Vacío
Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada
Hola traigo otro drabble :)
Por cosas del destino mis profesores se fueron a huelga y se suspendieron todas las evaluaciones y clases, por lo que al menos por unas dos semanas creo que seré libre para escribir. Por lo que trabajaré en los capítulos de otros fics que me falten.
Disfruten del drabble, nos leemos pronto.
Un silencio asolador y tu fría mirada, te veo, pareces una estatua hecha de piedra, inclusive tus facciones parecen cinceladas en roca, no posees expresión alguna, y no parece importarte mi presencia.
Camus, ¿realmente eres aquel frío caballero sin sentimientos del que todos hablan?, ¿Cómo es que has cambiado tanto? Acabas de volver de Siberia, te esperaba ansioso y esperanzado, pensaba en que al fin podría volver a ver a mi mejor amigo, aquel a quien quiero con mi vida, pero… tú estás tan diferente.
Me duele tu mirar, se supone que yo era alguien importante para ti, pero ahora al vernos por primera vez en muchos años lo único que tú haces es marcar distancias. Mi corazón se acongoja, y yo… pierdo el sentido de la realidad, ¿tú no eres el Camus que yo amo?
—¿Camus? —logró preguntar en un susurro, tu estas de espalda a mí, se por tu actuar que no deseas verme, aunque no debería sentirme dolido con eso, no soy el único a quien le has hecho lo mismo.
Volteas levemente tu rostro y me observas por sobre tu hombro con tus gélidos ojos.
—¿Aún sigues aquí escorpio? —tu voz es monocorde, no expresa nada.
Las palabras se atoran en mi garganta, no puedo creer que en realidad seas tú quien está parado frente a mí. —Tú no eres Camus —mis palabras salen sin mucha convicción.
Me miras fijamente por algunos segundos, tu rostro finalmente realiza un rictus de severidad.
—Lárgate de mí templo Escorpión.
Suspiro, eres demasiado frío para mí, cambiaste no sé qué habrá sucedido contigo en las frías tierras de Siberia, pero ya no eres el tímido chico que era mi mejor amigo. Aquel de quien me enamoré y soñaba con volver a ver.
—Tú no eres Camus —mis palabras vuelven a resonar en el templo de la vasija, sin embargo esta vez mis palabras poseen un tono más convincente.
—Eres una molestia.
Frunzo el ceño, estoy molesto, tu nuevo yo, no es más que un ser frío y arrogante, un verdadero caballero de los hielos. Una sonrisa irónica adorna mi rostro, en estos momentos mi corazón punza de dolor al saber muerto al Camus que yo amaba, al que sé que no volverá.
—Finalmente conseguiste ser un verdadero caballero de los hielos, alguien sin corazón.
Esta vez te volteas por completo, sé que estás dispuesto a enfrentarme directamente, pero mi paciencia ha llegado a su límite, no soporto estar un minuto más en este desolador ambiente. Me marcho de aquel sitio tan asfixiante. Finalmente lo que Aioria dijo fue verdad. No debía esperar ilusiones, tu convicción por sobrepasar los límites de tu poder era más fuerte que cualquier sentimiento que algunas pudiste sentir, me dejaste en el pasado como un mal recuerdo, ahora yo me encargaré de hacer lo mismo, te arrancaré de mi corazón y te olvidaré para siempre.
