Así que el bastardo se casó… Vaya idiota —. Argumentó un Renji decepcionado.

No había mucho que hacer o decir tras la guerra. Yhwach había hecho pedazos todo, el Seretei, shinigamis, Hueco Mundo, el Palacio del rey espíritu y a su propio pelotón suicida, absolutamente nada se había salvado, justo como él lo quería.

Las situaciones eran bastante deprimentes para todos, pero sobre todo para Renji, ver la devastación del mundo que lo protegía de sus demonios internos, tener que entrenar al límite para poder sobrevivir una guerra y no tanto ganarla, tener que apoyar moralmente a su escuadrón con un capitán casi moribundo y consolar a una pobre Rukia devastada y sumida en el orgullo. Menuda mierda de vida cuando se le metió en la cabeza ser un shinigami.

Salió del patético bar donde bebía con su escuadrón encargado de vigilar sectores conflictivos en las 3 dimensiones. Las recientes noticias lo habían noqueado, tras quince años de ausencia esperaba grandes cambios, grandes cambios que temía en cierta forma ocurrieran. Estaba feliz por sus amigos, mas no por el mismo, la vida ya empezaba nuevamente a hacerle jugarretas desagradables.

Cuando menos lo pensó ya estaba frente a la mansión Kuchiki, temblaba, temblaba mucho, ¿cómo diablos le explicaría todo a ella? Y lo que es peor, que acontecería tras decirle absolutamente todo lo que sentía en ese momento. Se sintió patético, tanto que estuvo a punto de dar vuelta como un cobarde hasta que…

¿Renji, has venido tan tarde? Te hacía con un escuadrón en el mundo humano —. Le habló una Rukia curiosa tras él.

Veras, la misión termino rápido, solo fue algo de rutina —Rascó su cabeza preocupado, nervioso —. He venido a reportárselo al capitán.

Ya veo, entremos, tengo mucho papeleo del que hacerme cargo, ser capitán está acabando con mis noches —. Le dijo pasando delante de él entrando a la mansión.

Ichigo… —Se pausó un poco aterrado, sabía que lo que seguía solo podía ser doloroso —. Él se…

Casó, lo sé, también sé que es médico y que Orihime es muy feliz con él, prácticamente ha sido domado por ella. —Sonrió imperceptible, era notoria su melancolía.

¿Por eso has estado así los últimos años? ¿Por qué no hablaste conmigo?

Tsk… ¿Qué piensas que soy una perra insensible? Sé bien lo que sientes por mí, sé que sabes lo que siento en este momento y también sé que sabes que todo esto es imposible, para mí y para ti —.

Lo sé, sé que el peso de ser Kuchiki es mucho más abrumador de lo que se piensa. Aun así debiste hablarlo conmigo, por mucho que te ame somos amigos, no estás sola Rukia —.

Tsk… asegúrate de no decirle a mi hermano —.

Cada quien siguió su rumbo dentro de la mansión, los dos con el corazón destrozado…

Me siento como Rukia en este fanfiction. No es que estuviera enamorada de Ichigo, del paring o de Tite, realmente estaba enamorada de BLEACH y el peso de ser una historia tan generadora de dinero, explotada y en declive es como el peso de ser un Kuchiki.

No tengo mucho que decir, amo las historias, el anime, los libros, los dramas, amo las historias pero este final es simplemente mediocre, no está al nivel de Tite pero no sé qué pasa por su cabeza, seguramente la presión lo debió estar ahogando.