famosos de Inglaterra". De seguro podía encontrar lo que buscaba allí. Gilderoy repasó las imágenes que mostraba el diario, eligiendo solo los que le agradaban. Elimino a unos cuantos en el primer vistazo; nada de Ronald Weasley, Neville Longbottom, Minerva McGonagall (¿En la mente de quién estaba poner a una viejecita en una lista solo para jóvenes?), o cualquiera después del número ocho en la lista.
Solo le quedaban cinco: Hermione Granger, Ginevra Weasley, Charlie Weasley (las cicatrices lo hacían mucho más llamativo a los ojos de Lockhart), Draco Malfoy, y finalmente, Harry Potter. Fue fácil eliminar a las dos primeras; ninguna mujer, definitivamente era muy complicado relacionarse con ellas. El Malfoy ese tenía poder y era atractivo, pero tenía un algo que no quería en su lista de amigos.
Oh, porque Gilderoy Lockhart buscaba un amigo. Pero si él era un mago de lo más perfecto, sus amigos también debían serlo.
Finalmente tuvo que tomar la decisión: ¿Charlie Weasley o Harry Potter? Después de unos minutos de meditación, se dispuso a enviarles una carta a los dos, ya no tenía nada que perder. Cuando por fin había redactado las cartas, se las entrego a la sanadora con ordenes precisas de como y a quien enviárselas. Sin ninguna otra preocupación, el hombre comenzó a relajarse para dormir.
La sanadora solo suspiro, era ya la cuarta vez en la semana que le entregaba cartas para Charlie Weasley y Harry Potter. Al llegar a su despacho las rompió y echó a la basura. Que la despidieran si ella aceptaba ser la lechuza de un loco.
