Hola, aquí estoy otra vez, los dejo con ésta pequeña carta, ¡espero que les guste!

Carta Perdida 1: Hermano

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Querido hermano:

El día de hoy me encuentro ante una difícil situación, debo enfrentar mi destino, pero ello implica el irme lejos. No quiero decirte con esto, mi pequeño niño, que quiera separarme de ti; tú sabes, mejor que nadie, que el único motor de mi vida eres tú.

Sin embargo, en estos momentos, el deber es tan intenso, tan fuerte. Sé que tú también lo sentirás cuando llegue el momento, pero por ahora, quizá te parezca egoísta de mi parte el darle prioridad a mis ocupaciones antes que a ti.

Sólo quiero decirte en ésta carta, que te quiero, que te amo y que eres mi mayor orgullo. Sueño con el día en que te veré convertido en un hombre, un hombre de bien, honesto, valiente y justo, pero si ese día no llega, porque yo no pueda verte, solo quiero pedirte que finjas que estoy allí y actúes con valor y justicia.

Te confieso que en verdad desearía no tener que hacer esto, más que nada por ti, por tu bienestar, pero es necesario.

Hay algo más, hermano mío, probablemente escucharás cosas malas de mí; es posible que te digan que he hecho algo malo, pero tu no debes dejarte engañar por ellos, tan sólo te pido que, por el amor que nos tenemos y por todo aquello que hemos compartido, confíes en mí. Espera mi regreso, y si no vuelvo, recuerda que siempre estaré contigo en el corazón y no pierdas nunca la convicción de que en mi alma y pensamiento te tengo siempre presente, y que nunca haría nada que deshonrara las memorias de nuestras vidas, llenas de esfuerzo, dolor, dedicación, deber.

Confía hermano, confía; en mí, en el pasado, en el presente y en el futuro. Vive conservando siempre la pureza de tu alma, la bondad y la misericordia; no permitas que otros destruyan esas cualidades tuyas y cree en mí, aunque no se lo digas a los demás, aunque tus labios me maldigan, en tu alma y tu corazón cree en mí, que yo lo haré por ti hoy y siempre.

Recuerda todo lo que te he enseñado y nunca claudiques, siempre sigue adelante y lucha por la verdad, la justicia y la paz, y, si en algún momento te enteras de que algo malo me ha sucedido, huye y de ser posible, véngame, no por odio, nunca por odio, que no es digno de un verdadero caballero, sino por lealtad y por proteger los ideales en los que ambos hemos creído y a quien representa esos ideales.

Hermanito amado, no te amargues la existencia ni luches jamás en nombre del odio y de la venganza, sino que debes luchar por la verdad, por aquello en lo que creas, por la felicidad de la raza humana y por aquello que hoy protejo, por lo que arriesgo mi vida así, pues creo que vale la pena y sé que no me arrepentiré de mis actos.

Te amo, mi querido hermanito

Aioros de Sagitario

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En ese momento, una mano arruga sin piedad el maltrecho papel

-¡Ja!, que tonto has sido Aioros ¿En verdad creíste que un caballero de plata sería el amigo de un traidor?

-Gran Patriarca, dígame, es verdad que él quiso matar a Athena ¿no es así?- preguntó el caballero de Plata de Reticulum, la Red Celeste que, hincado, comenzaba a dudar.

-Caballero, ¿dudas acaso de mi palabra?

-N-no, señor, pero es que Aioros me salvó la vida varias veces en el pasado, lo conozco desde que éramos niños, no entiendo cómo fue capaz de hacer algo así - su rostro era el reflejo mismo de la confusión, hasta que algo en él cambió, como si hubiese llegado a una respuesta que ataba todos los cabos sueltos - a menos que...

-¿A menos que yo mintiera?- la voz del Maestro podía escucharse apenas, llevando un leve matiz de perversidad en ella.

-¿Eh?- el caballero miró aterrado cómo el aura del Gran Patriarca se elevaba súbitamente

-Cometiste un gran error al dudar de mí, pero como agradecimiento por haberme traído esta carta que Aioros te confió, ¡Tu muerte será rápida!

-¿Qué?, ¡No! ¡NOO!- el caballero no pudo hacer nada ante el poderoso impacto de una bola de energía. Miles de ráfagas golpeaban su cuerpo en el aire, hasta hacerlo caer con fuerza al suelo.

-Aioros... perdóname amigo – las últimas palabras del guerrero, un hilo de sangre emanando de su boca, finalmente sus pupilas se dilataron: estaba muerto.

-¡Gran Patriarca!

-¿Qué ha pasado?- entraron un par de guardias

-¡Llévenselo de aquí!, intentó atacarme cuando le di la espalda, creo que era un aliado de Aioros. Y por cierto, tráiganme al pequeño Aioria, debo comunicarle lo sucedido y hacerle entender que debe estar alerta por si vuelve a ver al traidor de su hermano.

-Si, Gran Patriarca- dijeron los guardias al unísono

En el silencio de la habitación, una voz ronca murmuraba para sí:

-Pagarás muy cara tu traición, no sólo con tu vida, ¡sino también con el odio de quien más amas en este mundo!

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NOTA DE LA AUTORA: Y bien, ¿qué les pareció? no olviden dejar reviews ¡hasta pronto!

Saint Seiya no me pertenece, pertenece a Masami Kurumada, y si me enriqueciera haciendo estas cosas ¡escribiría mucho más créanme!