Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, esto lo hago sin fines de lucro.
Advertencia: Hola a todos, aquí les traigo un nuevo fic, muchos han leído mis historias anteriores y por eso creo que les debo una advertencia. Talvez notaron que la clasificación es tipo T, o sea para adolescentes, y quiero explicar brevemente el porqué. Este fic no contendrá escenas tipo lemon ni ningún tipo de acotación sexual más subida de tono que las originales de la serie, pero es una historia de drama y terror y como tal puede haber alguna que otra escena sugestiva, aún no lo tengo decidido pero no me quiero limitar a la hora de narrar. Así que como sé que hay gente muy sensible a ese tipo de escenas se los advierto antes de que se enganchen con esta historia, además porque hay gente que seguramente lee mis fics por el estilo suave con el que escribo y en este caso estoy probando con un estilo bastante más oscuro y denso. Descuiden planeo volver al lado luminosos de la fuerza, pero por las dudas quedan advertidos. Y bien si no los asusté lo suficiente y continúan leyendo espero que lo disfruten.
Referencias: La cursiva en un diálogo es un pensamiento, mientras que entre comillas es un escrito.
Capítulo 1.
Los débiles rayos de luz que se colaban por su ventana fueron suficientes para despertarla, pesadamente caminó hacía su ventana mientras se restregaba un ojo. Era una mañana hermosa, a través del vidrio se podía sentir el frío que hacía en el exterior, el sol brillaba intensamente en un vano intento por calentar el ambiente. Esas mañanas de invierno soleadas la ponían de buen humor, le sonreía al paisaje cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse suavemente.
-Akane… despierta…- la llamó Kasumi desde la puerta. –Oh… ya despertaste…
-Si.- respondió la chica con una sonrisa.
-Hoy es día de limpieza general, por lo tanto desayunaremos más temprano para que nos de el tiempo. ¿Podrías despertar a Ranma mientras sirvo el desayuno?- preguntó dulcemente.
-¡¿Por qué siempre tengo que despertar yo a ese baka?!- refunfuñó la chica más por costumbre que por verdadera molestia.
Kasumi sonrió y salió de la habitación. Minutos más tarde Akane abría puerta de la habitación de Ranma, no pudo evitar esbozar una dulce sonrisa al verlo dormir acurrucado entre las sábanas, como un niño pequeño con una bonita sonrisa en su rostro.
-Ranma… despierta…- le susurró arrodillándose a su lado.
-Mmm…- el chico continuaba durmiendo de la misma forma.
Ella lo volvió a llamar sin más respuesta que un aumento en la sonrisa de él, la melodiosa voz de su prometida parecía una nana que por supuesto no lograba despertarlo. En otro momento lo hubiera pateado hasta que se despertara, pero ese día, ese hermoso día todo parecía estar bien en el mundo, así que con una sonrisa se dirigió a la ventana y corrió las cortinas para que él también pudiera disfrutar tanta belleza.
-Mmm… apaguen la luz…- murmuraba el chico en respuesta de la claridad que llegaba a sus ojos.
Sonrió ante la expresión de su prometido, pero luego notó que algo faltaba, el padre de éste no estaba durmiendo a su lado, de hecho ni siquiera estaba su futón. Se decidió a cumplir su misión, luego averiguaría que había sucedido, fue hacía su prometido sentándose en el suelo a su lado.
-Ranma despierta…- le dijo suavemente mientras retiraba un mechón de cabello de su rostro.
No supo porqué lo hizo, ni siquiera lo pensó, pero ese simple y tierno acto tuvo su recompensa, su prometido abrió sus ojos lentamente. Se topó con ese par de irises almendra que lo observaban con dulzura, en medio de su ensoñación le sonrió, sólo ella podía trasmitirle tanta felicidad con una pequeña caricia.
-Vamos Ranma… Kasumi necesita que la ayudemos con la limpieza.- le dijo mientras se ponía de pie.
-¿Limpieza…?- preguntó aún viéndola embelezado.
-¿No recuerdas? Hoy es el día de limpieza general, Kasumi nos espera para desayunar.
-¡Oh… es verdad! Por eso papá se fue anoche…- recordó él mientras se frotaba la cara para despertarse.
-¿Tu padre se fue anoche?
-Si junto con el tuyo y Hapossai, con la excusa de un viaje de entrenamiento.
-¡Vaya! ¡Siempre huyendo de sus responsabilidades esos tres!- exclamó molesta, pero inmediatamente volvió a sonreír. –Entonces date prisa porque tendremos que trabajar mucho…
Ella se retiró y él se pellizcó un brazo, era muy extraño verla de tan buen humor.
-Se siente bien… ver sus ojos al despertar…- pensó mientras su rostro se sonrojaba y sus ojos brillaban.
Para cuando Ranma bajó, ya se encontraban las chicas desayunando.
-Aquí tienes Ranma…- Kasumi le acercó su cuenco repleto de arroz.
-¡Gracias Kasumi!- respondió viendo con emoción su comida.
-Yo ya terminé… así que me voy.- informó Nabiki parándose.
-¿A dónde vas? Hoy es día de limpieza.- recordó Kasumi.
-Negocios… desde hace un mes tengo fijada esta fecha así que no podré ayudarlos.- sin dar más explicaciones comenzó a retirarse, pero se detuvo antes de salir. -¡Ah…! ¡Que nadie entre a mi habitación! Yo me encargo de la limpieza cuando regrese.
Ranma miraba con miedo a Kasumi quien se había puesto seria de un momento a otro.
-¡Muy bien comencemos a dividir las tareas!- Kasumi y Ranma voltearon a ver a Akane quien con entusiasmo se había puesto de pie.
-¿Por qué estás tan animada hoy?- preguntó Ranma con desconfiaza.
-¿Te molesta?
-¿Eh…? N… No…
-Muy bien.- dijo Kasumi con su usual alegría. –Yo me encargaré de mi habitación, la del maestro, la cocina y la sala. Ranma, tú encárgate de tu habitación, el dojo y los pasillos de la planta alta y baja.- continuó poniéndose de pie. –Y Akane… limpiarás tu habitación, la de papá, el baño y el ático.
Cada uno se dirigió a sus respectivas tareas, Ranma se dirigía a su habitación cuando escuchó a Akane suspirar derrotada.
-¿Qué sucede?- preguntó intentando parecer lo más despreocupado posible.
-Pues… que me tocó el ático…- dijo volviendo a suspirar.
-¿Te da miedo?- preguntó el con su sonrisa burlona.
-¡N… No! ¡Claro que no! Es solo que… hace mucho que no se limpia… y… pues… me va a llevar mucho tiempo…- nunca jamás admitiría frente a él que sólo pensar en ese lugar le producía calosfríos.
-Quien no te conozca que te compre Akane…- pensó el chico viéndola de reojo. –Hoy me despertó de una forma muy dulce… tal vez si se lo agradezco lo siga haciendo.- giró el rostro para que ella no notara su creciente sonrojo. –Déjalo para él último… yo te ayudaré cuando acabe…
-¿Eh…? ¿Me ayudaras?- preguntó sin poder contener la emoción.
-¡Claro ve limpiando el resto de las habitaciones y luego nos encargaremos del ático!- respondió contento, viendo como sus ojos brillaban.
Todo transcurrió en calma, Kasumi realizó un almuerzo sencillo y luego de almorzar todos continuaron con sus tareas. Kasumi se dispuso a limpiar la cocina, Ranma comenzó con el pasillo de la planta baja y Akane subió a la habitación de su padre. Luego de limpiar un poco, abrió el armario para guardar unas cosas y allí encontró unas cuantas cajas pequeñas apiladas. Entre todas las cajas grises, una de ellas, una negra atada con un lazo rojo llamó su atención. Luego de debatirse unos minutos, acerca de la privacidad de su padre y recordar como el susodicho solía respetar la suya propia, se decidió a tomar la caja, se sentó en el suelo con ella y la abrió. Encontró una foto algo vieja que nunca había visto, en ella estaban sus padres, Soun tenía a una Kasumi de unos dos años en brazos, mientras su madre sostenía a Nabiki recién nacida, todos se veían muy felices. Akane contempló con ternura la fotografía, se veían como una familia perfecta. Continuó revisando la caja, había muchas cartas que no se atrevió a leer, eso ya sería violar demasiado la intimidad de su padre, luego de ver un par de fotografías más en las que aparecían sus padres encontró algo que contrastaba con el resto del contenido de la caja.
Un recorte de diario, por alguna razón se sintió nerviosa al tomarlo, pero consideró que leerlo no afectaría la privacidad de nadie así que le prestó atención. A simple vista se trataba se una crónica policial, pero eso no tenía sentido. ¿Qué haría eso en esa caja? Lo volteó pero al reverso sólo había una propaganda a la cual le faltaban trozos, no había duda lo que su padre guardó era justamente esa noticia. Comenzó a leerla.
"El martes pasado se llevó a cabo un copamiento en la sección de pediatría del hospital general de Nerima. Dos hombres encapuchados irrumpieron en el lugar portando armas. La mayoría de la gente huyó del lugar pero una pequeña pero valiente niña de apenas tres años los enfrentó. En un ataque de ira uno de los delincuentes le disparó a la niña, asesinando al instante a su madre quien se interpuso recibiendo la bala. El nombre de la fallecida era…"
-¡¡¡¡¡MAMÁ!!!!!- Instintivamente guardó el recorte entre sus ropas.
No había necesidad de continuar leyendo, en un instante su mente fue bombardeada por cientos de imágenes. Su madre desangrándose sobre ella, su padre ausente mirando el cajón, sus hermanas viéndola con odio, su intento de ¿suicidio?. Todo se volvió negro, se sentía sofocada, su corazón quemaba dentro de su pecho. Comenzó a correr, todos estaban muy ocupados para verla salir de la casa, corrió durante minutos, hasta llegar a un lugar, allí frente a la tumba de su madre se detuvo.
-¡¿POR QUÉ?!- gritó furiosa. -¡SE SUPONE QUE LOS QUERIAS! ¡ERAN TU FAMILIA!- continuó con una mezcla de odio y dolor en sus ojos. -¡¿POR QUÉ LOS ABANDONASTE?! ¡LOS HICISTE INFELICES! ¡SON MI FAMILIA TAMBIÉN! ¡NUNCA TE LO PERDONARÉ!
La gente miraba con temor como la chica desquiciada que le gritaba a una tumba, arrojaba uno de los floreros haciéndolo añicos contra el mármol de la misma.
-¡TE ODIO! ¡NO DEBISTE MORIR! ¡YO DEBÍA MORIR! ¡TODOS SERÍAN MÁS FELICES ASÍ! ¡YO SERÍA MÁS FELÍZ ASÍ!
Había pasado una hora desde que notaron la ausencia de Akane, y Ranma en el ático limpiaba furioso.
-¡Niña boba! ¡Le dije que la ayudaría con el ático! ¡No que lo limpiaría yo solo!- hablaba sólo mientras movía cajas. –¡Rayos nunca había visto a Kasumi así! ¡No me dejó ir a buscar a Akane hasta que no acabara aquí!- se detuvo mirando por la ventana. –Estoy preocupado… Akane no saldría sin avisarle a Kasumi…
No sintió su aura, pero si su aroma, la chica subió lentamente la escalera hasta quedar de pie en medio del ático.
-¡Al fin apareces! ¡Creí que me dejarías limpiándolo todo solo!- le replicó molesto volteando a verla.
Casi tiró las cajas que sostenía por la impresión, el rostro de Akane estaba totalmente pálido y desfigurado de dolor, no había rastro de lágrimas, no había derramado ninguna, pero su mirada ausente y carente de brillo lo hizo temblar.
-A… Akane… ¿Qué te sucedió…?- se acercó lentamente a ella, el temor se reflejaba claramente en su voz. –¿Akane… alguien te hizo algo…?- tocó su hombro, su piel estaba fría, demasiado fría. -¡Maldita sea Akane! ¡¿Qué tienes?!- suplicaba el chico.
-¿Qué… hago…?- su voz casi fue un murmullo.
-¿Eh…? Pues… aquellas cajas aún no las ordené...- le dijo él señalando no muy convencido un rincón.
Ella caminó lentamente hacía el lugar indicado bajo la atenta mirada del chico. La vio tomar un osito de felpa en sus manos, y supuso que fuera lo que fuera ella se lo acabaría contando, siempre era así de todos modos. Prosiguió con su trabajo hasta que escuchó un golpe, al voltear la encontró en el suelo, desmayada con el osito aún en sus brazos.
-¡¡¡AKANEEE!!!
Continuará.
Hola!! ¿Cómo están todos? Espero que bien.
Muchas gracias por los hermosos comentarios que me enviaron en "Una promesa" me alegro que les haya gustado el final, y como ven cada vez me aventuro un poquito más con la relación de la parejita.
Bueno espero que les haya gustado este capítulo, me ha dado mucho trabajo, y demoré tanto en comenzar porque quería tener una idea más o menos clara en mi cabeza, porque ya saben que cuando comienzo un fic no me detengo hasta terminarlo. Espero sus comentarios que siempre me llenan de ánimos para continuar, y gracias por leer mis fics.
Nos leemos pronto.
