1_ La niña
Estaba harta de llorar. Era lo único que había hecho desde hacía tanto tiempo que ya no sabía cómo solucionarlo de otra forma, llorar no cambiaría nada, lo sabía ¡Pero no sabía otra forma de la cual descargarse! Estaba tan casada de todo, tan harta, tan molesta, a veces pensaba que sería increíblemente sencillo dejar de respirar y permitir que finalmente su cuerpo descansará en paz, sin lágrimas ni golpes de intermedio, toda su vida había sido así.
-¡Ya deja de llorar! –grito un tipo de mirada oscura mientras le propinaba a la chiquilla una patada justo en el vientre
-¡AH! –exclamo la chica mientras se doblaba a la mitad debido al dolor y algunas lágrimas escapaban de sus ojos
-¡Siempre andas lloriqueando! ¡Supera la muerte de ese miserable gato! –le grito con furia
-P…perdón –sollozó la pequeña con los ojos anegados de lagrimas
-Por andar de llorona hoy no comerás –le dijo el tipo mientras abría la puerta de la celda
-¡Espera! –Grito ella intentando moverse, pero las cadenas impedían que se moviera demasiado- ¡Hace tres días no como nada! ¡Al menos dame un vaso de agua!
-¿Acaso estas exigiendo algo? –Preguntó él dándose la vuelta para darle una bofetada- ¡No puedes pedir nada! ¡No eres más que un títere!
-S…sí –susurró ella mientras caía al suelo sentada
Cierto, había nacido en aquel lugar con el único fin de ser un títere de las personas, no tenía voz ni voto, no tenía pensamientos propios ni podía hacer nada, nada…
Suspiro mientras observaba la pequeña "ventana" que tenía, más bien era como una diminuta abertura demasiado alta (tenía que treparse a una silla y ponerse en puntillas para ver algo) que tenía rejas y servía para oxigenar el aire del interior, apenas pudo observar hacia afuera sonrió: el cielo azul la estaba cegando, pero era hermoso. Podía observar los pasos de las personas, aunque jamás veía sus rostros, escuchaba las voces… parecían felices.
-Dónde se metió este mocoso… intentando escapar de nuevo de sus clases de habilidad ¡Ya verá cuando lo encuentre! –escucho la voz de un hombre desde los lejos, cuando estaba a punto de ver las botas negras del hombre, pues ya sabía de quien se trataba (reconocía la voz) aunque no supiera su nombre, vio como algo se cayó en frente de aquella abertura: era algo como GPS, el hombre poseedor de las botas oscuras bufo acercándose y se agacho para recoger el aparato, tenía una máscara negra cubriéndole el rostro y el cabello azabache recogido en una coleta baja
-Oh –susurró la pequeña al verlo, era la primera vez que veía un rostro que no fuera el de sus carceleros, al escuchar ese sonido que, para otra persona podría haberse confundido rápidamente con el ambiente, el joven giro su cabeza los grados exactos para encontrarse con la mirada de la niña, quien lo miro asustada y de un solo movimiento se agacho.
-Hey, Hey –dijo el hombre observando la apertura- te vi, no diré nada, aparece de nuevo
Pero nadie le contesto, solo se escuchó el silencio con algunas voces infantiles de estudiantes de trasfondo y la oscuridad dentro de esa apertura
-También he estado allí antes, no me puedes engañar a mí, vamos, aparece –le volvió a decir, ante esas palabras la pequeña tomo un respiro y comenzó a levantarse, fijando sus ojos chocolates sobre los azabaches de él
-¿También ha estado aquí encerrado? –pregunto ella con una voz dulce
-Sí, por diez años –le dijo el hombre con tranquilidad- ¿y tú, cuantos años llevas allí?
-No lo recuerdo –susurró ella con la voz seca
-¿Y cómo te llamas? –preguntó el
-Mikan Yukihira
-¿Mikan Yukihira? –pregunto el con los ojos abiertos de par en par
-¿Tiene algo? –pregunto ella temerosa ante la reacción del joven
-No, tranquila –le contesto él- ¿has comido?
-No –susurró
-¿Desde hace cuánto?
-Tres días –dijo ella con la cabeza gacha- pero hoy tampoco me darán comida, le conteste al carcelero y el me golpeo –explico
-Escúchame Mikan, no le digas a nadie que me has visto ¿sí? iré a hablar con alguien para ayudarte y ya vuelvo
-¿Volverás? –pregunto ella ilusionada, con los ojos brillantes, el chico la observo un instante y sonrió, le recordaba tanto a él…
-Volveré –le dijo con amabilidad- te lo prometo. Me llamo Rei, volveré pronto
-¡Sí! –exclamo contenta mientras veía al hombre pararse y seguía las botas hasta que desvanecían de su vista
[…]
-¡Kazune! –Exclamo Rei entrando al despacho del director de la sección media- ¡Kazune!
-¿Qué sucede, Rei? –pregunto el hombre que se encontraba leyendo unos papeles, de cabello dorado y ojos azules
-¡Mikan! –exclamo él sentándose delante del director, el hombre levanto la mirada ante ese hombre- dime de nuevo su historia ¿Qué paso con ella?
-Ya lo sabes, no sé para qué quieres saber. –Dijo seriamente con el ceño fruncido- el director de la sección Elemental mando a matarlos, mi hermano murió dejando a Yuka embarazada y ella y su hija murieron antes de que esta última naciera –dijo con un tono algo cortante
-No está muerta –le dijo Rei seriamente- el director nos hizo creer eso, estoy seguro de que porque quería los Alices de la niña pero…
-¿Por qué dices que no está muerta? –lo interrumpió el director
-En los calabozos de la sección elemental, donde antes estaba yo, por accidente me agache para buscar algo y me encontré con una niña, no pude verla, sabes que la abertura que da con el patio es demasiado pequeña y solo vi sus ojos pero… son los ojos de Yuka, Kazune, yo te juró que son esos ojos de color avellana
-¿Estás seguro? –preguntó el seriamente
-Sí –le dijo él
-Ella debería tener en este momento unos nueve años –susurró Kazune sacando cuentas rápidamente- o sea que estuvo encerrada desde que nació…
-¿Qué haremos?
-Ya no está permitido tener a alumnos en contra de su decisión en aquel lugar, no después de ti –dijo seriamente mientras se levantaba y cogía su saco- así que sea o no ella, la sacaré de ese calabozo –hablo con firmeza
-¿Y luego? –pregunto Rei mientras lo seguía, acomodándose la mascara
-No sé –dijo seriamente- pero ve a la habitación de Narumi y pide que prepare un baño caliente y comida
-¡Sí! –dijo él mientras salía corriendo
[…]
-Señor, no puede ir –dijo el carcelero siguiendo al director
-Soy el director de la sección media, si quiero puedo –hablo Yukihira con seguridad mientras bajaba las escaleras- ahora prende las luces
-Pero…
-¡Que las prendas! –ordeno, el hombre de mirada oscura bufó prendiendo las luces y ante la vista del director apareció Yuka Azumi… no… esa no era Yuka, era igual pero diferente a la vez, su mirada era más cálida
Una niña hermosa, de unos nueve años, tenía larguísimo cabello chocolate que caía hasta debajo de su cadera, estaba algo enmarañado y sucio pero aun así tenía un color hermoso, sus ojos eran cálidos, profundos y brillantes, tenía una diminuta sonrisa natural, una piel sorpresivamente blanca, era increíblemente delgada y llevaba una remera el doble de grande que la hacía ver aún más pequeña de lo que era, sus pies estaban desnudos y cada centímetro de su piel tenía algún color que contrastaba con la blanca piel: amarillo, verde, morado, rojo, violeta… poseía también heridas, cicatrices y quemaduras que a simple vista parecían bastante feas
-Mikan –susurró el hombre con los ojos brillosos debido a las lágrimas, acercándose hacia ella
