SALUDOS...!
Este es un pequeño Relato que dudo mucho que llegue siquiera a los 10 capítulos, se me ocurrió un día que estaba aburrida y no tenía nada que hacer, soñé con una vida Dramática, lagrimas, amor, traición y reencuentros inesperados y en fin, salió esto, en realidad últimamente no se que me sucede, me vienen ideas a la cabeza que me gustaría escribir pero cuando estoy frente a la Lap, no se plasmarlas, tal vez se me pase luego ¿Que me recomiendan que haga? Por qué ya lo eh intentado de todo :(
Por cierto:
! ES UN DRAMIONE !
Hace mucho que no hacía uno ¿Verdad? Ja ja ja ja ja ja ja ja ja pues a ver como me va con este, espero les guste, Saludos.
BlackAthena
(El Maleficio)
Noche Maldita
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Ocurrió en un año donde las sombras no oscurecían las blancas paredes de la envidiada casa Malfoy, lo sé por qué yo estuve ahí antes de que mis descendientes destruyeran el buen nombre de Mi familia, era un lugar hermoso rodeado de áreas verdes, protegido por un jardín frontal lleno de rosas y otro tipo de hermosas flores, guiado por un sin fin de pilares majestuosos, la Mansión Malfoy era bien resguardada no solo por sus paredes y sus pilares, sino también por encantamientos. Éramos una Familia Mágica, los primeros de una Larga estirpe de Sangre puras.
Fue en el año de 1094 cuando el Capital del ejercito de Guillermo el Conquistador, Armand Malfoy, Mi padre, llegó a Inglaterra a asentarse después de muchos años de apoyar al Gran conquistador, mi madre, Lessandra Malfoy, había viajado a lado de mi padre desde Normandía, junto a sus tres hijos, la menor era Alessandria, una bella joven de quince años, encantadora como toda joven de su edad, inteligente y astuta, pero también ambiciosa, era el tesoro más valioso de nuestra Familia, y luego estaba el par de gemelos, mi hermano y yo, siendo Demitriv el menor de los dos, eso me convertía a mí en el heredero y el hermano mayor, mi nombre es Dominic Malfoy, y esta es la Historia de una Familia que ha estado Maldita desde un principio.
Las blancas paredes de Malfoy Manor no tardaron en convertirse en la envidia de la sociedad británica mágica, sus enormes jardines frontales eran tema de discusión de las damas de la sociedad, al menos de la más alta y aunque mis padres, en especial Armand, acostumbraba a relacionarse con Muggles, seres no mágicos, aunque esto se reducía a un pequeño grupo de hombres adinerados con los que a él le convenía tratar.
Pero luego, tras recibir el título de Lord, el tan esperado Estatuto del Silencio apareció, Los Muggles se vieron obligados a firmar aquel tratado por el bien de la comunidad mágica, cualquier mención de la existencia de Magos y Brujas sería castigado con la pena máxima, la muerte.
Algo que a mi madre, la hizo sumamente Feliz.
Fue aquella tarde de verano cuando la dueña y señora de Malfoy Manor decidió construir una pequeña plazuela, Demitriv y yo la acompañamos a ver el terreno, rodeado de enormes árboles y césped que los elfos se aseguraban de mantener siempre verde y fresco, ese día, fue cuando todo comenzó para mí, un Infierno que parecía un paraíso.
Madre y Padre no se habían percatado que a unos cuantos metros, más allá de un tramo de árboles y desniveles en la tierra, había una división, una cerca de madera blanca que dividía el terreno, Madre no lo podía creer y por mera curiosidad continuamos acercándonos.
El bosque había terminado bruscamente y frente a nosotros se encontraba un campo de trigal enorme, el sol golpeaba las fibras con suavidad, iluminándolo todo con cuidado, más allá del campo de trigo se levantaba una pequeña casa de dos plantas, o más bien una cabaña de madera.
Recuerdo haber escuchado a Demitriv maldecir mientras yo me quedaba asombrad por el paisaje, de encontrarnos en tierra fresca y suave, ahora estábamos bajo los rayos de un caluroso sol.
Y ahí estaba.
La mujer más bella que jamás había visto en mi vida, fue como si con tan solo su presencia, la Naturaleza hubiera reaccionado al verla, el fresco viento comenzó a soplar a nuestro alrededor, meciendo las hojas de los árboles y el trigal, danzando bajo una danza de verano.
Y extendió sus delgados brazos, recibiendo el saludo del viento, sus castaños cabellos con reflejos rojizos eran tan lacios y se movían de un lado a otro, y giró, como una bailarina en plena actuación y su vestido blanco ondeó en sintonía con su cuerpo.
Yo no me atreví a perturbar la tranquilidad de aquella señorita, solo supe que era la mujer más bella que había visto jamás.
Su nombre, después de tantos años que han transcurrido, desde aquella maldita desgracia que nos marcó para siempre y de ese abismo oscuro y tenebroso que nos separó; lo llevo en mi memoria como una herida siempre abierta, como una cicatriz marcada a fuego sobre lo más profundo de mi corazón...
Jean, Jean Mary...
Hasta su nombre era cálido.
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- Te Amo...- Se escuchó el susurro por toda la habitación, Draco se estremeció mientras se ponía de pie de un brinco, los últimos días desde que había llegado a la mansión había estado escuchando voces y extraños ruidos que hacían eco por toda la casa.
Pero hasta ahora, no había logrado escuchar claramente las palabras, el rubio heredero se estremeció aún más cuando su padre, Lucius, entró rápidamente a la habitación, ambos hombres, únicos Malfoy sobrevivientes a aquella guerra que había azotado cruelmente el mundo mágico, se miraban fijamente.
-¿Estás bien, hijo? - preguntó el hombre mientras se adentraba cada vez más, acercándose a su unigénito, Draco no respondió, simplemente intentaba buscar algo dentro de aquellas cuatro paredes, algo que le indicaba que no había sido su imaginación, aunque pensándolo bien, se giró hacia su padre.
- ¿Has escuchado eso? - preguntó el muchacho rubio mientras daba un paso al frente, Lucius detuvo su andar y observó a Draco por un par de segundos.
- Llevo semanas escuchándolo...- respondió el hombre mientras observaba detenidamente la reacción del muchacho.
- Estamos Malditos... los jodidos fantasmas de la Guerra están atrapados en esta maldita casa infernal.- masculló el joven mientras se giraba e iba hacia el mini bar, tomó una frágil copa entre sus manos y la llenó de whisky de fuego.
Lucius no dijo nada, simplemente se detuvo a lado de su hijo y lo imitó, ambos estaban nerviosos, llevaban días escuchando cosas dentro de la enorme mansión.
- Dominic... ¡NO! - el grito estruendoso recorrió cada pared que construía aquella casa, Draco dejó caer la copa a medio empezar cuando escuchó la femenina voz, Lucius y Draco veían la puerta de entrada abierta, ambos sabían que el grito de mujer había provenido justo fuera de aquella habitación; y con varita en mano, Lucius se encaminó hacia la salida, dispuesto a enfrentarse a lo que sea que estuviera intentando asustarles, atormentarlos Draco tragó saliva, sus labios estaban resecos y no sabía a qué se debía, pero desdió que no era momento de volver al papel de cobarde.
Fue tras su padre con el arma mágica entre las manos.
- ¡Esto no es gracioso, más te vale que salgas de nuestra propiedad si no quieres que te patee el culo a punta de cruciatus! - gritó Draco ya con la cara enrojecida por la ira, Lucius cerró los ojos por un momento, intentando encontrar paciencia muy en el fondo de su ser.
- ¡BASTA, YA! - Draco se detuvo en seco cuando una fuerte voz masculina resonó por todo el lugar, Lucius se aferró aún más a la varita, puertas y ventanas comenzaron a abrirse y cerrarse una y otra vez, golpeando con violencia, los retratos comenzaron a correr buscando refugio dentro de las sombras, mientras se sacudían, las copas y las botellas de alcohol comenzaron a caer una tras otra, rompiendo en miles de pedazos, Draco se giró para encontrarse con la misma escena por toda la casa, Lucius se aferró a una de las paredes cuando de repente todo comenzó a sacudirse.
Y de la nada todo se detuvo.
- Me has traicionado... ¿Por qué...si yo te amaba...Dominic...?- Draco iba a soltar un grito cuando la mano sobre su hombro le interrumpió, Draco se giró hacia su padre, quien estaba bastante sereno.
- Guarda silencio Draco... esto no es ninguna broma, no hay intrusos dentro de la mansión o si no ya lo sabría...- comenzó a decir el hombre mientras cientos de murmullos comenzaron a hacer eco por todo el lugar, el menor de los rubios comenzó a preocuparse, fue cuando lo comprendió, ningún intruso había entrado a su casa, no era nada que viniera del exterior.
- Es la casa...- afirmó el muchacho, Lucius le miró y asintió con la cabeza, afirmando lo que su hijo había dicho.
- Ahora lo recuerdo...- comenzó a decir el rubio mayor mientras se relajaba, los murmullos no cesaron.- Draco ve al reloj y fíjate en la hora...vamos.- continuó diciendo el hombre mientras iba a grandes zancadas a la sala principal, Draco le siguió rápidamente, cuando ambos hombres estuvieron ahí, se percataron de la hora.
- Las tres de la mañana... como lo sospeché...
- ¿Qué pasa, Padre? - preguntó Draco sin comprender del todo lo que estaba sucediendo.
- No es la primera vez que escuchó estos sonidos Draco, tu no lo sabías por qué hasta el año pasado habías estado hiendo y viniendo a Hogwarts, pero cada año... - Lucius se detuvo, recordando la fecha que era ese día.- Cada diecisiete de Julio cosas extrañas pasan dentro de esta mansión, Yo de pequeño las oía constantemente, voces, choques de hechizos que jamás habían sido conjurados por nadie dentro de la familia, Abraxas tuvo que hechizar cada pared de la casa, aun así, por un tiempo había sido suficiente... maldita sea, es hora de llamarlos... esto no puede seguir así.- Draco no dijo nada ante la pequeña extraña historia que su padre había narrado, ambos se giraron para dirigirse hacia la lechucería privada que tenían, no pudiendo evitarlo, habían pasado justo por enfrente de un estante de espejos, donde la ya fallecida Narcissa Malfoy, había resguardado su pequeña pero valiosa colección de vajilla antigua, de porcelana y cristales, incluso de oro y plata, Lucius no estaba muy contento con aquella pequeña obsesión de su esposa, pero había sido algo que ponía feliz a la mujer, al menos los últimos momentos de su vida. Justo en el momento en que ambos pasaron a lado de aquel estante de cristal y espejos, una silueta clara se reflejó en los espejos.
- ¡Puta Madre! - gritó Draco dando un brinco de miedo, Lucius se movió rápido y apuntó con la varita hacia atrás, donde debería haber estado la mujer.
- Maldita sea... ¡Sal de ahí maldita Granger de mierda, deja que te encuentre para matarte y sacarte los malditos ojos! - gritó de nueva cuenta el muchacho.
- ¡Draco! - llamó Lucius.
- ¡Sé que andas por ahí, Granger, seguro el maldito Cara rajada y la comadreja vienen contigo, esta vez sí que se han pasado maldito trío de idiotas! - Draco Malfoy fue soltando improperios a diestra y siniestra mientras recorría el pasillo ensombrecido, Lucius fue tras su hijo mientras este intentaba encontrar a los supuestos culpables.
- Yo...te amaba...- Draco se detuvo en el momento en que al final del oscuro pasillo logró ver la silueta de una mujer, Lucius ya estaba a su lado, ambos hombres se habían quedado petrificados al ver a la dama que les daba la espalda.
Draco había visto a Granger a través del espejo o al menos eso fue lo que pensó, la mujer que estaba a unos metros de él era físicamente parecida a Hermione, y aunque no podía verle muy bien el rostro por el ángulo en el que estaba, los risos caían por la espalda de la joven, no había sido hasta en ese momento cuando se percató de las extrañas ropas que vestía, Granger jamás se vestiría de aquel modo tan anticuado.
- ¿Quien...quien eres...? - preguntó un nervioso Draco dando un paso hacia la joven, el vestido blanco se meció de un lado a otro, Draco se detuvo al notar el estado en el que estaba el atuendo, la mujer había estado expuesta al agua, el vestido con moho adherido en la baste de este lo demostraba.
- Basta... ¡Deja de atormentarme, deja de traerla aquí, Merlín, Yo no la traicione! - Lucius se aguantó una maldición al ver a su hijo girarse hacia él, los ojos grises del muchacho se abrieron de par en par, Lucius no quiso ni moverse, sabía que Draco estaba viendo algo que estaba justamente tras él.
Lucius sentía la fría respiración de alguien justo en su cuello, con respiración agitada y el corazón latiendo a mil por hora, el rubio mayor movió los ojos, mirando de reojo, estaba a su lado... un hombre estaba justamente a su lado.
Lucius salió lanzado hacia la pared de un solo movimiento mientras un gutural grito de odio, rencor e ira hicieron eco por toda la mansión, los cristales de las ventanas estallaron en pedazos, lo mismo pasó con lo que quedaba de botellas y copas, la colección de Narcissa se hizo trisas igualmente, Draco se cubrió los oídos mientras sentía un frío de horrores pasar por su lado, y sin saber por qué, Draco Malfoy abrió los ojos en el momento preciso, en aquel instante en que aquella cosa, fuera lo que fuera pasaba a su lado.
Vio largos mechones rubios meciéndose de un lado a otro, un par de ojos grises tan fríos como un tempano de hielo y una piel tan pálida como el mármol.
- ¡Draco ven aquí ahora mismo! - escuchó el grito de su padre, pero el muchacho no obedeció, se giró siguiendo al fantasma que había visto correr por su lado.
- ¡ESPERA, NO ME DEJES, NO ME DEJES! - gritó el espectro que estaba a punto de llegar hacia la joven que se parecía a Granger, Draco y Lucius se estremecieron cuando vieron a la dama girarse hacia aquel, fuera quien fuera.
- Me has... traicionado... ¿Por qué, Dominic, por qué has despreciado el amor que te ofrecía? - preguntaba la muchacha, Draco sintió cada brillo de su cuerpo levantarse al escuchar el tono tembloroso de voz, el pesar y el dolor habían llegado tan profundamente dentro de Draco, que el mismo ignoraba el hecho de que estaba llorando en esos momentos.
- ¡NO, NO TE VAYAS, ESPERA...DEJA QUE TE...!- Pero la joven no había escuchado, su presencia se había desvanecido como vapor en el aire, dejando al pobre muchacho con la palabra en la boca.
Draco dio un paso hacia atrás justo como su padre lo había hecho, el fantasma de aquel hombre cayó de rodillas sobre el frío suelo, golpeó el suelo con ambos puños, gritando y despotricando, la mansión volvió a sacudirse, aquel fantasma debía ser realmente poderoso.
El dolor que emanaba aquella paranormal criatura era tal, que ninguno de los Malfoy ahí presentes, pudieron descifrar, hasta ellos mismos sentían sus cuerpos estremecerse.
- ¡MALDITA SEAAAAAA!- gritó el espectro mientras extendía sus manos, como si estuviera gritándole al cielo.
Draco y Lucius no pudieron conciliar el sueño después de aquello, la mansión había vuelto a su habitual silencio como de costumbre.
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Lucius extendió el profeta mientras Draco intentaba desayunar, pero el muchacho simplemente no podía tragar la comida sin siquiera pensar en los gritos y estallidos durante la madrugada.
- Padre... - llamó el muchacho mientras dejaba el cubierto sobre el plato aún con comida, Lucius dejó de leer y prestó atención a su hijo.
- ¿Qué pasa, Draco? - preguntó el hombre un tanto preocupado.
- Ayer, durante lo que... pasó aquí... dijiste algo sobre llamarlos... ¿a quién ibas a llamar? - preguntó el rubio, Lucius suspiró por un momento, tras pensar bien lo que iba a decir, levantó nuevamente la mirada hacia su hijo.
- Después del escándalo en la mansión, envié una carta, solo hay una persona en nuestra familia que puede saber qué es lo que está pasando...- fue la respuesta de Lucius, Draco apretujó la quijada.
- ¿El abuelo vendrá a Malfoy Manor? - preguntó un perplejo Draco, Lucius soltó un suspiro de resignación y volvió a mirar a su hijo.
- Es la única persona que puede tener una idea de lo que está pasando y no es como si tu abuelo no quisiera venir a casa, Draco...
- Es que tú no se lo habías permitido, Padre...- interrumpió el muchacho.
- ¿Tras la vergonzosa actuación de nuestra familia en el bando oscuro, durante la guerra? ¿Pretendes que trajera a mi padre aquí? Sabes que él no iba a quedarse con las manos cruzadas...
-No... El abuelo Abraxas jamás permitiría que el innombrable hiciera añicos nuestro buen nombre, padre... debiste dejar que interviniera desde hace muchísimo tiempo... - Draco se puso de pie y aventó la servilleta blanca sobre la mesa.- Cuando lleguen mandas a avisarme...- y dicho aquello, desapareció del lugar.
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El carruaje de madera negra guiado por pegasos aterrizó suavemente dentro de los terrenos de los Malfoy, Lucius esperaba en la entrada de la enorme mansión cuando Draco salió de sus aposentos, deteniéndose a lado se su progenitor, habían pasado poco más de veinte años desde la última vez que Lucius había visto a su propio padre, el hombre sintió el cuerpo rígido cuando las puertas se abrieron de par en par.
Draco se sorprendió al ver a un hombre completamente diferente al que creyó ver en esos momentos, Abraxas Malfoy debería tener alrededor de sesenta años, pero ese que estaba bajando del carruaje simplemente no era lo que su mente había estado imaginando durante tantos años.
Para ser un hombre se sesenta años, Abraxas Malfoy se veía realmente joven, Lucius dio un paso al frente y extendió una mano hacia su padre.
- Bienvenido, Padre...- saludó el hombre, pero Abraxas ignoró por completo el ofrecimiento de su hijo, por el contrario, el hombre golpeó un par de veces la espalda de su hijo, soltó una fuerte carcajada y segundos después se dirigió hacia Draco.
el muchacho vio con asombro los redondeados lentes oscuros que protegían los ojos de su abuelo, el hombre vestía un oscuro traje y una gabardina del mismo color que cubría casi todo su cuerpo, Draco tragó en seco, el hombre era enorme, los hombres Malfoy eran de una estatura admirable, pero Abraxas era diferente, alto, de hombros anchos y una constitución facial fuerte, no se podía decir que era un adonis, pero el hombre era realmente atractivo, se quitó el sombrero y de un golpe en la copa este desapareció, Draco levantó ambas cejas, un tanto asombrado, fue cuando se percató que el hombre también usaba un bastón, pero en lugar de llevar una serpiente como cabecilla, era la cabeza de un lobo aullando lo que adornaba el bastón de madera fina.
- Así que este debe ser Draco Lucius Malfoy...- habló el hombre, Lucius dirigió una mirada extraña a Draco, este no sabía si salir corriendo o sonreír, realmente estaba considerando dar un paso atrás mientras sentía como los fuertes brazos del padre de su padre, le rodeaban. - ¡Venga Muchacho, quita esa cara de espanto no voy a comerte! ¡Merlín bendito Lucius! ¡¿Que le has estado enseñando a esta pobre criatura además de magia negra! - exclamó el hombre, Draco, por primera vez en toda su jodida vida, vio a Lucius Malfoy palidecer más de lo que había hecho durante la estadía del innombrable en su casa.
Los elfos transportaron el equipaje de Abraxas Malfoy a sus aposentos, mientras los tres hombres se trasladaban a la oficina que actualmente ocupaba Lucius.
Draco estaba sirviendo tres copas de Whisky de Fuego personalmente, cosa que a Lucius le había sorprendido un poco, Abraxas, en su charla con su hijo, simplemente sonrío mentalmente ante el hecho de que Draco y Lucius hubieran cambiado al menos un poco; el ya retirado Patriarca de la Familia a pesar de haberse mantenido al margen de la situación en la que Lucius y su difunta esposa Narcissa habían sumergido a la familia, además de mantener en secreto a su propio hijo de lo que había hecho a sus espaldas por sacarlo de Azkaban, en otras palabras, Abraxas Malfoy había utilizado todas sus influencias en el mundo mágico para poder salvar a su hijo y por supuesto, su nieto, pero esto ni Lucius mucho menos Draco, lo sabían.
- Lucius no lo entendería.- Comentó el mayor de la dinastía Malfoy a su abogado, sin contar con la ayuda de Harry Potter y Hermione Granger durante el juicio.
Abraxas se paseó a lado de su hijo por cada corredor de la mansión, el anciano hombre ya estaba al tanto de lo que estaba sucediendo dentro de aquellas viejas paredes.
Draco iba justamente tras su padre y su abuelo cuando se detuvo tras presenciar como las luces se apagaban una por una, lentamente, el trío de rubios esperaron a que algo más sucediera y como si lo hubieran invocado, un susurro de ultratumba hizo eco con suavidad por el pasillo, Lucius se tensó en el momento, por otro lado Abraxas había dado un paso al frente, Draco se había sorprendido un poco al ver la acción del hombre.
Todo miembro de la familia Malfoy había estudiado Magia en el castillo Hogwarts y cada uno de ellos había sido seleccionado en la casa de Slytherin, las serpientes eran conocidos por ser principalmente hijos pródigos de familias sangre puras, adinerados, característicos por su gusto por las artes oscuras, su habilidad en los duelos, pero principalmente por ser soberbios, arrogantes, pero sobre todo inteligentes, astutos y una habilidad asombrosa para obtener la grandeza cueste lo que les cueste, pero ahí estaba Abraxas Malfoy comportándose como todo un Gryffindor, Draco pasó su mirada hacia su padre, quien con ojos brillantes, se encontraba analizando lo que había a su alrededor, ese era el comportamiento de un Slytherin promedio, la platinada mirada de Draco volvió hacia su abuelo, quien ya estaba a varios pasos lejos de ellos.
Explicar lo que sentía en esos momentos cuando una ligera neblina comenzó a cubrir el suelo, era casi como describir a Dios del mundo Muggle.
Draco tragó en seco cuando vio la puerta blanca que se encontraba al final del pasillo, abriéndose con lentitud, Abraxas soltó un sonoro suspiro mientras sacaba su varita del bolsillo de la gabardina, Lucius lo imitó y se posó a un lado de su padre, Draco ya sostenía el arma entre sus dedos, esperando a que algo sucediera, y pasó.
El rubio había visto fantasmas casi toda su vida, sobre todo en Hogwarts que abundaban y andaban de un lado a otro como si de otra persona más se trataran, pero esa silueta con forma humanoide iba más allá que un simple fantasma, Draco notó a su padre y a su abuelo bastante tensos, sobre todo cuando estos levantaron las varitas, apuntando firmemente a aquello, fuera lo que fuera.
- Yo no lo hice... lo juro, por mi honor... Yo no lo hice...- La tenebrosa voz recorrió el pasillo hasta llegar a oídos de los tres hombres, Draco dio un paso al frente, colocándose a la altura de su abuelo y su padre, no supo en que momento, pero cuando la criatura dio un paso fuera de la puerta, Lucius y Abraxas lo retrocedieron, dejando al menor de los tres, al frente de la situación.
- ¿Que...Que fue... lo que no hiciste? - preguntó nervioso el muchacho.
- ¡Draco, no te acerques a él, no sabemos si es hostil! - le reclamó Lucius intentando escucharse valiente, pero Draco no hizo caso y Abraxas prefirió escuchar.
- Déjalo Lucius... Draco, intenta sacarle información...- invitó Abraxas mientras prestaba más atención a la oscura sombra.
El silencio pareció adueñarse de todo tras callar Abraxas, quien junto a su hijo y su nieto esperaron una respuesta de parte de aquel ser fantasmagórico que parecía haberse adueñado de la casa.
- Yo... Yo no la traicioné... tienen que creerme ¡TIENES QUE DECIRLE, YO NO LA TRAICIONÉ!- Draco dio un brincó hacia atrás cuando la sombra enfurecida se fue en su contra, el muchacho intentó cubrirse con ambos brazos, pero luego de un par de segundos de esperar el golpe, se dio cuenta de que nada iba a ocurrir, bajó la guardia.
Grave error.
- ¡Draco! - escuchó el grito de su padre tras el, pero el joven Malfoy ya no podía nii moverse, se había paralizado de pies a cabeza, y ahora, además de escuchar los gritos de su padre, podía oír claramente los latidos de su acelerado corazón.
Si el ego de Draco Malfoy pensaba que sus ojos eran profundamente hermosos y era dueño de un color de ojos lo más cercano a la plata, se había equivocado rotundamente.
Frente a él, a escasos centímetros, el rostro de un hombre joven se encontraba rozando la punta de su nariz con la suya propia, escuchaba claramente la sonora respiración anormal, pero lo que le ponía cada pelo en punta por todo su cuerpo, eran aquel par de ojos platinados, brillaban siniestros bajo la escasa luz que penetraba del exterior, el hombre era alto y Draco podía fácilmente notar su transparencia, obviamente afirmando que era un fantasma atrapado dentro de su mansión.
- Tienes... que ayudarme, por favor... Dile...Dile que no la traicioné... que vuelva a mí... díselo...Por favor- le susurraba pausadamente mientras levantaba las manos y las posaba sobre los hombros de Draco, el joven se estremeció, sintiendo los primeros movimientos tras haberse quedado petrificado.
Draco sintió como recuperaba el control de su cuerpo cuando el espectro se alejó de él, fue en ese momento cuando el muchacho recién egresado de Hogwarts puso atención en aquel fantasma.
Los ojos de aquel hombre no eran la única característica que compartía con Draco, de no ser por la pálida apariencia del espectro, Draco juraría que su tono de piel era también idéntica, sino también su cabello.
- ¿Eres un...Malfoy? - Preguntó un perplejo Draco, quien con su mirada abierta de par en par, observó como aquel fantasma sonreía de medio lado, fue cuando el joven Malfoy se dio cuenta de que había algo más que compartía similitud con aquel espectro.
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La conocí primero que nadie, vi sus cabellos lacios caer por sus hombros y observé su danza que consistía en simples giros, después de descubrir que teníamos vecinos, visité cada día a esa misma hora, ese mismo lugar, le miré una y otra vez durante algún tiempo.
Me había enamorado, lo comprendí cuando vi a un hombre joven salir de su casa, corriendo hacia ella y abrazándola por la espalda, alzándola al cielo mientras ambos giraban, los celos me consumían lentamente mientras observaba a otro hombre tocarla, pero su risa, ese bello cántico proveniente de lo más profundo de su cuerpo, me había tranquilizado, mi mente había vuelto a ser reflexiva.
- ¡Hermano, Basta! – Mi cuerpo tembló y mi corazón casi se detenía, escuchar su voz había sido casi tan embriagador como escuchar el canto de una sirena, pero comprender que era del Hermano por el que casi me convertía en un asesino, me había estremecido totalmente. Sonreí burlándome de mi mismo al ver el parecido de ambos, ambos poseían una melena lacia y castaña con destellos rojizos, la piel de ella era clara, seguramente muy suave y aterciopelada, mientras que la de él era bronceada, comprendí en ese momento en la situación en la que me encontraba.
No cabía duda de que ella era demasiado hermosa y encantadora, me giré y aprecié en la lejanía lo que era Malfoy Manor, y al volver a ella, las diferencias Sociales golpearon mi pecho con crueldad.
Y no supe si estaba perdido y si me había encontrado por fin, de lo que si estaba seguro, es que aquella bella Dama había llegado hasta lo más profundo de mi alma, la distancia que nos separaba no era abismal, y hasta ahí podía sentir su calidez, sentir la belleza de su cuerpo y de su alma.
Fue una verdadera pena todo lo que pasó después.
Y perderle fue mi castigo, mi maldición…
El precio que tuve que pagar por haberla dejado a manos de mis enemigos fue demasiado, pero hubiera dado cualquier cosa por tenerla ahora entre mis brazos; han pasado demasiados años, ya ni siquiera se en que tiempo me encuentro, y aunque sé que estoy muerto, también comprendo que mi alma no encontrará jamás el eterno descanso.
Por qué recuerdo todo de ella, sus ojos que rivalizaban con la delicia del chocolate, sus labios sonrojados, su piel nívea, cada pequeña peca que adornaba sus hombros, su pecho…
Su cabello lacio castaño y rojizo, recuerdo su voz, su nobleza y humildad, pero lo que en mi mente está presente con más fuerza, fueron aquellas últimas palabras…
- Te Amo Dominic…
Después de aquello, sus marrones ojos y los míos, jamás se volvieron a ver; y no supe en qué clase de malefició me hundieron, porque después de mi muerte había llegado a este sitio, frío y desolado, sus paredes negras me mantenían como único prisionero y una vez cada tanto tiempo, esa misma maldición llenaba mi ser, de una desolación y una tortura que me carcomía entero.
Fue el día en que morí, si, la veo rondar por los pasillos de mi prisión, por qué a esto yo ya no le puedo llamar mansión, mucho menos mi hogar, Malfoy Manor se convirtió en un Infierno, uno que ya no puedo continuar soportando.
Fueron años que vi ir y venir hombres y mujeres por esta casa enorme, Brujas y Magos Orgullosos de llevar mi sangre, de cargar con el apellido Malfoy, que en lugar de ser prestigioso, más bien es como un inviolable candado, uno que ninguno de mi Familia ha logrado deshacerse de él, pero ahora, esta noche donde los demonios se liberan solo para atormentarme le conocí…
Un joven fuerte, poseedor de mi linaje puro, uno que tanto desprecio pues ha sido ese motivo por el cual mi desgracia nos separó a Jean y a mí…
Su nombre es Draco, Draco Lucius Malfoy.
Y era él la clave para liberarme de esta cárcel, de esta prisión mísera que me mantenía encerrado, porque quería ser libre, deseaba tanto ir tras ella, buscarla y encontrarla, aferrarla a mis brazos y volver a besarla, llenarla de caricias y palabras de amor…
Por qué sabía que ella estaba por ahí, la vi una sola vez, con ese joven que sabía era mi descendiente, la habían llevado a Malfoy Manor contra su voluntad, tratada peor que un elfo, torturada y marcada por su humilde origen.
Y aunque ella respondía por otro nombre, yo sabía que Jean había vuelto a través de esa bella bruja, sus risos castaños eran diferentes a esos mechones lizos de mi amada Jean, pero su rostro, su cuerpo, su voz… eran los mismos que mi querida, Jean Mary.
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Bajo el tenebroso manto de las sombras, camino de un lado a otro entre los pasillos de lo que alguna vez llamé hogar, fui testigo del terrible futuro que le deparó a mi familia desde que partí, Oh, mi pobre madre, llorándole a un cuerpo sin vida, un cuerpo inerte al que alguna vez había pertenecido yo.
Mi familia, su llanto, su sufrimiento, mi dolor eterno se ha convertido, lloro cada noche y siento el frío eterno cubrir mi espíritu, recuerdo vagos sucesos de lo que viví cuando estaba entre los vivos, y grito, grito de dolor y rabia por qué lo que perdí, por lo que le causé a mi Familia…
Lloro de impotencia al saberme traicionada, como una víctima de un robo injusto.
Y eme aquí, atrapada entre las paredes de vieja madera de lo que alguna vez llamé mi casa, mi refugio, siendo testigo del cómo las únicas personas que me han importado se iba desvaneciendo bajo el hechizo de la muerte.
Leandro, mi bello hermano mayor, muerto en un trágico accidente de caballo, solo nos separaba unos cuantos años desde que yo partí, y solo le vi por unos instantes antes de que mi arrogante hermano partiera al más allá, perdiéndose para siempre tras la luz.
- ¡JEAN! – gritó con desdicha al verme por aquellos escasos segundos, nuestros ojos se encontraron, mientras su alma descansaba en el más allá, yo me quedaba en las penumbras, atrapada en una prisión a la cual había sido sometida injustamente.
Me alegré de verdad cuando Ian había llegado a casa una navidad, con su bella esposa y mi pequeña y preciosa sobrina, pude ver las sonrisas de todos ellos, pero Madre y Padre, a pesar de que eran felices, la muerte de Leandro y la mía, los había marcado para siempre, y grité, grité por verlos sufrir de tal manera, el dolor volvía cada vez que veía los castaños ojos de mi madre y la mirada verdosa de Padre.
- Será una bella Señorita.- Había comentado Padre mientras acunaba a la pequeña entre sus cálidos brazos, Oh, recuerdo bien esa sensación de ser abrazada por mi padre.
- Catherine y yo hemos decidido ponerle Jean Leandré, la versión francesa del nombre de mi hermano no suena mal… claro… si ustedes lo permiten…
- ¡Oh, mi niño, no le negaríamos a nuestra nieta llevar los nombres de tus difuntos hermanos! – exclamó madre.
Y lo odié, lo odié tan profundamente mientras observaba a mi Familia llorar por mí y por mi hermano, lloré de rencor y coraje, por qué fui traicionada por la persona a la que más había amado después de mi familia, por qué había deseado hacer cosas que jamás había imaginado querer.
Y volví a la oscuridad de mi infierno, no quería verlos sufrir pero aun así, su tomento llegaba a mi alma, golpeando mi corazón como una campana enorme, los pensamientos dolosos de mi madre hacían eco en mi mente, las maldiciones de Padre me hacían sentir cada vez más culpable, yo y nada más que yo fui responsable de todo esto, confié en un hombre que me llevó al cielo, me hizo probar las delicias más exquisitas del amor y finalmente me dejó caer al Infierno.
Vi a Madre abrazar a Padre por una última vez, su corazón se había debilitado por tanto trabajo, pero Madre y yo sabíamos que no era así, era mi culpa, una vez más…
- Jean… ¡Mi niña… mi bebé! – Le escuché gritar mientras el alma de padre luchaba con los ángeles para ser liberado y correr hacia mí, y con lágrimas en los ojos, le dejé partir, no estaba dispuesta a seguir haciéndole daño, estaba maldita y mi maleficio era solo mío y nadie más.
- Adiós Papi…- me despedí mientras volvía a las sombras y él desaparecía tras la luz.
Mi familia, mi pobre Familia…
Recuerdo aquella tarde lluviosa, cuando padre cargaba con mi cuerpo mientras yo veía cómo todo se derrumbaba poco a poco; Madre corría por el despejado camino de trigo que llevaba a la entrada de nuestro Hogar, las lágrimas frías resbalando por sus mejillas, los gritos de mis hermanos quienes iban tras ella se unieron a los de madre, Leandro iba a un lado de padre, perdido entre sus pensamientos tormentosos mientras que Padre se detenía al darse cuenta de que Madre y mis demás hermanos se acercaban a toda prisa…
Le vi caer de rodillas conmigo en brazos y lloró.
- ¡NO, JOHN, MI NIÑA NO! – gritó Madre mientras caía sobre el suelo y me arrebataba de los brazos de Padre. - ¡MI BEBÉ NOOOO!
Esa fue la última vez que vi una puerta llena de luz, una cálida mano extendiéndome ayuda para ir a saber Merlín donde…
- ¡NO! – grité con dureza.- ¡No iré a ningún sitio, no lo haré! – fue mi respuesta mientras los gritos de mi familia hacían coro a una clara declaración, no iría al descanso eterno sin saber qué fue lo había pasado.
Quería venganza, quería hacerle pagar por lo que nos había hecho, por lo que me hizo después de darle tanto, ofrecí mi corazón sin condiciones a un hombre que solo me hizo sufrir, y esa noche, tras saber cuan fría y cruel era la realidad, supe que en ese momento, el Maleficio había caído sobre mí y mi Familia.
- Jamás…jamás te perdonaré.- le juré mientras veía la Luna llena a través de la ventana de mi antigua habitación.
El paso del tiempo lo volvió más difícil para mí, las sombras se habían convertido en mi nuevo hogar, vi a mi Madre envejecer y a Jean Lisandré crecer y convertirse en toda una mujer, una vez al año mi espíritu emanaba de las sombras frías y pétreas, para verles.
Cuando madre murió, no tuve el valor de quedarme ahí para encontrarme con ella, cerré mis ojos y me profundicé bajo las sombras de la noche, le vi brillar como nunca mientras partía hacia la Luz, y me maldije, maldije el momento en que puse mis ojos en ese hombre, maldije el momento en que me había enamorado de Dominic Malfoy.
La vieja casa Granger poco a poco fue quedando sola, cuando Madre murió, Ian y Catherin se marcharon hacia Holanda junto a su hija, y yo, yo quedé atrapada en esta casa que poco a poco se fue convirtiendo en un lugar desconocido para mí, ya no había nada que me perteneciera.
Las risas de Ian se habían silenciado, los consejos de Leandro se habían vuelto un recordatorio constante de los errores que había cometido durante el tiempo que estuve con vida, las suaves caricias de Madre y sus cánticos que nos arrullaban se perdieron con el tiempo, la fortaleza de Padre y su eterno amor por su Familia no quedó nada para mí, ellos estaban ahora lejos, en paz, mientras que yo quedaba en este Infierno maldiciendo a todo momento.
Pero fue una mañana, muchos años después de que Ian y Catherine se habían marchado, muchos años transcurridos, por esa vieja puerta de madera había entrado una joven y su madre, me quedé petrificada cuando las miré.
- ¡Madre! – grité mientras salía de las sombras, y me lanzaba hacia la mujer mayor, me estremecí cuando me vi en el suelo, había querido abrazarla pero recordé que no podía, era un fantasma en el mundo de los vivos y no permitía jamás que un vivo me mirara.
- Vaya…. Es más vieja de lo que la bisabuela me había contado…- comentó la mujer mayor, la más joven comenzó abrir las puertas, permitiendo a la luz exterior entrara a esfumar las sombras, no sabía cuándo había sido la última vez que había visto la luz.
- Mamá… dijiste que solo era llegar y ponernos cómoda ¡No que encontraríamos todo envuelto en polvo! – exclamó la joven, la cual se había girado para encarar a su madre, yo me acerqué, había visto algo en esa joven que me era familiar, fue en ese momento cuando me di cuenta cuando su rostro fue iluminado por la luz.
- Hermione, Merlín bendito… ¿quieres dejar de quejarte? – pidió la mujer.
- Ah, creí que estas vacaciones sin Harry y Ron serían entretenidas… pero ¡No! A Jean Granger se le ha ocurrido la genial idea de traer a su hija hasta el fin del mundo…
Sonreí.
Por primera vez en muchísimos años, sonreí.
Fue como un bálsamo de felicidad cuando vi mi propio rostro frente a mí, en otra persona, y lo supe en el momento en que vi a ambas mujeres, vi a mi Madre y a mí misma de nuevo con vida, sonriendo, siendo felices.
Fue cuando pensé que realmente tenía esperanzas.
- Hermione Jean Granger… escoge una habitación por qué el resto de la mañana y tarde estaremos limpiando este lugar… - las palabras de la mujer me hicieron estremecer, si ella se llama Jean y Hermione también llevaba mi nombre entonces…
Un nombre maldito, pensé de inmediato mientras veía a Hermione subir los escalones viejos pero aún resistentes.
Jean y Hermione, mi Familia…
Lo único que me quedaba después de más de cien años de vivir en completa soledad, tal vez, si me dejaba ver de vez en cuando, podría encontrar consuelo de saber que uno de mis hermanos, al menos fue feliz después de que la Familia había desaparecido.
Si, lo haría.
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Draco se dejó caer sobre el sofá individual, el ruido sordo no fue suficiente para llamar la atención de su padre y su abuelo, quien se había profundizado en una discusión de algunos aspectos personales que ambos habían vivido antes.
- Si no les molesta, prefiero hablar del tema Malfoy…- intervino el rubio más joven mientras cruzaba la pierna en un cuatro, Abraxas se giró y se dirigió hacia uno de los sillones más cercanos, dejó el bastó recargado al hombro de este y observó a su nieto durante unos cuantos minutos, Lucius no tardó en reunirse con ambos y finalmente tomó asiento en otro de los lugares desocupados.
- Hay que aclarar ciertos puntos primero, querido Nieto…- empezó a decir Abraxas mientras tomaba el bastón entre sus manos y se apoyaba un poco en él, se inclinó al frente y fijó su mirada platinada sobre la mirada de Draco.- Si este…ente o Fantasma o como quieran llamarle es un Malfoy, como crees tú que es…
- Lo vi, tenía todos los rasgos de la Familia, Maldición…- masculló el muchacho mientras jugaba con la copa de vino que estaba entre su mano, Lucius carraspeó llamando la atención de su hijo.
- Draco… no interrumpas a tu abuelo…- comentó antes de volver la mirada hacia su padre.- Continua.
- Como iba diciendo… Si el fantasma te dijo que era un Malfoy, debe tener un maldito nombre… aparentemente tú eres el único que puede verle y hablar con él… pregúntale cuál es su nombre…
- Llevamos un registro de cada miembro de la Familia Draco, tener su nombre nos dirá quien fue y en qué circunstancias murió, el árbol genealógico de los Malfoy lo registra todo al respecto…- intervino Lucius, Draco desvió la mirada de su padre hacia otro punto, cerca de la chimenea ahí estaba, podía verle claramente, Draco no comprendía del todo del por qué él podía verle solamente y no su padre o abuelo, sabía que ambos hombres sentían la presencia macabra, pero solo él podía verle físicamente, escucharle, solamente si él lo requería, pero el espectro se había empeñado solo acudir a Draco, nada de Abraxas y mucho menos Lucius.
- Quieren saber su nombre…- habló Draco, Lucius y Abraxas siguieron la mirada de su hijo, Lucius se estremeció cuando vio uno de los retratos de Narcissa empañarse hasta que la imagen se volvió completamente opaca.
- Mi nombre es Dominic… Dominic Hyperion Malfoy…- respondió El hombre mientras retiraba su mano del retrato de la madre de Draco, girándose hacia los tres hombres, Draco entrecerró la mirada.
- Draco… ¿Qué te dijo? – preguntó Lucius bastante interesado.
- Se llama Dominic Hyperion Malfoy…- contestó el muchacho.- Abuelo… ¿Te suena ese nombre? – preguntó Draco, Lucius se volvió hacia su padre, quien se puso de pie de un salto, Lucius le imitó al ver a su pálido padre.
- Padre… ¿Qué sucede, recordaste algo? – preguntó el hombre de largos cabellos, Draco miró a Dominic, quien no prestaba atención a lo que estaba sucediendo, el fantasma del antiquísimo Malfoy estaba observando por el ventanal.
- ¿Qué si lo recuerdo? Fue uno de los primeros Malfoy en venir a Inglaterra después del año de 1090 aproximadamente, fue cuando Malfoy Manor se construyó por orden de…
- Armand Malfoy…- interrumpió Draco para la sorpresa de Lucius y Abraxas.
- ¿Te lo ha dicho? ¿Por qué no quiere hablar con nosotros? ¡Dile que se muestre! – exigió Abraxas, Draco respiró profundamente.
- Ya lo has escuchado… quiere verte y hablar contigo frente a frente…- Draco en realidad estaba fastidiado de ser el intermediario con aquello y Dominic lo comprendió perfectamente.
- Muy bien… lo haré como usted me pide…- fue su respuesta, Lucius se sorprendió al escuchar la ronca y profunda voz venir de la nada. CONTINUARA.
¿Y que tal? Tenía mucho tiempo queriendo escribir esto, pero como estoy dándole seguimiento a otros Fic's, pues bueno tuve que retrasarlo un poco, es una Historia Trágica lo sé y ya saben que es lo que a mi me gusta escribir, pero si se fijan, nunca había escrito sobre fantasmas y situaciones espantosas :) Pero bien, espero sus comentarios y veremos que es lo que pasa más adelante, les recuerdo que no será una Historia demasiado larga.
Saludos y Muchas Gracias.
P.D.- Por cierto ¿Quien está Leyendo el Fic de "El Capricho de Hades" ? Pues bien, la Autora ( Amortentia Scribens ) se ha puesto en contacto conmigo y les tiene una Mala noticia, tocó la casualidad de que ambas somos de la misma Cd. y por alguna extraña razón ella ha perdido su cuenta de Fanfiction y debido a ciertos asuntos (Que no me dijo y no me pudo contar) no le dará seguimiento, lo que ella me ha propuesto es que yo continué con ella, les dejaré el Link para que lean lo que va de la Historia y me den su opinión, tengo varios proyectos en mano y deseo saber si este vale la pena, a mi me ha gustado, lo eh leido un par de veces y ya se me ha ocurrido algo pero no estoy muy segura pues tengo varias Historias con las que eh estado ocupada ¿Que me dicen? :)
Espero sus consejos, muchísimas Gracias.
BlackAthena
El Capricho de Hades
s/9845623/1/El-Capricho-de-Hades
