A TU LADO:
Cuando Sakura y Naruto viajan a una dimensión alterna, (Naruto Shippuden: Camino Ninja), todo es distinto, nada parece estar en orden, sus amigos y compañeros de toda la vida se comportan diferente, pero sin duda alguna el mayor cambio de ambos está en su propia casa, allí Naruto encuentra a sus padres vivos, pero Sakura está casi completamente sola, aunque hay un ninja que está con ella en esa alterada realidad.
Sakura aún intentaba comprender lo que estaba sucediendo, llevaba todo el día intentándolo, pero todo estaba patas arriba, el comportamiento de sus amigos, eran tan contrario a lo que verdaderamente eran, Ino tan recatada, Hinata tan gruñona, nada tenía sentido, Sasuke estaba en la Hoja y con una actitud que nada tenía que ver con su reserva acostumbrada, se podría decir que era hasta coqueto, se supone que su padre había sido el héroe de la Aldea, no podía ser verdad, pero su rostro estaba tallado en el muro Hokage, todos parecía de acuerdo con esa versión, con el hecho de que ahora ella era huérfana, hija de una leyenda. Naruto tenía a sus padres, pero ella estaba sola en una casa muy grande. Su compañero también estaba tan confundido como ella, y pasó tanto tiempo a su lado como pudo, pero debía volver a su casa, sus padres lo esperaban.
-Volveré tan pronto como pueda, Sakura-chan.
-Descuida, estaré bien –
Pero la verdad era que no, estaba en un mundo completamente desconocido, no creía reconocer a nadie, ni tan siquiera a su mejor amiga, Ino. Era egoísta, pero deseó que su rubio amigo volviera a primera hora del día para acompañarla. ¿Cómo podría soportar estar tan sola?
Se sentó en el sofá pero el silencio era tanto que pronto la incomodó, no podía estar allí, no estaba acostumbrada a ese tipo de soledad, al principio no parecía tan malo, pero unas horas le bastaron para darse cuenta de lo mucho que extrañaba a sus padres. Se levantó de un brinco, iría con Naruto, era su único refugio, y ya se estaba dirigiendo a la puerta cuando esta comenzó a abrirse, debía ser él.
-Me alegra que estés aquí – comentó, pero resultó que no era su compañero sino su sensei y parecía tan normal como siempre - ¿Qué hace aquí? – susurró para ella misma.
-Lamento llegar tarde.
-¿Tarde?
-La Godaime me retuvo más tiempo del que esperaba – el ninja entró con absoluta confianza, eso la sorprendió – Traje comida –
Sakura lo examinó de pies a cabeza, seguía siendo el mismo, o así parecía, tenía su característica máscara, el semblante despreocupado y su tono de voz era el mismo, relajado. Era bueno saber que alguien seguía tan normal como siempre, quizá con un poco más de confianza, pero nada que pudiera asustarla.
-¿Sucede algo? – el ninja la observó con atención.
-No.
-Entonces es mejor que comamos antes de que la cena se enfríe.
La joven tenía un sinfín de preguntas, la relación con su sensei era buena, siempre lo había sido, pero nunca habían compartido una cena sólo para ellos dos, nunca en su casa, eso ni pensarlo, y ahora él se presentaba con comida, entraba a su casa y lo más extraño de todo era que parecía que tenían una clase de rutina, él se había disculpado por llegar tarde, así que ella debía estarlo esperando. No tenía sentido.
Preparó su plato de comida y su sensei hizo lo mismo, parecía tan cómodo con ella, en su casa y solos, quizá se veían para comer una vez por semana, o algo así. Sakura dio algunos bocados, no podía quejarse de la comida, estaba deliciosa y ella tenía hambre, con todo lo que había sucedió se había olvido de comer, además la compañía le venía bien. Todo iba perfectamente, hasta que Kakashi, después de preparar su plato, bajó su máscara y comenzó a comer.
Sakura casi se atraganta viendo esa escena, era el rostro de sus sensei, lo veía completamente, sin máscara, su perfecta nariz al descubierto, sus mejillas, sus labios, su mentón, el mayor secreto que siempre había encerrado, ella lo estaba viendo, él se lo mostraba como si fuera lo más normal del mundo.
-¿Estás bien?- el ex ANBU acarició su espalda intentando calmar su tos, pero eso no funcionaba. Lo tenía tan cerca que no lo podía creer, sus ojos lo recorrían a detalle, no quería olvidar nada. Sentía su rostro arder de vergüenza, eso no era normal.
-Su rostro... yo nunca... es que...-
-¿Tengo algo en la cara?
-No, ese es el problema, no tiene nada, ¡No tiene máscara! – Sakura se puso de pie y se dio la vuelta, no podía seguirlo viendo, era algo demasiado privado.
-¿Y cuál es el problema? Ya me habías visto sin máscara antes, ni siquiera la primera vez reaccionaste de esta forma.
-Estoy segura que estaba tan sorprendida como lo estoy ahora – suspiró intentando calmarse – Naruto, Sasuke y yo tratamos durante años ver su rostro, y de pronto usted se baja la máscara para comer, ¡y frente a mí!, ¡como si fuera lo más normal del mundo!
-Realmente estás actuando muy raro, Sakura, para empezar, ¿desde cuándo me hablas de "usted"?, hace mucho que dejaste de hacerlo, actúas como si no me esperaras esta noche, como si no cenáramos juntos todos los días, así que, ¿qué sucede?
-Nada... - no tenía sentido intentar explicarle lo que estaba sucediendo, que ella y Naruto venían de otra dimensión muy distinta, no lo entendería y no le creería – Fue un día muy largo, sólo necesito descansar un poco.
-¿Segura que es sólo eso?
-Sí, mañana estaré mejor – se dio la vuelta y le ofreció la mejor sonrisa que pudo mostrarle, pero seguía terriblemente sonrojada y evitaba verlo directo a los ojos, no podría acostumbrarse a su rostro.
-De acuerdo – el ninja se acercó tanto, y aunque Sakura estaba por retroceder, le intrigaba la confianza que demostraba para con ella, esperaba todo, un abrazo o algo parecido, pero no que Kakashi la besara justo en la comisura de los labios, su corazón palpitó tan fuerte que parecía saldría de su pecho de un momento a otro. Su rosto debía estar rojo como tomate – Te veré mañana, descansa – y la besó de nuevo, en el mismo lugar, incluso la tomó por la cintura, la acercó a su cuerpo, la joven se sentía ligera como una pluma – Me encanta cuando te sonrojas.
La médico se quedó petrificada, ¡¿Qué estaba sucediendo?!, despidió al ninja con una sonrisa tímida e intentando no mostrarse tan aturdida como realmente se sentía. Había cosas extrañas en esa dimensión, pero había un límite entre lo extraño y lo imposible, y la joven sentía que acababa de sobrepasarlo.
Se quedó quieta en el mismo lugar, aunque ya estaba completamente sola, no lograba asimilar lo que estaba sucediendo, su sensei parecía el mismo, tenía el mismo semblante, la misma actitud, nada parecía fuera de lugar, pero ¿desde cuándo eran tan cercanos?, en el mundo real sólo era su sensei, nunca habían comido juntos, por lo que jamás había visto su rostro antes, no la visitaba de noche ni le traía comida, mucho menos se despedía con un beso, y sin máscara, tan cerca de su boca. Sakura había sentido sus tibios labios tocar su piel, esa ligera humedad en ellos, había estado tan cerca que su aroma seguía en sus pulmones. Su corazón seguía tan agitado como si él aún estuviera con ella.
Después de un largo rato de quedarse parada, completamente embobada recordando cada detalle de lo que había sucedido, decidió que era momento de irse a dormir. Con suerte todo sería un sueño y al día siguiente despertaría en el mundo real, donde todo era como se suponía debía ser. Mañana hablaría con Naruto, le diría todo lo que estaba sucediendo, en esos momentos él era el único que podría entenderla.
Fue hasta una de las habitaciones, la única que parecía ser de ella porque el resto de los dormitorios parecían deshabitados. Su cuarto con sábanas rosas y con algunos cojines, era muy simular al que estaba en el mundo real, sólo había un detalle que la confundía, una cama grande, una para dos personas. Observó con cuidado y se dio cuenta de que había objetos que no podían ser de ella, había kunais sobre un escritorio, un chaleco jounin y unas sandalias negras, eso no era suyo y casi podría apostar que era de un hombre. Tomó el chaleco y estaba por acercarlo a su nariz, sonaba ridículo pero quizá podría reconocer el olor, confirmar que era de un hombre, quizá de Naruto, aunque él no acostumbraba vestir de esa forma, sin mencionar que no era un jounin, debía ser de alguien que lo había dejado encargado con ella, pero entonces un detalle llamó su atención. Dejó esa prenda donde estaba y se acercó hasta una pequeña mesita junto a la cama, había algunas fotografías, una de sus padres, del equipo siete y algunas otras más, sin embargo había una que destacaba, una que no debía estar allí. Sakura la tomó con una mano y con la otra se tapó la boca pare reprimir un pequeño grito de sorpresa, era su sensei, era una fotografía de su sensei, él solo en la entrada de la Aldea, parecería no ser la gran cosa, después de todo era su instructor, pero en el marco de madera había corazones, de todos tamaños y colores, pegados ahí a propósito, intencionalmente para demostrar su amor hacia ese hombre, era un marco adornado por una joven enamorada.
-¡¿Qué?!- gritó Sakura dejando la fotografía en su lugar – Este no puede ser mi dormitorio, debe haber alguna clase de error, alguien más debe vivir aquí conmigo –
Confiada en su argumento, la joven paseo por toda la casa buscando su verdadera habitación, pero todas las que encontraba estaban vacías, una cama con sábanas, pero sin ropa en los armarios, sin ningún artículo personal, nada que indicara que alguien durmiera frecuentemente allí. Resignada volvió al único dormitorio que parecía habitado. No había error, ese era el suyo, los armarios estaban llenos de su ropa y también de ropa de alguien más, algunos chalecos jounin y camisas de manga larga. Sakura tomó una prenda y la llevó hasta su nariz.
-¿Qué está pasando?- preguntó a la nada.
Esa prenda era, debía ser de su sensei, tenía su aroma. ¿Qué tan cercanos eran?
...
Sakura se movió inquieta en la cama, alguien estaba tocando la puerta. Apenas y había podido dormir algunas cuantas horas, su mente no había dejado de pensar en todas las posibilidades, quería encontrar una buena razón para que la ropa de su sensei estuviera en su armario, para que la hubiera visitado y llevado comida, como si fuera una cita, para que tuviera una fotografía de él llena de corazoncitos. Debía haber alguna excusa inocente para todo, sólo tenía que hablarlo, preguntarle, y entonces sabría la verdad de lo que estaba sucediendo en esa extraña dimensión, quizá Naruto podría saber algo, aunque era un poco vergonzoso confesarle lo que la noche anterior había sucedido.
Se levantó un poco adormilada aún, quien quiera que fuera, tenía prisa por verla.
-¡Naruto! – era su compañero, la única persona normal en ese mundo de locos. Lo abrazó con fuerza.
-¿Estás bien, Sakura-chan?
-Sí, es que todo aquí es tan diferente, siento como si no conociera a nadie más que a ti.
-Lo sé, por eso vine tan pronto como pude – Naruto la abrazó con más fuerza antes de soltarla – Es mejor que entremos –
-¿Has podido averiguar algo?, ¿hay algo que podamos hacer para volver?
-No, pero Minato... quiero decir, mi padre, irá a la Torre Hokage, quizá pueda averiguar algo allí... es lo único que se me ocurre – Sakura tomó su mano y la apretó con fuerza. Estaban sentados en el sillón, intentando asimilar que no era un sueño, ¿en qué lío se habían metido?
-Es mejor que vayas.
-No quisiera dejarte sola, no cuando no sabemos lo que puede ocurrir. Aquí nada tiene sentido.
-Estaré bien, intentaré averiguar algo por mi parte, aunque no tengo idea de cómo... ¿tú estarás bien?
-Sí, además, es la única oportunidad que tengo de estar con ellos, con mis padres – el corazón de Sakura se oprimió, claro que había pensado en lo que sería para Naruto ver a sus padres vivos, y lo más doloroso era que nada era real. Le preocupaba su compañero cuando todo terminara, si es que lograban encontrarle un fin.
-Naruto...
-Tranquila, Sakura-chan, no planeo quedarme aquí.
-No es eso- la joven se recargó en su hombro –Es que nada de esto es real, y eso no es justo para ti – Se quedaron un rato en silencio, cada uno con sus propios pensamientos. Sakura podía sentir la nostalgia en su compañero, podía sentir cómo intentaba mostrarse indiferente a que sus padres estuvieran vivos, como para no acostumbrarse a esa sensación, para no extrañarlos cuando todo volviera a la normalidad.
-Ten mucho cuidado – lo despidió en la puerta con un abrazo.
-Vendré apenas tenga noticias – Naruto la abrazó con un poco más de fuerza y después se marchó decidido. Era un ninja valiente, sabía que realmente ni siquiera había considerado la idea de quedarse, era tan sacrificado que prefería hacer siempre lo correcto, aunque eso no lo hiciera feliz. Sakura lo observó alejarse y estaba a punto de meterse de nuevo y cambiarse, aún estaba en pijama, cuando sintió una presencia a su espalda, se dio la vuelta y vio a su sensei observarla con un semblante confundido, tenía el entrecejo fruncido y los brazos cruzados. La joven no pudo reprimir un grito de sorpresa, no espera verlo.
-¿Desde cuándo Naruto te visita a primera hora del día? – le preguntó un tanto serio.
-Yo... - el ninja la tomó de la mano y ambos se metieron a la casa.
-¿Debería preocuparme por él?
-¡¿Qué?!, no... es decir... le pedí que viniera y...
-¿Has tenido pesadillas de nuevo?- ya no parecía molesto, ahora estaba preocupado, se acercó y la abrazó, la envolvió en sus brazos y besó sus cabellera – Sabes que puedes contarme lo que sea – Sakura confirmó que la ropa que estaba en su armario era la de él, ahora que lo tenía tan cerca podía reconocer con más facilidad su aroma.
-¿Creerías cualquier cosa que te dijera?
-Sí, nunca me has mentido a mí- levantó su rostro y sus ojos jade se encontraron con su oscura mirada. La joven se quedó sin aliento, veía tanto amor reflejado en él, amor y devoción por ella, la quería, quizá hasta la amaba. Un escalofrío la recorrió desde la punta de los pies hasta el último cabello rosado. Sakura no pudo evitar suspirar, nunca la habían visto de esa forma, nunca creyó que alguien podría verla como la veía ese hombre. Era evidente que mantenían una relación, pero ¿desde cuándo?, ¿cómo había comenzado todo?, ¿alguien más lo sabía?, no pudo seguir pensando porque Kakashi la besó, bajó su máscara como lo hizo la noche anterior y esta vez besó sus labios, no la comisura, no sus mejillas, fueron sus labios. Cerró los ojos instintivamente.
Sakura se sorprendió de la facilidad con la que respondió ese beso, sintió que su estómago se encogía de la emoción, era una sensación totalmente desconocida, era tan prohibida como adictiva. Las manos del ninja llegaron hasta su cintura y la acercó tanto a su cuerpo que la dejó sin aliento, sus manos la encerraban y se aferraban a su blusa. Era un hombre fuerte, siempre lo había sido.
No dejaba de besarla, y con el paso de los minutos, lo hacía con más fuerza, con un ritmo necesitado. La kunoichi apenas era capaz de seguirle el ritmo, apenas era capaz de respirar. Lo más grave de todo era que lo estaba disfrutando, que realmente se encontraba deseando cada segundo en que sus labios permanecían unidos. Eso no fue todo, Kakashi la tomó entre sus brazos y la llevó hasta el dormitorio para recostarla sobre la cama, la miraba de forma especial, su mirada relampagueaba llena de deseo, la deseaba. La médico sentía su cuerpo en llamas, sentía su rostro arder de vergüenza, respiraba con dificultad, pero no lo detenía, ella misma no podía detenerse. Todo estaba sucediendo muy rápido.
Su sensei se recostó sobre ella, de nuevo la besó con esa misma necesidad, de nuevo se acercó tanto a su cuerpo que ya no había distancia que los separara. Sus labios no se quedaron en su boca, bajó hasta su cuello y comenzó a besarla, sentía su lengua recorrer su piel, saborearla, la joven no fue capaz de reprimir algunos tímidos jadeos que salían involuntariamente de su boca, no estaba preparada para experimentar tantas sensaciones que corrían por todo su cuerpo por primera vez.
Las manos del hombre comenzaron a recorrerla, comenzaron a introducirse bajo su blusa y acariciar su vientre desnudo, subir un poco más y llegar hasta el borde de su sostén, lo sintió dudar un poco pero terminó por acariciarla sobre la tela, suaves caricias que despertaban sus sentidos, que la dejaban sin aliento y que ocasionaban que se moviera inquieta bajo el cuerpo del ninja. Seguía besando su cuello, bajando hasta donde el escote de lo permitía e incluso un poco más. Sus manos aún acariciaban su delicado pecho, pero después de un momento se detuvo, se alejó de ella.
Sakura abrió los ojos, estaba aturdida y agitada, y se encontró a sensei quitándose el chaleco jounin y la camisa ninja, hubiera dejado al descubierto su abdomen y su firme pectoral si no fuera porque aún vestía una delgada camisa elástica, aunque claro, no hacía falta que se la quitara para adivinar el trabajado cuerpo que había debajo de esa tela, era un hombre sumamente atractivo. Le robó el aliento a la joven, sus ojos recorrían a su sensei, centímetro a centímetro, era una escena que no creía que se repitiera. Tocó sus brazos, delineó sus músculos con el dedo índice, no era un hombre cualquiera, era una leyenda. Cuando levantó la vista, se dio cuenta de que él la veía con atención, parecía estarlo disfrutando.
La observó con detalle, la recorría, parecía también querer memorizar ese momento, y eso la avergonzó un poco, después de todo, aunque era evidente que mantenían una relación, ella no recordaba nada de eso, no era la misma, no pertenecía a ese mundo ¿qué tan lejos habían llegado?, era claro que ella aún era joven, quizá demasiado.
-Me vuelves jodidamente loco – le confesó derrumbando todas las inseguridades de la joven, como pudo le devolvió una tímida sonrisa, estaba segura de que su rostro estaba rojo como tomate – Me encanta cuando te sonrojas – le dijo antes de subir su blusa, batalló un poco, pero al final pudo sacarla completamente. Ahora sólo un sostén la cubría y antes de que pudiera avergonzarse de su desnudez, el ninja se recostó sobre ella y la besó con más fuerza, con más necesidad.
Las manos de Sakura se enterraron en la espalda del ninja, con más fuerza de la que hubiera querido, pero le parecía tan imposible poder controlarse. Dejó que la besara a su antojo, dejó que sus labios bajaran hasta su cuello y siguieran bajando. Besó su vientre, eso le ocasionó un poco de cosquillas, levantó su cadera y comenzó a bajar el short que había utilizado como pijama y lo sacó por completo.
Sintió un toque en la parte interior de sus muslos, abrió los ojos y se dio cuenta de que la estaba besando, sus labios y su lengua recorrían en esa piel tan sensible. Esta vez no fue suficiente morder su labio inferior, por más que lo intentó, no pudo reprimir ruidosos gemidos de placer, no podía evitar que su cuerpo se moviera inquieto, o que sus manos se aferraran a las sábanas, por un momento no parecía ser ella misma, no podía reconocerse. Sintió que sus bragas comenzaban a bajar, ya debían estar húmedas. Él era todo lo que siempre había imaginado que era, lo que todas las mujeres de la Aldea pensaban, ere incluso más apasionado de que lo que cualquiera pudiera fantasear, era cuidadoso y terriblemente dedicado a la mujer que tenía entre sus brazos, era un deleite verlo en la intimidad. ¿Cómo no ceder ante sus caricias?, lo tenía tan cerca, sentía su piel rozar la suya y era como si cuerpo ardiera.
Entonces el ninja se detuvo, se detuvo por completo, sus manos seguían en sus piernas, acariciando sus muslos, pero sus labios ya no tocaban su piel. Le tomó varios segundos poder calmarse, poder controlar su agitada respiración, seguía jadeando pero ahora era para intentar recuperar el aliento. Lo último fue soltar las sábanas a las que seguía aferrándose.
Cuando abrió los ojos, se encontró al ninja el cual también parecía estar haciendo un gran esfuerzo por tranquilizarse, respiraba con dificultad y trataba de enfocarse en cualquier otra cosa que no fuera el cuerpo que tenía debajo, se veía sumamente atractivo, con su cabellera gris alborotada y rebelde como siempre. Suspiró con fuerza y mordió su labio inferior.
-Lo lamento – dijo su sensei viéndola a los ojos y recostándose sobre su pecho cubierto sólo por el sostén – Prometí que te daría tu tiempo y tu espacio, hasta que estuvieras lista, no quiero que te sientas presionada... pero es que estoy loco por ti –
Estaba recostado sobre ella, la abrazaba y parecía querer fundirse en su cuerpo, era una escena demasiado íntima, demasiado personal, estaba semidesnuda y él la tocaba con absoluta confianza. La joven aún tenía los brazos a los constados, pero terminó por abrazarlo, lo envolvió en sus brazos y se tomó la libertad de peinar su rebelde cabellera, si era la última vez que lo tenía así de cerca, lo mejor sería disfrutarlo, cuando terminara, todo parecería un sueño borroso.
¿Cómo explicar lo que sentía en esos momentos?, ¿por qué se sentía tan completa estando con un hombre con el que nunca había pensado en estar?, ¿de dónde salía toda esa tranquilidad y calma que la invadía?, jamás había imagino que pudiera sentirse así en los brazos de un hombre, mucho menos en los de su sensei.
Sakura abrazó con más fuerza al ex ANBU, él agradeció su gesto y besó su pecho, ya no con deseo, sino con ternura, la acariciaba también, hacía pequeños círculos en su vientre plano, escuchaba su respiración, tenía la guardia tan baja, como si ella tuviera tanto poder sobre él. Nunca lo había visto de esa forma y eso alteró algo en su corazón, esa sensación se incrustó en ella. ¿Cómo podía haber vivido tanto tiempo sin sentir algo así?
-Has estado muy callada- le dijo besando su cuello, eso le ocasionó cosquillas, ¿podría extrañar algo que hasta hace unos días nunca tuvo? Era absurdo -¿Qué sucede?
-¿Podrías responderme algo?, sin preguntar nada más... - la joven no quería irse de ese mundo sin saberlo.
-Haré lo que sea por ti – Kakashi la vio directo a los ojos y la joven se dio cuenta de que realmente hablaba enserio.
-¿Cómo fue que todo esto comenzó, que comenzamos nosotros? Desde el principio – el ninja pareció confundido, frunció el entrecejo y parecía que protestaría – Recuerda que no preguntarías nada más... por favor – Kakashi suspiró profundamente y terminó por asentir.
-También me gusta recordar nuestra historia, no me molesta contártela – le dio un beso en los labios, uno que ella correspondió y que duró algunos minutos – Después de que tu padre se sacrificara por la Aldea, después de que perdieras a tus padres...- su tono era cauteloso, parecía dolerle recordarle ese momento – Siempre estabas sola, eras muy tímida y apenas hablabas con alguien, no te mentías en problemas pero estabas triste todo el tiempo – la abrazó con más fuerza, se hundió en su pecho y la besó repetidamente, como para intentar ahuyentar esos malos momentos – Fue cuando me asignaron al equipo siete, fue cuando te conocí: una niña tímida, con grandes ojos jade, pero llenos de tristeza, con una melenita rosada que destacaba en todos lados y que no decía más de un par de palabras al día. La Godaime también estaba preocupada por ti, me pidió que te cuidara...
-¿Qué sucedió después? – Kakashi rio por la impaciencia de la joven.
-Al principio no me querías cerca, te escondías de mí y cada que venía a visitarte me dejabas esperando en la puerta, te negabas a dejarme entrar, decías que no necesitabas a nadie, eras tan testaruda...- su voz se llenó de melancolía – Me costó mucho acercarme a ti, había una barrera rodeándote, pero lo logré. Me costó años ganar tu confianza y entonces me dejaste entrar a tu casa, entonces me dejaste entrar en tu vida, con el paso del tiempo comenzamos a comer juntos, traía la cena, celebramos cumpleaños, y eras tú quien me esperaba después de cada misión, cuidaste de mí cuando volvía herido, te preocupaste como hacía mucho tiempo nadie lo hacía. No podría decirte cuándo comenzó todo, quizá una cosa llevó a la otra... –
Sakura se quedó en silencio, intentaba imaginar esa realidad.
-Te hiciste cargo de mí – resumió la joven– Te convertiste en mi héroe –
-Es una forma de verlo – Kakashi levantó la vista y le sonrió, la joven aún no se acostumbraba a verlo sin máscara – La verdad es que yo fui el más afortunado de los dos, el más agradecido de que la Hokage te pusiera a mi cargo – la médico le devolvió la sonrisa, se acercó y terminó por depositar un corto beso en sus labios, uno se podía acostumbrar tan rápido a lo bueno, y él era de lo mejor. Era muy fácil imaginar por qué se enamoró de él, un hombre fuerte, inteligente, talentoso, por demás atractivo, y que la trataba con tanta delicadeza, tan dedicado a ella, la protegía en ambos mundos.
-¿Ahora me dirás por qué has estado tan callada?, ayer te noté distante, hoy me haces preguntas cuyas respuestas ya sabes...
-Tuve un sueño extraño – Kakashi perdonaría su primera mentira.
-¿Qué soñaste?- le preguntó acariciando su melena rosa, era una sensación tan cálida, se sentía a salvo, incluso en una dimensión desconocida.
-Soñé que eras mi sensei pero que nunca te encargaste de mí, nunca tuviste que cuidarme porque mis padres estaban vivos, entonces nada de esto sucedió, nada era real. Sólo eras mi sensei, y yo tu alumna, creo que ni siquiera era tu favorita... – la joven no pudo evitar suspirar con cierta desilusión – Me puse a pensar lo fácil que pudo haber sido no terminar como ahora, si mis padres estuvieran vivos, estoy segura de que sólo serías el encargado del equipo siete –
-Eso no lo sabes – Kakashi la observó con cierto disgusto, como si no fuera posible otra realidad más que esa – Es tan fácil enamorarse de ti, me volverías loco en cualquier situación –
-Eso sí que no puedes saberlo.
-Claro que sí, me conozco, nena – la besó con cierta necesidad, pero se separó segundos después, demasiado rápido para su gusto - ¿Y qué hiciste? –
-¿En dónde? – los besos del ninja le robaban la capacidad de pensar con claridad.
-En el sueño, ¿qué hiciste cuando te diste cuenta de que sólo era tu sensei? –
-Nada, todo parecía tan normal... así eran las cosas en mi sueño, además tú no parecías ni remotamente interesado en mí, apenas me notabas, sólo hablábamos ocasionalmente y cuando era necesario - el ex ANBU torció el gesto.
-La próxima vez que sueñes algo así, quisiera que intentaras conquistarme – Sakura sonrió incrédula ante su petición – Estoy hablando enserio, no importa lo complicado que parezca todo, o lo distinto que pueda ser, no importa si aparento que no estoy interesado en ti, o cuan despistado o indiferente actúe, si estoy con alguien más o si digo que no quiero compañía, yo sí te necesito a ti, Sakura. Sólo inténtalo, caería rendido ante el primer intento –
Antes de que la joven pudiera replicar a decir alguna otra cosa, el ninja volvió a besarla. Fue un beso apasionado y tan lleno de ternura.
-No te rindas al nosotros, nena – le dijo entre besos – Promételo, si no por ti, hazlo por mí, en ninguna otra vida sería feliz si no estás a mi lado, si no me dejas besarte y tocarte como ahora. Me volvería loco.
-Lo prometo – aceptó la joven totalmente rendida a las caricias de ese hombre.
-Te amo, Sakura.
/
Sakura y Naruto estaban sentados en unos columpios, justo como antes de que fueran llevados hasta esa extraña dimensión. Se miraron el uno al otro y observaron a su alrededor, nada parecía fuera de lugar, la Aldea lucía como siempre. Sus ojos se fueron hasta el muro Hokage y entonces se dieron cuenta de que realmente había vuelto, estaba tallado el rostro del verdadero héroe de Konoha, Minato.
-¿Todo terminó? – preguntó Naruto poniéndose de pie.
-Creo que sí – ambos estaban aturdidos, todo había parecido tan real, había dejado una pequeña y muy distinta realidad atrás, una que los había marcado de cierta forma.
Sakura se acercó a su compañero y lo abrazó con fuerza, con más de la necesaria, no olvidaba lo que él había dejado, a sus padres. Ella no le había contado de la relación que se suponía mantenía con su sensei, era mejor mantenerlo en secreto, además su amigo era quien necesitaba su apoyo, el tiempo en ese mundo le había servido para darse cuenta de lo dolorosa que podía ser la soledad.
-Lo lamento, Naruto – su rubio compañero le devolvió el abrazo, había sido una probada de algo que él siempre había deseado.
-Estoy bien, Sakura-chan, de veras – pero seguía aferrándose a su cuerpo y no la soltó hasta varios minutos más tarde, hasta que apareció Ino.
-¿Qué está sucediendo aquí? – preguntó con un tono coqueto.
-Nada de lo que estás imaginando – se separaron pero la médico tomó la mano de su compañero, debía prestarle más atención, se lo merecía – Naruto y yo iremos a cenar – de ahora en adelante, las cosas serían diferente, él no podía estar tanto tiempo solo, no era justo soportar tanta soledad.
Como Sakura prometió, cenaron juntos, se les terminó uniendo el grupo de Ino, además de Kiba y Shino, era un buen ambiente, era lo que Naruto necesitaba: compañía, rieron mucho y también bromearon, pero ninguno de los dos mencionó esa otra realidad en la que estuvieron atrapados, había momentos que era mejor conservar sólo para ellos dos, para ellos mismos.
Después de la cena, los chicos se llevaron a Naruto, parecía que se divertirían con algunos juegos "sólo para hombres", debía ser algo tonto, pero la joven dejó que se lo llevaran, ya habría tiempo para charlar sobre lo que había sucedido.
-Te veré después, Sakura-chan – se despidió con una gran sonrisa en el rostro. Ojalá esa sensación le durara para siempre.
-¿Te irás a casa?- le preguntó Ino bostezando, no era para menos, ya era tarde.
-Sí, estoy cansada.
-¿Te acompaño?
-No, tu casa está al lado opuesto no tiene sentido que te retrases por mí – la abrazó con fuerza, le costaba admitir que la prefería de ese modo, descarada, la versión tímida y silenciosa que había de ella en la otra realidad no le había gustado para nada – Te veré mañana –
Cada una tomó su camina, la joven apresuró el paso, extrañaba a sus padres, necesitaba verlos para saber que estaban bien, que estaban a su lado y que no tendría que estar sola. También quería dejar la otra dimensión atrás, necesitaba rodearse de lo que era real, dejar de fantasear con lo que había sucedido, no tenía caso seguir pensando en eso. No sería una buena idea recordar la forma en la que se sintió en los brazos de su sensei, sus tibios y húmedos labios sobre su piel, sus manos acariciando su cuerpo, esa forma tan especial en la que la veía, nada era real, ni siquiera ese "te amo".
-¿Qué haces paseando por las calles tan tarde, Sakura? – escuchar su voz la sobresaltó. Justo el hombre en el que pensaba, mejor dicho, en el que intentaba no pensar.
-Yo... estaba... iba a... es que nosotros – sentía su rostro arder de vergüenza, lo estaba recordando todo, recordaba el cúmulo de sensación que había experimentado aquella mañana, cuando estuvo entre sus brazos, dispuesta a entregarse a él - ¿Me acompañaría a mi casa, sensei? – fue lo único que se lo ocurrió, lo único que parecía tener sentido.
-Por supuesto – el ninja se encogió de hombros y le dedicó una discreta sonrisa que revolvió todas sus ideas.
Sakura siguió un impulso y lo tomó del brazo, sintió, por una fracción de segundo, que él se tensaba, pero después se relajó, como si fuera lo más normal del mundo.
-Sensei...-
-¿Qué sucede, Sakura? –
-Me preguntaba- suspiró intentando pensar en lo que siguiente que diría – Mañana no hay misión, y daré un pequeño paseo por el bosque, por el antiguo campo de entrenamiento, quizá podría acompañarme... - desvió la mirada, era lo más cercano a una invitación que pudo inventar y había sonado como un completa tonta.
-Suena bien – aceptó él sin vacilar.
Sakura lo sintió acercarse un poco más, sintió su calor más cerca de su cuerpo, podría no parecer mucho, pero era algo. A la joven le habían quedado muchas dudas, había querido preguntarle mucho más al otro Kakashi, quería saber quién había dado el primer paso, quién de los dos había tenido el valor de cruzar todas las barreras que parecían separarlos, pero lo más importante era saber cómo había logrado conquistarlo, ¿qué había hecho para lograr enamorar a un ninja como él?
-Espera – Kakashi se detuvo y se apartó, pero lo que hizo, sonrojó más a la joven, se quitó el chaleco jounin y se lo colocó a la joven en los hombros – Debes tener frío – quizás no habría forma de saber qué había sucedido en aquella realidad, pero había una posibilidad de volverlo a vivir, crear otra historia, una que sí fuera real.
-Gracias – volvió a tomarlo del brazo, se acercó un poco más de lo necesario y entonces comenzaron a caminar. Sakura no pudo evitar sonreír, era como si una chispa de pronto se prendiera.
Quizás...
FIN
