Vandread Warhammer
Chapter 1: Roy Priorn
Desde la última batalla había pasado ya un mes. Todos pasaban un rato de paz pero no fue duradera: los hombres y las mujeres seguían sin aceptar la idea de que los hombres y las mujeres convivieran juntos. Así pues las negociaciones acabaron pronto y ambos géneros se dividieron de nuevo.
Solo algunos de los que habían participado en la última batalla siguieron aceptando la idea de unión de los géneros pero por mayoría fueron marginados, por lo que el nirvana y su nueva flota se dividieron del resto de la sociedad que los había marginado en todo sentido.
Todos pensaron que ya no podía empeorar la situación… que lo que estaban viviendo podrían arreglarlo… Que equivocados estaban…
En la inmensidad del espacio, el Mortis Vinte flotaba en el espacio suspendido entre las estrellas que destacaban su silueta dibujándola y resaltaban su tamaño. Algo que no se había visto hacia siglos por el cuadrante: el águila imperial de dos cabezas en el costado de la plataforma con forma de cañón doblado de la punta y de proporciones descomunales.
El hangar del Mortis Vinte era un lugar preferiblemente sombrío con las siluetas de las maquinas en filas y de formas apenas descriptibles por las bailantes sombras de las electro velas apenas cubiertas por lonas blancas y empolvadas de hacía muchos años de no usarse, dejando a dichas maquinas en el olvido para siempre que aparentemente solo eran unos años. Las compuertas corredizas del casco exterior eran algo bastante pesado con el ancho y alto de la sala misma.
Mortis Vinte había sido reconocida por acciones de exploración y desembarco miles de años atrás. Ahora solo era la sombra de lo que había sido antes… quizás era por la falta de misiones interesantes que se le habían encomendado últimamente o por que había sido rebajado a transportar tropas de la Guardia Imperial hacía ya mucho tiempo en vez de los valerosos guerreros que antaño la habían hecho merecedora de grandes victorias y honores, el transporte estaba en una misión de exploración sin rumbo fijo en un punto x de la galaxia o en alguna clase de trabajo comercial que no parecía interesarle a sus ocupantes desde hacía ya varios meses.
Las puertas del hangar se abrieron con trabajos echando chorros de vapor que se congelaron al entrar al espacio. Un contenedor remolcado por varias pinzas que provenían desde el interior, fue colocado en el centro del hangar. Hombres salieron de la oscuridad y todo se iluminó con poderosas luces que se fijaron sobre el contenedor. Los guardias que se colocaron alrededor del paquete para asegurarlo levantaron sus armas a modo de saludo y una sombra más apareció desde la oscuridad y caminando tranquilamente con una escolta hacia la caja.
Era un hombre delgado y alto con una chaqueta verde oscura de la que colgaban barias medallas. Su cara decrepita y su capa lo hacía parecer, a simple vista, un general de brigada. Extendió los brazos con las manos en guantes de cuero y dejando al descubierto armas en un cinturón en su chaqueta. Dos pistolas para ser exactos. Los soldados se echaron para atrás y dejaron a la vista, una puerta de acceso al contenedor con la insignia del águila imperial en todo el frente.
El oficial presionó un botón al lado de la puerta y un ordenador se desplegó debajo. Tecleó barias veces en combinación con un scanner en el que estaba su otra mano para que la maquina analizara sus huellas digitales. Luego de unos instantes de conditos más, la puerta se abrió y un espeso humo blanco emergió de ella. Hombres mitad maquina que poseían desde miembros mecánicos hasta trozos y otros implantes de uso desconocido, entraron en aquel lugar hasta juntar una decena dentro. Luego sacaron un contenedor más pequeño parecido a una probeta gigante con el interior congelado.
Más
Afuera, más hombres maquina aparecieron y empezaron a lanzar ráfagas de láser controladas con las que el interior de la probeta se empezó a descongelar. Luego de unos instantes, la empañadura del vidrio despareció y entonces uno de los hombres maquina empezó a usar un láser de perforación para esculpir una silueta en el hielo de adentro.
Cuando hubo finalizado el proceso, los que sostenían la probeta la dejaron caer al suelo sin más remordimiento. El recipiente de vidrio se destruyó y dejó a la vista de todos a un hombre envuelto en una bata blanca. Tenía el cabello rojo y lacio. Sus ojos verdes contrastaban con los rasgos nobles de su rostro que daba la impresión de tener veinte años.
Buenos días - le saludó el oficial- veo que sigue siendo una molestia despertar de tan largo sueño y bueno… su condición-
Si, nunca ha sido algo como me lo esperaba-
¿Y que esperaba?-
Esperaba saber donde estaba y que estaba haciendo-
Creo que en un lugar y tiempo diferente del que se quedó la última vez-
¿Qué año es?-
Estamos en el milenio 41…-
Me duelen los pulmones y la espalda-
Si, debe de estar adaptándose al cambio gravitatorio. Escuche que debe ser bastante malo-
Para alguien como yo, solo es cuestión de tiempo-
Si lo se, pero ese no es el punto. Usted esta aquí por que pronto será reintegrado a las líneas de su capítulo-
¿No es una broma?-
No, no lo es. Usted volverá a ser lo que era antes y nos ayudará en estos tiempos de crisis-
¿Crisis?-
hay ciertas cosas de las que debe de enterarse…-
¿Qué sucedió?-
¿Qué no le parece que ya es malo para que lo hubiéramos despertado?-
No estoy informado de la situación actual-
Lo descubrirá por usted mismo. Solo tiene que salir un rato y ver lo que acontece pues yo tampoco estoy muy bien informado de lo que pasa actualmente. Seguro que usted podrá descubrirlo pronto-
Nunca me ha ido mal para observar… ¿Dónde esta mi ropa?-
El oficial chasqueó los dedos y les señaló a los androides que regresaran al contenedor. Los hombres maquina extrajeron su uniforme azul. Sobre su ropa bien doblada estaba una caja de ébano como de diez centímetros de alto y el doble de espesor y esquinas doradas. Arriba de la caja habían dos colguijes: una cruz con un gorrión extendido en ella que la formaba y un halo de punta a punta de las alas. El otro era algo así como un ovalo prismático plateado con una cámara diminuta en la parte superior. Era de aproximadamente cinco centímetros de alto y venía con una cadena del mismo color.
El hombre de cabello rojo no tardo en quitarse la bata y ponerse su uniforme. Luego se puso en posición de firmes he hizo una reverencia.
Ahora sí nos podemos saludar formalmente- dijo- soy Roy Priorn-
Y yo Rabeblack, coronel Rabeblack de la Guardia Imperial-
Bueno supongo que es mejor que nada- dijo Roy estrechando su mano.
Y esto le gustará aún más- respondió Rabeblack mientras lo acompañaba a lo profundo del hangar.
Después de una caminata de media hora, Rabeblack se detuvo enfrente de un bulto entre muchos. Le quitó la lona de encima y dejó al descubierto una clase de vanguard de incalculables años de antigüedad. Su estatura resaltaba de entre el resto de los vanguards almacenados ahí por mucho. Apenas por simple inspección se podía observar que era más alto que todos los demás ahí por mucho. Su color azul turquesa en las espinilleras, la hombrera derecha, la rodillera izquierda, el casco y lo poco que estaba pintado de su peto, y verde oscuro en las partes menos decoradas como el tórax los antebrazos y los muslos, y dorado en los bordes de su armadura que resaltaban en las hombreras era, verdaderamente una obra de arte. Ni siquiera se le podía llamar vanguard a algo parecido. No se parecía en nada a lo antes visto.
Su cabeza era más humana y con una clase de respirador combinado con tapabocas que abarcaba lo que era su nariz y toda su boca que, posteriormente, se conectaba con dos tubos que desparecían a la altura de sus oídos que habían sido quitados por cuestiones seguramente de estética.
Su armadura estaba resaltada en la pechera azul que contenía una calavera en el centro con alas que se extendían hasta la unión con sus hombreras, todo dorado. Las hombreras contenían, en la izquierda, una omega invertida sostenida por guantelete en forma de puño que debajo tenía na corona de laurel acomodada de forma que rodeaba a ambos y, en la derecha, una flecha blanca con el número uno romano en su base. Lamisca omega parecía en su rodillera derecha pero, a diferencia de la izquierda y para identificarla más fácil esta estaba pintada de blanco. De su cintura y en un cinturón colgaban una espada envainada y granadas. En su mano izquierda traía algo parecido a un subfusil alargado, bastante grande en manos de un vanguard, con el águila imperial en un costado, comúnmente llamado bolter de "ataque".
Roy acarició con una mano el arma de la maquina. Sus ojos se pusieron vidriosos. Empezó a reconocer con el tacto su maquina, maravillado de verla de nuevo.
Esta completo… ¡Hidra!- exclamó Roy.
Espero que esto llene sus expectativas- dijo Rabeblack- pronto usará esta cerbo armadura de nuevo en combate-
Si lo usara ahora, los apantallaría demasiado-
Si, he oído que se desarrollan demasiado bien en combate…-
Vivimos por el Emperador debemos dar lo mejor de nosotros para llegar con él…-
Algo interrumpió los pensamientos de Roy. Pasos se acercaba a ellos, su oído mejorado pudo detectarlos antes que Rabeblack. Se dio la vuelta para encarar a los visitantes y vio que no se trataba más que de soldados impresionados por la cerbo armadura. El primero tenía el pelo rubio cortado a rapa con ojos azules y su chaqueta negra del regimiento. Los otros dos tenían una careta con visor de espejo que cubría todo su rostro. Parecían guardias de los Adeptus Arbites.
¿Cómo se llama soldado?- Preguntó Roy.
Sargento mayor As… solo As para lo amigos- respondió con tranquilidad el extraño.
Bien… "As" ¿Qué hace por aquí?-
Vine en inspección y para verificar si era cierto que un Adeptus Astartes había venido aquí-
No estoy seguro si vino solo por eso-
Entonces aprenda a confiar en otros-
Precisamente eso me diferencia de ti y los tuyos-
¿Y que es precisamente?-
Que nosotros nunca mentimos enfrente de un oficial superior-
¿Y que te hace creer que miento?-
Mi experiencia-
Y ahora resulta que eres un experto…-
Si no ¿por qué más estaría aquí?-
Se me ocurre una buena razón…-
La postura retadora de As cambió cuando las alarmas se activaron y todas las luces del hangar se encendieron de golpe. Dejaron al descubierto el techo lleno de dreads y toda la sala llena de vanguards con lonas divididos en ochenta y cuarto escuadras de dieciocho vanguards cada una. Un círculo de pantallas se desplegó en el centro de la habitación y aparecieron naves en posición atacante dirigiéndose hacia ellos dreads y vanguards específicamente.
En poco tiempo Rabeblack había dejado la habitación y los soldados la llenaban quitándole las lonas a sus vanguards y subiendo a ellos. As también despareció. Roy jamás se preguntó a donde había ido, se subió a Hidra de un salto y, cuando hubo entrado a la interfaz que sincronizaba sus movimientos con los de Hidra, puso de pie la enorme cerbo armadura. Una vez de pie, nadie podía rebasar la cerbo armadura más allá de la cadera, por lo que sobresalía de entre el resto de los guardias imperiales.
Los vanguards imperiales eran una variedad distinta a las ya conocidas. Su estatura era elevada, traían hombreras, peto y una clase de sable o cuchillo envainados. Sus armaduras estaban pintadas de una cierta manera que eran los colores del regimiento: Verde de primario y café claro en el resto con una marca carmesí en el brazo izquierdo. Traían un rifle láser parecido a uno de asalto con una bayoneta incrustada debajo del cañón.
Las puertas del hangar se abrieron y dejaron escapar el oxigeno de la habitación. Los vanguards y los dreads aprovecharon el impulso para despegar. En pocos momentos, el hangar estaba vacío. Todos los soldados y pilotos estaban afuera.
En el espacio, la división se encontró con otras a sus costados, encima y debajo de ellos pe salían de puertas ubicadas en esas posiciones. Pronto hubieron formado tres columnas horizontales, tanto anchas como largas, con el largo de la nave. Cada soldado perfectamente organizado dentro de sus filas hacía parecer a los asaltantes vándalos sin experiencia que cargaban desorganizadamente contra ellos.
Cuando hubieron estado a un centenar de kilómetros de ellos, los soldados abrieron fuego. Lo que emergió de los cañones de sus rifles fue una luz roja blanquecina que perforaba todo con lo que hacía contacto. La primera avanzada fue repelida en una ráfaga de cada uno de sus poderosos rifles. En sincronía con los disparos, entraron los dreads a causar desorden entre las ya diezmadas filas enemigas. Los cazas de combate imperiales con forma de águila sembraron el terror entre los enemigos que fueron exterminados por las ráfagas de láser de los soldados imperiales. Pronto no hubo supervivientes.
El frente enemigo era algo con falta de organización. Más que una flota conformada por pequeñas naves era algo así como una banda de navíos desorganizados. Vanguards flotaban si orden alguno. Las naves no estaban bien acomodadas y entre ellas circulaban dreads en pos de paseo más que de ataque o reto.
La siguiente avanzada fue más pesada: cruceros de combate se mezclaban con dreads y vanguards en otra carga desorganizada. Los cruceros cubrirían a los vanguards mientras que los dreads atacaban. Era un plan muy simple y que se podía sacar por inspección para cualquier estratega imperial.
Los cruceros no sucumbieron tan fáciles al bombardeo defensivo, proporcionándoles a los vanguards un ariete cubierto para atacar cuerpo a cuerpo. Aún con el rango, los guardias imperiales demostraron una mejor tècnica de pelea que los vanguards atacantes. Con sus sables y cuchillos repelieron con ferocidad la avanzada. Pronto los cruceros se unieron al combate y fue ahí cuando los Guardias Imperiales demostraron otra vez su poder: de las puertas de lo hangares emergieron siluetas enormes que, al rebelarse, mostraron toda la maquinaria orgullosa de los vandreads del regimiento.
Las poderosas maquinas de guerra destrozaron todo lo que encontraron en su camino indiscriminadamente. Fuera lo que fuera y tuviese el tamaño que tuviera, la habilidad de los pilotos vandread era superior. Pronto, bajo la ferocidad imperial y los cañones vandreads, la avanzada empezó a desaparecer y retirarse para lanzar un ataque más que entabló a ambos bandos en combate cuerpo a cuerpo.
Roy estaba solo entre filas. Las escuadras más cercanas seguían luchando pero sin apoyarlo. Para ellos era impresionante ver a un Space Marine en acción. Todos se quedaban impresionados por sus habilidades de combate que dejaba en corto a los guardias imperiales. Su espada, abrazada por un brillo arcano, perforaba el metal y cualquier otro tipo de blindaje conocido. Su bolter tenía municiones de tal poder que bastaban un par de tiros para desparecer el torso de cualquiera de los vanguards que tuvieran la desgracia de recibir dichos impactos. Tan solo él había abatido docenas de enemigos en menos tiempo que el resto de sus compatriotas.
Estaba inmerso en la batalla cuando voces se empezaron a oír dentro de la cabina. Se había abierto un canal con el puente de mando pero ¿Por qué escuchaba esas voces? Luego de unos momentos de analizarlas se dio cuenta de que eran comunicaciones interceptadas. Alguna no tenían sentido pero otras sonaban como sus lideres repartiendo ordenes a los soldados. Destacaban de entre todos, la voz de una mujer de mediana edad, un hombre que parecía ser un chiquillo bastante gritón y una anciana seguida de otra mujer de mediana edad en ese orden.
Roy aisló esas comunicaciones que habían llegado a él ya sea por algún rebote de transmisión o por su rango privilegiado. Los aparatos de Hidra triangularon las coordenadas de los focos de transmisiones y se los enviaron señalados como objetivos en el monitor. Roy se dirigió a los objetivos marcados que parecían estar cruzando las líneas imperiales como si fueran inexistentes. Cuando hubo estado a un par de kilómetros de las señales y entablar contacto visual, descubrió que habían podido traspasar la defensa imperial por que no existía tal cosa en ese punto. Los ataques enemigos habían concentrado la atención de los defensores en el frente descuidando el flanco de los motores que era justo por donde los dreads estaban entrando.
Una compuerta gigantesca de mantenimiento se cerraba por delante de ellos. Los que había detrás eran túneles que surcaban toda la nave a manera de laberinto y que eran un arma de doble filo: servían para reparaciones a dique seco pero más comúnmente se usaban para abordar una nave. Si eso era lo que hacía el convoy enemigo significaba que eran increíblemente astutos o solo tenían suerte de haberse topado con una oportunidad así. También cabía la posibilidad de que hubieran detectado la compuerta desde antes, después del todo era muy vistosa por tener un número de serie blanco en ella.
Cualquiera que fuesen sus razones, se dirigían hacia ella y ya habían penetrado su gastado blindaje… o quizás era parte del plan de Rabeblack. Tenderles un emboscada y con un Adeptus Astartes. Era astuto. Algo que demostraba que Rabeblack sí sabía mover los hilos en una batalla. De todas maneras, Roy entró en los túneles donde las luces de los motores dread se empequeñecían por la distancia que aumentaba. Aunque Roy no pudiera seguirlos tenía el beneficio de conocer la estructura de esas naves detalladamente pues él mismo había abordado ya antes una y miles de ellas.
Se adentró en esos lugares oscuros con su casco que convertía la noche en día como unica guía. Ya había pasado un cierto tiempo vagando cuando sintió como alguien le caía encima junto con otros ocho y lo intentaba inmovilizar en el suelo. ¿Sería que sin que Roy lo hubiera notado habían traído refuerzos? No, imposible. De lo contrario su cerbo armadura se lo habría hecho saber. Entonces debían ser aliados, cualquiera que fuese su situación debía quitárselos de encima.
Sin problemas, Roy se sacudió a sus asaltantes, dejándolos en el suelo. Cuando se pararon, Roy los reconoció como las unidades élite Karskin. Los vanguard Karskin eran un variedad menos usada por su complejidad de controles incluso con los neurotransmisores que, en la situación de un piloto cualquiera, coordinaban la mente del piloto con los movimientos de la maquina. Su estructura era más completa que la de lo vanguards comunes. No tenían un hueco en el pecho sino un chaleco reforzado y su cara mostraba rasgos más humanos. De ahí en fuera, todo eran detalles menores en los que cambiaban pero a segunda vista.
Cuando los Karskin se pararon reconocieron a su enorme visitante. Roy simplemente se sacudió el polvo. Envainó su espada. Revisó la recamara de disparo de su bolter. Luego de comprobar que estaba bacía, le colocó el seguro y se la colgó en la espalda. Atorada en un soporte magnético en medio de su mochila.
Baya, baya que desagradable sorpresa- se quejó Roy.
Bueno ¿y que esperabas?- cuando la pantalla se encendió con la frecuencia del sargento, Roy se dio cuenta de que era As.
Ya decía que tenías que ser más que un soldado… pero no el ejemplo de la guardia-
Y tu tienes más de lo que se ve a primera vista ¿Cómo llegaste aquí?-
Recibí una comunicación interceptada. Hay un convoy enemigo en los ductos-
Tal vez planeen sabotearnos-
Quizás, pero necesitamos a todo el batallón para repelerlos-
En eso la cerbo armadura le comunicó a Roy que el convoy ya había salido de la nave. Roy se dio la media vuelta y se quedó con la mirada fija hacia atrás. As noto su expresión y se dio la vuelta también. Todo el pelotón se giró en ciento ochenta grados.
¡Se escapan!- exclamó Roy- hay que alcanzarlos-
No podemos dejar nuestro puesto- le espetó As.
No lo harán. Solo tú bienes conmigo-
Me parece bien-
Ambos se pusieron a correr para alcanzar al convoy en retirada. Roy iba muy por delante de As. Las zancadas de su cerbo armadura abarcaban más que los pasos del vanguard de As. Aun así As encontraba la manera de alcanzarlo, de modo que los dos corrían a la par. Pronto se encontraban fuera de la nave.
El convoy escapaba derrotado y más diezmado que como entró. Entre sus naves no había bajas pero estas se encontraban dañadas en incapacitadas siquiera para seguir en una escaramuza por muy pequeña que fuera esta.
La ofensiva enemiga ya era un caos. Las descargas de los Guardias Imperiales habían despedazado el orden, si es que había, entre las filas enemigas. Estas, para evitar el exterminio, se encontraban en retirada y chocando con los refuerzos. El convoy ya casi se unía a la avanzada. Roy sabía que si dejaba que el convoy regresara a sus filas, entonces los enemigos emprenderían la retirada. De evitar que eso pasara, entonces la retirada se convertiría en desbandada y las armas de la nave podrían eliminarlos rápidamente. Sería una victoria perfecta…
¡No hay que dejar que se retiren!- exclamó Roy.
¿Pero como?- se preguntó As.
Hay que capturar el convoy, ellos no se irán organizadamente sin dejarlo-
Hecho-
Roy se lanzó detrás del convoy con As detrás. Incluso los motores de vacío de la cerbo armadura superaban la velocidad de los del vanguard Karskin. Roy fue dejando atrás a As poco a poco con una velocidad descomunal, incluso para un dread. Su aproximación al convoy no fue desapercibida. Un vanguard de clase Princeps se dividió del grupo de tres dreads y se dirigió a envestirlo.
Aparentemente, el piloto se dejó llevar por lo la imagen modificada por la distancia y no calculó el tamaño de su contrincante: El diminuto vanguard apenas era del tamaño de la pierna de Hidra.
Roy esquivó el ataque de su adversario y lo tomó por el unico cuerno que sobresalía de su cabeza. Le sacó la espada de su mano con gran facilidad y luego empezó a jalar apoyando su pierna en su torso: el brazo de su adversario se separó del resto del vanguard.
Roy sujetó al enemigo de la parte posterior de la cabeza mientras sus fluidos vitales salían de él. Luego aceleró despiadadamente contra una de las naves del bando contrario. Cada vez agarraba más aceleración. Su enemigo se intentaba zafar pero Roy lo mantuvo firme y siguió acelerando…
Justo antes de chocar con el crucero, un dread azul del convoy lo envistió desde el costado con tal fuerza que lo saco de su curso. El Space Marine solo pudo divisar unas cuantas cosas antes de desfallecer: sus filas demasiado lejos, el vanguard siendo recogido por una nave de carga, más vanguards dirigiéndose a él y a As luchando contra demasiados enemigos. Al final, el hombre calló capturado por los enemigos. Roy sabía que ellos también lo querrían a él pues él les había hecho muchas bajas.
No lo mantendrían con vida. Seguro… se preparó para sentir la muerte pero solo sintió las manos de tres dedos de los vanguards que lo entregaban a unas pinzas metálicas que luego lo iban arrastrando. Intentó mantenerse despierto pero lo unico que logró fue articular balbuceos sin sentido. Si no lo iban a matar ¿entonces que? Seguro lo sabría al despertar pero de algo estaba seguro: estaría preparado para lo peor. Listo para matar al despertar y morir…
