Capitulo 1
El sonido del tacón de las botas al chocar contra el piso, rompía el silencio que había en la calle principal. Era de noche y pequeños copos blancos empezaban a caer. Ni una estrella, ni siquiera la luna era visible ante las espesas nubes grises. Una figura de largo cabello castaño rojizo caminaba con cierta gracia. Llevaba una gabardina negra abierta, mostrando una blusa blanca de manga larga, un pantalón gris y unas botas negras. En la cadera llevaba un cinturón de cuero negro que se veía ajustado.
Tras caminas 30 minutos se detuvo en un edificio en apariencia abandonado. Lo que alguna vez fue un hotel de lujo ahora era un nido de ratas. Pasó por recepción y se dirigió al piso #13 habitación #6. El único cuarto en apariencia limpio y bien amueblado. De alguna manera se las había arreglado para vivir ahí durante 5 años.
Estaba a punto de recostarse cuando llamaron a la puerta. Perezosamente se dirigió a la puerta y quito el seguro.
-¿Qué demonios quieres Aarón?- pregunto
-Siempre tan fría- un chico alto, delgado, cabello y ojos azul oscuro entro con una sonrisa
-Si solo vienes a fastidiar será mejor que te largues- amenazo
-Desafortunadamente no. Esta vez vengo por órdenes del consejo-
-Tsk- gruño -¿Ahora qué quieren?-
-Me pidieron entregarte esto- extendió la mano y con ella una carta
Con un rápido movimiento se la arrebato, como dijo en la parte de atrás de la carta se encontraba una luna en cuarto creciente, estampada en cera roja indicando que la carta era del consejo.
-¿Y bien?-
Tras leer la carta tomo una mochila verde desgastada y empezó a guardar cosas.
-¿Qué haces?-
-Me voy de viaje-
-¿Tan pronto? Acabas de volver-
-Son ordenes- dijo mostrando la carta
-¿Cuándo vuelves?-
-Y eso que importa…te encargo el lugar-dijo mientras se echaba a correr; Aarón no tuvo tiempo de decir algo ya que desapareció.
Junto al "hotel" se encontraba un callejón que por fortuna nadie notaba. En ese pequeño callejón se encontraba una motocicleta deportiva color negro con la silueta de un dragón en la parte trasera. Era una autentica fortuna contar con una de esas cuando se tenía que viajar largas distancias en poco tiempo.
En cuestión de 45 minutos y viajando a toda velocidad llego a su destino. Una majestuosa mansión cercada por un portón negro, dentro del portón rosales blancos decoraban los jardines expidiendo una embriagante fragancia. Aparco la moto junto a la entrada y observo el paisaje.
-Malditos ricos-
Con gran agilidad escalo y brinco el portón. El aire era fuerte y unos cuentos pétalos blancos flotaron con delicadeza alrededor de la chica. Cuando llego a la puerta dudo por unos momentos pero tras 5 minutos toco.
-Maldición- dijo por la bajo al no recibir respuesta. Sin pensarlo dos veces forzó la puerta y entro en completo silencio -¿Hay alguien en casa?-
Caminando tranquilamente por un pasillo llego a la sala. Abrió las puertas con sumo cuidado y observo con atención el cuarto. Era una habitación enorme y pensar que solo era la sala. Al entrar otro pequeño pasillo se extendía cubierto por una alfombra carmesí. Pilares acomodados para formar otra especie de pasillo sostenían el segundo piso, la alfombra seguía hasta unas escaleras las cuales de dividían en dos. Situado en una esquina se encontraban 2 sillones azul rey con una mesita café oscuro y un bello candelabro colgaba en el centro iluminando todo el cuarto. Una vez más reviso la carta y noto un pequeño P.D., el cual decía que los propietarios no llegarían hasta las 11 de la noche. Demonios apenas eran las 10, de haber leído mejor no hubiera llevado tanta prisa. Suspiro y se recostó en el sillón, se encontraba exhausta debido a su última misión. Sin darse cuenta sus ojos se fueron cerrando lentamente hasta caer rendida.
