Voltron: Dark Universe
Capítulo 1:
"Duelo Final. Primera parte"
Abrió los ojos. Se sentía cansado y adolorido, desgastado física y mentalmente. Pero no podía detenerse. No ahora.
Keith reunió fuerzas nuevamente y comenzó a ponerse de pie. Se sostuvo de la pared de roca oscura de la extraña fortaleza. En su mano derecha sostenía firmemente su espada. Se limpió del rostro la tierra y la sangre que tenía y miró a su oponente.
Él también estaba herido, y aquél joven respiraba agitadamente, parecía ya no tener fuerzas, y aun así estaba de pie, mirándolo con deseos de terminar con su vida. Él no tenía un Bayard, sin embargo, había sido capaz de crear una espada con esa peligrosa esencia oscura. Entonces se miraron.
A Keith aún se le hacía difícil, después de todo, sólo podía haber un ganador en esa batalla… pero no se trataba de un Galra, o de un robot; justo frente a Keith, a unos metros de distancia, era Lance. ¿Cómo podría matarlo? «No, tengo que hacerlo» se dijo a sí mismo, pues de lo contrario sería Lance quien lo mataría, y entonces todo habría sido en vano. El Universo entero sería consumido por la oscuridad.
Lance sonrió —¿Ya quieres rendirte?
Keith miró sus ojos, incluso a distancia podía ver ese intenso brillo púrpura. No podía flaquear ahora. Tenía que ganar.
—¿Y tú? —le respondió Keith. Y aunque Lance bajó la voz, pudo escucharlo.
—Apenas comienzo.
Entonces Lance estiró su otro brazo, y así emergió una segunda espada. «Genial» pensó Keith. Ya no había tiempo de pensar. Keith estaba listo, y al parecer ese Lance también. Keith se preparó. Lance se inclinó y le sonrió con malicia. Y Lance corrió hacia él. Justo antes de que las espadas pudieran herirlo de gravedad, Keith interpuso su propia espada.
Entonces comenzó el duelo. Keith luchó bastante por defenderse de los ataques de Lance. Estando tan cerca, Lance era muy ágil. Lance estuvo a punto de cortar el rostro de Keith, de no ser porque este se dejó caer para atrás, dio una vuelta y al estar de pie de nuevo su lanzó hacia él.
Keith tomó impulso y golpeó con tal fuerza una de las espadas de Lance, que cayó al suelo y desapareció. Pero el castaño era rápido, y atacó con su otra arma. Keith recibió una cortada en la espalda, no fue grave gracias a su armadura. Pero el traje se estaba rompiendo. Volvieron a chocar espadas, y otra vez, y otra vez. Hasta que Lance saltó, dio una vuelta y de una patada arrojó a Keith hacia la pared.
Cuando Keith recuperó el equilibrio Lance ya no estaba frente a él. Miró hacia su izquierda, sólo para verlo venir y recibir un codazo que lo lanzó al suelo de nuevo. Keith perdió su Bayard. Intentó levantarse, pero falló. Lance se acercó, se inclinó y tomó a Keith del cuello. Lo sujetó fuertemente y lo levantó.
Keith se ahogaba, y trató de liberarse, pero Lance era muy fuerte. Keith descubrió que sus piernas estaban libres, e hico lo único que se le ocurrió. «Espero que funcione» se dijo. Como pudo, tomó impulso en sus piernas, y le dio una patada en la entrepierna a Lance.
Funcionó. Lance respondió con un grito de dolor, y soltó a Keith para cubrirse la entrepierna. Keith logró caer de pie, y aprovechó ese momento para darle un rodillazo en las costillas a Lance. Cuando se inclinó le dio varios puñetazos en el rostro. Hasta que al soltar el golpe Lance sujetó su puño, y se posicionó justo detrás, doblándoselo. Keith lanzó un grito de dolor, y luego Lance le dio una patada en la espalda, que nuevamente lo lanzó hacia la pared.
Keith cayó al suelo. Lance dio un paso hacia él, pero las piernas le flaquearon y cayó de rodillas; pudo ver a Keith tratando de levantarse de nuevo. Entonces Lance habló, pero ahora se escucharon dos voces a la vez: la de Lance, un adolescente humano, y una siniestra, muy grave, rasposa y bestial.
—¿Por qué sigues luchando? ¡Comprende que ya has perdido!
Keith volvió a ponerse de pie. Escupió sangre antes de hablar.
—No he perdido —su voz era débil, pero logró gritar —¡Sé que Lance aún está ahí, y no me rendiré mientras él siga vivo! ¡No me rendiré, mientras tu existencia siga poniendo en peligro al Universo!
A pesar que ese Lance lo miraba con furia, lágrimas brotaron de aquellos ojos. En eso la extraña cueva de roca tembló.
—Mientras viva —dijo Keith —no me detendré.
Ese Lance, llorando, sonrió maliciosamente.
—Eso se puede arreglar.
Lance tomó del suelo su espada oscura y se lanzó hacia Keith. Justo antes de impactar, Lance recuperó control de su cuerpo, sólo para poder gritar.
—¡No, Keith!
Pero fue tarde.
…
