Capítulo 1. El nuevo rey de Vegetasei

*En el planeta Vegetasei.

Era una profunda y oscura noche en el planeta de los saiyajins, el silencio reinaba puesto que cada guerrero del planeta se encontraba realizando misiones de suma importancia para el poderoso Freezer, y el resto de la población de pobre nivel de pelea y, por ende, de clase baja dormían plácidamente esperando iniciar un nuevo día en sus monótonas vidas.

Sin embargo un familiar sonido rompió la paz que nublaba el lugar; alertando a los guardias y de más servidumbre del palacio real - No puede ser… - murmuró uno de ellos.

Mientras más se acercaba, más claramente se podía notar la forma de aquella nave espacial que aterrizaba en una de las pistas. Sin embargo, no era cualquier nave… No… Ésta tenía el particular e inconfundible logo de la familia real de Vegetasei. Tenía que ser él.

Cuando la nave al fin aterrizó en tierra firme, desencadenó una tremenda nube de humo al abrir sus compuertas, para dar paso a la silueta de un hombre. Un saiyajin de poderosa complexión, con un distintivo peinado en forma puntiaguda y una profunda mirada. Aquel niño que una vez fue desterrado y enviado a combatir por su padre; por el simple hecho de haberse negado a seguir las órdenes de un gobernador tirano y ambicioso; había vuelto transformado en todo un hombre.

- Príncipe Vegeta… - advirtió uno de los guardias que protegían las entradas del castillo – Sea usted bienvenido… -

-Mmmpf… - Se limitó a pronunciar el orgulloso príncipe mientras se abría paso por los pasillos del palacio.

Mientras tanto en otra parte del palacio, en una habitación de enormes dimensiones yacía un agonizante hombre; resistiéndose a morir, pues se negaba a dejar su imperio de guerreros a un bastardo que se proclamaba el ser más poderoso del universo. Uno de sus más leales súbditos y la hija de éste, le acompañaban en sus últimos momentos de vida. Aguardando por el regreso del príncipe exiliado.

*En el planeta Tierra.

Mientras tanto una joven pareja de enamorados disfrutaba de una fresca tarde; caminaban a lo largo de uno de los parques más bellos y grandes de la ciudad. Caminaban de la mano, cuidadosos de no ser vistos por personas conocidas. Tenían un romance secreto, prohibido y rechazado por la familia más rica del planeta: La familia Briefs.

Bulma Briefs, la única hija mujer y una de las herederas del imperio Cápsula, no toleraba obedecer las órdenes de sus padres; especialmente las de su madre, quién insistía que debía casarse con un hombre digno de su clase; un joven pudiente, con los suficientes recursos para salvar a la corporación Cápsula de su quiebra.

Sí, su madre sólo buscaba emparentarla con hombres ricos y príncipes de otros países o planetas; poniéndola en subasta al mejor postor, con la única finalidad de no caer en la ruina y salvar la reputación de la familia.

Sin embargo, la joven de cabellos y ojos azules, sin buscarlo ni quererlo; terminó profundamente enamorada de un hombre de corazón noble y bondadoso, cuyo único pecado era el de no contar con los recursos requeridos para ser aceptado por la familia Briefs. Así fue como, Bulma y Yamcha terminaron buscando la forma de verse a escondidas, en lugares donde la familia Briefs no acudiera o frecuentara..

- Me tengo que ir… Los guardias… - Bulma fue interrumpida por un apasionado beso de su amor prohibido. – Te amo – afirmó Yamcha.

– Yo también… - correspondió ella.

- Tengo que irme Yamcha – murmuró la peli azul, esta vez decidida a no caer en los encantos de su novio- Los guardias esperan por mí – dicho eso, robo un pequeño beso al joven y se dispuso a marcharse. El joven sólo se limitaba a verla alejarse hacia un establecimiento de café donde aguardaba una cómplice de sus escapadas.

*En el planeta Vegetasei…

Con sus últimas fuerzas, el rey Vegeta, firmaba el decreto, donde no sólo finalizaba el destierro de su hijo si no que, además, lo nombraba único rey del planeta e irrevocable soberano sobre cada uno de los habitantes y seres nacidos en Vegetasei – No… no puedo más – arrastraba con dificultad la mano que sellaba el destino de su hijo. – Permítame… – Nappa ayudo al rey a sostener la pluma para finalizar su firma en el decreto. Esto presenciado por el general Bardock y su hija Gina.

Al escuchar la noticia de la llegada del príncipe la única fémina presente decidió acudir a su reencuentro. Se escuchaban los pasos apresurados de Gina por todo el castillo. Corría, notoriamente alegre, buscando con desesperación al príncipe Vegeta.

-Príncipe Vegeta… - el poderoso saiya escuchó su nombre y volteó la mirada hacia la dirección de dónde provenía el sonido, para encontrarse con los ojos de una guerrera, amiga de su infancia, quien le miraba deseosa de contar lo sucedido en la habitación real.

- Su padre firmó mi príncipe…- no pudo más, Gina lo miraba con sus hermosos ojos negros llenos de felicidad, pues se alegraba de tener nuevamente cerca a su amigo y amor secreto, pero esta vez no como un pequeño príncipe; si no como el rey del planeta Saiyajin – Eres el nuevo rey… -.

Vegeta quedó sorprendido, simplemente no podía creer que su padre, después de tantos años de indiferencia y desprecio por lo sucedido con Freezer; finalmente se retractaría y lo reconocería como el rey. Nervioso camino detrás de la mujer que con señas lo invitaba a seguirla para ver por última vez a su progenitor.

*En el planeta Tierra…

Bulma corría apresurada al café donde se encontraba su mejor amiga, Milk, una chica de cabello y ojos negros, de una belleza oculta, pues no gustaba de vestirse a la moda o de tener los cuidados que una mujer de su edad tendría; sin embargo era hija de un poderoso terrateniente de las afueras de la ciudad – Disculpa la tardanza, es hora de irnos… - le dijo Bulma al llegar ante la molesta mirada de su amiga.

-Bulma, tenemos que hablar… - dijo molesta Milk – Si tu madre se entera que te estoy cubriendo para verte a solas con el pobre ese, ¡me matará! – subía el tono de voz -¿Comprendes? Además no sé cuánto tiempo tarden los guardaespaldas en notar que en realidad no estás "socializando" conmigo… -

- Ya relájate Milk, nadie tiene porque enterarse – decía fastidiada la peli azul – Sólo mantén tu boca cerrada… - continuaron el camino hacia la corporación Cápsula.

- Además – retomó la palabra Bulma- Esto no tiene por qué durar mucho, estoy segura que mi padre, aunque sea un hombre de sociedad, estará de acuerdo en que me casé con Yamcha, simplemente porque así seré plenamente feliz. – Milk se sobresaltó un poco al escuchar esas palabras – Así que por favor, quédate tranquila, pronto Yamcha se acercará a pedir mi mano.-

- Ojalá… -

Cuando finalmente llegaron a casa de Bulma, seguían platicando sobre el mismo tema. Pero al abrir la compuerta de la entrada, ambas mujeres se quedaron heladas ante el hombre que tenían enfrente. Gokú, el hermano adoptivo de Bulma, atractivo sin duda, aunque un poco despistado y adicto a las puestas; acostumbrado a vivir la vida fácil, sin responsabilidades, sólo extendiendo la mano a sus padres para pedir dinero o cualquier cosa que le faltase.

- ¿Otra vez de paseo hermanita? – habló el hombre.

- Sí… - contestó a secas Bulma.

- Pues que social… aunque no muy útil para conseguir marido – Gokú se despidió no sin antes mirar de reojo a Milk, con un tanto de desprecio por el mal gusto para arreglarse.

Ambas mujeres se adentraron en la enorme casa, para encontrar en la sala de estar a los padres de Bulma y una de sus tías que tenían como inquilina desde que su esposo había fallecido.

- Mamá, ya regresé – Bulma se acercó a su madre.

- ¿Por qué te tardaste tanto hija? – preguntó curiosa.

- Emm… - pensó rápidamente- Pues el lugar estaba lleno, y al parecer no había mucho personal para atender a todos – sonrió nerviosa.

- A tu padre le dolía su espalda… Tuve que darle una pastilla para calmar la molestia y permitirle descansar – la Sra. Briefs, señaló con la mirada al padre de Bulma que yacía dormido en el sillón frente a la chimenea.

Bulma miró a su padre durmiendo tranquilamente y no quiso despertarlo – Bien, me retiro, estaré en mi cuarto. – Milk se limitó a retirarse a su hogar, a unas cuantas casas de la corporación Cápsula.

-¿Supiste que la Sra. Williams organizará un banquete?- continuaron platicando las mujeres mayores en la sala – Me parece que asistirá su hermano… -

Los ojos de la señora Briefs claramente mostraron sorpresa e interés por la plática de su hermana - ¿El de Londres? – preguntó.

- Sí, el mismo… - afirmó Sara, la tía de Bulma – Es soltero y se rumora que es bastante guapo… Además tiene todo un imperio tecnológico en Europa.-

- Por kami, espero que esta vez suceda un milagro. Bulma es tan caprichosa, no sé qué pretende o qué espera… ¿Al príncipe azul? – Decía sarcástica la esposa del Sr. Briefs.

- Vamos, Andy, todas las jovencitas viven en un mundo de fantasía. ¿Acaso no lo viviste tú también? –

- Todo es culpa de su padre – la Sra. Briefs miró molesta al hombre dormido en el sillón – Siempre está consintiéndola, pero ya verás, este año aunque haga un escándalo, ¡se casa! – sentenció.

- Esperemos que sí hermana… -

Mientras tanto en un casino de la ciudad…

- Flor imperial señores – dijo un hombre sentado en la mesa de póker.

- ¡¿Qué?! – Gritó molesto Gokú – ¡Maldición!

- Ese joven debe dar muchos problemas a los señores Briefs – Murmuró un hombre entre la multitud.

- No creo que el Dr. Briefs, el importante científico, tenga conocimiento del pasatiempo de su hijo – Comentó el emperador del planeta – Además la Sra. Briefs seguramente intercede por él.

- Se rumora que las finanzas de la familia Briefs están bastante deterioradas - Continuaba hablando el hombre robusto que acompañaba al extraterrestre.

- Eso parece… - al emperador Zarbon en realidad no le importaba – Mesero, lo de siempre. –

* En el planeta Vegetasei…

Vegeta estaba sentado en uno de los sillones de la habitación real. Tenía la mirada perdida en el horizonte y su mente divagaba en los recuerdos de su infancia. Recordaba claramente como su padre lo castigaba por no querer seguir las órdenes que el emperador Freezer indicaba. Recordaba cada golpe, cada gota de sangre y sudor que le cobraban sólo por defender a su raza y no doblegarse ante un extraterrestre, que se autoproclamaba dios del universo.

No podía evitar ver con desprecio a su padre. Las humillaciones, los golpes y sin mencionar el destierro; eran muchos recuerdos tan profundos que no sólo habían dejado cicatrices físicas, si no también dolorosos recuerdos que no serían fáciles de superar.

Vegeta se había convertido en un mercenario, alimentado por el odio y la sed de venganza en contra de Freezer. Ese era su única motivación para seguir vivo y por supuesto para saber gobernar y guiar a su gente hacia la libertad.

- Vine lo más rápido que pude – Dodoria interrumpió los pensamientos de Vegeta - ¿Cómo sigue?-

- No creo que logré despertar al amanecer – Comentó Nappa.

- Me han dicho que ha aparecido el hijo del rey Vegeta – preguntó curioso.

- Así es – Nappa miró hacia la esquina donde el príncipe saiya se ocultaba entre las sombras – Ahí está. Además el rey terminó su exilio y le devolvió la herencia al trono. –

El viejo rey comenzó a toser, llamando la atención de todos en la habitación. – Mi rey, el príncipe Vegeta está aquí - le susurró Nappa – Adelante príncipe hable con su padre. – Sin embargo el saiya no artículo una sola palabra. Se quedó quieto, solo observando el pálido rostro de su progenitor.

- Vamos señor, después de tantos años… ¿no hay nada que quiera decirle a su hijo? – Insistía Nappa.

Padre e hijo intercambiaron miradas sin cruzar una sola palabra; hasta que lentamente el brillo en los ojos del rey se desvaneció por completo – Esta muerto – finalizó Vegeta – No tiene caso que pierda más mi tiempo en esta habitación. - dicho esto se retiró del lugar, no sin antes liberar un ligero suspiro. Aunque no lo admitiera, la muerte de su padre había sido un tanto dolorosa.

Gina, Bardock y Dodoria abandonaron la habitación también. - ¿Y de dónde salió Vegeta? Se suponía que nadie conocía su paradero. – preguntó el fiel sirviente de Freezer.

- Nosotros tampoco tenemos muy claro cómo llego – contestó Bardock – Sospechamos que Nappa lo mando buscar cuando la salud del rey empezó a decaer.

- Estuvo mucho tiempo, cumpliendo misiones importantes que el lord Freezer le asignaba, ahora es uno de los guerreros más poderosos del universo – agregó Gina.

- ¿De verdad?... No lo aparenta – cuestionó Dodoria - ¿Qué no fue humillado y desconocido por su propio padre?-

- Sí – contesto Bardock con cierta molestia – Pero eso ya no importa, ahora es el rey del planeta.-

- Pero… ¿Y la madre del príncipe?... Tiene una ¿o no?... – Sonrió – Espera, ¿acaso no fue también desterrada por proteger al mocoso?- Aunque no lo notó, Vegeta podía escucharlos y le molestó bastante el comentario sobre su madre – En fin me retiro, tengo cosas más importantes que hacer.- Dodoria se marchó y Bardock lo acompañó hasta el zona de despegue.

Cuando Gina se disponía a retirarse también se encontró con la profunda y embriagante mirada de Vegeta, que le observaba firmemente – No te sientas incómoda – le dijo – Es la verdad, mi madre también fue víctima de aquel imbécil que acaba de morir.

- ¿Está viva? – preguntó Gina.

- Mmmpf… No lo sé – Vegeta contestó con cierta preocupación – Lo más probable es que no, mi madre no era una guerrera.-

Se disponía a irse cuando Gina lo alcanzó y le dijo – Por cierto, mi más sincero pésame por la muerte de tu padre – Vegeta soltó una carcajada.

- Discúlpame Gina – dijo ante la sorpresiva mirada de la mujer saiya – Pero no puedo sentir pena por el bastardo estúpido que me trató como basura toda mi vida y que maltrató a su propia mujer… No… por ese tipo de hombres, no se puede sentir más que alegría cuando finalmente mueren y dejan de estorbar a los demás.

Gina quedó perpleja ante la respuesta del príncipe y no insistió más.