El sonido del despertador era lo único que se escuchaba en la habitación pero el chico no tenía ni una sola intención de apagar el molesto ruido que este emitía, tampoco tenía intención alguna de levantarse de la cama para iniciar su primer día de su último año en la preparatoria y no estaba para nada emocionado por esa idea. En años pasados, desde que supo que era omega, se emocionaba por cada nuevo día esperando a su Alpha pero ahora simplemente se le había hechoigual todos los días: todos los Alphas ignorandolo olímpicamente y todo aquel con el que llegaba a entablar una conversación era simplemente para poder saber si alguno de sus amigos estaba siendo cortejado o ya había sido marcado.
Después de algunos minutos, Noah decidió levantarse de la cama y darle fin a ese molesto ruido; a paso lento se acerco a su armario para poder sacar algo de ropa, una vez eligió algo fue directo al baño a darse una ducha. Al salir, se coloco la ropa que había elegido para ese día; con una toalla intento secar su larga cabellera (con la cual, y gracias a ella, a veces le confundían con una chica). Sin animo desenredo su cabellera color brea y tomo su alforja listo para bajar para poder tomar el desayuno. Pero al estar una vez abajo escucho a sus padres hablar al respecto sobre el simple hecho de que aún no había algún Alpha en la vida de su hijo.
—¿Y si en realidad es Beta o Alpha? Digo, conocí a un chico que toda su vida creyó ser Alpha pero al momento en que conoció a su novia entro en celo, en celo de omega...
—Ya basta, ambos sabemos que en su presentación fue dado por omega y se confirmo cuando entro por primera vez en celo.
—¿Entonces porque no hay ningún Alpha interesado en mi hijo?
—Tal vez sea porque a ninguno le intereso—decía sin ánimo al momento en que entraba a la cocina—y buenos días.
—¿Desde cuando estabas escuchando?
—Desde que iniciaron a hablar de mi—decía mientras tomaba asiento—¿Sabes algo papá? Creo que me quedare soltero el resto de mi vida y sabré vivir con eso, podre viajar, comprar todo lo que yo quiera y no tendré que aprender a cambiar pañales—hace ya algo de tiempo, Noah se había hecho esa idea sobre su futuro.
—Hijo—hablaba su madre mientras le acariciaba la cabeza y le dejaba un plato con cereal con leche y fresas—Aun te falta un año en la preparatoria y el tiempo que dures en la universidad, seguro que encontraras pareja
—Lo dudo—mencionaba mientras comenzaba a comer. Una vez termino fue a lavarse los dientes y al salir subió al auto que su abuelo le había dejado como herencia.
Al llegar a la escuela, estaciono el vehículo en el área designado para los estudiantes. Tomo una bocanada de aire antes de dejar caer su frente contra el claxon del vehículo haciéndolo sonar y que llamara la atención de más de uno de los estudiantes y maestros del lugar. Después de algunos segundo dejo la postura en la que se encontraba y tomo su mochila para poder sacar su collar protector. Cuando era más joven, hubo una época en la cual varios omegas eran marcados a la fuerza y por el temor de sus padres de que fuera marcado, le consiguieron ese collar. Era discreto y lograba hacerlo pasar como cuello de tortuga de alguna camisa. Al colocarselo bien bajo de autor y se dirigió hacia los adentros del edificio.
Su escuela era mixta, todas las jerarquías eran admitidos en las instalaciones pero eran separados por secciones, en la primera se encantaban los Betas, en la tercera los Alphas dejando a los Omega en la sección del medio para poder protegerlos de cualquier ataque donde intenten llevárselos. Mientras caminaba noto que todo era igual: gente nueva, personas de aquí para allá saludando a sus amigos que no había visto en todas las vacaciones y alguna que otra pareja junta. Se dirigió a su casillero para poder guardar algunos cuadernos y ver que había olvidado sacar del año escolar pasado, cuando en eso, sintió unos delgados brazos rodearle por la cintura. Al voltear confirmó sus ya claras sospechas de quien era.
Era Hiccup Haddock, un omega de su misma edad aunque más bajito por 10 centímetros, de piel blanca bañada en finas pecas y sobre todo en su rostro; característica que lo hacia ver más adorable, castaño de ojos verde claro. Desde los 12 años ambos eran amigos, claro, los dos eran omega pero para la diferencia de ambos, Hiccup era muy cotizado por los Alphas y betas. Y es que en serio ¿Quien no podría amar a Hiccup? Era sumamente adorable y tenía el cuerpo digno de un chico omega, aunque claro, Haddock no era 100% sumiso ante la voz de cualquier Alpha hasta incluso, su amigo podía hacer que ellos hicieran lo que el quisiera debido a que había desarrollado la voz de omega.
Esas eran unas de las muchas diferencias entre ellos, incluyendo el que Hiccup ya estaba saliendo con alguien. Jack Overland Frost. A Noah le caía bien por el simple hecho de que trataba bien a su amigo y aunque Jack no lo aparentaba, es fuerte y defendía a Hiccup cuando debía.
—Hola pecas—le saludaba mientas le abrazaba.
—Hola ¿que cuentas? ¿al fin algún alpha interesado por ti?—preguntaba animado esperando una respuesta positiva por parte del contrario y se separaba de su abrazo.
—Si el ser ignorado por ellos se cuenta como interés, pues todos están detrás de mi—decía sarcástico mientras cerraba el casillero.
—Olle, el uso del sarcasmo es solo mio.
—Pues ya no.
—Cambiando de tema, esta noche iré a una cita con Jack. También irán con nosotros otras dos personas.
—¿Quienes?
—¿No te enojas?
—Prometo no enojarme.
—Stormfly y Hookfang—decía esperando algún regaño por parte del moreno pero no ocurrió nada, solamente Noah bajo la mirada, como si el suelo tuviera escrito el más grande secreto del universo. Por un tiempo, Noah estaba interesado en Hookfang, hasta más de uno llego a pensar que quedarían juntos pero de la noche a la mañana, el pelirrojo maya había obtenido pareja.
—Sabes que...
—Por favor, no te pongas mal; sabes que algún día llegará ese Alpha que te hará actuar como idiota. Pero por el momento disfruta tu soltería y...
—Y tu disfruta que no quedes preñado. Una ves tengas un cachorro te despides de por vida de las salidas con amigos.
—O por el amor de... ya cállate—decía mientras el contrario se reía—puede que consigas pareja si dejaras de vestirte de esa forma.
—Jamás dejare de vestirme así—decía mientras intentaba sonar como alguna niña consentida algo con lo cual hizo reír a su amigo.
