Súcubo
Primer Ritual.
Colocando el Tablero
La sala común estaba completamente fría, como debía de ser, como le encantaba que fuese. La lumbre de la chimenea apenas alcanzaba a iluminar el rostro de los presentes, y su calor era aún menor. Las sombras negras y grises bailaban juguetonas con los rostros, las túnicas oscuras, los emblemas verdes y las serpientes plateadas. Una llama se contoneaba en una danza seria, atrayente, en los ojos de Draco Malfoy. Estaba perdido en las profundidades del fuego. El resto sólo esperaban a que dijese algo.
-¿Y bien?-Preguntó al fin Zabini, no soportando la tensión.
Milcent Bulstrode y Pansy Parkinson se removieron incómodas en sus asientos, sabiendo que la interrupción sería molesta para el rubio, pero a la vez deseosas de escucharle hablar. El resto de los muchachos simplemente apartaron la mirada, también a la espera.
-Todavía no.-Susurró Malfoy. Sus ojos estaban hipnotizados, ausentes, mientras su atención se centraba en el ambiente que les rodeaba. Amaba el frío, amaba la soledad, amaba el silencio, pero más que nada, amaba la camaradería escondida y protectora que cada Slytherin le dedicaba y guardaba para todos los suyos.-Todavía no.-Repitió suavemente.
-¿Cuánto falta?- "¿Cuándo te decidirás?" Parecían decir todos mudamente, pero solo Blaise se atrevía a hablar.
-Aún no.-Sólo dijo de nuevo.
Pansy suspiró y se inclinó hacia delante, rendida, dando por finalizado el extraño ritual de ansiada tensión. Nott se llevó una mano a la cabeza y se peinó el pelo despreocupadamente.
-¿Estáis todos seguros de esto?-
-¿Quién no lo está?-Casi gritó Bulstrode, molesta.-Si tienes la más mínima duda al respecto, Nott, entonces quizás no deberías de estar en este lugar en este momento.-Unos asentimientos contundentes por parte de sus compañeros ayudaron a amilanar a Nott.
-No estoy dudando.-Crispó los dedos tratando de esconder su incomodidad.-Sólo digo que estamos arriesgando mucho. Después no nos podremos echar atrás. Desde el momento en el que se tome la decisión, habremos marcado una línea que no se puede traspasar. Será un pacto irreversible.-
-Enseñadme las manos.-El susurro de Draco fue escuchado por todos, provocando un escalofrío general. Intercambiaron miradas de sorpresa pero, poco a poco, fueron obedeciendo, descubriéndose la manga de sus túnicas e inclinando los brazos hacia delante, en dirección al fuego, con las palmas boca arriba. Malfoy observó una a una las pálidas muñecas de sus compañeros, efecto acrecentado por la oscuridad del lugar y las bromas del fuego.-Aquí y ahora haremos ese pacto de lealtad del que hablaba Nott.-Le dedicó un cabeceo al muchacho, el cual sonrió nervioso.-Un juramento que pone en juego nuestras vidas. Ninguno de ustedes está obligado a hacerlo, así que quien tenga miedos, que se levante ahora y se marche.-Al ver que nadie hacía un mínimo gesto, ni siquiera un parpadeo, todos los ojos puestos en él, agregó.-Tened en cuenta que desde el momento en el que cerremos esto, estamos condenándonos a una muerte prematura. Muy posiblemente ni la mitad de los que hoy jure pasarán del fin de año.-Nada. Nadie se movió.- ¿Estáis seguros?-
Se escucharon murmullos, simples, palabras afirmativas. "Sí" "Sí, Malfoy" "Por supuesto" "Hasta el final" "Sin duda" "Seguros" Luego, complacido por la lealtad que se respiraba en el aire y con el pecho henchido de orgullo por sus compañeros, Draco alzó la varita y pronunció las palabras que uno a uno fueron aceptando, que cada cual marcó como la sentencia de su condena. Indudablemente había honor en el aire.
-Por Merlín y la divina Medea.-Se escandalizó una chica de tercero acercándose a su compañera. Malfoy alzó una ceja, molesto. Esas dos muchachas no dejaban de hablar desde que se había sentado en la mesa de la sala común para terminar la tarea de astronomía. Eran escandalosas y repelentes. ¿Qué hacían en Slytherin? Cotillas como esas deberían de estar en Hufflpuff, o en Ravenclaw mejor.- ¿Qué es lo que lees, Susan? Esa es una revista muy…-No terminó la frase, pero habló bien alto, para que todo el mundo fuese participe de su rubor. Su amiga le miró con complicidad, las mejillas encendidas.
-Es la revista más picante de la juventud mágica.-Asintió con orgullo. Draco bufó y comenzó a recoger sus cosas. No estaba de humor para chicas con ganas de protagonizar un espectáculo.-Escucha lo que pone aquí.-Lo que suponía. Ahora leería en voz alta uno de esos artículos de prensa rosa. Sólo esperaba que no hablase de Eric McThomson. Ese modelo le estaba sacando de sus casillas. Actuaba de una forma impropia para un descendiente de una familia tan respetable como era la McThomson.-Es sobre las tendencias sexuales, el sexo, las fantasías y las perversiones.-Draco terminó de guardar su estuche y metió el pergamino en su mochila. La biblioteca estaría más tranquila.-"El ochenta por ciento de las desviaciones sexuales-Comenzó a recitar la niña en voz alta y clara, temblando porque era consciente de que la mayoría de la mesa y la mitad de las cercanas estaban pendiente de ella.-son debidas a frustraciones o el llevar una vida muy meticulosa. El sexo es una forma de desahogue de la vida, por ello se comprende que una persona con una vida normal, acostumbrada a mandar y ser obedecido, en la cama le gusta ser dominado.
Una encuesta realizada en una población de Hollyberrie, entre amas de casa, dio como resultado que el sesenta y cinco de los maridos trabajadores, que suelen llevar las de mandar en sus hogares, gustan de desahogar sus tensiones dándole el mando a su mujer en la vida sexual. Un veintidós por ciento admite que de vez en cuando se intercambian los papeles dominantes-dominador, y sólo un trece niega rotundamente haber realizado jamás fantasías de ese tipo."-Draco se puso la mochila al hombro y al darse la vuelta se topó cara contra frente de Milcent Bulstrode. La chica era un palmo más baja que él. Le miraba sonriente, casi a punto de soltar una carcajada.
-¿Algún problema?-Preguntó con frialdad, alzando una ceja.
-¿Eso quiere decir que "el Rey" disfruta siendo dominado en la cama?-Lo dijo en un susurro, pero eso no le salvó de recibir una mirada furiosa de su compañero.-Perdón.-Pidió cuando este pasaba a su lado, ignorándole.
-Deja de escuchar retazos de revistas basura.-Le dedicó dirigiéndose hacia la salida de la sala común.
Había demostrado que estaba enfadado por haber usado el lenguaje en clave, prohibido en la vida cotidiana, delante de todo el mundo. Sin embargo tenía que admitir que él mismo había pensado lo mismo "¿Le gustará a El-que-no-debe-ser-nombrado ser amarrado en la cama?" antes de que su compañera hiciese sus pensamientos palabras.
Se dirigió a la biblioteca en silencio. Por el camino se encontró con Thomas y Nott, por separado, paseando por los pasillos de las mazmorras, y un poco más adelante, cerca del aula de aritmancia, Zabini se unió a él.
-¿Esta noche habrán dulces?-Susurró mientras sacaba una carpeta de su mochila, camuflando la pregunta con el movimiento, sin mirarle una sola vez.
-No. No es conveniente hacerlo demasiado seguido.-Draco tenía la vista fija en el pasillo, al frente, sin mostrar interés por las palabras intercambiadas.
-¿Entonces cuando? Me ha llegado un nuevo paquete y es preferible comerse la bollería antes de que se pase.-
Draco se detuvo y observó a su amigo a los ojos. Eran noticias realmente importantes, o al menos jugosas. Señaló con la barbilla el cuarto de baño de un poco más adelante. Entraron y se aseguraron de que todos los habitáculos estaban vacíos, luego conjuraron un hechizo silenciador y cerraron mágicamente la puerta.
-Habla ahora.-Le ordenó apoyándose contra la pared y dejando caer la mochila a un lado.
-Tengo tres a mi mando, y seis más al mando de cada tres, bueno, siete dentro de poco en uno de ellos.-
-No.-Ordenó cortante el rubio.-Solo seis por líder. Serán seisenas. Seis contando con el líder.-Pronunció claramente.
-Entonces comandaré otra seisena más, puesto que me sobran cuatro personas.-
-No. Sólo puedes estar a cargo de tres líderes, más sería demasiada carga. Pasa los que sobren a otro encargado. ¿Sabes si Nott ha llenado su cupo?-
-Él parece ir bien, no estoy seguro, no me he tomado la libertad de preguntarle ni tampoco creo que cuente nada.-Draco asintió comprendiendo.-Sin embargo Allen últimamente está muy deprimido. Creo que no lo logrará antes de la siguiente reunión y teme defraudarte.-
-Tranquilízale.-Otra orden. Draco se llevó la mochila al hombro y se dispuso a irse.-Encárgate de que se sienta seguro. No quiero tener a gente atemorizada a mí alrededor. No me lo voy a comer, al fin y al cabo no puse ningún plazo. Entrégale a tus cuatro sobrantes a él.-
-Espera.-El rubio se giró apremiándole.-Es respecto a El Príncipe. Últimamente hace demasiados movimientos ¿No crees? La situación está demasiado activa. Parece un avispero.-
Draco sonrió en respuesta.
-El Príncipe está nervioso, y el Juzgado sólo mete la pata, lo que ayuda a ponerle todavía más nervioso. Aún así no hay de qué preocuparse. La Cabeza de El Príncipe es fría, sabrá mantener sus Manos controladas hasta que sea el momento adecuado.-
-¿Y a nosotros nos conviene?-Blaise le miró exasperado.-Quiero decir; No soporto que se mueva con tanta libertad. Quizás deberíamos de restringirle un poco, sin que se de cuenta.-
-No-La palabra fue clara y la orden directa. Zabini se puso rígido inmediatamente, sintiendo que estaba siendo regañado.-Aún no.-Pronunció lentamente.
-Lo comprendo.-
Draco le dedicó un asentimiento como despedida, quitó los conjuros del baño, y salió al pasillo. Blaise le seguiría tras cinco minutos, seguramente. Al disponerse a cruzar un recodo se detuvo al escuchar una voz femenina que le resultaba demasiado conocida. Con expresión casual se apoyó contra la pared y comenzó a observarse las uñas, entretenido, prestando atención a la conversación ajena que se dirigía en su dirección.
-El marcador aún no tiene un sólo punto y Snape ya nos quita veinte. En nuestro primer día.-Apuntó la joven. Otra voz, masculina y molesta, le respondió.
-Esa víbora nos habría quitado el derecho a tener marcador de no estar ahí McGonnagal.-
-Suerte tuvimos.-
-No del todo.-Refunfuñó el muchacho.-La vieja bruja se atrevió a castigar a Harry injustamente.-
-Agradece que tan sólo…-Hermione Granger se detuvo de pronto al girar una esquina y encontrarse directamente contra la figura de su peor enemigo. Un gesto de asco cruzó su cara.
-¿Qué pasa?-Preguntó Draco burlón.- ¿Ya le estás pegando tu suerte a Gryffindor, comadreja? No tienes suficiente como que la cuenta de tu familia esté en grandes números rojos como para que también la esté la de tu casa.-
-¡No, Ron!-La muchacha tomó a su amigo del brazo, bajándoselo antes de que pudiese maldecir al rubio.-No merece la pena.-Le dedicó una mirada de odio mientras seguía caminando.
Draco se rió y continuó también su camino.
-Eso habrían sido otros diez puntos menos para Griffindor.-Comentó en voz suficientemente alta como para que los dos chicos le escuchasen.-Lástima.-Se dijo.
Cuando ya se encontraba a una distancia prudencial de los dos tercios del Trío Magnífico, se encontró con una muchacha de primero caminando en sentido contrario por el pasillo. Le dedicó una mirada sonriente y la niña se ruborizó apartando la vista. Justo cuando llegó a su lado, se detuvo y le miró a la cara. La muchacha también se paró, nerviosa, esperando a que le dijese algo.
-Perdona, hermosa, por casualidad no serás de Griffindor ¿No?-Sus ojos grises se posaron en el escudo de león sobre el pecho de la niña, la cual asintió, percatándose a su vez de la serpiente que lucía en su pecho Draco.
El rubio azucaró aún más su expresión. Había aprendido que de vez en cuando merecía la pena fingir algo de dulzura. Podía ganar demasiado.
-Hay un muchacho en tu casa, indudablemente le conoces, Harry Potter, que ha sido detenido. El profesor Snape me ha ordenado entregarle una cosa, pero no tengo ni idea de donde se encuentra ¿Me ayudarías?-
La pequeña se inclinó un poco hacia atrás, estaba acobardada por la presencia de Malfoy, pero no dudaba de sus buenas intenciones. Al cabo de un segundo se atrevió a sonreír.
-Creo que está en la sala de trofeos.-
-¿Seguro?-
La niña asintió encantadoramente con la cabeza.
-Eres un cielo.-Le tomó el pelo y se lo acarició.-Muchas gracias.-Y sin más, consciente de que atrás dejaba a una ferviente admiradora de por vida, cambió su rumbo hacia la mencionada sala, que quedaba bastante lejos de la biblioteca, pero la desviación merecía la pena.
No tardó ni diez minutos y ya estaba ahí, observando por la puerta entreabierta la figura de Harry Potter arrodillado y limpiando con un palo y un trapo húmedo los huecos de debajo de la estantería de trofeos. Una sonrisa complacida asomó al rostro del rubio.
Observó las caras molestas de Harry por unos minutos más, disfrutando de cada una de sus expresiones y sus posiciones dolorosas para conseguir sacar todo el polvo acumulado. En un momento dado el muchacho estiró a espalda, inclinándose hacia atrás aún de rodillas, y comenzó a frotarse el hombro derecho, visiblemente adolorido. Draco suspiró.
-En ese estado serías un blanco demasiado fácil la próxima vez que te pille por los pasillos.-Murmuró sin intenciones de ser oído. Miró a ambos lados del corredor, asegurándose de que no había nadie, luego se acuclilló y apuntó desde su punto perfecto hacia la estantería.-Quizás necesites algo de magia. Quiero tenerte pronto de nuevo en circulación.-Un rayo transparente, como una ráfaga de aire, salió de su varita y la estantería se balanceó saltando sobre sus patas como si fuese una nariz con picores. Harry la observó asombrado y se inclinó para ver lo que podía haber debajo, y en ese mismo momento un enorme y evidente estornudo por parte del mueble sacó todo el polvo que tenía. Harry Potter escupió la pelusa y suciedad que le habían entrado en la boca abierta mientras Draco Malfoy se daba la vuelta, orgulloso de si mismo, y seguía su paseo, ahora sí, en dirección a la Biblioteca.
-Hou, Hou, Hou.-Cantaba Blaise en la ducha, enjabonándose el pelo.-
Con diez barriles aguardándome en la despensa,
Ya tengo mi vida y mi noche hecha.
Sólo necesito el viento en la cara
y un reino de agua salada.
Hou, Hou, Hou.
De sangre vertida y vino derramado,
sólo la camaradería limpia nuestro pasado.
Y no me arrepiento de una sola noche
en la que gané tantas monedas, joyas y broches.
Hou, Hou, Hou.
Y si abandonar el pillaje y la muerte
de mi asentimiento dependiese,
le diría al grumete cobarde:
"¡Antes que me corten el gaznate!".
Hou, Hou, Hou.-
-Oh, por Merlín y sus treinta putas.-Maldijo Draco tapándose los oídos.-Deja de cantar canciones de borracho en mi baño.-Se acomodó la toalla a las caderas y continuó con su escrutinio de su barbilla y mejillas.- ¿Tu te afeitas?-Preguntó de pronto.
-Por supuesto que sí. El hecho de que a los dieciséis años sigas siendo un niño imberbe, no significa que el resto de la humanidad también.-
El rubio le dedicó una mirada capaz de fundir la cortina de la ducha y atravesarle el corazón, venenosa.
-El hecho de que seas un adolescente precoz no significa que el resto de la humanidad también lo deba de ser. Recuerda que en tu familia hasta tu madre tiene bigote.-
-¿Eso que oigo en tu voz es envidia, Malfoy?-Se burló el muchacho sacando la cabeza.
-Eso que escuchas en mi voz es la certeza de que te vas a pasar la próximas dos semanas al cargo de las listas "F" de El Oculto.-Le encomendó con malicia.
Blaise maldijo en voz alta, luego trató de negociar.
-No deberías de mezclar los problemas personales y los laborales. Dos semanas con esa lista es muy abusivo. Ni siquiera Thomas aguantó más de tres días sin terminar con un ataque de nervios. Es demasiado papeleo.-
-Pues entonces procura cerrar el pico.-Se inclinó y tomó del armario que había debajo del lavabo una crema para pieles sensibles. Luego procedió a aplicársela en la cara.-Hablando de eso. Estás llevando tú la distribución de tareas ¿Cierto?-
-Sí, aunque últimamente le estoy pidiendo ayuda a Scott. Tener un secretario no me viene del todo mal ¿Sabes?-El ruido de la ducha se detuvo y segundos más tarde el muchacho salió de tras la cortina colocándose una toalla en la cadera, aún con gotas brillantes recorriéndole todo el cuerpo.
-No abuses demasiado de tu poder.-
-No lo hago. Scott se ofreció. Había terminado ya con sus encargos y las seisenas a su mando no dan demasiado problemas. Son maduritas ya.-Murmuró con un deje de envidia.-¿Por qué lo preguntas¿Tienes alguna otra tarea que deba de añadir?-
-Sí. Hasta ahora me había hecho cargo yo de El Anular de El Príncipe, pero supongo que voy a terminar mezclando lo personal con lo profesional, así que me gustaría que, por si acaso, encargases a alguien más esa misión. Únicamente como tarea complementaria. No le des prioridad.-
-¿Quieres que haga una lista de turnos? Puedo distribuir a siete chicos que vigilen en tres turnos diarios a El Anular, así podrán descansar debidamente.-
-No. Si haces algo así escoge mejor a siete chicos distintos cada semana. Rotando de esa forma jamás se notará. Tampoco quiero un espionaje intensivo.-Desestimó terminando de aplicarse la crema y apagando la luz del espejo, se volvió a su amigo y le sonrió.-Con saber si tiene contacto con La Cabeza y qué tipo de contacto mantiene, tengo.-
-Entendido.-Blaise aceptó la misión. Ambos muchachos salieron del baño y se dirigieron a sus respectivas camas. Justo antes de acostarse, el más alto miró al rubio.-Por cierto. Hay un rumor que se está esparciendo por la sala común…-Dudó si debía de continuar. En su tono se entendía un aire burlón que daba a entender que tan sólo era el comienzo de una broma. Draco se lo permitió con una sonrisa desentendida.-algo sobre que a los que les gustan dominar les encanta ser dominados.-
-Oh, dios.-Murmuró Malfoy ahogando una risa.- ¿Tú también leyendo revistas malas?-
-Me preguntaba qué clase de perversiones sexuales serían tu tipo.-
-¿Quieres que te responda directamente a una pregunta tan personal?-Draco se metió bajo las sábanas y apagó la luz de su mesilla. Esperando la respuesta se peinó el pelo lacio con los dedos. Era de una suavidad extrema, relajante.
-No me molestaría si me contases.-
-Entonces escucha atentamente.-El muchacho cerró los ojos y ahogó una sonrisa.-Me pone imaginarme cómo uno de mis subordinados me atrapa un día contra la pared y me penetra violentamente, forzándome mientras yo me muero de la excitación. Últimamente tengo mucho un sueño al respecto.-Continuó burlón.
-¿Sí¿Con un tío? Déjame adivinar.-Blaise dio un silencio dramático a sus palabras.-Es conmigo¿verdad?-
-¡Por Merlín¿Cómo lo supiste?-
-Fue difícil, pero las miradas que me estabas echando en la ducha me dieron una pista.-
-¿Algún día harás mi fantasía realidad?-Susurró suplicante, poniendo carita de cachorrito necesitado aún sabiendo que en la oscuridad reinante nadie le vería.
-Umh…-Rezongó el muchacho, medio dormido.-Algún día, puede ser. Pero habrá un problema.-
-¿Cual?-
-No me van los tios.-
-Lástima.-Draco sonrió y se dio la vuelta sobre sí mismo, ahora tratando de conciliar el sueño. Cuando estaba cerrando los ojos no podría evitar sonreír y sonreír más por la jugarreta recién gastada. Decir verdades que jamás son tomadas en serio era la mejor forma de ocultar algo. La única mentira que había dicho era el nombre de su acosador fantasioso. A Draco Malfoy le interesaba otra persona, pero también era cierto que estaba demasiado ocupado haciéndole la vida imposible a dicha persona como para poder pararse a seducirle.
-La poción Morties es una variación, mejor dicho, una adaptación, de la Noxter que vimos la semana pasada.-Explicaba el profesor Snape, paseando con el libro de pociones entre las mesas y calderos de sus estudiantes, los cuales, la mayoría rígidos, le seguían con la mirada y algo de miedo.-¿Alguien sabría decirme cuales son los cambios que fueron puestos?-Pasó sus ojos, pequeñitos y odiosos, por los alumnos.-¿Siempre he de preguntar si hay alguien más?-La mano alzada se agitó nerviosamente. Draco puso los ojos en blanco. Cansado también alzó la mano.- ¿Malfoy?-
-Supongo que arreglarían el defecto de la muerte prematura y el envejecimiento craneal.- De otra forma sería una putada, pensó para sí.
-No lo arregló exactamente, pero sí que lo redujo.-Concedió.-Cinco puntos para Slytherin.
El muchacho rubio sonrió aceptando el regalo, procurando no mirar hacia atrás, puesto que sabía que tendría los ojos de una muy molestar Hermione Granger pendiente de agujerear su nuca con todo su odio.
-Además de eso también se agregó una habilidad más. Alguien que me la diga.-
Otra vez la muchacha de Gryffindor levantó su brazo. Snape siguió esperando, esperanzado. El rubio se giró para ver como Ron Weasley se inclinaba hacia su compañera y le susurraba algo. La chica le respondía a regañadientes, y el pelirrojo alzaba la mano un segundo después. Malfoy se rió por la jugarreta, pero no funcionaría. Snape se mostró asombrado, pero no cedió, como había predicho el Slytherin. Un poco más tarde también Harry Potter tenía la mano arriba.
-Bien. Ya veo que nadie, decente, es capaz de contestar.-
Eso de decente ha sido demasiado directo, pensó Draco torciendo el gesto. Y justo como había imaginado otra persona expresó en voz alta sus ideas.
-¿Qué quiso decir con eso de decente?-Weasley se había levantado de su asiento y tenía las manos sobre su pupitre, exigiendo una explicación.
-Cinco puntos menos para Griffindor, por romper la paz de la clase.-Snape entrecerró sus ojos calculadores con diversión, aunque esta sólo era una mueca borrosa en su cara de hastío.-Y serán cinco más si no se sienta ahora mismo y mantiene esa boca cerrada. Tras ser obedecido por un rojo Weasley, continuó.-Ahora abran sus libros por la página ciento doce y observen la explicación sobre la poción. Quiero un trabajo de cinco páginas para el próximo día, y la poción realizada para finales de semana.-Un murmullo de decepción general siguió al hombre hasta que se sentó en su mesa.-Comiencen ya.-
Draco se levantó de su asiento, seguido por Goyle, que compartía mesa con Crabbe, y se dirigió al armario de ingredientes. Por el camino una cabellera negra se situó justo delante de él. Estuvo tentado de hacer un comentario agudo, pero decidió que Gryffindor había perdido ya demasiados puntos esa semana como para incitar a su representante a una pelea verbal delante del profesor de pociones.
Al llegar al armario alzó una mano para tomar un frasco de Laurisilva que estaba en el estante superior, pero era demasiado bajo y no alcanzaba, sus dedos rozaron el cristal, provocando que este se deslizase hacia atrás, y se puso aún más de puntilla. Le dolía el cuello. Una mano se adelantó y tomó el frasquito sin problemas, alcanzándoselo.
-Gracias.-Le dijo sin más, alzando los ojos hacia su gorila. Justo en ese momento se dio cuenta de que no se trataba de Goyle el que le había cedido la Laurisilva, sino que ni más ni menos que Harry Potter, el cual, por su cara de sorpresa, parecía que tampoco se había dado cuenta de a quién le había hecho el favor hasta que fue demasiado tarde.
Sin saber por qué un malestar agradable nació en el estómago de Draco, el cual luchaba por no bajar la vista, azorado. ¿Le había dado las gracias a Potter¿Qué se decía en esos momentos¿Valía retirar lo dicho¿Serviría de algo, además de sonar infantil?
-Aparta.-Con tan buenos modales, Goyle le dio un empujón al pelinegro, interponiéndose en el campo visual de Draco e impidiendo, definitivamente, que el chico pudiese decir algo que le encauzase de nuevo en su línea normal de odios e insultos por Potter. Sin esperar más, Malfoy se dio media vuelta y se sentó en su asiento. Sólo entonces se acordó de que se había olvidado de tomar el resto de los ingredientes.
Blaise le lanzó una mirada interrogante. ¿Qué pasó con lo que falta?, le preguntó con la mirada.
-¿Podrías ir tu? No alcanzo.-
El pelirrojo esbozó una sonrisa y se levantó.
-A ver cuando das el estirón.-
Lo peor es que ya lo he dado. Draco se habría avergonzado de no haber estado a la vista de todo el mundo, por el contrario sólo puso los ojos en blanco con cara de enfado.
-Me temo que no voy a crecer más de esto
Poco después, Harry regresó a su asiento y él fingió no verle. Tampoco fue necesario, el muchacho ni siquiera parecía mínimamente interesado en reírse de él por su error anterior.
Mientras Blaise hacía la poción, Draco comenzó a buscar información que luego intercambiaría con su compañero. Subrayó las partes más importantes del libro y tomó notas, olvidándose de sus problemas hasta que finalizó la hora.
-Ya ha pasado una semana.-Escuchó que le decía el otro cuando estaban recogiendo las cosas.- ¿Crees que ya es momento para que lo hagamos?
Alguien chocó contra el hombro de Malfoy e hizo que se le cayese el pergamino. Lo recogió sin siquiera molestarse en gritar a nadie. Miraba fijamente a su compañero.
-Todavía no. No estamos preparados.-Alzó la vista cuando la misma persona que había chocado contra él se detuvo repentinamente.
Potter le miraba con los ojos abiertos de par en par, como si le acabase de oír decir en voz alta: "Soy un Mortifago y tengo la marca en mi brazo" Draco le lanzó una mirada de Muérete, Potter y continuó guardando las cosas en su mochila.
-¿Y qué le pasa a ese?-
-¿Qué le va a pasar? Qué es un paranoico que ve dementores en todas partes.-
El pelirrojo le rió el chiste y ambos salieron juntos del aula, no sin antes despedirse con un gesto de cabeza del profesor de pociones. Ya en el pasillo, entre la multitud de estudiantes, Blaise miró hacia atrás.
-¿Crees que sospecha algo?-
-¿Quién¿Potter o Snape?-
-Ya que estamos, ambos.-
-No. Ninguno. Están demasiado concentrados en matar serpientes que se enrollan en sus botas como para ver las que cuelgan de los árboles, sobre sus cabezas.-
-Pues Snape actúa últimamente demasiado frío, y Potter… ya viste su reacción.-
-Potter siempre reacciona así.-
-¿Y Snape?-
-Snape es Snape.-Dijo dando por finalizada la discusión. Apretó el paso y se dirigió al aula de adivinación. Una de las asignaturas que más odiaba del curso. Cuando estaba en el tercer pasillo se despidió de su compañero. Él no había elegido esa optativa. Sin embargo Draco la necesitaba demasiado como para prescindir de ella. Si tan sólo tuviese mejores profesores…
Esa tarde, a la hora de la cena, vio como Hermione Granger y Ron Weasley susurraban cosas. El pelirrojo parecía demasiado divertido para agrado de Malfoy. Cuando esos tres traían algo entre manos Weasley siempre sonreía así. Unos segundos después, su hermana pequeña, Ginny Weasley se acercó a ellos e intercambió unas palabras. Potter parecía demasiado molesto por la conversación, pero no dijo nada, tan sólo se puso rígido. La pequeña exclamó algo, se rió y miró hacia la mesa de los Slytherin. Draco solo frunció el ceño. Definitivamente se traían algo entre mano. Justo en ese momento Blaise se inclinó hacia él.
-¿Te pasa algo? No has comido nada.-
-Hay que vigilar a los leones. Creo que no es más que una trastada, pero no quiero que ésta termine entorpeciéndonos. Ya sabes cómo disfrutan metiéndose en nuestro camino y estropeándonos las cosas aún sin darse cuenta.-
Blaise asintió.
-Yo me encargo de eso. Ahora come algo.-Le acercó la bandeja de albóndigas, pero el chico las rechazó. Entonces tomó la de las papas. Malfoy le miró enfadado. Odiaba las papas fritas. El pelirrojo se encogió de hombros.- ¿Qué te acerco?-
-El pastel de carne.-Respondió Malfoy sin mirarle. Bajó la vista a sus piernas y ojeó el libro de Adivinación. La tarea en sí no era complicada, era demasiado sencilla, a decir verdad, pero las clases iban demasiado lento. No podía perder el tiempo siguiendo el ritmo de sus compañeros, por ello procuraba terminar rápido lo que le mandaban para continuar con sus estudios a parte, tres lecciones más avanzados.
-Come.-
Al alzar la vista vio que Blaise le acercaba un tenedor con un pedazo de puré y carne picada. Puso el libro sobre la mesa y siguió leyéndolo, abriendo la boca para que su compañero pudiese alimentarle como a un niño chico.
-¿Está interesante?-
-Es un tostón.-
-¿Por qué no le encargas eso a otro? Estoy seguro que tu tienes más obligaciones.-Le acercó otro tenedor y Draco lo aceptó.
-Y estoy seguro que tú tienes tu propia comida que comer. Deja de alimentarme.-
-Si no lo hago yo, no lo harás tú. Traga.-El rubio obedeció y continuó tomando lo que el chico le daba.
Segundos más tarde Thomas se inclinó hacia ellos, sentado enfrente.
-Oye ¿Qué les pasa a los leones? No dejan de mirar para acá.-
-Están tramando algo.-Respondió Draco sin preocuparse por comprobarlo por sí mismo. Masticó y volvió a abrir la boca, cuando recibió su ración de comida continuó hablando.-No te preocupes, ya le mandado a Blaise que se encargue.-
-¿Y se puede saber por qué le tienes trabajando como tu niñera?-Se burló.
-Porque estoy demasiado ocupado haciendo otras cosas más importantes.-Alzó la vista y miró fijamente a Thomas.-Si quieres te las paso a ti. ¿Quieres?- El otro negó.
Draco aprovechó para mirar de refilón la mesa de los Griffindor. No eran solamente el Trío Magnífico, era toda la mesa en sí la que estaba revolucionada. Eso que se cocía era algo grande. Una chica de los leones se levantó entonces y corrió a la mesa de Ravenclaw. Draco entrecerró los ojos. Algo demasiado grande.
-Malfoy.-Le llamó Blaise, con el tenedor al lado de su mejilla, esperando a que el chico abriese la boca, pero este estaba demasiado ocupado observando como una información corría de boca en boca entre los Ravenclaw. Lo peor de todo es que después lanzaban miradas descaradas hacia los Slytherin. Eso no le gustaba nada. Un sabor amargo se arremolinó en su estómago.
-Malfoy.-No hizo caso a Blaise, corrió los ojos y se dio cuenta de que otro informador Griffindor había hecho lo mismo en la mesa Hufflpuff.
-Oh, Merlín.-Maldijo siendo consciente de las dimensiones que estaba abarcando eso. Esto no sería una bromita más dentro de la lista del trío magnífico, esto sería un atentado en gran escala.-Blaise, duplica la guardia en la torre Gryffindor.-
-Lo que tu quieras.-El pelirrojo, enfadado, le tomó de la barbilla y le hizo mirarle.-Ahora abre la boca y come. Tampoco desayunaste esta mañana por leer ese maldito libro.-
A regañadientes y con una mirada de puro odio el rubio abrió la boca, permitiendo que su amigo le metiese la comida. En ese justo y preciso momento las tres casas restantes estallaron en carcajadas, gritos, silbidos y comentario que, por estar tan entremezclados, resultaron imposibles de entender. El rubio se giró de inmediato, lívido, temiendo que todo se hubiese desarrollado demasiado rápido como para poder impedirlo, pero no encontró en ninguna parte del gran salón, ni de su propia mesa, un motivo por el cual las tres casas estuviesen tan alborotadas. Incluido los profesores habían levantado su atención buscando el problema.
-¿Qué les pasa?-Volvió a preguntar Thomas.
-Oye, Draco…-Susurró Pansy levantándose de su asiento y dirigiéndose hacia el chico, el cual se inclinó hacia atrás para poder mirarle y escucharle mejor entre el griterío.-Creo que están diciendo algo sobre tí, Blaise, y una relación secreta.-
El chico se puso más pálido de lo normal.
-¿De qué estas hablando?-Giró la cabeza y descubrió, para su horror, que realmente las tres mesas no estaban mirando a los Slytherin, le estaban mirando a él y a su compañero, silbándole a él y a su compañero, gritándole a él y a su compañero, y haciendo todo lo que hacían a él y su compañero.-Suficiente.-Gruñó apartando la atención de los estúpidos estudiantes y volviendo a mirar su libro.
Blaise no intentó que siguiese comiendo, prefirió llevar a partir de ese momento su tenedor a su propia boca.
Al principio pensó que tódo se quedaría en una bromita de un almuerzo, pero se equivocaba, esto realmente era una broma y de las grandes, de las gordas, de esas que llevaban el sello del Trío Magnífico. Allá a donde fuese Malfoy estaba todo el mundo cuchicheando y señalándole, incluso más de algún valiente se atrevía a lanzarle un comentario jocoso, consiguiendo hacerse víctima de los hechizos de sus guardaespaldas. Hasta tal punto había llegado el asunto que Malfoy se había visto obligado a pedirle a Blaise que dejase de acompañarle de clase en clase. Aún así no dejó de sentarse en su lado en todas las aulas, lo que provocó más de un comentario fuera de lugar cuando los profesores no prestaban atención.
Una semana más tarde, el cotilleo no sólo no se había acallado, sino que había crecido hasta el punto de que las chicas murmuraban historias de terror sobre muchachos pillados a escondidas a altas horas de la noche en camas agenas, besuqueos en medio del pasillo y roces encendidos cuando nadie les veía. Todo eso ponía de muy mal humor a Zabini, pero Draco, con su habitual sangre fría hacía como que no escuchaba nada. El colmo fue cuando un grupo, declarado partidario y defensor de las relaciones homosexuales en Hogwarts, habían comenzado a lucir chapitas dando ánimos a la pareja.
Draco se metió en el cuarto de baño y esperó unos segundos, mojándose la cara y observando su reflejo en el espejo, hasta que apareció Zabini.
-Quedémonos media hora y verás cómo se ríen cuando salgamos.-Murmuró de mal humor el muchacho.
Draco ni siquiera hizo caso a su expresión enfadada.
-Que se rían cuanto quieran. Mientras estén pendientes de otras cosas, no harán caso a nada más.-Se giró y señaló con un movimiento de cabeza que revisase el lugar. Así lo hizo el otro, asegurándose de que no había nadie más en ningún cubículo, luego cerraron la puerta y la insonorizaron.
-Debemos de aprovecharnos de las tonterías y distracciones que esos bobos crean para sí mismos.-Le señaló el muchacho, colocándose de un saltito sentado sobre el poyo del lavabo.
-Solo tú eres capaz de sacar provecho de las situaciones más desagradables.-
-Piénsalo de esta forma. Mientras Hogwarts se entretiene alimentando su diversión en una supuesta pareja y concentrando toda su atención en nosotros y en cómo hacernos la vida imposible, no se molestarán en tratar de hacer otro tipo de jugadas, cómo entrar en nuestra casa o descubrir por error lo que estamos haciendo.-Lo cierto es que, desde que había comenzado todo esto, lo que más había temido era que cualquier estúpido bromista, en uno de sus habituales ataques a Slytherin, descubriese más de lo que debía y derrumbase, de un soplido, todo un castillo de naipes tan bien colocados. El plan de Draco estaba tan cuidadosamente diseñado que estaba a pruebas de aurores. No había un sólo experto que pudiese descubrir, aposta, lo que se estaba fraguando en Slytherin, o eso creía. Pero en los mayores plantes siempre fallaban las cosas más pequeñas. De ahí los temores de Draco.
-Lo que tú digas. Pero no me pidas que mantenga mi varita enfundada mientras por esos pasillos se comenta que soy marica.-Gruñó muy enfadado Blaise, señalando hacia la puerta.-Me aseguraré de que más de la mitad de esos sangre sucias mal nacidos vayan a hacer una visita a la enfermería en los próximos tres días, o quizás les dejaré de vacaciones ahí.-
-No.-Alto y claro. Las mejores órdenes de Malfoy eran esas que consistían en una sola palabra. Toda la entereza de Blaise se vino a pique cuando supo que no habría forma de rebatir esa decisión.-Te permito que devuelvas comentarios y pullas, incluso que lances algún que otro hechizo menor. Pero no quiero más revuelo del que ya hay, ni que enfades más a esas ratas. ¿Entendido?-
-Entendido.-Aceptó el otro, sin poder mostrar siquiera un deje de enfado ante su superior.
-Ahora salgamos. Y, otra cosa.-Se detuvo delante de la puerta.-No habrán más reuniones hasta que yo avise. No quiero ni que las seisenas se junten a menos que sea en un caso de extrema gravedad.-Su compañero asintió con la cabeza. Entonces Draco tomó el picaporte y salio del baño.
-¿Aprovechando un poco el descanso con tu novio, Malfoy?-Se rió un alumno de Séptimo de Hufflpuff, al momento el grupo de amigos que le acompañaban estalló en carcajadas.- ¿O "descansar" no es la palabra más adecuada?-
-Descansar es lo que vas a hacer tu, gilipollas, pero en un hospital.-
Draco siguió caminando, ignorando el grito de Blaise y el rayo de luz que se produjo tras él. Cabeceó decepcionado, aunque no dijo nada, ni siquiera se detuvo a parar eso. Blaise tenía derecho a desquitarse un poco, sin embargo no le atraía demasiado el hecho de que su lugarteniente se dejase llevar tan fácilmente por la rabia. Habría creído que tenía más aguante.
A última hora del día, cuando ya se dirigía a su sala común, su oído captó la conversación de la aguda voz de Hermione. De alguna forma siempre que el Trío Maravilla estaba cerca era alertado de antemano por esa chica. Se detuvo en unos escalones y se sentó al lado de la barandilla, en el ángulo ciego, sacando un libro y fingiendo que lo ojeaba. Nunca estaba de más escuchar conversaciones ajenas.
-Pues ya me dirás tú qué quiso decir.-Gruñó Ron Weasley, con un tono más alto de lo normal.-Sinceramente, no lo veo normal. No lo veo, Hermione.-
-Podrías dejar de ser tan terco y simplemente, en vez de verlo, aceptarlo.-Replicaba la chica, en un tono suave, conciliador, a la vez que con cierta amonestación impresa.-Es tu amigo. Confía en ti. Necesita que le apoyes ahora.-
-¿Qué le apoye¿Después de lo que me llamó?-
La conversación se había puesto tan interesante que Malfoy había olvidado observar el libro y miraba descaradamente en la dirección de la que venían los sonidos, cerca, quizás a tres metros, pero sin acercarse. Los dos muchachos, porque parecía que no estaban con Harry Potter, discutían sentados, posiblemente.
-Él sólo respondió a tu provocación.-
-Me da igual a lo que respondiese. Es mi mejor amigo, se supone. Soy yo el que confío en él, y se aprovechó de eso para darme en lo que más me dolía. Casi sonó como un hijo bastardo de Malfoy cuando me insultó.-
-Y tu parecías de todo menos su amigo. Tus palabras fueron aún más crueles. Él decidió hacernos partícipes de todo eso cuando podría habérselo callado y guardado para sí.-
Malfoy estaría recordando todo el árbol genealógico Weasley y Grangel de habérselo sabido, maldiciendo a cada uno de sus ascendientes hasta su undécima muerte. ¿Por qué demonios esos condenados no decían de una vez qué era todo ese secretismo que se traían con Potter¿Era algo de la orden del Fénix¿El abuelito venerable, conocido como Dumbledore, había movido su reina? Estaba por saltar de su escondite y hacerles hablar a punta de varita como no hablasen claro de una vez.
-¿Por qué eres tan cerrado¿Por qué tienes tantos escrúpulos¿Sabes? Acusaste a Harry de ser un Malfoy por cómo se comportó, pero tú eres el que más debería de llevar ese apellido. Tus prejuicios te ciegan.-Y dale con los Malfoy. Ya podrían dejar de mentarle e irse al grano.-Si quieres no lo aceptes, haz lo que quieras, actúa como antes de que Harry te lo dijese y olvídate de todo, pero, sinceramente, nada de esto es de tu incumbencia. Harry no va a dejar de ser moreno porque tu le digas que no te gustan los morenos, ni va a dejar de ser como es porque tú le digas que…-
-¿Qué sea como es¡Es eso precisamente!-Se exaltó el pelirrojo, alzando la voz más aún. Parecía que los Gryffindor no sabían qué era la discreción.-Yo le estoy diciendo a Harry que sea como es. Que nació hombre y morirá hombre. Así que yo no soy el que está equivocado.-
-¡Por supuesto que sí! Harry nación hombre, vivirá hombre y morirá hombre. ¿Acaso mencionó algo de cambiarse de sexo?-Preguntó la chica enfatizando demasiado el tono interrogativo.-Creo que no era eso precisamente lo que mencionó.-
-No. No lo era. Y fíjate tu, si él me llega a decir que le gustaría convertirse en mujer lo comprendería mejor que la… la…-Las palabras se le atragantaban en la boca.-la inmundicia que nos dijo.-
Draco abrió la boca de par en par. Justo en ese momento recordó quién era y que se suponía que nada le afectaba, y volvió a cerrarla, poniendo una completa máscara de indiferencia. Esperaba que estuviesen todavía con los ejemplos, porque jamás hubiese supuesto lo que se estaba insinuando de su enemigo más acérrimo.
-¿Estudiando, Malfoy?-Preguntó una voz demasiado conocida, con un deje de tristeza, a sus espaldas, sobresaltándole.
El rubio se giró para dedicarle una cara de asco a Harry Potter. Se levantó y guardó el libro en la mochila, luego se sacudió los pantalones elegantemente, consciente de que la conversación de Weasley y Granger se había detenido abruptamente. Ahora estaba dentro del campo de visión de esos dos, y esos dos sabían que lo había escuchado todo.
-Sí. Es interesante lo que se aprende estudiando a las comadrejas fuera de su habita natural.-Comentó aludiendo sin necesidad de mirarle al pelirrojo.-Uno descubre que al final eso de que los leones llevaban la amistad y la fidelidad a límites extremos no es más que patrañas. ¿Cierto, Potter?-Touché.
El chico posó sus ojos verdes sobre él, los entrecerró un poco, quizás dispuesto a devolverle la ofensa, pero desestimó la oferta y siguió bajando las escaleras. Pasó al lado de Malfoy sin mirarle y se giró para ver a sus amigos.
-¿Qué es lo que has escuchado, Hurón Marica?-Draco no pasó por alto que los hombros de Harry se tensaron cuando la palabra marica salió de la boca de Weasley.
-Lo suficiente como para hacer una tesis sobre lo ya mencionado.-Admitió. No tenía ganas de cebarse con el reciente descubrimiento de la homosexualidad de Potter, al fin y al cabo eso sería jugar a su nivel. Posó su mirada sobre la pálida Hermione, la cual miraba a Harry como si se estuviese preguntando si debía de tirarse a sus pies y suplicarle perdón por el descuido de dejar que otros escuchasen esos temas, y luego miró al pelirrojo, el cual ignoraba abiertamente a su amigo y había centrado toda su atención en Draco. Parecía dispuesto a lanzársele al cuello.-Tranquilo, comadreja.-Dijo alzando una mano y dirigiéndose hacia él, dispuesto a seguir el camino que había tomado desde un principio, lo que incluía pasar a su lado.-No me voy a ir con el chisme a otra parte. Lo cierto es que la información me ha decepcionado tanto que no sé ni por qué me he molestado en escuchar.-Chasqueó la lengua.
Estaba consiguiendo que el muchacho se enfadase aún más. Weasley se veía adorable cuando se ponía tan rojo. Sus ojos furiosos era la envidia de cualquier Growhole. Pero, repentinamente, el chico pareció tranquilizarse más. Draco no podría creerse que su palabra hubiese servido para aliviarle. No, no estaba tranquilo como la persona que se veía libre repentinamente de preocupaciones, sino como el jugador de ajedrez que se dispone a hacer una jugada espectacular.
-Así que sabes que fui yo el que corrió la voz sobre lo tuyo y Blaise.-
-¡Ron!-Harry, tras Draco, el cual se había detenido abruptamente, parecía ordenarle callar. Pero él no tenía el poder de los Malfoy de conseguir lo que quisiesen con una sola palabra.
-Oh ¿Fue eso?-El rubio estaba tranquilo.- ¿Y fue divertido?-
-No sabes tú cuanto.-Completa felicidad se reflejaba en la cara del pelirrojo.- ¿Qué se siente ahora que las cuatro casas están al corriente de tus desviaciones?-
Draco, para horror de Hermione y sorpresa de Ron, sonrió.
-La verdad es que un poco aliviado. Me ahorraste el problema de tener que dejarlo ver yo mismo.-Se encogió de hombros y siguió caminando.
Al pasar al lado del chico este le tomó del brazo, apretando con fuerza. Parecía que no se calmaría hasta que no le hubiese roto la nariz a uno. En el interior de su túnica Draco agarraba la varita con fuerza, sólo por si acaso, mientras que veía por el rabillo del ojo cómo Hermione trataba de apaciguar al chico con un gesto.
-¡Ron¡Déjalo ya!-Repitió Harry.
-Eres peor de lo que imaginaba, Maricón Malfoy.-Escupió el chico, borracho de rabia.-Ni siquiera tienes la decencia de avergonzarte de tu anormalidad.-
Draco le miró de arriba abajo y luego giró la cabeza para ver a Harry. Éste estaba excesivamente tenso.
-¿Y fue por él por el que rechazaste mi amistad? A veces creo que tienes demasiada mala suerte, Potter.-Le dijo sin odio ni maldad, simple lástima impresa en cada palabra.
Lo había conseguido, los tres chicos, ahí presentes, habían sido tocados y hundidos por el comentario.
-Ron…-Rogó suavemente, casi dulce, Hermione. Pero el muchacho no le hizo caso. Alzó la mano y puso la varita a un centímetro de la nariz del rubio.
Draco solo tuvo tiempo de tratar de sacar la suya, pero no fue lo suficientemente rápido. Tengo que practicar, se recordó sin atisbo de preocupación. ¿Qué era lo máximo que le podía pasar¿Qué le pusiesen siete tentáculos por cara? Bueno, mejor era descubrir ahora que era demasiado lento en el desenfunde que cuando fuese a luchar de verdad por su vida.
-Te voy a hacer tragar tus palabras, Malfoy.-Gruñó el pelirrojo.-Harry jamás se equivocó al hacer su elección, porque él tiene mi voto de confianza. Él no es como tu, puto promiscuo de mierda.-Draco alzó una ceja. ¿Promiscuo? Esa sí que era buena. A la hora de insultar nunca nadie le había enseñado a no inventar nada. La verdad es que los insultos perdían peso y llegaban a ser risibles si no eran más que patrañas, por eso no pudo evitar esbozar la sonrisa divertida en su cara.-¡Saris…!-
-¡EXPELIARMUS!-
Ron salió volando arrastrando consigo a su amiga a causa de la fuerza del hechizo. Draco se giró asombrado no creyendo que Harry hubiese sido capaz de defenderle de su propio amigo, no sabía si era por la sorpresa o por otra cosa que su corazón retumbaba con fuerza en su pecho. Sin embargo al momento se dio cuenta de su error. El mismo Harry Potter estaba girado, sorprendido, observando la figura que se acercaba corriendo con la varita en alto. Debía de haberlo imaginado, un hechizo tan fuerte sólo podría ser de alguien que se había entrenado a conciencia demasiado tiempo para protegerle a él, a Draco Malfoy.
-Weasley…-Pronunció Blaise como si la simple palabra fuese el peor insulto jamás inventado.
Se había parado a medio metro de Harry, le había mirado de refilón, visto que no era, por el momento, un enemigo temible, y se había centrado en Ron sin dejar de apuntarle a pesar de que estaba desarmado y en el suelo. Hermione había levantado la varita por si acaso necesitaba protegerle.
-Como te vuelvas a acercar a Malfoy te juro que uso tu cabeza como nuevo pisapapeles.-Luego miró a Draco, el cual se había recompuesto al momento y tenía la típica mirada de desprecio en su rostro.-¿Estás bien?-
-Perfectamente.-Respondió con frialdad, se colocó la capa y le hizo un gesto a su amigo para que le siguiese.-Vámonos.-
-No.-Draco se giró abruptamente. Era la primera vez que Blaise le daba una respuesta tan imperativa. Ese no era un no rotundo.
-¿Cómo has dicho?-Era su amigo, pero no le perdonaría una insolencia como esa.
-He dicho que no. De aquí no me marcho hasta que esta rata comprenda lo que significa meterse con Draco Malfoy.-
-¡Por Merlín…!-La comadreja eligió ese momento para hablar. Si de verdad apreciaba su vida, pensaba Draco, habría hecho mejor manteniendo la boca cerrada. No hacía nada bien echando más leña al fuego, sobre todo cuando Blaise estaba cabreado. Sólo una vez Malfoy había visto esos ojos tan enfurecidos, y no le gustó lo que aconteció a continuación.- ¿Qué es esto¿El marica tiene que esperar a que venga su novio a salvarle? -Hermione, sin bajar la varita, aún más tensa, apretó las uñas sobre el hombro de su amigo. Cállate, le estaba diciendo.- Ya se yo quien se la mete aquí a quien.-
-¡Cruci…!-
N/A: Esta historia fue comenzada como un encargo del ahora inexistente grupo Gunyashi. Pongo aquí los datos.
Grupo: Gunyashi
Autor/a/s: Sakka
Cliente: Anónimo (Pidió no ser nombrada. No conozco los motivos pero respeto su decisión)
El encargo consistía en hacer un Harry/Draco donde Draco fuese el uke. El resto fue puesto a mi imaginación (Me encanta cuando me dan tanta libertad, por ello decidí tomar yo el trabajo ) Hasta ahora está hecho hasta el capítulo veintitres. Creo que podré seguir a buen ritmo.
(El próximo capítulo será subido depende del tiempo que tenga y de los reviews que reciba [Estos siempre dan ánimos para subir antes )
Suerte!
Sakka Eienkami
