Prueba El dulce Amor

Serena es una joven de 17 años que debido a su gran fuerza Física pertenecía al equipo de lanzamiento de pelotas en la clase de deportes. Ella no era la chica más linda del colegio pero al menos se destacaba en algo. Lamentablemente no siempre tenía buena puntería y la pelota caía donde menos lo esperaba, cierto día fue a dar al otro lado del gran muro de la escuela. Ella fue a buscar la pelota y se encontró con tres chicos que discutían con otro, ella quiso pasar desapercibida, lo único que le interesaba era coger la pelota e irse pero resbaló por el muro y cayó justo sobre el chico con el que peleaban los otros tres. Ella quedó impactada por lo guapo que era este pero se levantó en cuanto el otro chico le gritó.

-¡Seiya! tienes que pagarnos
-Ya les dije que no tengo dinero, además no les debo nada ya les pagué todo, no sean abusivos
-Ya verás -El chico quiso darle un puñete pero Serena se lo impidió tomando su mano con fuerza-

Serena tenía tanta fuerza que le fracturó la muñeca al joven, todos se quedaron sorprendidos especialmente Seiya.

-En estos momentos es cuando uno debe correr -Dijo la muchacha y se llevó de la mano al joven que había salvado-

Los otros corrieron tras ellos pero no pudieron alcanzarlos, una vez a salvo él se presentó.

-Gracias, mi nombre es Seiya ¿cómo te llamas tú?
-Serena
-Serena eres muy buena, tienes una fuerza sorprendente desde ahora seremos amigos

Desde aquel día ellos se hicieron inseparables, para san Valentín, todas sus compañeras de clases recibieron presentes pero ella no. Seiya subió al muro de la escuela y con una soga le pasó una canastilla que contenía muchos dulces y un pequeño osito de adorno.

-¡Serena! Me estas gustando mucho, agarra esto

Las chicas sintieron envidia, ¿cómo un chico tan guapo podía interesarse en una chica sin gracia? Ella estaba impresionada, no podía creerlo, se sentía tan contenta de que Seiya se acordara de ella.

-Ya sabes, sigue luchando y me cuentas más tarde como te fue hoy -Le dijo-

Ella adoraba los bollos que preparaba su madre así que robó algunos de la cocina y los guardó en una funda, quería compartirlos con su amigo además estaba decidida a decirle a Seiya que lo amaba, fue a su encuentro en una pequeña cafetería.

-Serena, que bueno que has venido, ven siéntate, tengo algo que decirte
-yo también
-Mira, quiero presentarte a alguien

Una linda chica llegó a sentarse junto a ellos.

-Serena, ella es mi novia, se llama Kaori y quería conocerte. -La expresión alegre en el rostro de la rubia cambió de repente-
-Hola Serena, Seiya me ha hablado mucho de ti
-Mucho gusto Kaori

El mesero trajo unos pastelillos de fresas en forma de corazón para la pareja de enamorados y Serena se sintió mal por lo que escondió la funda de bollos.

-Él ha pedido aquellos dulces de color rosa y rojo, los colores representativos del amor -Pensó-

Con una disculpa salió de ahí y enojada mordió uno de los bollos y lo lanzó con fuerza a la calle pero desafortunadamente aquello le valió que se dislocara el hombro.
El médico que la examinó le dijo que debía olvidarse de los deportes para siempre y sus padres se decepcionaron mucho.
Ella estaba triste porque lo único que sabía hacer bien era lanzar la pelota y ahora se sumaba lo de Seiya, decidió que a partir de aquel día, su vida sería colorida como aquellos pasteles en forma de corazón.

Pasaron los años y Seiya y ella seguían siendo amigos, los mejores amigos, él tuvo muchas novias y ella conoció a cada una de ellas, pensó en que si hasta ese momento no había durado con alguna era porque aun no se daba cuenta que la mejor de las mujeres del mundo esperaba por él.

Ella entró a trabajar en una agencia para modelos como asistente de vestuario con la esperanza de que algún día le hicieran una prueba para ser una de aquellas mujeres que se paseaba elegantemente en la pasarela pero la imagen que proyectaba no la ayudaba en nada. Sus anteojos, su cabello recogido y ensortijado y su poco sentido de la moda la desfavorecían, además era sumamente torpe. Por su parte Seiya era un reconocido presentador de televisión y era tan cotizado por las mujeres que trabajaban en la televisora, con casi todas había tenido un romance pero nada serio en realidad.

Serena había tenido que viajar a Estados Unidos para un desfile de modas y pasaría fuera del Japón por más de una semana, Seiya fue a dejarla al aeropuerto.

-¡Linda! Me harás mucha falta

-y tú a mí

-Te deseo suerte, sé que lo lograrás, serás famosa

-gracias Seiya, cuídate mucho

-tú también

Seiya la vio alejarse en dirección al campo de aviación y sonrió pensando en lo feliz que sería si ella alcanzara sus objetivos. Serena era muy importante para él, en verdad la quería mucho pero hasta ahora nunca se fijó en ella como mujer, la rubia seguía siendo solo su mejor amiga.

En Estados Unidos, su jefe andaba de un lado para otro dando instrucciones a las modelos y Serena no dejaba de hostigarlo para que le cumpliera la promesa de hacer de ella una modelo.

-¡Jefe! Recuerde lo que me dijo en Japón

-No me desesperes ¿No ves que estoy ocupado? ¿Trajiste todas las prendas?

-¡Hem! Los otros vestidos están allá abajo

-¿Y qué esperas para ir por ellos? ¿Qué? ¿Quieres que se los roben?

-No, no Jefe, ahora mismo voy por ellos -Dijo y se fue corriendo-

-¡Que chica más irritante! debería despedirla -se dijo-

Serena bajó hasta el lobby del hotel y sacó de un carro algunos vestidos muy hermosos, subió al ascensor y en cierto piso se subió un joven de ojos azules y cabello negro desordenado, llevaba una argolla de plata y oro en el lóbulo de su oreja izquierda, esto le llamó la atención a la rubia, a ella le parecían algo desagradables los sujetos que usaran pendientes o tatuajes, Seiya era la excepción, aunque no le agradaba para nada que los usara y mucho menos que llevara coleta pero cuando hay amor todas estas cosas se dejan pasar, al fin y al cabo son insignificancias.

Antes de que la puerta del ascensor se cerrara apareció una mujer muy hermosa vestida con una bata roja muy sexi. La mujer estaba llorando y todo su maquillaje se había echado a perder.

-¿Me estás dejando? ¿Por qué? ¿Por qué eres cruel conmigo? yo te amo -Dijo la mujer-

El chico no respondió y prefirió ignorarla, la chica tomó un florero que estaba en una de las mesitas del pasillo y lo lanzó con fuerza antes de que se cerrara la puerta del ascensor. Serena estaba sorprendida, la mujer recogió uno de los pedazos del florero e intentó cortarse las venas.

-Si me dejas me mato -amenazó al chico-

El joven se acercó a ella y la besó apasionadamente mientras Serena fijó la mirada en el piso y notó como el pliegue de uno de los vestidos estaba siendo pisado por el hombre.

-¡Oh no! lo está ensuciando -Pensó pero no se atrevió a halarlo porque podría estropearse más-

La chica soltó el pedazo de cerámica y el hombre la dejó de besar.

-¡Sayonara! -Le dijo a la mujer y cerró la puerta del ascensor-

La chica se quedó gritando improperios mientras Serena trataba de limpiar el vestido que el hombre ensució con su zapato.

-¡Mi jefe me va a matar! -Dijo lamentándose-

Después todo fue silencio, la rubia se había quedado mirando fijamente la argolla en la oreja del hombre por lo que él volteó a mirarla. Sus ojos eran azules, tan azules como el cielo y ella se abochornó un poco, él se puso sus gafas oscuras y se bajó en el siguiente piso.

-¡Qué hombre más terrible! Trata a las mujeres como si fueran objetos. ¡Pobre chica! Podías besar lo que quisieras pero no sobre el vestido ¡Porque tengo tanta mala suerte!

Ya en el cuarto de vestuarios Serena lavó y planchó el vestido, estaba como nuevo, luego se fijó en una prenda preciosa color fucsia, quiso probársela para ver como lucía ante el espejo, al ponérselo descubrió que el cierre en la espalda no le cerraba por lo que tuvo que sumirse un poco para entrar en el, se miró y se sintió contenta pero su jefe estaba buscándola y la llamaba a gritos, soltó el aire para responderle y producto de esto se abrieron ciertas costuras.

-¡Dios mío! ¿Y ahora qué hago?

Buscó aguja e hilo y se puso a remendarlo como pudo pero mientras más cosía por un lado más se descosía por el otro.

-¡Serena! -Gritaba su jefe- ¿Dónde están esos vestidos? tráelos inmediatamente

-Ya voy jefe, aguarde un segundo

Serena zurció como pudo el traje y lo llevó de inmediato junto con los otros, las modelos se pusieron los vestidos.

-Este es el más importante de la colección -Le dijo el hombre a la modelo refiriéndose al vestido fucsia que llevaba- tienes que hacer que brille esta noche

-No se preocupe

La modelo estaba preparada para salir a la pasarela pero no se había dado cuenta que el vestido estaba por reventar. La rubia no sabía como prevenir un accidente y se limitó a observar.

La chica giró y caminó con gracia pero un momento dado paso lo inevitable, el vestido se abrió y dejó a la mujer casi desnuda. El público quedó perplejo y Serena no sabía donde meter la cabeza porque ya imaginaba lo que le esperaba, tropezó con un cable y todas las luces se apagaron.

¡Tsukino! -Se escuchó el grito de su jefe-

Luego se ve a Serena llorando en la puerta del camarote de su jefe.

-Por favor jefe perdóneme

-No quiero verte, vete

La chica se fue triste de ahí y llegó a un bar donde se puso a beber cerveza con otros compañeros de trabajo. Serena estaba viendo por televisión el noticiario de Japón donde salía Seiya y por un momento se sintió feliz.

-ya cámbiale de canal -Le sugirió alguien-

-No, yo quiero ver las noticias -Dijo algo molesta-

Seiya terminó de dar el noticiero y estuvo caminando por el set cuando escuchó a su jefe regañar a una joven mujer. Él se acercó a darle ánimos.

-Yuko ¿Quieres que vayamos a tomar algo?

-Seiya, acabamos de terminar ¿Por qué quieres que salgamos a tomar algo?

-Te veo triste

-Siempre te preocupas por los demás, ya sé porque no puedo odiarte aunque me dejaras, eres inigualable

-¿Eso quiere decir que aceptas la invitación?

-Te agradezco, me hace sentir mejor que a alguien le interese como me siento, estoy tranquila, no es necesario que me lleves a algún lado, estos son los gajes del oficio, además ya sabes como es el jefe

-Sí y por eso no lo quiero ver

-Seiya, ojalá encuentres a la mujer indicada para ti, de verás lo deseo

La chica se fue dejándolo solo y él se sonrió y se quedó como pensando.

Serena contesta su celular y se pone contenta al escuchar la voz de su amor secreto.

-¡Seiya! ¿Cómo estás?

-Bien ¿Viste mi programa?

-Sí, claro que te vi

-¿Me extrañas?

-Mucho

-Yo también ¿Cuándo regresas?

-Mañana

-Me alegro iré a recogerte al aeropuerto

-gracias

-¿Y cómo te fue en la entrevista? Imagino que bien, muero por verte modelando

-¡Ah! este... me fue...bien

-¿Y el contrato? Es para Japón o Usa

-Para Japón y Usa -Mintió otra vez-

-¡Felicidades! Mañana me cuentas todo, ahora tengo que colgarte cariño, tengo otra llamada en espera

-De acuerdo, hasta mañana Seiya

Ella cuelga sintiéndose peor por haberle mentido a su amigo, y se sienta a seguir bebiendo, de pronto empieza a ver borroso así que decide marcharse, conforme caminaba se mareaba más. En la calle tropezó con algunas personas y objetos. En una esquina cerca de donde estaba ella, el chico de cabellos desordenados con el que se encontró en el ascensor estaba conversando con unos amigos cuando se dio cuenta que la policía de emigración se acercaba.

-¡Maldición! no pueden verme -Se dijo-

Caminó hasta llegar a donde estaba Serena y la agarró del brazo tratando de ocultarse tras de ella pero era tarde la policía lo había visto así que él corrió llevándose a la rubia consigo y juntos subieron a un taxi.

-¿A dónde van? -Preguntó el chofer-

-¡Oye tú! -dirigiéndose a la rubia- ¿A dónde vas?

-A cualquier lado -Dijo ella casi inconciente- hoy quiero causar destrozos

-¡Debes estar loca o borracha! -Le dijo él-

Serena estaba algo eufórica y hacía mucho ruido hasta que finalmente se quedó dormida sobre las piernas del muchacho.

-¡En que lío me he metido ahora!

Finalmente decidió llevarla al motel donde se estaba quedando, era un pequeño cuarto con una cama, una nevera y el baño. Con dificultad logró subir las escaleras, lo cierto es que la rubia pesaba mucho para su parecer.

-Debo obtener alguna ganancia de esto -pensó él cuando la vio dormida sobre su cama-

Junto a ella estaba su bolso, lo tomó y encontró cinco billetes grandes, tomó tres y dejó el resto en su lugar.

Serena empezó a despertarse y en medio de su borrachera pensó que estaba en casa por lo que empezó a sacarse la ropa. El chico estaba sorprendido pero no se atrevió a mirarla, ella quedó en ropa interior y como buscando debajo de la cama encontró un short que era del hombre y se lo puso.

-Esto es de locos -Se dijo el joven-

La rubia se acurrucó en la cama y él se acercó para tomar el bolso que estaba por la cabecera.

-Ya que dormirás aquí, voy a tener que cobrarte hospedaje, además te estás quedando con mi cama -Le dijo a la inconciente chica- creo que tomaré otro billete

Al querer agarrar el bolso, ella encontró su brazo y creyendo que era su almohada lo agarró con fuerza. El trato de liberarse pero era inútil, ella continuó arrastrándolo y el chico terminó acostado junto a ella, luchó por separarse pero nada de lo que hiciera tenía resultado, se rindió y se quedó dormido. Ella lo había abrazado y así pasaron la noche.

Los rayos de sol se filtraron por las ventanas y ella despertó, lentamente abrió los ojos y vio al hombre que dormía serenamente a su lado. Se levantó calladamente y al verse en ropa interior gritó espantada.

-¡Déjame dormir!

-¿Quien eres? -Preguntó aterrada- ¿Qué hago aquí?

Ella trató de cubrirse con las sábanas mientras él la miraba aun somnoliento.

-¿Qué crees tú? -Le respondió con otra pregunta y se rió-

-Eres un degenerado, llamaré a la policía

-¿Acaso es un delito pasar la noche con una chica? Estabas borracha y te traje a mi cuarto, ¿Hubieras preferido que te deje tirada en la calle?

-¿Qué pasó anoche?

-¿En verdad quieres saberlo?

-Habla de una vez

-Uno grande y uno pequeño -Le dijo mirándola pícaramente-

Ella se puso toda roja y se tocó los pechos.

-¡Me has visto! -Le gritó- ¿Cómo pudiste? ¡Era mi primera vez!

-¿Tu primera vez? ¡Interesante!

-¡Estúpido!

La chica se fijó en la argolla de plata y oro y recordó haberlo visto en el ascensor.

-¡Eres tú! ¡Tú! el que usas a las mujeres como si fueran juguetes, ¡Desgraciado!

Mientras ella seguía gritándole, él miró por la ventana y vio que la policía de migración se estaba estacionando abajo.

-No puede ser ¿Como me habrán encontrado?

-¡Maldito degenerado! -Gritó la rubia mientras se vestía como pudo-

-¡Cállate o te escucharán los vecinos!

-Mejor, así llaman a la policía para que te arresten

-Está bien, haz lo que te de la gana, yo me voy

Tomó su mochila y ella su cartera, al descubrir que le faltaba dinero se enojó mucho y fue a buscar al muchacho que estaba yendo hacia la terraza del edificio.

-¡Oye tú! A parte de abusador eres un ladrón, devuelve el dinero que sacaste de mi cartera

-Es la paga por pasar la noche en el cuarto, además utilicé un taxi y tuve que limpiar el desorden que hiciste

-Por lo menos devuélveme la mitad, lo necesito para regresar al Japón

-Estoy con prisa, ya deja de molestarme

-No te irás -Dijo sujetándolo de la chaqueta-

-No sé de donde sacas tanta fuerza, es raro que una chica como tú la tenga, no seré delicado contigo -la empujó y subió lo más rápido posible las escaleras-

Ella lo alcanzó y vio como el se dispuso a saltar desde aquella terraza.

-¿Qué harás? -Gritó ella-

-Terminar con esto de una vez por todas

El hombre tomó vuelo y se lanzó, ella alcanzó a tomarlo de la chaqueta y él quedó colgando de la pared.

-Estás loca, suéltame

-No dejaré que te suicides, tal vez no hayas pasado por buenos momentos, tal vez el problema que tengas sea muy fuerte pero eso no es justificativo para querer quitarse la vida.

-¿Tú que sabes? Déjame en paz, ya suéltame

-No, si te suelto caerás ¿En verdad quieres morir?

-¿Por qué te metes en lo que no te importa?

Ella con todas sus fuerzas lo haló y volvió a subir, él quedó sobre ella y se miraron a los ojos.

-Tus ojos son bonitos, me recuerdan a alguien -Le dijo ella-

-¡¿Qué? -Dijo medio confundido-

-Señor, está detenido por permanencia ilegal en el país -Dijo el oficial que acababa de llegar-

-¡Oh no! ¡Esto es por tu culpa! -Dijo el chico a la muchacha- si hubiera saltado habría logrado escapar, soy bueno saltando edificios, tonta

-¡Lo siento! no lo sabía

Lo esposaron y se lo llevaron en la patrulla mientras ella miraba alejarse el auto, vio que era tarde, tenía que regresar al Japón.

Mientras tanto en Japón, Seiya fue a casa a almorzar con su padre.

-Papá, acabo de ver un auto nuevo afuera

-Cambié el mío

-Se ve que es muy bueno

-Hijo, cambiando de tema ¿Cómo te va en la estación?

-Bien, hoy tengo trasmisión a las 3

-Ya es tarde son las dos

-Es verdad, termino de comer y vuelo para allá

-Sí pero no comas rápido, ya sabes que no es bueno para la digestión

-Yes Sir, como ordene

El señor Kou, se puso a leer el periódico cuando de pronto le dio ganas de ir a dar una vuelta pero al ir a ver su carro al garaje no estaba.

-¡Seiya! -Exclamó-

Seiya se había llevado el auto nuevo de su padre sin permiso, el señor Kou lo llama al celular.

-¡Seiya! ¿Por qué te has llevado mi auto?

-Perdón papá, quería probarlo, te prometo que lo cuidaré, adiós

El iba a una velocidad prudencial pero otro auto lo rebasó, él lo alcanzó en el semáforo y bajando el vidrió de la ventana vio en el otro automóvil a una linda chica de cabello rubio y lazo rojo. Ella le sonrió y él también.

-¿Nos conocemos? -Preguntó ella-

-No, no lo creo -Le respondió-

Ella volvió a Sonreír y en cuanto cambió el semáforo, aceleró, Seiya se quedó pensando en lo linda que era aquella muchacha. Después del noticiero de la tarde su jefe lo llamó a la oficina.

-Quiero que pases por la peluquería, no quiero ver más ese cabello largo y en cuanto a los zarcillos deshazte de ellos también

-Puedo complacerlo respecto a las argollas pero mi cabello no lo recortaré

-Seiya, se trata de la imagen de la televisora

-A las chicas les gusta como luzco

-Creo que es la enésima vez que hablamos de este tema, no quiero verte usando zarcillos o tendrás que pagar una multa. Lo del cabello te lo dejo pasar porque al menos lo llevas cogido y porque eres mi mejor periodista. ¡Ah por cierto! Quiero presentarte a alguien, acompáñame a recursos humanos

Los dos llegan al departamento cuando ven a la jefa de Recursos humanos con otra chica, era la misma del automóvil.

-Seiya, ella va a ser tu nueva compañera, su nombre es Minako Aino

-Mucho gusto Seiya Kou -Dijo ella-

-Es un placer conocerte Minako

-Puedes llamarme simplemente Mina

El joven de cabellos negros desordenados acababa de ser deportado al Japón y en el aeropuerto se encuentra con una chica a la que empieza a coquetear.

-¡Hola! ¿Me das tu número?

-No, yo tengo novio y es muy celoso

-¿Importa eso?

-Este... -Dijo mordiéndose los labios- Está bien

Después de despedirse de ella sube a un autobús que lo llevaría hasta el centro de la ciudad.

Seiya salió de la estación, Serena lo había llamado para decirle que acababa de llegar al país. En el camino volvió a encontrarse con Minako.

-¡Hola!

-¡Hola!

-¿Nos conocemos? -Preguntó ella-

-Si, Minako, quiero decir Mina

-Y dentro de poco nos conoceremos mucho más -Dijo coquetamente-

Ella dobló la esquina y él siguió de largo, aumentó la velocidad, no quería hacer esperar a su amiga.

-¡Serena!

-¡Seiya!

-Cariño, me has hecho tanta falta -Dijo dándole un beso en la mejilla y ayudándole con las maletas-

-yo también te extrañé

-Tengo tantas cosas que decirte

Subieron al coche y en el camino iban conversando sobre el viaje que hizo ella.

-Solo fueron dos semanas pero para mi fueron como diez años -Le dijo él-

-¡Seiya! De verás me extrañaste tanto, yo también

-Pero me alegra saber que ahora vas a ser modelo, seguro que te verás más linda, tal vez hasta me termine enamorando de ti

-¡Seiya yo...!

-Estoy orgulloso de ti, lo has logrado cariño

-Sí -dijo con melancolía-

-Te noto rara, ¡Ah ya sé! debe ser que estás cansada, duerme un poco si quieres

-Sí eso mismo es, pero no tengo sueño

En ese momento suena el celular de Seiya y él contesta.

-¿Qué pasó?... Reportaje ¿Ahora? es que estoy ocupado, no puedo ir

-¡Seiya! dile que sí -Le dijo la rubia-

-Está bien, en media hora estoy por allá

Cuelga y detiene el auto para seguir hablando con su amiga.

-Voy a dejarte en casa e iré volando a la estación

-No, déjame en la próxima parada, tienes que ir, es tu trabajo

-Pero primero estás tú cariño

-Estaré bien, solo es una parada más

-¿Segura?

-Sí Seiya, estaré bien

-Ok. Pero en la noche te llamaré para saber como estás

-Está bien

Serena despidió a su amigo y subió al bus, mientras viajaba se arrepintió de haberle mentido y le pasó un mensaje de texto diciéndole la verdad.

"Seiya, perdóname, te mentí, no me dieron la oportunidad, no te dije nada porque no quería que te molestaras, lo siento"

Al leer el mensaje el hombre se puso a pensar e hizo una llamada telefónica.

-¡Aló! Quiero que me ayudes urgentemente con algo

Serena iba triste pensando en que no había logrado ese sueño y como debía estar su amigo de enojado por dicho mensaje, no le había respondido eso le hizo deducir que se debía a que estaba resentido.

De pronto se escucha la voz de Seiya que gritaba con un altavoz el nombre de Serena.

-¡Serena! ¡Serena!

Ella sacó la cabeza por la ventana y vio a su amigo subido en un camión, buscándola entre la gente de otros buses.

-¡Seiya! ¡Seiya!

-¡Serena! -Él la vio y le sonrió- Estoy contigo cariño, no te preocupes, no te rindas, tienes que seguir luchando, lo lograrás y yo, yo sigo orgulloso de ti. ¡Confío en ti! ¡Creo en ti! ¡No desmayes! ¡Batallando Serena!

-¡Batallando! gracias Seiya por tu apoyo -Le gritó-

La gente del bus aplaudió y ella se puso roja, tal vez todos creían que ellos dos eran novios.

El bus se dirigió en sentido contrario y Seiya y Serena se despidieron a lo lejos. La rubia estaba feliz, Seiya siempre sabía como animarla.

Ya en casa Serena conversó con su amiga Lita a quien conocía desde la secundaria, ambas estuvieron juntas en el mismo equipo de lanzamiento de pelotas.

-Cuando me estaba sacando la ropa para meterme al baño me encontré con que llevaba puesto un short, supongo que es de él

-Serena ¿Era guapo ese chico? -Preguntó al enterarse de su encuentro con el muchacho de cabellos desordenados-

-Ese rufián, que importa si era o no guapo, ahora no sé que hacer, nunca me aclaró ese asunto

-Y tal vez nunca lo sepas

-ya es tarde ve a trabajar, otro día hablamos

-Tengo día libre

-Pero yo si tengo que laborar, así que vete ya...

-¡Uy! Ya, ya, no te enojes, vengo mañana

Serena fue a la oficina de su jefe quien le dijo que estaba despedida por el incidente en USA.

-¿Ahora qué? -Se preguntó- tengo muchas deudas, el arriendo, el gas, la luz, el agua, la comida...no he comido nada en horas tengo hambre

Compró algo en la calle pero se quedó sin dinero para el bus y tuvo que regresarse a pie a casa, los pies estaban hinchados.

-Ahora sí que estoy molida

-¡Serena!

-¡Lita!

-Hola amiga, vine a cenar contigo

-Estoy súper cansada no quiero cocinar

-Tú nunca cocinas, traje comida preparada -Le explicó mostrándole unas fundas-

-Está bien, iré por los platos

Seiya salía de la estación cuando escuchó sonar su celular.

-¡Aló!

-Hola Seiya ¿Cómo está todo por allá?

-Hola hermano, no esperaba que llamaras, te habías desaparecido ¿No? papá me dijo que abandonaste la escuela

-Sí, eso no es lo mío, quiero verte

-¿Cómo? Estás en USA

-¡No! -Le dijo tocándole el hombro-

-¡Darién! ¿Cuándo llegaste? -Preguntó el sorprendido-

-Hoy

Se abrazan y ríen alegres por volver a verse después de años.

-No lo puedo creer, finalmente creciste

-Tengo 22

-¡Ah! todavía eres un niño

-¿Y tú? aun crees que soy un chiquillo, eso me molesta un poco

-Eres mi hermano menor

-Tú lo has dicho menor pero eso no me convierte en un niño

-Aún actúas como uno

-¿Por qué lo dices?

-Te escapaste de la escuela

-Terminé la secundaria

-Pero no la instrucción superior

-Tengo otros proyectos eso es todo

-¿Vas a casa?

-No, no quiero que mi padre se entere que regresé, podría insistir en eso de la universidad

-Entonces ¿Dónde te vas a quedar?

Serena estaba enojada con Lita, había comido y no le había ayudado a lavar los platos.

-¡Eres una desconsiderada!

-Estoy cansada

-Yo estoy más cansada que tú, he caminado mucho y tengo ampollas en los pies

-Mejor me voy, regreso mañana cuando se te haya ido el mal humor

Lita se fue dejando a la rubia aun más molesta, le tocaba limpiar, lavar y secar los platos.

-¡Esta Lita! No me ayudó en nada

El timbre sonó y ella supuso que era su amiga Lita que había olvidado su walkman.

-Voy a obligarla a que me ayude limpiando

Al abrir la puerta se encuentra con el rostro de Seiya.

-¡Seiya!

-¡Hola! ¿Estás sola?

-Sí... ¿Por qué?

-Quiero pedirte un favor

-Lo que tú quieras Seiya

-Mi hermano menor vino de Usa y no tiene donde quedarse, yo pensé en ti, sé que eres mi única amiga y la única en la que puedo confiar

-Pero es que...

-¡Por favor Serena! ¡Mira te lo voy a presentar!

-¡Darién! -Lo llamó-

Darién se hizo presente y ambos se sorprendieron de volver a verse, esto era una coincidencia sorprendente. El chico de cabellos desordenados solo atinó a sonreírse.

-¡Uno grande y uno pequeño! -Pronunció él recordando el incidente de la ropa interior-

Serena se abrazó a si misma y les dio la espalda, estaba toda roja, no sabía si del coraje o la vergüenza.