Los personajes utilizados en este fic no me pertenecen solo son usados para narrar una historia ficticia que se me ocurrió y es totalmente mía. Cualquier similitud con otro fic o historia es mera coincidencia, aunque tal vez vaya a haber varias referencias a lo largo de la historia y obviamente estará relacionada en varios aspectos d la serie original.

Cuando todo cambia

Las noches en Magnolia suelen ser frías en estas épocas del año y esta no era la excepción. Realmente hacía frío, pero aun así era una noche bastante agradable.

Las calles estaban bien iluminadas, la gente paseaba y apreciaba los adornos que decoraban las muchas tiendas que había en las avenidas.

Los parques estaban cubiertos de suave y blanca nieve. La pista de hielo en el centro estaba rodeada por gran cantidad de personas esperando una oportunidad para patinar. Y puestos y tiendas de café tenían largas filas para comprar una bebida caliente.

En todas partes había un gran espíritu de armonía y felicidad. No era de extrañar ya que era víspera de Navidad, Noche Buena para ser precisos.

Por desgracia no todas las personas que caminaban por la calle disfrutaban de ese espíritu.

Entre ellas estaba un joven de 22 años llamado Natsu Dragneel, vestía un pantalón y zapatos formales de color negro, camisa blanca de manga larga y un chaleco formal también negro. Tenía una peculiar cabellera rosa y un rostro que reflejaba angustia.

Caminaba con la mirada al suelo, evitando chocar con alguien e ignorando las decoraciones mientras se dirigía a su departamento.

Paso a paso se alejaba de la zona comercial hacia una con varios edificios.

El barrio a donde entraba lucia bastante solitario, muy poca gente vivía por ahí. Cabe mencionar que los edificios ya eran algo viejos y desgastados.

Él siguió caminando un rato más hasta que llegó a la entrada del edificio. Normalmente hubiera entrado sin más, pero esa noche había algo diferente.

En la entrada había una pequeña caja de cartón.

No era algo raro, normalmente el servicio postal de la zona no se toma la molestia de entrar y entregarlo directamente.

El peligrosa se inclinó a ver más de cerca la caja, quería ver a quién le pertenecía el paquete, pero no había ninguna nota de destinatario o algo así.

Supuso que podía ser una mala broma, no sería la primera vez que alguien deja un paquete con materia indeseable dentro, así que solo la ignoro y trato de ingresar al edificio, pero…

-¡Niaaaaaa!-

Un extraño sonido acompañado por movimiento surgió dentro de la caja.

Natsu se sintió intranquilo sabiendo que podía haber algo vivo, así que pensando si debía abrir la caja o no, decidió revisar el contenido.

-Por favor, que no sea nada que me salte directo a la cara- pensó.

Lentamente abrió la caja de cartón y observo el contenido.

Al principio solo parecía una pequeña bola de pelo de color azul, pero esta parecía tener un leve movimiento propio.

Abriendo la caja completamente noto que no era solo una bola de pelos azul, tenía extremidades, cabeza y cola, era solo un pequeño gatito de color azul que se envolvía a si mismo tratando de conservar algo de calor.

-Niaaaaaa- volvió a dar un pequeño chillido mientras temblaba de frio.

El peligrosa sorprendido volteo a todas partes tratando de ver si había alguien alrededor que hubiera podido dejar al pequeño animal ahí, pero no había nadie, quien lo haya hecho ya debería estar muy lejos como para encontrarlo.

Volvió a ver a la pequeña criatura, no parecía estar en buenas condiciones, parecía solo una cría, pero también se notaba que no había comido nada, sin mencionar que el frio era tal que podía matarlo en cualquier momento.

Natsu sabía que si no cuidaba de inmediato al gatito este moriría, así que tentándose el corazón tomo al pequeño animalito en manos y entro al edificio con él, esperando que nadie lo viera.

Llegando a su departamento ubicado varios pisos arriba, entro en este y encendió las luces.

El lugar estaba hecho un basurero, solo era un pequeño espacio de 10 metros cuadrados donde había una pequeña parrilla, un mini refrigerador viejo, una cama individual y un reducido baño al fondo. En la mayor parte de la casa había ropa tirada y basura de envases y latas de comida.

Al cerrar la puerta tras de él, abrió su chaleco dejando al pequeño animal azul asomarse, este había recuperado un poco de calor gracias al pelirrosa. Pero aún se encontraba débil por falta de alimento.

Natsu abrió un pequeño cajón donde solo había una lata de atún, ni se molestaba de buscar algo en el refrigerador pues sabía que no había nada ahí adentro, incluso lo tenía desconectado para no gastar energía.

Natsu abrió la lata de atún, la mitad del contenido lo puso en un plato que le dio al gato, mientras la otra mitad se la comió con una cuchara.

Desgraciadamente para el pelirrosa, esa era toda la comida que tenía para esa noche.

El último mes había estado muy mal económicamente, había sido despedido y no había encontrado otro más que de mesero en un restaurante, de ahí la vestimenta que en este momento llevaba.

Desde hace tiempo él había quedado huérfano, así que no contaba con nadie que lo apoyara, ni siquiera algún amigo ya que nunca fue de los más sociales.

Después de que el gatito devorara su porción de atún, saltó hacia el pelirrosa y se escabullo dentro de su chaleco buscando más calor.

Natsu estaba un poco sorprendido por el comportamiento del pequeño gato. Normalmente los animales solían evitarlo, ya fuera volviéndose hostiles hacia él o simplemente huyendo, por eso estaba intrigado por el pequeño gato.

Acaricio la cabeza del minino, si lo pensaba bien, era la primera vez que interactúan con un animal de forma pacífica y realmente le agradaba.

-¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!-

Se escucharon 3 golpes en la puerta del departamento.

Natsu se dirigió a la puerta sabiendo que de quien se trataría, y que no le agradaría.

-Buenas noches señora casera- saludo al abrir la puerta.

Al otro lado estaba una mujer de estatura baja y edad avanzada con una cara poco amistosa.

-Nada de buenas noches Dragneel, sabes exactamente a lo que vengo- contestó con un tono agresivo.

-Claro, viene a verificar el estado de su inquilino ya que usted es tan atenta y considerada-

-Guárdate tus tonterías para alguien que se las crea, se te acabó el plazo de tu alquiler, o tienes mi dinero o te saco a la calle-

-Por favor, aún no junto el dinero, no me pagaran hasta la siguiente semana, sólo debe un poco más de tiempo, es todo lo que necesito-

-Llevas diciendo eso hace un mes, no quiero más escusas, o me pagas o llamó para que te desalojen por la fuerza-

-Vamos sabe que soy uno de los mejores inquilinos, no hago ruido de noche, ahorro energía, agua, solo estoy pasando por un tiempo difícil, le ruego que me deje permanecer solo un tiempo más y solucionare todo-

-No importa que tan buena persona seas, para mí el mejor inquilino es el que paga a tiempo, si no tienes el dinero…- La señora se quedó cayada al ver que una pequeño bola de pelo azul se asomaba del chaleco del pelirrosa. -¿Qué es eso?-

-¿Qué es qué?, ¡Ah!, se refiere a este pequeño, lo encontré en la…-

-Esta próvido tener cualquier tipo de mascota dentro de este edificio- interrumpió de mala gana.

-No, no es una mascota, solo lo cuido por esta noche, mañana le conseguiré un nuevo hogar-

-Ese no es el punto, quiero esa cosa fuera de mi edificio y la quiero ahora-

-Vamos, es solo un gatito, no le hace mal a nadie- dijo al sacar al pequeño gatito de su chaleco y mostrárselo más de cerca con la esperanza que se apiadare del animalito.

Por desgracia del pelirrosa, lo que hizo el gato fue sacar sus garras y arrojar un zarpazo a la cara de la casera. Obviamente eso le costó a Natsu su estancia en el edificio.

Dos minutos más tarde Natsu se encontraba fuera del edificio bajo la amenaza de que si volvía a poner un pie ahí seria arrestado.

Estaba bajo la fría noche en la plena calle, no tenía ningún abrigo, solo una bufanda blanca que enredada en su cuello, en su espalda colgaba una mochila donde solo guardaba algunos cambios de ropa y algunos documentos. Dentro del su chaleco seguía el pequeño gato que se cubría del frio.

-Maldita anciana amargada- pensó, -¡Ojala se le aparezcan los fantasmas de la navidad!- gritó.

Sin más que hacer ahí comenzó a caminar por la calle sin ningún rumbo fijo. No tenía ningún plan para su situación actual, no tenía dinero como para comprar algo de comer o en donde pasar la noche. Todo lo que tenía en el mundo estaba en su mochila o lo llevaba puesto.

Respiraba lentamente tratando de calmar sus emociones, se sentía acabado completamente, por primera vez en años no sabía qué hacer, solo podía seguir caminando y pensar en una solución.

Camino sin rumbo por mucho tiempo pensando en que podría hacer, pero nada se le ocurría, al final se dio cuenta que se encontraba en el parque central de Magnolia, ese lugar estaba al otro lado de la ciudad de donde vivía, había caminado por horas sin darse cuenta.

Ya no había nadie que circulara por esa zona a esas horas de la noche, incuso daba una sensación tenebrosa al estar rodeado de árboles sin alguna hoja en ellos.

Tras ver una banca decidió sentarse en ella, volvió a echar una mirada dentro de su chaleco para mirar el estado del gatito, seguía vivo y cómodo. A pesar de lo que paso, no culpaba al gato del desafortunado incidente, pero aun así se sentía muy mal.

-¿Cómo puede llegar tan bajo en tan poco tiempo?- murmuro para sí mismo mientras cubría el rostro con las manos.

Solo podía pensar en cómo es que hace un mes aún tenía una vida decente, no tenía deudas, tenía un buen trabajo estable, podía darse el lujo de gasta en más comida y aun así ahorrar un poco para alguna situación futura, sin preocupaciones de su fututo, solo arreglar un problema a la vez. Esos días de alguna forma se sentía tan distante para él.

Pasó un largo tiempo en esa forma hasta que sintió que no estaba solo, sintió una presencia cerca, que no había sentido que se acercara.

Levanto la mirada y frente a él estaba parada chica que lo observaba fijamente. Ella tenía un largo cabello plateado con un pequeño mechón amarado al frente y un tono claro en su piel, llevaba puesto un enorme abrigo de color negro y botas que resaltaba debajo de este.

El pelirrosa volteo a todos lados para saber si había alguien más cerca de él, pero al no ver a nadie supuso que efectivamente lo observaba a él.

-¿Puedo ayudarte?- preguntó el pelirrosa.

-Es una noche bastante fría ¿no crees?-

-¿Si?, creo que si- respondió un poco confundido.

-Aun así es una bella, noches como estas son perfectas para pasear, son claras, calladas, silenciosas y difícilmente te encuentras a alguien paseando a estas horas, es una lástima que una fuerte helada caerá en unos minutos- su tono de voz era muy suave y calmado.

-Disculpa, no quiero sonar grosero pero ¿quién eres?-

-¿Yo?, sólo alguien que le gusta dar paseos sin rumbo por la noche- fue lo último que dijo antes de dar un cuarto de vuelta y continuar su trayecto.

El pelirrosa había quedado confundido con lo que acababa de pasar, volteo a ver en la dirección en la que la chica se dirigió, pero para su sorpresa, ella había desaparecido en la oscuridad.

-¿Qué rayos acaba de pasar?- se dijo a sí mismo.

Por alguna razón una extraña sensación había golpeados pecho al ver a la chica y desapareció al momento que lo hizo ella.

No pasó mucho tiempo antes que la confusión de Natsu fuera interrumpida por el sonido de pasos que se acercaban en su dirección.

Cerca de su posición, dos hombres adultos con vestimentas negras caminaban con una actitud extraña y Natsu noto eso.

Entre paso y paso se podía notar como murmuraban viendo de forma poca disimulada al pelirrosa.

Uno de ellos se adelantó y se paró en frente de Natsu, lo miró directamente mientras ocultaba sus manos en los bolsillos de su chamarra.

-Disculpa, ¿sabes qué hora es?- preguntó el sujeto.

-Lo siento, no lo sé-

-Creo que no me entendiste, lo que quiero es que saques tu celular y me des la hora- volvió a hablar el sujeto, pero ahora con un tono más firme.

-No puedo, no tiene batería- respondió con toda naturalidad el pelirrosa.

Natsu no era tonto, sabía exactamente lo que planeaban, desde un inicio noto que el otro sujeto se colocó detrás de él tratando de no hacer ningún ruido. También que dentro de sus bolsillos sujetaban algo, posiblemente un cuchillo o navaja con la que tratarían de asaltarlo.

-Valla que eres estúpido, así que lo diré claro para ti, danos tu celular y billetera o te dejaremos tantos agujeros como las neuronas que te falta- ahora fue con un tono totalmente amenazador.

Al mismo tiempo que dijo eso, el sujeto que está en frente saco de su bolsillo una navaja mariposa, por otra parte, el que se encontraba detrás, saco un inmenso cuchillo militar y trato de sorprender al pelirrosa colocando el cuchillo al ras del cuello del pelirrosa.

Los asaltantes se veían confiados, un solo tipo, en medio de la noche, sin policías o testigos rondando. Un trabajo fácil por así decirlo excepto que no tomaron en cuenta un simple detalle, intentaron asaltar a la persona menos indicada para asaltar.

Antes de que el tipo que trataba de sorprenderlo por la espalda fuera capaz de acercar su chuchillo lo suficiente, la mano de Natsu lo sujeto del antebrazo y lo detuvo.

-Saben, no suelo ser una persona violenta, pero hoy estoy de mal humor como para lidiar con personas como ustedes-

¡CRAK!

Se escuchó un fuerte crujido proveniente el antebrazo del sujeto.

Con tan solo un simple apretón, Natsu rompió el radio y cúbito del sujeto.

Este obviamente daría un enorme grito de dolor al sentir sus huesos destrozados, pero antes de hacerlo recibió un golpe en el rostro con el dorso de la misma mano con la que rompió su antebrazo y quedo inconsciente al instante.

-Shuuuuu, van a despertar al gatito- dijo Natsu revisando que el pequeño minino escondido en su chaleco siguiera durmiendo.

-Tu maldi…- Grito el otro asaltante que estaba de frente al pelirrosa, pero no termino su frase.

Basto una rápida y certera patada en la entrepierna del sujeto para que cayera desmayado, de esta forma, el pelirrosa se libró de los asaltantes sin siquiera tener que levantarse de su banca.

El pelirrosa se levantó de la banca para salir de ese sitio, no sin antes sacar su celular y hacer una llamada anónima a la policía para que vinieran por los dos asaltantes.

Estaba por retirarse cuando una idea cruzó por su mente, era una horrible idea y no se sentía para nada orgulloso de siquiera pensarlo pero… Natsu volteo a ver a los dos inconscientes asaltantes y se acercó a ellos.

Natsu revisó en los bolsillos y encontró un par de fajos de billetes, algunas joyas y varias tarjetas bancarias. Tal parece que él no era única víctima de esa noche.

Natsu tomó sólo los fajos de billetes y dejó el resto, al final y al cabo, alguna patrulla ya venía en camino.

-Sólo será esta vez- se dijo a si mimos tras tomar el dinero.

Se sentía culpable de poder estar cometiendo algún delito ya que literalmente estaba tomando algo que no le pertenecía, pero hoy realmente lo necesitaba, además, las joyas y tarjetas pueden llegar a ser devueltas a sus dueños a diferencia del efectivo.

Tras tomar el dinero se colocó nuevamente su mochila en su espalda y se alejó aquel sitio.

Una vez lo suficientemente lejos, compensó a contar el dinero de forma discreta. No era mucho, pero si lo usaba bien tendría comida y un techo donde pasar la noche por un par de días.

Siguió caminando por la oscura noche hasta que llegó a un negocio de "cibermangas".

En estos negocios estaban abiertos las 24 horas y uno puede rentar por varias horas un cubículo privado con una computadora y podía leer cualquiera de los cómics, mangas o novelas de las grandes estanterías, o simplemente podía pasar el tiempo en la computadora. Claro que suena al paraíso para cualquier amante de la ficción siempre y cuando uno no tenga responsabilidades.

Dio gracias a que estos lugares abrieran incluso en estas fechas gracias a todos los que prefieren pasar solos estas fiestas.

Natsu entró y rentó un cubículo por 8 horas, no estaba interesado en disfrutar alguno de los entrenamientos del lugar, sólo quería un espacio para dormir. Claro que era un desperdicio, pero seguía siendo mucho más barato que un hotel.

También compró una sopa instantánea y se dirigió a su cubículo asignado.

Durmió varias horas hasta que qué despertó por ganas de pasar al baño.

Dejó al gato durmiendo dentro del cubículo y fue al baño.

Tras salir accidentalmente chocó con una distraída chica que llevaba en mano algunas novelas.

Ambos cayeron, la chica soltó los libros.

-Oye, fíjate en lo que haces- se quejó la chica.

-Lo siento mucho, no fue mi intención- se disculpó de inmediato el pelirrosa.

De inmediato se puso de pie y trató de ofrecer ayuda a la chica, pero al extender su mano ella rechazó su ayuda.

Ella tomó los libros del suelo, se puso de pie y sacudió sus ropas.

La chica tenía un largo y lacio cabello rojo, vestía una blusa blanca, una falda azul y botas negras.

-¿Estas bien?- preguntó el pelirrosa.

Ella no respondió de inmediato, se quedó observando fijamente un momento con un rostro de poca confianza.

-Sí, ten más cuidado aproxima vez- fue lo único que dijo la pelirroja antes de seguir su camino.

Natsu pretendía hacer lo mismo, pero notó que se le olvidó otro libro en el suelo a la chica.

-Oye espera- llamó su atención.

-¿Ahora qué?-

-Se te olvida este libro de...- trató de leer el título y se quedó bastante sorprendido.

"Pasión prohibida" decía en el título y en la portaba estaba la imagen de dos hombres con el torso desnudo abrazándose muy cariñosamente.

-¿Esto es una novela yao...-

El pelirrosa no completó su oración pues había sido impactado por un potente puñetazo en el rostro por parte de la pelirroja.

Natsu fue derribado mientras la chica mantenía un rostro súper enrojecido y con respiración agitada. Paso un momento para que reaccionara sobre lo que había hecho.

-Oh no, oh no, oh no, ¿pero que hice?, ¿lo he matado?, pero esa no fue mi intención, ¿ahora qué hago?, seré condenada por esto, no volveré a ver la luz del día el resto de mi vida- hablaba consigo misma en un tono muy bajo para que nadie la escuchara.

-Mmm ¿eh?- se escuchó un leve quejido por parte del pelirrosa.

-¿eh?, espera, ¿sigues vivo?- al parecer la pelirroja estaba confundida.

-¿Qué?, ¿Qué paso?- pregunto con voz débil.

-Aaaa, este… yo… quiero decir tu… te tropezaste y te golpeaste la cabeza con la pared- fue lo único que se le ocurrió como mentira.

-¿Eh?, ¿en serio?, pero que ridículo debí haberme visto-

Natsu trato ponerse de pie, pero estaba bastante desorientado que no podía permanecer en equilibrio.

-Espera, déjame ayudarte- esta vez fue la chica quien se ofreció a ayudarlo ya que se sentía bastante culpable por lo ocurrido.

Ella paso el brazo derecho del pelirrosa por sus hombros para que se apoyara.

-Gracias, pero tus libros se volvieron a caer-

-¡NO TEPREOCUPES POR ESO!- respondió de inmediato, lo último que quería era golpearlo por impulso otra vez, -un empleado los vendrá a recoger, ahora dime en donde está tu cubículo para llevarte.

-es el séptimo-

A pasos lentos la pelirroja llevo a Natsu hasta su cubículo, al llegar noto las pertenencias del chico incluyendo a un pequeño gato azul durmiendo. En cambio Natsu al entrar solo se recostó en el suelo.

-¿Por qué están todas estas cosas aquí?, ¿acaso viniste aquí solo para dormir?- cuestiono la pelirroja.

-Sí, necesitaba un lugar en donde pasar la noche y esto fue lo más barato que encontré, por favor no le diga a los empleados-

La chica lo pensó por un momento, realmente no le agradaban las personas que hacían cosas como esa, ese lugar esa uno para buscar entretenimiento, o simplemente pasar el tiempo a solas, no para tomar sientas. Pero al final un poco de culpa le hacía compadecerse del chico.

-Bien, solo por esta vez guardare tu secreto, ¿estás seguro que estas bien?, te golpee… quiero decir te golpeaste muy fuerte.

-Si, solo necesito dormir un poco, gracias por ayudarme, en verdad eres alguien muy amable-

-A si claro, si llegas a necesitar algo o te sientes mal, solo golpea la pared, estoy en sexto cubículo, y por cierto me llamo Erza- dijo la chica antes de retirarse con un rostro enrojecido por la vergüenza y una extraña sensación que sintió al notar la amabilidad del chico.

-Natsu, un gusto en conocerte- respondió él.

Tras cerrar la puesta del cubículo atrás de ella, la chica miro el puño con el que había golpeado al chico, noto que su mano temblaba un poco y sus nudillos estaban enrojecidos por el impacto.

-Ese chico es bastante duro, realmente me duele la mano- pensó y entro a su propio cubículo tras haber recogido las novelas que había tirado y siguió leyendo por el resto de la noche.

… … …

-¡Nya!, Nya, ¡NYA!- gritaba el pequeño gatito azul mientras trataba de trepar la cabeza del pelirrosa.

Ya había amanecido, eran las 7:55 am y el pelirrosa seguía durmiendo, pero fue rápidamente despertado al sentir como las pequeñas garras del gatito se incrustaban en su rostro.

-Auch, duele, duele, duele- se quejaba mientras trataba de quitarse al minino del rostro.

-Nyaaaa-

-¿y ahora tu que tienes?- hablaba con el gato.

-Nya-

-¿acaso te duele algo?

-Nya-

-¿Tienes frio?-

-Nya-

-¿Tienes hambre?-

-Aye- el tono de su maullido cambio, casi como si entendiera y respondiera con una afirmación.

-Eso temía-

¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!

Golpearon la puerta del cubículo.

-¿Eh?, ¿Quién es?- pregunto el pelirrosa.

-Señor, solo lo molesto para recordarle que su tiempo vence en 5 minutos, al menos que desee una extensión de su tiempo-

-No gracias, ya salgo-

El empleado se fue y Natsu suspiro, no había dormido bien, pero no podía quejarse, al menos tuvo un techo en cual pasar la noche.

El pelirrosa recogió todas sus pertenencias incluyendo su celular que lo dejo cargándose toda la noche, y se dispuso a irse, no sin antes indagar sobre un apestoso olor que percibió desde que despertó. Busco en todo el cubículo y al final encontró en una esquina de este el origen de ese olor.

-Oh guáchala, no vuelvo a darte de comer atún enlatado- le dijo al gato que escondió nuevamente entre sus ropas.

Natsu salió del cubículo cuando se topó con la misma chica pelirroja que conoció en la noche.

-Buenos días Natsu-san- saludo la chica.

-Oh, buenos días ¿Erza-san cierto?, lo siento ¿pero podría llamarte solo Erza?, no me acostumbro hablar con honoríficos, de igual forma tu podrías llamarme solo Natsu, ¿te parece bien?-

-Supongo que no hay nada malo en eso, ¿acaso ya te vas?-

-Sí, mi tiempo acabo así que debo irme, además no creo que me dejen volver a rentar un espacio aquí en un buen tiempo-

-¿A qué te refieres?-

-Nada, nada importante, en fin, fue un gusto conocerse Erza-

Tras hacer un pequeño además de despedida con su mano, el pelirrosa dio media vuelta y se dispuso a irse, pero nuevamente la pelirroja le llama la atención-

-¡Espera!-

-¿Mmm?, ¿Qué ocurre?-

-¿estás seguro que estas bien?, te golpeé… quiero decir te golpeaste muy fuerte anoche, tal vez debas ir a que te revisen-

-Estoy bien, no es la primera vez que recibo un daño así, suelen decir que soy cabeza dura así que no hay problema, de todas formas gracias por preocuparte-

-Bien, pero aun así tomo esto por favor- dijo al mostrarle una pequeña figura en las manos.

Natsu tomo el objeto, era un pequeño colgante para celular con la figura de una espada plateada.

-Es un pequeño obsequio como disculpa de los problemas que te cause anoche-

-¿De qué problemas estás hablando?-

-Solo tómalo, no me hagas repetir lo que dije- esta vez fue más firme como si se tratara de una orden.

Natsu no lo pensó una segunda vez y tomó el colgante. Pero no se sintió cómodo en recibir algo así sin dar algo a cambio.

-En ese caso ten esto- dijo tras sacar de su bolcillo un pequeño llavero, en este tenía dos figuras con forma de diamante pero de metal.

-No tienes por qué darme algo-

-Insisto, me aras sentir mal si no lo tomas- insistió el pelirrosa.

Al final la pelirroja tomo el llavero y Natsu coloco el colgante en su teléfono celular.

-Gracias Erza, me gusta mucho, espero volverte a ver en otra ocasión- después de decir eso se giró para retirarse del lugar, pero antes de eso se detuvo y volvió a verla directamente.

-Casi lo olvido, Feliz Navidad Erza- dijo con una amplia sonrisa en el rostro para posteriormente retirarse.

Erza mantuvo un rostro sonriente hasta que el pelirrosa se retiró, en ese momento su expresión cambio a una de toral seriedad. Aunque un había un pequeño sonrojo que se asomaba involuntariamente en sus mejillas.

-No sé qué secretos escondes pequeño mentiroso, pero definitivamente nos volveremos a ver Natsu- murmuró para sí misma mientras observaba su mano derecha una vez más.

Su mano, la misma con la que había golpeado la cabeza pelirrosa, temblaba ligeramente. Tenía ligeros espasmos provocado el dolor que tenía por haberlo golpeado.

Erza odiaba esa sensación, como si no tuviera el completo control de su cuerpo y ese pensamiento le generaba una inmensa molestia que podía interpretarse como enojo.

La pelirroja cerró su puño y golpeó la pared más cercana tratando de desahogar un poco de ese enojo, pared que estaba hecha de concreto sólido. Después solo se retiró del lugar pues había llamado la atención con el golpe que resonó el todo el lugar.

Un par de empleados se dirigieron a donde vino el fuerte sonido, pero no vieron a nadie, lo único que notaron fue que en la pared de concreto estaba completamente cuarteada y en el centro había un enorme agujero, como si alguna bala de cañón la hubiese atravesado.

.

Continuará…

Bueno esta ya un una nueva historia que se me vino a la mente sin razón alguna mientras trabajaba en otro de mis fics, y me gustó tanto que me puse a analizarla y a escribirla solo como una idea y termine haciendo el primer capítulo sin darme cuenta.

Como estoy trabajando en varios fics a la vez tratare de trabajar con un margen de anticipación, así que cuando publique este capítulo ya haber escrito al menos la mitad del siguiente. (o al menos eso espero)

Para los que siguen mis publicaciones saben que me tardo mucho en publicar, incuso todo el mes anterior perdí el tiempo tratando de hacer un gigantesco one-shot que al final termine descartando la idea ya que no me convenció por muy cliché y simple. Así que ténganme paciencia, prometo que actualizare algún día no muy légano. Espero XD.

Aclaraciones: No hay por qué serian spoilers.

Hasta la próxima.

Imagen de: Namwhan-K