Hay demasiado poco material de estos dos, y como no tengo el tiempo para escribir algo largo, pero sí montones de ideas, este ha sido el resultado.


Resfriado

Envuelto en tres mantas hasta la altura de la nariz, Houtarou estornudó. Sólo habían sido unos cinco minutos bajo la lluvia hasta que llegó a su casa, pero inevitablemente se había puesto enfermo. Tras comprobar que no era nada grave, su hermana se había ido pronto sólo ella sabía a dónde, dejándole solo.

Estaba en su propio mundo, a punto de quedarse dormido, cuando de pronto oyó ruido en su casa. Suponiendo que sería su hermana otra vez, no le dio más importancia; al menos, hasta que fue Satoshi el que apareció delante de él.

- ¿Cómo estás?
- ... ¿Cómo has entrado?

El castaño se echó a reír y se sentó a su lado, pasándole una taza de leche caliente que el moreno aceptó con recelo.

- Me ha llamado tu hermana para que viniese a cuidar de ti. Sabía que obviamente no te iba a dejar solo en estas condiciones.

Satoshi se giró hacia el otro, colocándole bien las mantas alrededor del cuerpo con una pequeña sonrisa. Houtarou hizo un mohín, no gustándole que le tratase como un niño pequeño, pero agradeciendo internamente la atención de todos modos.

- ... ¿Por qué tiene mi hermana tu número de teléfono?
- Por cosas como esta. ¿Qué te pensabas?

El castaño reprimió las ganas de meterse más con su amigo, al fin y al cabo, Houtarou estaba enfermo. Satoshi levantó un brazo y se lo pasó por los hombros al otro, atrayéndolo hacia sí.

- Necesitas recuperar calor, ven.

Esperó una nueva queja, pero cuando esta no llegó, se giró para mirar a la cara al moreno. Se había quedado profundamente dormido, así que le quitó la taza de las manos y la dejó en la mesa, con cuidado de no despertarle.

Sin poder aguantarlo más, Satoshi volvió a mirarle a la cara, sonriendo levemente. Si tan solo Houtarou le permitiese estar así todos los días...