La villana se arrancó su uniforme semi calcinado, en verdad odiaba a ese estúpido para quien trabajaba, respiro profundamente analizando de nueva cuenta sus ropas destrozadas, durante el último intento del Doctor D por conquistar el mundo, su paciencia se evaporaba como agua en el desierto, en especial al observar una nueva laceración sobre su escultural cuerpo, producto del desastroso intento, odiaba tener cicatrices, gruño mientras salía de su habitación, no aguantaría más estupideces o lesiones, en pos de un plan absurdo cada semana.

— — Renuncio — fue el grito que escucho el Doctor Drakken mientras se levantaba de golpe de su silla, no es que estuviera durmiendo en lugar de planear conquistar el mundo, que va simplemente descansaba los ojos a un que el osito que abrazaba no ayudaba en mucho en esos momentos.

El auto de dominado genio malvado observo desorientado a su subalterna — ¿Eh? — logro articular no muy enterado de la situación.

La chica gruño levemente — Que renuncio — dijo la chica mirándolo seriamente — pero para que lo entienda — replico con un toque de cinismo mientras sus manos emitían una fuerte cantidad de energía verde.

Segundos después, el doctor D se asomaba ligeramente detrás de su escritorio, mientras la pared norte de su guarida secreta a un chorreaba roca fundida, ante la gigantesca carta de renuncia de su ex asistente la cual estaba literalmente grabada en la piedra.

Balbució algunas cosas antes de lograr articular sus palabras — No te puedes ir Shego — grito mientras salía detrás del mueble intentando reunir algo de valor — tenemos un contrato firmado ante un notario — replico — si no mal recuerdo — intento aparentar más confiado en sí mismo de la que sentía en esos momentos, a un que ante la furia de la chica, prefirió de nueva cuenta esconderse detrás del mueble, al momento de ver a la chica volver sobre sus pasos, con una mirada asesina — no me hagas daño solo hablo con la verdad — dijo sintiendo bastante miedo ante esa mirada demencial.

Un ligero gruñido salió de los labios de la chica, antes de dejarse caer irritada en una de la sillas regadas por la oficina – deme ese contrato acá — mascullo molesta estirando la mano.

El científico salió de su escondite no muy convencido — ¿Prometes no quemarlo? – Pregunto — Verdad — intento hacerle prometer que cumpliera su palabra con un pequeño tono infantil.

La villana soltó un bufido — Lo prometo — gruño la chica, al momento que el contrato iba a dar a sus manos.

Leyo rápidamente, el dichoso documento legal, la mayoría de las paginas especificaba sus obligaciones y prestaciones, cosas como el sueldo, seguro médico, leyó algo interesante de un seguro por lecciones con vacaciones pagadas e incluso guardería pagada, debía admitir que el doctor D era un buen jefe en esos términos legales, si tan solo no fuera un idiota en otros sentidos, pero eso era lo que le interesaba menos, paso las páginas más deprisa hasta que llego a la sección que le interesaba, recesión de contrato, o anulación del mismo.

Analizo lentamente cada párrafo. Según en la cláusula A del acuerdo B donde ambas partes firmaban como interesadas, el contrato u obligación como asistente de la parte B hacia la parte A, se cancelaba, en los siguientes términos.

Primero: la no renovación del mismo mes con mes.

Segundo: por alguna situación fuera del contexto laboral, incluida las insinuaciones del tipo sexual, la chica leyó eso con interés, pero el Doctor D en ese asunto era un caballero, o mejor dicho un negado como él era el caso del bufón de su némesis.

Tercero: Por edad. Ella ni loca pensaba trabajar con ese loco hasta los sesenta y cinco años de edad.

Cuarto: Perdida de algún órgano o extremidad que imposibilitara el trabajo como asistente. No estaba tan entregada a la dominación mundial tan afondo como para arriesgarse algo por el estilo.

Frunció el ceño, ninguna de esas se ajustaba a sus necesidades, siguió leyendo un poco más, intento encontrar algún vacío legal, pasaron los minutos hasta que una ligera sonrisa se formó en sus labios —Bingo — dijo casi como un suspiro mientras releía las líneas que habían llamado su atención.

El doctor D miro algo molesto el párrafo señalado, atrapado por uno de sus propios tecnicismos, era obvio que nunca se imaginó llegar algo así, se suponía que para ese tiempo el gobernaría el mundo, apretó los puños un poco más fuerte, ahora sí que odiaba con intensidad a Kim Possible.

Se aclaró levemente la garganta — Eso no vale Shego— intento decir mientras la chica le dirigía una mirada irritada — bueno está bien si vale — rectifico — pero dudo que tengas la cantidad para la indemnización por incumplimiento del contrato — repuso con una pequeña sonrisa de triunfo, mientras hacía cálculos mentales, sobre la cantidad que le pagaba a su asistente.

Su mente se olvidó del tema, ante la frustración de la chica, que en esas dos semanas no se había presentado en su despacho o aparecido en las reuniones de planificación, casi olvidándose del problema, o al menos el tiempo lo intento hasta que la chica azabache entrara arrastrando una gran maleta sonriendo como un gato detrás de su presa.

La maleta cayo pesadamente sobre su mesa de juntas — Cinco kilos de oro — repuso la chica secamente mientras mostraba los lingotes del presiado metal — así que eso es todo de mi parte — exclamo jubilosa aventando hacia el doctor la maleta — ahora si me disculpa tengo que empacar mis cosas y largarme no pienso quedarme ni una hora más de lo necesario aquí — grito desde el otro lado de la puerta automática mientras se dirigía a sus aposentos.

Tardo menos de tres horas en empacar sus escasas pertenecías, para salir quemando llanta de la guarida doctor Drakken en su convertible, mientras el dueño de la misma observaba todo apesumbrado desde su ventana, como su asistente partía en dirección desconocida, se giró para mirar desanimado el portafolios, era una fortuna, una fortuna que él podría utilizar para conquistar el mundo de una vez por todas.

Se acomodó su bata del laboratorio — No será lo mismo sin Shego — mascullo mientras prendia su computadora — pero se puede intentar — dijo mientras mientras iniciaba la navegación, en búsqueda del remplazo de la chica, que en esos momentos ponía distancia de por medio entre ella su vida anterior.