[Reedición 2015]
Friendship or relationship, como gusten verlo. Ésta es una de mis historias favoritas, por eso merecía una reedición.
Aclaraciones: -Man ni ninguno de sus personajes me pertenecen; todo es propiedad de Katsura Hoshino. Esto se hace por mero amor y sin ningún fin lucrativo. Gracias.
Reviews?!
Noche de Tormenta
Lenalee se encontraba apresada en la oscuridad de la habitación. Fuera, había pasos que iban y venían. Por un momento se aferró con fuerza a las mantas de su cama.
Komui no estaba en los cuarteles, había recibido la indicación de viajar a la Rama Asiática; el Inspector Leverrier se quedaría al mando hasta su regreso.
Estaba aterrorizada, y le faltaba el aire. El sonido de las pesadas botas no paraba de sonar, ¿es que acaso no se cansaba de vigilarla? Un grito salió de sus labios cuando un rayo iluminó de luz blanca la habitación. Se sentía estúpida, pero no podía evitarlo.
La tormenta que azotaba fuera provocó que la electricidad del cuartel fallara, hasta producirse un apagón. La morena apretó los labios.
—Los chicos están trabajando incluso sin luz —murmuró con pena.
En diferentes condiciones se hubiera apresurado a llevarles una bandeja de café humeante con unas velas de repuesto. Pero en ésos momentos el miedo la había paralizado—, "el Inspector… ¿todavía está vigilándome?
Los sonidos enfurecidos del cielo no la dejaban escuchar con claridad. Nerviosa salió corriendo de la habitación, no soportaba las tormentas dentro de la torre, la asustaban como en su infancia. Poco a poco sus ojos se llenaron con lágrimas.
En un intento por doblar una esquina, chocó violentamente contra alguien, el impacto la repelió, pero antes de caer fue sujetada por el brazo evitando su caída.
— ¡P-perdón! —inclinó la cabeza sin atreverse a ver.
—Qué molesta eres —la voz de la otra persona le respondió. Lenalee reaccionó de inmediato.
—K-Kanda… ¿n-no estabas de misión?
Yuu enarcó una ceja al verle los ojos acuosos.
—Acabo de regresar —informó tras breves segundos—. ¿Qué se supone que haces corriendo sin ver?
—Yo…
Antes de responder, unos pasos lentos y tenebrosos en el pasillo los interrumpieron.
— ¿Oh? Kanda, así que regresaste —la voz socarrona sonó. El moreno no respondió nada, ahí estaba la explicación que buscaba—. Lenalee, ¿qué haces fuera de tu habitación?
—Yo…
—Debes volver. Si tu Inocencia es el Corazón no puedes permanecer sola, no sabemos en qué momento el enemigo puede descubrir éste cuartel y aprovechar la situación —su explicación era lógica, pero su mirada severa la hacía dudar—. Recuerda que antes se han infiltrado en el viejo cuartel, nadie garantiza que no lo hagan otra vez.
—P-pero…
— ¡¿Acaso no lo entiendes, Exorcista Lenalee Lee?!
—Si ésa explicación es el problema entonces se queda conmigo —la voz cansada de Kanda intervino, provocando las miradas—, si las Dark Boots son el Corazón, entonces sólo un Exorcista puede protegerlas.
— ¿Y qué pasará con Komui si se entera que su hermana pasó la noche contigo?
—El idiota de Komui no se atreverá a hacer nada en mi contra si es inteligente —sonrió con altanería—. Vamos, Lenalee.
La menor observó por un segundo la irritada mirada del Inspector, inmediatamente después tomó a Kanda por el brazo perdiéndose en los pasillos oscuros.
— ¿Kanda? —habló con duda. Él sólo hizo un ruido para que continuara—, ¿por qué hiciste eso? Te puedes meter en problemas.
—Deberías estar agradecida.
—Sí lo estoy… pero… —balbuceó. Luego prefirió callarse.
Continuaron en silencio hasta la habitación de él. Aunque no fuera tan sociable como Allen o Lavi, de verdad agradecía habérselo encontrado. Todos los demás habían partido en diferentes misiones, excepto ella. Una vez dentro Kanda le indicó sentarse en la cama mientras él se sacaba el uniforme.
—Si quieres dormir sólo hazlo —la voz seria de Yuu sonó, Lenalee cabeceaba y soltaba ligeros bostezos.
— ¿Y tú dónde dormirías?
—Eso no importa.
—Me importa —discutió ella—. Ésta es tu habitación, es tu cama.
—No dormiré ahí, hazlo tú.
—Eres tan terco. C-compartamos cama entonces —propuso avergonzada, captando la atención de su compañero.
—Komui se morirá si se entera de que compartiste cama con un hombre —comentó de repente.
—Si le explico la situación lo entenderá —rebatió—, además, no importa cuántos komurines suelte, los puedes destruir.
Kanda lo meditó por breves segundos.
—Si eso es lo que quieres —gruñó antes de terminar de cepillarse el cabello.
Poco a poco se metió entre las cobijas, situándose a su lado, la cama individual lo obligaba a estar más cerca de ella de lo que realmente quisiese. Fuera el cielo continuaba rugiendo, provocando que la menor se estremeciera.
—Tienes miedo —dijo él.
—Sí —murmuró muy bajito—, ¿cómo sabes?
—Siempre le has temido a las tormentas.
Flashback
La pequeña Exorcista tenía unos diez años más o menos. Sus pies descalzos no producían ningún ruido, pero su blusón rosa llamaba mucho la atención. Se encontraba sentada en el suelo, escondiendo su rostro entre las piernas, por los ruidos que hacía estaba llorando. La persona que pasó cerca de ella suspiró con molestia.
—Eres muy ruidosa —le dijeron. Kanda, dos años mayor que ella—, ¿ahora por qué se supone que estás llorando?
—Me perdí… no sé cómo regresar… nii-san tampoco está —con cada palabra su rostro se arrugaba más—, tengo miedo de las tormentas —finalizó por sollozar.
— ¿Y?
—Eres malo también —bufó con más sentimiento. Kanda se tensó.
—De acuerdo. Vamos —respondió cruzado de brazos.
— ¿A dónde?
—Te llevaré a tu habitación, si con eso dejas de armar escándalo —dijo alzándola.
La pequeña hermana del Supervisor se sobresaltaba con cada ruido, mientras Kanda permanecía imperturbable. Sólo eran cambios climatológicos, qué habría de aterrador en eso. No comprendía.
—Ésta es —anunció de improviso. En efecto, estaban frente a la puerta correcta—, me voy.
— ¡E-espera! —Lenalee lo tomó con fuerza de la manga del abrigo, impidiendo que se marchara.
— ¿Ahora qué quieres?
—Q-quédate conmigo —volvió a sollozar—, al menos hasta que duerma.
Fin del Flashback
—Lo había olvidado —rió la menor—, pero es cierto, te hacía quedar en mi habitación cuando mi hermano no estaba en la torre.
Kanda resopló de sólo acordarse.
— ¿Kanda? —lo llamó—, ¿puedo abrazarte?
—Haz lo que quieras —respondió incómodo.
Como cuando niños, ella lo abrazaba para poder dormir.
—Buenas noches, Kanda.
ɞ
Tras días de lluvia, el Sol volvió a asomarse. El mismo día del regreso de Komui al cuartel central.
— ¡Volví!
—Bienvenido a casa, nii-san —Lenalee lo recibía de vuelta con el resto del personal de la sección científica.
— ¡Lenalee, te extrañé mucho! —sonrió abalanzándose efusivamente a ella—, más vale que en mi ausencia ningún pulpo se haya atrevido a tocarte.
Leverrier que se preparaba para irse sonrió.
—Supervisor Komui, ¿qué pensaría si le comento que su hermana pasó una noche con Yuu Kanda?
— ¿Eh? —Komui entreabrió los labios—, ¿cómo dice?
Segundos después, un grito y varias explosiones ocurrieron en el cuartel.
