NOTA DE LA AUTORA: Holaaaaaaaaa, aquí me encuentran de nuevo con un proyecto jajaja les aviso que éste es bastante especial, no es sólo mío si no que gran parte del crédito es de una amiga (no voy a decir su nombre sin su consentimiento), asi que la autoría no es de una sola perosona ;)

Les dejo el primer capítulo, ojalá les guste :B

Ah! Ella también está haciendo unas capas espectaculares, más adelante les dejo los links.

Disclaimer: Los personajes son propiedad de JK Rowling y este fic es una obra conjunta, no mía por completo

1. Beggining again.

Tranquilidad. Era todo lo que ella pedía aquel día. Las peleas se escuchaban dentro de su oficina como si estuvieran allí dentro. ¿Tanto era pedir un poco de silencio? Las cartas no se escribirían solas, bueno si, pero no lo que ella buscaba. Como si fuese poco, los miembros de Beauxbatons eran tan puntillosos en encontrar (y criticar) el más mínimo error en cualquier cosa proveniente de Inglaterra... Suspirando, dejó a un lado la pluma que hasta hacía un momento utilizaba para esperar los golpes en su puerta que, sabía, sonarían en un momento.

-¡Hermione!- Llamó la voz detrás de la puerta. Estaba cada vez más segura de que sus dones de adivinación estaban despertando tardíamente, ya que prácticamente podía escuchar lo que el pelirrojo diría al ingresar en su despacho.

-Entra, Ron- dijo mientras presionaba suavemente el puente de su nariz.

-Ese estúpido hurón- como un torbellino rojo, el hombre alto y pecoso entró, abriendo violentamente la puerta -Uno de estos días tomaré el ejemplo de Moody y lo haré botar desde la primer planta hasta aquí... Lo haré...-

-Tragar sus palabras como el cobarde que es, ya lo sé Ron- completó la castaña apoyando su mejilla en su palma en un gesto aburrido -¿Qué ha dicho Malfoy ahora?-

-Ha dicho... Se ha atrevido... Él... Hurón, no...- La ira estaba volviendo irascible al Wasley, que caminaba de un lado a otro con las orejas del mismo calor de su cabello, uno de los indicios que mostraba que estaba realmente furioso -¡Ha dicho que Ginny ha roto con Dean porque no soportaba acostarse con un sólo hombre durante más de un mes! Y le ha dicho traidora a la sangre, Herms, no pienso soportar esto como en Hogwarts...-

-Y no lo harás Ron, pero ¿Era necesario todo ese jaleo?- la mirada de reproche que le dirigió al chico lo hizo recordar intensamente a Minerva McGonnagal -¿Acaso no pueden resolverlo como adultos maduros que son?-

-¡Pero Herms, él fue quien comenzó!-

-Oh Wasley, deja de lloriquear como un niñito- la voz desdeñosa desde la puerta hizo voltear al muchacho -No madurarás nunca, comadreja-

-¡Calla maldito mortífago!- bramó el pelirrojo, temblando como si cada uno de sus músculos gritara por abalanzarse sobre el recién llegado

-Ron, Malfoy, no me obliguen a inmovilizarlos- advirtió la castaña con tono severo -¿Qué es lo que ha sucedido ahora?- preguntó, fijando su mirada en los ojos de color acero frente a ella

-Simplemente que Wasley no sabe soportar una sencilla broma- respondió Draco, con un tono que mostraba lo mucho que le divertía fastidiar a su ex compañero y ahora colega.

-Serás...- gruñó Ron, al tiempo que se preparaba para golpearlo

-¡Ron!- con un simple movimiento de la varita y utilizando la magia no verbal, la muchacha había creado un fuerte escudo entre los dos -Por favor, muestra algo del temple de los Griffyndors y no únicamente ese estúpido impulso de pelear contra cualquier cosa que respire- soltó un bufido indignado y volvió a sentarse, mientras se apretaba el puente de la nariz -Ahora, vete por favor, he oído lo que tenías que decirme y debo hablar con Malfoy-Ciertamente, al asumir el puesto de Ministro de Magia, lo último que esperaba la mujer era mediar peleas tan imbéciles como las que alguna vez tuvieran en Hogwarts, pero al parecer eso continuaría por los siglos de los siglos

-Granger, Granger, Granger- canturreó la voz de Draco, quien al irse Ron se había sentado desgarbadamente en la silla frente al escritorio -¿Para qué frunces de esa forma tu rostro? Créeme, no te favorece. Los hombres preferimos ligar con mujeres que no parece que tuvieran una pila de fertilizante bajo su nariz

-Mi ceño estaría más relajado si tu no contribuyeras dándome dolores de cabeza prácticamente todos los días, Malfoy- retrucó la castaña -¿Acaso no te nombre jefe del gabinete de aurores para simplificarme las cosas en lugar de hacerlas más difíciles para mí?

-Oh, eso supongo... Siempre sostendré que creía firmemente que pondrías a San Potter en ese puesto- Draco jugaba ahora con una de las plumas del escritorio de Hermione

-Pero no lo hice, puse un voto de confianza en ti, y espero...- añadió quitándole la pluma al ver que se la llevaba a la boca -que respondas con una dosis mínima de seriedad, al menos-

-¿Es eso una pluma de azúcar?- desconcertada por el cambio de tema y la sonrisa en el rostro del ojigris, ella se quedó sin habla -¿Una pluma de azúcar? ¿La suma autoridad mágica?

-¡Cállate!- olvidando las formalidades y el eterno "¿Y si alguien entrara en el despacho?" que su consciencia recitaba, se lanzó sobre el rubio para arrebatarle la pluma. Era uno de los últimos regalos que le había traído Harry de una de sus visitas a Hogsmade… Cómo extrañaba el vagar por ahí con sus amigos mientras los sacudían la nieve y el viento…. En fin, muy tarde. Al sentir el borde superior húmedo, supo que Draco ya había estropeado su bonita pluma –Oh Malfoy, qué asco….

-Como si fuera tanto, Granger- la sonrisa de autosuficiencia continuaba en sus labios mientras la miraba divertido –En fin, para terminar con el suplicio que es estar en esta oficina en vez de en mi despacho gozando con las miradas que me dirige Wasley, te diré que yo inicié la broma. Acepto cualquier regañina boba que me des y como sabemos que no harás nada más, me retiro- concluyó, poniéndose de pie

Hermione bufó por enésima vez ese día (realmente debía estar rompiendo un récord) y alzó la voz cuando él ya desaparecía por la puerta

-¡Que te conste que me debes una nueva pluma de azúcar!-

Un par de ojos grises asomaron divertidos sólo un momento más

-Oh, vamos Granger… Ambos sabemos que mueres por volver a sentir mis besos y eso es lo más cercano que tendrás, así que atesóralo- Ella pestañeó un par de veces, sin entender completamente lo que había dicho el rubio.

La puerta se cerró y el hechizo muffiato impidió que Draco Malfoy escuchara la serie de improperios dirigidos a su persona. Sabía que más adelante la castaña se las cobraría todas y cada una, pero era divertido jugar con ella.

-¿No puedes simplemente echarlo?- reclamó el pelirrojo mientras seguía llenándose la boca de comida en medio del restaurante.

-No, Ron, no puedo… Y no tengo por qué, realmente cumple bien su trabajo- suspiró la Granger -Su habilidad en pociones es realmente sorprendente y los estudios para sanador que realizo lo vuelven el auror más calificado para el puesto- completó, mientras se limpiaba la comisura de la boca con una servilleta.

-No exageres Herms, Harry podría suplantarlo- contraatacó Ron, sin ceder un ápice.

-No lo creo- dijo el moreno -¿Imaginas si en una de las misiones tenemos que vérnoslas solos para preparar algún antídoto en medio de la nada? Aunque no me guste admitirlo, Malfoy es capaz de eso y nosotros no… Y no está en mis planes morir lentamente.

-¡Me salvaste de un veneno cuando estábamos en el sexto curso!- reclamó su amigo.

-¡Siguiendo las indicaciones de Snape en un libro Ron!- retrucó Harry –Vamos, acéptalo ya, él es el director de nuestro departamento y cuantos menos problemas tengamos con él mejor- acabó, mientras le daba una última mordida a su hamburguesa.

Ron se hundió en el asiento murmurando algo parecido a "hurón imbécil", pero Hermione apenas se dio cuenta de eso. Si bien solía regañar constantemente a su amigo por su actitud con Draco, las palabras pronunciadas por el rubio al salir de su despacho la habían dejado cavilando… ¿Es que acaso alguna vez se había besado? Eso había insinuado ¿O no? Pero era imposible, ella nunca había besado a Malfoy y jamás lo haría.

La simple idea casi al hizo reír. Si bien su relación profesional no era tan tensa como la que tenían en Hogwarts (presumía que el hecho de que era capaz de dejarlo en la calle era muy influyente en esto), aún advertía que Draco hacía muecas al mirarla, o que evitaba cualquier acercamiento o mínimo contacto, como si fuera que ella era algo sucio de lo que había que alejarse. ¿Cómo podría haberla besado si pensaba así? Era ridículo.

-¡Herms!- la aludida dio un respingo y enfocó a la cara preocupada de Harry, quien al parecer la había estado llamando sin obtener respuesta -¿Estás bien?

-¿Ah? ¿Qué? Sí, claro que sí- parpadeó varias veces mientras trataba de calcular cuánto tiempo había estado perdida en sus pensamientos. -¿Qué decías, Harry?

-Que Malfoy me ha enviado un mensaje diciendo que debe hablar algo urgente con nosotros y que no nos movamos del restaurante- repitió el de la cicatriz, aun mirándola un poco ceñudo y señalando un pequeño avioncito de papel que revoloteaba alrededor de la luz. Eran el cómodo método que utilizaban los funcionarios para enviarse mensajes y memorándums los unos a los otros.

-Estúpido hurón, quién se cree para decirnos que hacer- se enfurruñó Ron mientras se hundía en su silla

-Tu jefe, Wasley, y si sigues dirigiéndote a mí de esa forma te haré limpiar los retretes… Sin maga- dijo una voz desde atrás de ellos y, al girar, pudieron ver que se trataba de Draco acompañado de una rubia.

-¿Astoria? ¿Qué haces aquí?- las preguntas surgieron de la boca de Hermione antes de que ésta pudiera controlarse. Realmente, las Gregans nunca le habían caído bien, ni durante su época en Hogwarts ni después.

Una perfilada ceja se levantó en el rostro de la mujer, en una expresión desdeñosa

-¿Acaso no puedo acompañar a mi prometido durante el almuerzo, señora ministro?- la voz tenía ese tono de desdeño que gritaba "Sangre pura" –No sabía que había una política que regulara las visitas.

-No, no… Claro que no la hay- se apresuró a excusarse –Simplemente creí que, si Malfoy tenía algo tan importante que decirnos, sería un asunto confidencial-

-Y lo es- aseguró el ojigris –Astoria, cariño, ve a buscar algo para almorzar, te espero aquí-

-Lo que digas- respondió esta con voz melosa, mientras avanzaba para besarlo fervientemente. Ron hizo muecas como que vomitara sobre los restos de su almuerzo, causando que tanto Harry como Hermione contuvieran una risa.

-Ejem- llamó Harry, una vez que la mujer se fue - ¿Qué es eso de tal importancia que tenías que decirnos, Malfoy?

-Oh, cierto- el rubio hizo aparecer una silla y echó una ojeada al restaurante para asegurarse que no hubiera nadie cerca –Aún nadie debe saberlo, así que preferiría fijar un horario en alguno de los despachos para comunicarlo-

-Oh, por Merlín, no tenemos tanto tiempo libre para eso- bufó Hermione, convocando un Muffiato alrededor de ellos –Vamos, suéltalo ya-

-Vaya, realmente estás interesada en lo que tenga que decir ¿Eh?- rió Malfoy y, dando una última ojeada, se levantó la manga izquierda.

Una marca en la que se entremezclaban una serpiente y una calavera podía verse, de un color gris oscuro, sobre la blanca piel del antebrazo.

Ron casi cae de su silla por el salto que dio, mientras Harry y Hermione reprimían un estremecimiento.

-Pero…- la voz del moreno estaba más baja y un poco más aguda que hacía un momento -¿Eso significa que…?-

-No tengo idea de que significa- el tono de Malfoy se había vuelto duro –Pero se ha estado oscureciendo y ya no puedo ignorarlo más… Todo indica que ha vuelto-

Un escalofrío recorrió la espalda de Hermione… No quería ni siquiera pensar en volver a los oscuros tiempos de Voldemort una vez más.

NOTAS DE LA AUTORA: Y? Que tal? Les aviso que tengo dos caps más, listos y preparados para que los juzguen, así que si les gustó, díganme y se los daré ;)

Gracias por leer! Se despide

Yoko-Chan