Un día Caris dijo que se le había ido la mano en una historia y Ana dijo que se había ido para el lado de los tomates.

Bueno, en esta historia se nos ha ido la mano al lado de los tomates xD

Así que ya saben: si son menores abandonan la página, se ponen en puntas de pie para entrar o mejor aún, se contactan con nosotras que tenemos un negocio paralelo relacionado con documentos de identidad ;)

Al final encontrarán una sorpresa para el próximo capítulo, así que no dejen de leer.

Gracias a Tania por la idea.

Disclaimer: Ninguna de nosotras está remotamente relacionada con "Bones" ni mucho menos obtenemos ningún beneficio de escribir estas historias. Escribimos sólo porque tenemos 9 años de soñar con cosas que HH no nos cumplió ni nos cumplirá ya, así que hay mucha tela para cortar.

Fantasías

Capítulo 1: Proposición

Mientras salían de la carpa sentía la adrenalina corriendo por sus venas, lo arriesgado del espectáculo y la audacia de Huesos habían sido inigualables.

Brennan caminaba delante de él sin dejar de hablar, los ojos brillantes por la excitación del show.

Booth escuchaba sus palabras, pero lo que más registraba era el movimiento de su cuerpo, lo bien que le sentaba a su clarísima piel el corsé rojo y el maquillaje oscuro en los ojos.

No sabía qué le pasaba, pero estaba claramente excitado por su compañera y sólo con gran esfuerzo podía evitar que se le notara.

El aire caluroso los golpeó en plena cara y Brennan se giró a mirarlo con una sonrisa.

- Calor, ¿verdad, Buck? - le susurró casi en sus labios.

Lo siguiente que Booth sintió fueron las manos de ella colgándose de su cuello y sus piernas alrededor de su cintura. Como un acto reflejo, la sujetó por las caderas y no pudo evitar atraerla hacia su cuerpo a pesar de la sorpresa.

De pronto los labios de Brennan estaban en los suyos, y el agente ya no pudo seguir pensando.

La antropóloga lo besaba con fuerza, moviendo la boca sobre la suya como reclamando pertenencia. El agente respondió al beso y desplazó sus manos hacia el trasero de ella, sintiendo sobre su pecho descubierto el calor del cuerpo de su compañera.

Estaban a pocos pasos de la caravana, así que Booth avanzó con su carga en brazos, apenas mirando por donde iba, sólo sintiendo que su excitación iba en aumento.

Empujó la puerta a tientas y apenas escuchó el chirrido que hizo, ahogado por el sonido de Brennan atacando su cuello con lujuria.

En la pequeña caravana el calor era asfixiante y los movimientos de la antropóloga sobre su cuerpo lo incrementaba.

Aún sujetándola, respondiendo a sus besos y dejándose besar, se sentó en la pequeña cama con Brennan a horcajadas.

- La adrenalina me excita - le susurró ella quitándole el chaleco y pasando las uñas por su pecho.

El agente siseó entre dientes, y sus manos se dirigieron a la espalda del corsé de la antropóloga.

Tironeó de las cintas sin resultado alguno, escuchando la risa de ella.

- Te doy a dar algo de qué reírte - gruño mientras sus manos bajaban de un tirón la parte delantera de la prenda y su boca se prendía de un pecho cual bebé hambriento.

La antropóloga emitió un gemido y echó la cabeza hacia atrás. Booth aprovechó el movimiento para acercarla más a su cuerpo, dejándole sentir su excitación.

- Dios, Buck, parece como si hiciera siglos que no me besaras - gimió ella.

En la mente del agente algo hizo un ruido ante estas palabras.

"No la había besado antes", pensó de pronto. Intentó aferrarse más al cuerpo que sostenía en sus brazos, pero una luz brillante lo cubrió todo.

Segundos después, se encontró sentado en su cama, con la camiseta empapada y una erección que levantaba una carpa en las sábanas. A su lado, Huesos dormía tranquilamente, la cara vuelta hacia él, una mano bajo la mejilla.

La miró, recordando el sueño. No importaba cómo, ella siempre se veía bellísima, y ese pensamiento no hizo nada por disminuir su estado de excitación.

Se pasó la mano por la cara, y un muelle de la cama crujió con el movimiento.

Los ojos de la antropóloga se abrieron lentamente, mientras una sonrisa comenzaba a esbozarse en sus labios.

- ¿Booth? - preguntó, su voz ronca y los ojos apenas abiertos - ¿Estás bien?

- Eeeh... estoy bien - respondió el agente, mientras doblaba las rodillas. No sabía exactamente por qué, pero no le era cómodo que ella lo viera así luego de aquel sueño, lo sentía como una traición a la verdadera Huesos.

A pesar de su rápido movimiento, la científica pudo vislumbrar la razón de su bochorno y una sonrisa más ancha se extendió por su cara.

- Booth. - lo llamó con voz suave, mientras se acercaba a él - ¿Has tenido algún tipo de sueño erótico? - preguntó mientras su mano comenzaba a trazar figuras sin forma en la espalda del agente.

Booth giró la cabeza para encontrar los ojos azules de su compañera y ahora mujer en la penumbra de la habitación.

- Lo siento - susurró - No quería despertarte, no con algo así.

La antropóloga frunció el ceño, no entendiendo las palabras de Booth.

- No sé lo que quieres decir - contestó incorporándose - ¿Por qué dices que lo sientes?

El agente refunfuñó y se giró a mirarla.

- No quiero hablar de eso ahora, Huesos- respondió, intentando imitar un bostezo - Vamos a dormir.

La antropóloga se dejó abrazar por detrás, pero pudo percibir la inquietud del agente aún sin ver su rostro.

- Booth. - lo llamó suavemente unos segundos después.

- ¿Booth? - volvió a intentar - Sé que estás despierto.

Se giró sin soltarlo, quedando de cara a él.

- Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿verdad? - le preguntó, una nota de inseguridad en su voz que el agente no pudo soportar.

- He tenido un sueño erótico contigo - susurró él, sintiéndose enrojecer.

- ¿Sólo eso? - preguntó ella sonriendo. Booth era increíble, a pesar de no ser realmente nada puritano en la cama, aún se sonrojaba por algo tan normal.

- No es sólo eso. - respondió él, moviéndose un poco, incómodo - ¿Recuerdas la primera vez que nos disfrazamos de Buck y Wanda?

- En el circo - respondió ella, enseguida - sonriendo más aún - Me encantó aquel caso y el número que hicimos.

- Soñé con eso, luego del espectáculo tú me besabas… y nos íbamos a la caravana.

- ¿Y allí teníamos sexo? - preguntó ella, incorporándose para mirarlo de lleno a la cara - Eso habría sido bueno - sonrió con malicia.

- ¡Pero no es bueno que yo lo sueñe ahora! - estalló el agente - Estamos juntos, somos felices y...

- Y tenemos deseo sexual mutuo, Booth - la voz de la científica sonó tajante y el agente la miró sorprendido.

- Es algo normal, y no veo mal que tengas ese tipo de sueños...siempre que sean conmigo.

El agente sonrió ante estas palabras y no pudo evitar molestarla un poco.

- ¿Te pondrías celosa? - preguntó, mientras la abrazaba y comenzaba a acariciarla.

- ¿Tú no? - respondió ella.

- Mucho - aseguró él - Me preguntaría qué estoy haciendo mal para que tú sueñes con un desconocido en tu cama en lugar de conmigo.

- No tiene que ser en la cama - comenzó ella, pero fue interrumpido por la mirada severa del agente - De acuerdo, entiendo el sentido - concedió - Pero te aseguro que estoy completamente satisfecha con nuestra vida sexual.

- Yo también - se apresuró a responder él.

- Aunque reconozco que a veces se presentan circunstancias que provocan que sea muy difícil resistirme a imaginar algo más - confesó ella.

Booth permaneció en silencio unos segundos, procesando aquellas palabras.

- ¿Circunstancias, eh? - preguntó interesado - ¿Qué circunstancias?

Ella se colocó boca arriba, mirando al techo, mientras recordaba. Ver a Booth peleando en Las Vegas había sido muy excitante. Su conversación sobre la diferencia entre hacer el amor y el mal sexo, o la vez que la había arrinconado en el laboratorio por creer que había una bomba. O más recientemente, durante su embarazo, todas las veces que había intentado protegerla. Booth siempre le había parecido muy atractivo, físicamente hablando.

- Cuando te portas como un macho alfa dominante a una parte de mí le molesta pero a otra parte... -sonrió tratando de ordenar sus pensamientos y no pudo evitar sonrojarse-. Le excita.

-¿Sí? -preguntó Booth interesado, dejando su parte más salvaje hablar por él -. ¿Y si te pido que te pongas a cuatro patas para darte duro estarás completamente cachonda cuando lo haga? -susurró mordisqueándole la oreja. Brennan no pudo evitar el jadeo sorprendido que salió de su boca. Booth no solía hablarle así en frío, sin más. Sus momentos de palabras más explicitas y procaces siempre eran en medio del encuentro sexual, cuando ninguno de los dos podía ni quería contener las palabras, los gemidos, los jadeos y hasta los gritos en su caso.

Sonrió, sintiéndose repentinamente en llamas, y se removió en la cama.

- ¿Te pongo incómoda, nena? - otra vez la sonrisa de lado, el tono sexy. Y su mano, que se le coló debajo del camisón para acariciarle un pecho.

- Incómoda no - logró responder - Caliente.

- ¿Nada más que eso? - preguntó, mientras apretaba el pezón entre sus dedos.

- Muy caliente - jadeó ella - ¿A ti no?

- Joder, Huesos, tú me pones caliente - se tumbó sobre ella, besando su cuello, mientras sus caderas buscaban su lugar entre sus piernas abiertas - Siempre.

- No me gusta mucho esa respuesta - la antropóloga le colocó las manos sobre el pecho y lo miró de frente.

El agente frunció el ceño. ¿Qué quería decir?

- Yo te estoy respondiendo que me pone caliente la forma en que me hablas - explicó ella - Y tú sólo me dices que yo te pongo caliente. Quiero que me digas exactamente qué te gusta, qué te excita, qué quieres que haga, con qué fantaseas.

El agente se quedó en silencio unos segundos, aún encima de ella, sin moverse.

- Si quieres comienzo yo - sonrió Brennan, incitadora.

- Me encanta que me hables como acabas de hacerlo - sonrió y aclaró -. En todo momento. Me encanta que pierdas el control conmigo, que no pienses que me voy a asustar porque digas una grosería o seas un poco más duro conmigo.

- ¿Duro? No soy el tipo ese gris, Huesos, lo sabes.

Brennan sonrió y le acarició el pecho con las uñas.

- ¿Recuerdas cuándo me encontraste en aquel hotel? ¿Recuerdas lo que sucedió en el suelo? No fue sadomasoquismo, Booth. Fue increíble, no sabía cuánto había extrañado hacer el amor contigo hasta ese momento. ¿Y la lavadora, luego, aquí en casa?

El agente sonrió.

- Eso fue increíble - respondió, mientras se sentía endurecer más ante el recuerdo -. ¿Adónde quieres llegar, Huesos? Dilo antes de que no aguante más y te rompa la ropa.

- Has soñado con el caso de las gemelas del circo - respondió ella - ¿Te confieso algo? - bajó la voz y le tomó una mano entre las suyas, acercándola para besarle los dedos -. En aquel momento, me pregunté si en todas las tareas manuales eras tan habilidoso. Y estuve algo excitada durante el caso. Dormir al lado tuyo, en aquel remolque.

- Esa cama era demasiado pequeña, lo sé - rió Booth, sorprendido y más excitado todavía -. Si vamos a confesar, tengo que decirte que también estuve duro aquellos días. Te pedí que durmieramos espalda contra espalda porque creí que sería lo más sencillo, pero sentía tu trasero contra el mío. Y sí que tenías un buen trasero, Huesos - volvió a reír y le acarició la cadera con su mano libre.

- ¿Tenía? - las cejas de la antropóloga se levantaron, esperando una respuesta.

- No sé, déjame corroborar - le guiño un ojo y se apoyó en un codo a su lado, esperando mientras ella se giraba hasta quedar boca abajo.

La destapó y la observó con detenimiento, registrando en su mente cada curva de su cuerpo, el color de su piel levemente sonrosado, la forma en que el camisón revelaba su trasero redondo y perfecto.

Era Huesos, la misma mujer que lo volvía loco a cada instante y por cada motivo, la misma que había estado persiguiendo por tanto tiempo que ya ni siquiera sabía cuándo había empezado a hacerlo. Era ella y siempre había sido ella.

Y de repente se sintió un tonto por ponerse de aquella forma con lo que ella decía y con sus propios sueños. ¿Con quién más poner en práctica sus fantasías? ¿A quién más contárselas que no fuera ella? No es que se las contara a nadie, claro, él siempre había sido el tipo de hombre caballero que no tiene memoria.

Pero Huesos era ahora su esposa, y aun antes de serlo había sido la protagonista de muchos de sus sueños más eróticos, aquellos por los que sentía que tenía que confesarse, porque incluso estando con otras no podía evitar al mirarla admirar su cuerpo.

Extendió una mano y la acarició desde la espalda al trasero, suave pero firmemente.

- Es perfecto - sonrió y le dio una palmada.

- Ooooh. - susurró Brennan, una mezcla de suspiro y jadeo que motivó más al agente -. Puedes… puedes hacerlo más fuerte - balbuceó.

- ¿Quieres eso? - le preguntó Booth en el oído - ¿O prefieres que te diga todo lo que siempre he querido hacer contigo? Dijiste que te ponía que te hablara sucio - le recordó.

La antropóloga se quedó quieta, sólo esperando.

- Me encanta tanto tu cuerpo. - suspiró él, volviendo a acariciarla desde los hombros hasta los muslos -. Quiero besarte, morderte, marcarte. - suspiró nuevamente - Me encantan tus orgasmos, hacerte gritar, que digas groserías sin importarte nada y que me pidas más. Y he fantaseado desde siempre contigo. Cuando te vestiste de Roxy, ¡Dios! Necesité enfocarme mucho en el caso, ¿sabes? - la acarició de nuevo y Brennan tembló, necesitaba más -. Y he soñado contigo en el laboratorio, en la SUV, en mi oficina, en el Founding Fathers. Incluso… -tragó saliva porque esa confesión le iba a costar especialmente-. Incluso soñé que me cabalgabas tras el caso del poni.

- Yo también - respondió ella - He soñado muchas veces contigo, especialmente con el día que te desvestí en el laboratorio porque tenías evidencias en la ropa - lo miró con expresión inocente.

- Una conducta muy poco profesional, Dra Brennan - se inclinó sobre ella y la besó, siendo correspondido apasionadamente.

- ¿Piensa hacer algo al respecto, agente? - preguntó ella, mordiéndose el labio en un gesto sensual.

- Te voy a follar hasta que no puedas caminar - respondió, colocándose detrás de ella rápidamente - Quieres eso, ¿verdad? - le sujetó la cabeza y comenzó a besarle el cuello - Pídemelo - le exigió, los labios mordisqueándole el lóbulo.

- Sí, sí. - respondió Brennan - Sí, por favor.

- Pídemelo - repitió el agente, sujetándola por las caderas y levantándola hasta dejarla a cuatro patas.

La antropóloga giró la cabeza y lo miró por sobre el hombro, un fuego ardiendo en sus ojos azules.

- Fóllame, Booth - pronunció, sus ojos fijos en los de él.

Booth sonrió por un segundo, tenía que haber sabido que Brennan no se quedaría atrás.

La tomó por las caderas y frotó su miembro aún cubierto contra el trasero de ella.

- Estás mojada - constató, mientras le quitaba el camisón por la cabeza.

- ¿Cómo no estarlo? - respondió ella, jadeando al sentir la mano de Booth sobre sus pechos, pellizcando sus pezones.

El agente deslizó sus manos a las caderas de la antropóloga y ella las movió juguetona, provocando otra palmada en el trasero de su marido.

- ¡Oh! - gimió mientras Booth le quitaba las bragas, deslizándolas por sus piernas.

Esperó impaciente a que él se quitara sus bóxers, y suspiró cuando por fin lo sintió colocarse detrás de ella, más que listo para penetrarla.

Booth la sujetó de las caderas con fuerza y la embistió de una sola vez, gimiendo al encontrarla increíblemente húmeda.

- Oh, Dios, sí - gimió Brennan, moviéndose al compás de las embestidas de Booth -. Más, por favor. - pidió casi suplicando.

- Apenas empiezo, nena - respondió Booth sujetándola con más fuerza - ¿Lo quieres más duro? - le preguntó, sacando su miembro para juguetear en su entrada, provocándola.

- Oh, sí, sí, sí - pidió moviéndose, buscándolo, ya perdida en el placer - Más duro, Booth, más...

Calló de repente cuando el agente volvió a penetrarla, esta vez tumbándola en la cama con el rostro sobre la almohada, todo su cuerpo atrapado bajo el de él.

Se movió en su interior con fuerza, descontroladamente, a un ritmo que habría sido imposible de no tener el agente un excelente estado físico.

Se sentía completamente a merced de él, sus manos no podían tocar más que las sábanas y apenas podía mover las caderas, así que hizo lo único que tenía a su alcance. Comenzó a contraer sus músculos vaginales alternadamente, provocando un gruñido de Booth en su oído.

- Me gusta eso, Huesos, lo sabes - le susurró, y se aferró a su cuello, besándolo y mordiéndolo sin dejar de moverse.

La antropóloga se sentía cada vez más cerca de estallar y terminó haciéndolo cuando la mano de Booth se deslizó debajo de su cuerpo sudoroso y frotó su clítoris. Se corrió con fuerza, con los ojos cerrados y respirando agitadamente, mientras Booth disminuía el ritmo de sus embestidas a estocadas lentas y profundas, sintiendo su orgasmo en todo el cuerpo.

- Oh, Dios. - suspiró sin fuerzas cuando terminó, con él duro aún en su interior.

- ¿Estás bien? - la mano de Booth le apartó el cabello sudado de la frente para mirarla a los ojos.

- Genial - respondió en un susurro -. Pero tú no te has corrido.

- No estoy lejos - respondió él, volviendo a moverse lentamente - Pero quería saber si podías seguir.

- Hazlo - respondió sonriendo -. Me encanta sentir cómo llegas dentro de mí.

El agente siguió con un ritmo tranquilo, mientras le besaba y mordía el cuello, y pronto Brennan pudo sentir cómo aceleraba y los jadeos en su oído le indicaron que estaba cerca.

- Oh, Dios, Huesos, voy a correrme - casi gritó y tembló cuando llegó al orgasmo, derrumbándose sobre el cuerpo de ella exhausto.

- Quédate un momento así - le pidió la antropóloga después de unos segundos -. Me gusta sentir tu cuerpo sobre el mío - explicó con voz dulce.

- Te aplastaré - respondió el agente.

- No, es sólo un momento - Brennan suspiró y le tomó una mano - Esto también es hacer el amor, Booth - reflexionó acariciándole los dedos.

- Claro que lo es, Huesos, entre tú y yo siempre lo es - respondió el agente.

- ¿Me dirás ahora todas tus fantasías y todo lo que quieras hacer conmigo? - le preguntó entonces ella.

- Será mejor - respondió el agente y se acomodó a su lado, sujetándole la mano - Tú también me dirás las tuyas y haremos que dejen de ser fantasías.

FIN


La idea de este fic es que serán historias independientes, fantasías de nuestra pareja favorita. Sentíos libres de comentar lo que os ha gustado o no de la historia y qué tono de rojo han alcanzado vuestras mejillas XD Además, como ya sabéis, aceptamos toda clase de ideas para capítulos posteriores.

Además, os proponemos 2 juegos (a falta de uno, dos).

1-En cada capítulo debéis adivinar quién ha escrito la historia.

2-¿Cuál queréis que sea el siguiente capítulo? Os dejamos dos opciones y la más votada será la primera en ser publicada: A sus órdenes o Control de calidad.

¡Saludos hispanoargentinos!