Disclaimer | South Park, ni sus personajes me pertenecen, si así fuera Kenny tendría mucha más relevancia, que, evidentemente, se merece.
Notas | Ha sido un largo tiempo desde la primera vez que escribí un fanfic para South Park, mi primer fanfic es novato y desagradable, pero gracias a una amiga el proyecto 'escribir sobre Mysterion' se volvió una realidad y un hobbie. Avancé bastante en esta historia con la idea que surgió de mi mente súbitamente y actualmente cuenta con 11 capítulos, desafortunadamente no tengo tiempo para seguir adelante con este proyecto. Si gustan leerlo espero que disfruten mucho de la historia y le den una oportunidad. Le puse empeño así que no quería dejarla tirada en el olvido.
Summary: Mysterion es el héroe de South Park, la singularidad en persona. Karen McCormick es la afortunada jovencita que ha recibido sus atenciones desde pequeña, pero ella ya no es una niña ¿Qué pasa cuando eres el centro de atención del chico más codiciado de todo el pueblo? Te enamoras de él, obviamente. Por supuesto Karen no sabe que esto se debe a que Mysterion es su hermano y que Mysterion está profundamente enamorado de cierto rubiecillo que se convertirá en el rival y enemigo de Karen…
「I need a hero」
Parte 1
No estaba tiritando por el frio, a pesar de que el aire atravesaba con facilidad en mi suéter verde medio roído y deslavado. En realidad, la razón por la que mis manos se curveaban tanto alrededor del valioso objeto y mis hombros se deslizaban de arriba abajo mientras mis pasos constantes y apagados atravesaban por las calles solitarias del pueblo… era por miedo. Una sensación a la que debía estar más que acostumbrada, lidiaba con ella todo el tiempo, a veces sola, quizá acompañada. Tenía una familia destructiva…
El boulevard principal de South Park estaba tan apagado como el resto de la ciudad, un par de letreros con letras en focos fosforescentes y neón se reflejaban entre los charcos del pavimento y la acera, deslumbrándome ligeramente cuando conseguía girar en la esquina correcta, el camino vuelta a casa. Como una caperucita en búsqueda de su abuelita, por el camino difícil con tal de no encontrarse con el lobo. En South Park no había muchos lobos… pero los había y ese era motivo suficiente para estar preocupada.
Pasaban de las once.
A medida que me adentraba en los suburbios una burbujeante paz se asentó en mi estómago, podía ver las casas más hermosas a lo lejos y aún después de ellas, un poco más hacía el norte del condado, estaba mi barrio. Solo hacía falta caminar un par de cuadras más, las preocupaciones se disipaban conforme me acercaba. El miedo era un sentimiento temporal, el miedo se va y la paz vuelve cuando puedes entregarle el objeto del deseo a tu desequilibrado padre…
Pasé por la última callejuela de la ciudad antes de entrar a los barrios. Mi cuerpo reaccionó más rápido que mi cabeza, pues mientras mi cerebro seguía mirando las casitas lejanas, mi cuerpo ya huía de aquella persona con aura enrarecida de dentro del callejón. Ni siquiera tuve que verle la cara, o escuchar su voz, para saber que me había notado pasar frente a su callejuela y que yo traía algo entre manos que a él podría gustarle.
No tengas miedo, Karen. Susurré para mí misma como si aquellas palabras repentinamente lograran quitar mi imagen de las retinas de aquel viejo.
Mi espalda se curveó como la de un gato agazapado, tuve la sensación de largos dedos negros extendiéndose contra mi hombro, dispuestos a tomarme de la tela y arrastrarme al interior del callejón, volver sobre mis pasos, la mano en la boca y nadie podría recordar mi cara a la mañana siguiente, los huesos de mi columna brotaron por instinto cuando me agache cubriendo el paquete entre mis brazos, como si fuera un bebé necesitado de protección. Aunque claro que no lo era, ni por asomo.
La ráfaga de aire cortó el movimiento, el tumbo fue tan poderoso como letal. No tuve tiempo de mirar, pues su mano rodeó mi muñeca con fuerza, le escuché bufar molesto mientras tiraba de mí para llevarme al callejón. Siempre a una distancia prudente, a dos zancadas o más, me soltó y miré de reojo al noqueado vagabundo entre los botes de basura.
―Mysterion ― suspiré envuelta en un cálido sentimiento de seguridad
― ¿Qué haces fuera de casa, Karen?
La gutural voz aislada me heló los nervios antes reconfortados, tenía un tono de reproche que me daba cierta familiaridad, pero no dejaba de intimidarme. Como cada vez que le veía desde que tenía memoria, me abrazaba de forma constante, calidad y reconfortante. Siempre envuelto en esa capa purpurea de abundantes capas, nunca sus ojos, o su boca, ni siquiera su pelo, ni el más mínimo mechón. Una vez vi su barbilla, era perfecta y delicada. Como la de un niño travieso. Siempre abundaba en él la oscuridad, la perfección y sincronía de sus movimientos, era como si las sombras formaran parte de su hábitat.
―Mi padre…
―Tch ― gruñó con la lengua sobre su paladar, molesto.
Levantó el rostro y desde la distancia sentí su mirada fija en el paquete entre mis brazos, estiró su brazo procurando no acercarse demasiado, dejé que lo tomara porque no iba a poner resistencia, no con él… la botella de licor envuelta en una bolsa de papel que mi padre me había ordenado comprar a las once de la noche. Pero no me dio dinero para ella y no estaba dispuesta a volver con las manos vacías.
Mysterion la tomó de la parte superior, admirándola con un profundo desprecio. Tan pronto la estrelló contra la pared y los pequeños vidrios verdes volaron en todas direcciones, protegió mi rostro con su cuerpo, tirando en el piso el resto de la destrozada botella de licor. Mordí mi labio mientras me abrazaba a él. De nuevo volvía la antigua sensación de miedo de antes; la de volver a casa y encontrarme con él, encima no tener nada que darle, sería un fastidio ver como golpeaba a mi madre mientras intentaba defenderme. Mis ojos se cerraron, Mysterion no comprendía eso.
―La robaste.
―Tuve que…― le escuché suspirar con pesadez ― perdón, no quise decepcionarte.
―No me decepcionas a mí, Karen ― aseguró tomándome por los hombros, aun con la repentina proximidad no podía ver su rostro ― piensa en ti un poco más. Es tarde, hay ladrones, la policía pudo buscarte…
―O mi padre golpearme si me negaba.
Ladeó el rostro como si fuese alguna especie de perro confundido. Quién sabe por qué.
― ¿Alguna vez te ha golpeado? ― preguntó genuinamente curioso
Intenté infructuosamente recordar alguna vez en la que mi padre no hubiese sido detenido por Kenny o Kevin, incluso mamá, pero siempre obtenía los mismos resultados. Avergonzada negué lentamente, estaba mal tener miedos injustificados, pero tampoco iba a aventurarme a encontrarle fundamento a aquellos temores.
―No debes tener miedo, Karen ― tomó mi mentón entre su pulgar y su índice, sus guantes estaban fríos ― Yo voy a protegerte con mi vida, siempre.
Mi pecho bombeó con rudeza, aquello estaba muy por encima de lo que yo habría deseado escuchar alguna vez. Por supuesto, había cumplido con su promesa, nunca me había pasado nada malo y cada que estaba a punto de ocurrir, súbitamente él entraba en escena ¿Así de importante era yo para él? Agaché el rostro hundiendo mi nariz en la cálida M de su pecho. Respiraba acompasado.
―Gracias por cuidarme siempre Mysterion ― sonreí
Se alejó de entre mis brazos como si fuera agua, recobrando aquella distancia que nos separaba, trepó por los botes de basura dentro del callejón hasta las escaleras de emergencia. Un brillo adiamantado se iluminó desde el interior de su capucha.
―Vete a casa Karen, procuraré tu regreso desde arriba.
Asentí lentamente. No necesitaba preguntarle nada más, ni siquiera si estaba mintiéndome para hacerme sentir segura, pues sabía que no lo hacía, él nunca me mentía, siempre me cuidaba, probablemente podía confiar mucho más en él de lo que podría confiar en cualquier otra persona. Mi mente estaba tranquila, mi cuerpo relajado y mi pecho en confianza, aun cuando había perdido la botella de licor que robé de la licorería, sabía que, si Mysterion me decía que volviera a casa, aun con las manos vacías, significaba que todo iba a estar bien. No miré arriba ni una vez.
Temía no verlo…
Pero temía más verlo. ¿Le sonreiría?
Entré en la casa con cuidado, aunque la televisión estaba encendida y el escándalo de la pelea era brutal, todos me ignoraron. Mi madre me miró de soslayo antes de jalarle a mi padre el cabello, apuntaba a Kenny con un bate de béisbol y mi hermano se defendía con las manos enfrente, una mueca disgustada y parte de la mejilla morada…
―Vete a la cama Karen ― murmuró Kenny defendiéndose de los golpes de mi padre.
Mordí el interior de mi mejilla, la familiar sensación de sangre llenó mi boca, hui tan rápido como pude de aquella estresante escena, intrigada por la forma en la que había conseguido librarme del castigo. Pobre de mi hermano… pobre, pobre, pobre de él. Me llevé las manos a las orejas para dejar de escuchar los gritos de ira o los reclamos despechados. Al final del día yo había salido ilesa… tal como Mysterion me lo dijo.
A estas alturas ya no recuerdo bien, pero probablemente aquella fue la primera vez que me di cuenta de que ya no era una niña pequeña, que ese joven superhéroe había estado detrás de mi durante toda mi vida. Yo le interesaba. ¿Yo? ¿Karen McCormick? ¿Podía yo ser el objeto del amor de Mysterion? Mi rostro se bañó de rubor rosado, para cuando reaccioné estaba más que segura de que me gustaba… y el gustaba de mí.
N/A: Continuará. Todos lo rvs son bienvenidos :3
