Disclaimer: YO no tienen nada. Tyria es un mundo pertenecientes a Arenanet y NCSOFT en la forma de la franquicia Guild Wars.
Historia traducido por Papagallo de Deviantart
ACTO I: Hasta luego, Halcyon.
Capítulo 1: Bola y Cadena
Seven sintió el suelo estremecerse, mientras los muros y edificios de la Divinidad se derrumbaban en largas filas que la artillería pesada atravesaba, levantando nubes de polvo que brillaba con una luz azulada. El muro había sido violado, era su momento.
Un cosquilleo estático agitaba el aire, mientras Seven se adelantaba con sus compañeros de guerra, feroces némesis sin rostro se encontraban detrás de esos cascos de hierro.
CRACK!
Echó un vistazo a su pierna izquierda. Sin razón aparente se curvaba hacia fuera y no podía traerlo de vuelta a su lugar. Llamó a su banda de guerra para que lo esperaran, pero se había desvanecido en el polvo brillante. Cojeó desesperado por alcanzarlos y estar en la batalla inicial. Quedando sin aliento, arrancó su casco revelando su rostro. El aire silbó entre sus afilados dientes de su boca plateada, lo que le dio su segundo nombre: Steelwolf. Continuó quitándose su armadura, sin entender por qué. Debajo de esa cota de malla, vestía una ropa sencilla de ranchero que cubría su grueso pelaje felino. Una parte de su mente le ordenó huir; no estaba equipado, apenas podía caminar, no era nada. Pero continuaba con dificultad hacia adelante, haciendo caso omiso de sus dudas, su único deseo era luchar y morir por la Legión.
A pesar de la lentitud de su progreso, de alguna manera encontró a su banda de guerra en cuestión de minutos, en el anillo exterior de la ciudad. Las nubes de polvo brillante ocultaban su vista, pero con el tiempo se despejó lo suficiente para poder ver la devastación. Cuerpos yacían esparcidos por las calles, mientras el grupo de charrs permanecían intactos. Estos eran los humanos, los humanos que eran sus enemigos. Un extraño chillido comenzó a traquetear, volteó la cabeza y observo como un cuervo volaba sobre su hombro, salpicando manchas rojas sobre su manga tejida, de algún modo ese cuervo era capaz de volar con esas alas empapadas de sangre espesa. Lo siguió con la vista hasta descender en una torre que parecía fundirse como hielo, dejando una mancha oscura en su inocencia.
Él continuó adelante, guardando el extraño suceso en su mente, hambriento de gloria por llegar al centro de la ciudad donde continuaría la lucha.
Un llanto agudo detuvo a su banda de guerra. Allí, delante de ellos, se encontraba una mujer joven arrodillada, sosteniendo el cuerpo aplastado de lo que antes era una pequeña niña en su vestido azul.
Incluso el guerrero más valiente quedo impactado de inmediato ante el horror de la primera conquista. A pesar de todo su entrenamiento y disciplina, en lo profundo de sus corazones felinos sentían una chispa de compasión. La pérdida de un hijo para un padre era algo que un mundo perfecto debía prohibir.
Un charr color heno fue el primero en acercarse, sacando su malvada espada para terminar con la miseria de la mujer. De repente, sintió que el aire salía de sus pulmones, la mujer apareció frente a él dándole un puñetazo en el pecho. El cayó al suelo y la mujer siguió adelante mientras su pelo oscuro se volvía rojo y revoloteaba, dejando un rastro detrás de ella. Cada miembro de la banda de guerra intentó detenerla, pero se sintieron apartados como paja al viento. Seven levantó su rifle pero no fue lo suficientemente rápido, esos ojos aterradores lo miraban fijamente a los suyos.
La ciudad había caído, sólo la oscuridad la rodeaba. Seven rugió, llamando cada uno de los nombres de sus compañeros, pero no hubo respuesta. En la oscuridad, doce plumas largas y grises flotaban en una corriente imperceptible. Tiernamente cepillaron y danzaron a través de sus cuatro orejas y cuernos hasta llegar a descansar alrededor de su cola de león, acomodándose en el suelo de forma elegante.
A lo lejos, la oscuridad comenzó a separarse y un par de ojos azules gigantes aparecieron frente a él, lo miraban con desaprobación mientras estrechaban sus pupilas.
Seven despertó sin aliento y se sentó en la cama. Fue sólo un sueño? No de nuevo! Gimió. Miro en la esquina de su sencilla habitación a una chica adolescente, quien lo miraba con preocupación mientras estaba sentado firme en su colchón de paja.
"Soñaste con tu banda de guerra?" -preguntó ella.
"Sí..." Sacudió su cabeza intentando despertarse. "Pero creo que esta vez estabas allí, pateándonos la cola a todos."
Ella se rio entre dientes, mientras sus ojos marrones brillaban. "¿En serio? Yo no sabría cómo hacer eso."
La niña se acercó y agarró el brazo de Seven para ayudarlo a salir de la cama. Algunos de sus largos flequillos oxidados cayeron frente sus ojos en forma de almendras, lo que le impedía ver con claridad, pero aun así se aferraba fielmente a su brazo.
Él gruñó secamente mientras colocaba su pierna en el suelo. "Gracias Orla " Murmuró, sonriendo entre colmillos.
Ella se acomodó el pelo hacia atrás y le regreso la sonrisa. "Por eso estoy aquí. Vamos, Srykar hizo el desayuno, no querrás tener ese viejo león esperando."
Seven rio entre dientes mientras agarraba su muleta, y cojeando siguió a la joven hasta la gran cocina de la casa de campo.
Otro charr se encontraba frente al fuego de una hoguera del cual colgaba una gran olla. Este era mucho más grande que Seven, su piel era de un color marrón oscuro como un camino de tierra después de la lluvia, con pelos blancos esparcidos por todo su cuerpo revelando su edad. Giro su cabeza canosa hacia ellos. "Bueno, miren quien decido aparecer a estas horas de la mañana, como perro mareado en verano. Mantente tranquilo la próxima vez, apenas pude dormir con el ruido que hacías en tu cama!"
Seven rodó sus ojos. "Tranquilo viejo, sólo fue un mal sueño, no hay necesidad de estar hablando así frente la joven. "
Orla suspiro, cubriendo su cara de vergüenza. "Ya sé más de lo que debería saber sobre comportamiento Charr, las quejas melancólicas de Srykar no podría arruinarme más."
"Estoy cansado de ustedes saben... " El viejo felino acariciaba con orgullo sus colmillos.
"Si tú lo dices…" Seven le silbo a Orla para que se sentara a su lado.
Srykar comenzó a relatar: " Cuando yo era legionario, era muy cotizado por las hembras. Todas ellas deseaban mis genes para sus crías, y por supuesto yo estaba más que dispuesto a... "
Seven y Orla rodaron sus ojos, el viejo guerrero continuaba con sus divagaciones mientras cortaba la ensalada. De repente, el viejo charr comenzó a volverse muy gráfico en su relato y ambos, tanto el charr como la chica se tornaron verdes de la vergüenza, cogieron sus cuencos y se apresuraron a salir por la puerta del porche para terminar su comida en paz.
Tomaron asiento debajo de un sauce llorón en el arroyo junto a la casa, los dos reanudaron su comida con la melodía del arroyo burbujeante y los pájaros cantando.
Orla gruño, mirando hacia la casa. "Pervertido..."
"¿Qué pasó con toda esa valentía de antes? " Seven le preguntó burlándose.
" Simplemente no quiero que me estés defendiendo, yo puedo hacerlo por mí misma!"
"O no... "
" ... O no..." Admitió con un suspiro.
Seven sonrió a su pequeña amiga. "Deberías darle un poco de consideración. Ya casi tiene setenta años, pero su mente aún está en el campo de batalla con sus hermanos de guerra. Por supuesto que va a ser un poco grosero."
Orla lo miró. "Solo no permitas que sea una mala influencia para ti. Está claro? Si escucho que el charr que he estado cuidando estos últimos dos años, resulta ser un reproductor endemoniado, me veré obligada a recurrir a medidas extremas."
Seven se limpió el hocico bigotudo y bajó su cuenco. Envolvió con sus grandes brazos los diminutos hombros de la chica. "Eso no va a suceder por dos razones: Uno, las hembras son un problema"
Orla lo miró, permitiéndolo continuar. "y dos, los lisiados no atraen precisamente muchas opciones."
La chica negó con la cabeza. "Pero eres inteligente, plateado y adorable! " insistió.
Seven resopló en tono de burla cómica. "Las mujeres buscar cicatrices, el linaje, la fuerza y las historias de guerra. Yo no tengo ninguna de las anteriores."
Orla miró con tristeza la pierna torcida de su amigo. Fue difícil para ella comprender los sentimientos de los charrs. Ella había crecido como esclava, lo mismo que sus padres y abuelos desde las brumas del tiempo. Habían aceptado esta vida, incluso con los charrs de la legión de la llama, que cuando fueron sus dueños no fueron crueles opresores con ella. Ellos le ofrecieron protección contra orcos, bandidos y trolls. Libertad para ella, era tener un amplio cielo azul sobre su cabeza; praderas y bosques donde llevar el ganado a pastorear. Eso la hacía feliz.
Y sin embargo allí estaba Seven Steelwolf, un joven charr nacido libre, pero limitado por una lesión que lo obligaba a vivir como campesino. Él había sido bendecido con una larga vida y amigos que nunca se irían. ¿Por qué quería cambiarlo todo eso por los horrores del campo de batalla? Sería la pierna rota que salvo su vida, ser como la bola y cadena que Orla recordaba cuando fue llevada al mercado de esclavos?
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz retumbante de su amigo. "Vamos, es hora de llevar las vacas a pastar."
Ella asintió en silencio y siguió a Seven hasta la casa. Del estante junto a la puerta, Seven recogió su cinturón, el cual tenía dos pistolas antiguas idénticas y un rifle que colgaba sobre su espalda. Orla agarró el báculo para pastear. A la par de su compañero mutilado, llevaron las vacas a los pastos bajo el cielo azul idílico.
Cuatro horas tranquilas pasaron, Seven se detuvo y levantó su hocico a la brisa. Aspiró profundamente y asintió. "Hey, Orla! Vamos a tomar un descanso en el valle de la primavera."
"Sí Seven!" Orla corrió alrededor de la manada, y con las habilidades de pastoreo que adquirió a través de años de práctica, los introdujo en un pequeño valle protegido.
Seven sonrió de su trabajo y asintió con la cabeza en señal de aprobación, mientras se sentaba en el suelo. Una vez terminado, Orla se sentó en una roca de espalda a su amigo y sacó una flauta de caña. Ella lo miró de reojo, haciendo un gesto con el instrumento.
"Oh, adelante."
Ella lanzo una sonrisa y pronto las notas alegres llenaron el aire, bailando con la cacofonía de la fuente burbujeante y los pájaros cantando.
Seven suspiró con satisfacción y se tumbó en la ladera, cubierto de hierba bajo la sombra de un bosque de abedules. Vio que una luz bailaba en los hombros y pelo de color rojizo de su asistente. Sus ojos se abrieron de realización. Metió su mano en la chaqueta y sacó un cuaderno con un lápiz. Abrió el libro, pasando las páginas de los planos intrincados de motores, dispositivos y aparatos, hasta llegar a la mitad donde había dibujos de mariposas, árboles y paisajes. Sus ojos estudiaban las imágenes dispersas de la chica frente a él. La mayoría eran bocetos de su cara y expresiones simples, poses de ella soñando despierta, trabajando o tomando una siesta.
"Eso pensé," Murmuró. "Yo no tengo una desde este ángulo aun. "
Rápidamente su lápiz voló a través del papel amarillo, dibujando la escena frente a él, haciendo todo lo posible para captar la iluminación y el ambiente con su único color.
Casi había terminado, tratando de obtener los hombros derechos, cuando la voz de su musa hizo saltar su corazón a la garganta. "¿Qué estás dibujando, Seven?"
Inmediatamente cerró su libro de golpe y lo dejó caer a su lado. Su expresión aturdida dibujó una sonrisa en Orla. "¿Qué es? ¿Me puedes mostrar?".
Algo allí, pero n-no puedo! "Um... er... bueno..." Él hojeó las páginas rápidamente hasta llegar a un modelo de sus proyectos olvidados. "¡Aquí! Esto es lo que estaba trabajando, tú sólo... umm... me sorprendiste! "
La adolescente levantó una ceja sospechosamente. "¿En serio? ¿Cuál es?"
"A... a- un – intristernarfgarberato-, cava agujeros!"
"Eh, no podías usar una pala?"
"Sí... fue una idea estúpida de todos modos. "
"Oh, no dejes de intentarlo!" Orla insistió, burbujeando emoción en su voz. "Si se pudiera cavar agujeros más rápido, entonces podría ser una gran idea! Podrías conseguir un premio en el evento anual de la ingeniería en la Ciudadela Negra. Sabes, el último en ganar un premio recibió un taller permanente y una fuerte suma de dinero. Y sabes qué más? Él era un granjero también! no vive a más de diez kilómetros de aquí."
Satisfecho con el cambio de enfoque de la conversación Seven preguntó: "¿Y tú cómo te has enterado de eso?"
"Srykar me permite leer las noticias sobre su hombro." Ella encogió sus hombros. "Hablando de Srykar, va a necesitar nuestra ayuda pronto en la casa."
Mirando al cielo, Seven cuenta el ángulo del sol. "Sí, y parece que las vacas ya están llenas, deben de estar listas para ordeñar. "
"Ah, y Seven..." Él miró de reojo hacia ella. Ella sonrió, "Dime cuando realmente me quieras mostrar lo que estabas dibujando."
" Urk! " se rascó el hocico con nerviosismo y fingió que no había escuchado.
Los dos guiaron las vacas de vuelta a la casa, pero ni siquiera los agudos sentidos del charr detectaron cinco pares de ojos vigilando entre las zarzas.
Al llegar a la puerta empezaron a contar las vacas que pasaban.
"Esa es la última" Dijo Seven complacido, apoyado del poste de la cerca.
"¿Seguro? Yo sólo conté diecisiete." Orla respondió.
Ambos volvieron a mirar a las vacas nuevamente y dijeron al unísono. "¿Dónde está Hilda?"
"Voy a ir por ella. " Orla se ofreció. "Entra y ayuda Srykar, yo iré por ella..." su voz se fue desvaneciendo mientras mirada sobre las colinas. " Oh, ahí está!" Señalando la vaca picara que devoraba las zarzas a un centenar de metros de allí.
Seven asintió, dándole permiso para que recuperara el animal. "Voy a freír unas patatas para ti."
Mientras corría, ella gritó a lo lejos. " No te atrevas! Tengo suficientes problemas para mantenerme en forma con la cocina de Srykar! "
Él se echó a reír, confundido por la vanidad de la chica. Regreso de vuelta a la casa cojeando, manteniendo su mano apoyada en la valla. Aromas a carne marinada flotaban por la puerta del porche haciendo que el estómago de Seven gruñera y brindándole un ritmo de paz a su vida.
Antes de que diera un paso más en el porche, el viento se levantó y llevó consigo un leve olor que hizo que su pelo se erizara por completo. Los ojos de Seven se abrieron de horror. "Orla!" Rugió, mientras daba media vuelta.
