Bienvenidas a esta nueva historia que me invento, tomando los personajes de la serie Inuyasha, la cual pertenece a Rumiko Takahashi. La historia es invención mía, y cualquier parecido con otra es pura coincidencia.

Espero que disfruteis leyendola, lo que yo escribiendola ;)

1. La Marcha de Kagome.

Kagome POV

Las noches son largas en la estación de invierno, y frías bajo el manto que esta época muestra. Ya hace años que estoy aquí, pues el pozo dejó de funcionar y me quedé en esta época a vivir. Al principio fue complicado adaptarme, si, ya que por primera vez no podía volver a casa por suministros, medicinas… pero lo logré, con ayuda de mis amigos lo logré.

Naraku había muerto finalmente, y la perla se terminó disolviendo bajo el deseo pedido: su desaparición. Era el único deseo que haría que todo el mal causado no regresara, pues era puro y con esto, se terminó la búsqueda.

Sango y Miroku finalmente se unieron, dando como resultado de su amor unas niñas gemelas preciosas, a las que querían con locura y se demostraba cada día de sus vidas.

Mi misión en esa época había terminado, y aún así, no podía regresar.

No tenía nada que hacer, al menos no de forma directa pues Kykio estaba viva de nuevo. Si, al pedir el deseo pensamos todos que ella moriría, pero en cambio el mal que la perla causó hizo que su cuerpo volviera a vivir con un corazón latiendo en su interior.

Y que ella estuviera viva, significaba que podía ejercer el trabajo de protección que había llevado a cabo en la aldea antes de su muerte.

La mirada de Inuyasha en ese momento me confirmó lo que ya sabía: que volvería con ella. Pero en cambio no dolió sino que simplemente lo acepté. Y aún así, podía notar la mirada de Kykio, retadora, pues ella pensaba que aún estaba enamorada de él.

Cuan estúpidos nos volvemos los humanos cuando nos enamoramos, que queremos proteger a nuestra pareja sin pensar en nada más.

Por ello me fui, era lo mejor sin duda. Tomé mis ropas, un arco y flechas, y me alejé de la aldea que antaño me recibió no sin reservas al principio por mi parecido con Kykio, pero que luego me aceptó como una más.

Y una noche, sin mirar atrás… simplemente me fui. Durante unos segundos casi pude haber jurado que la mirada de Inuyasha me seguía pero no se acercó. Yo había hecho mi promesa de estar siempre, pero simplemente no había lugar para mí ahí, y si el pozo no me permitía regresar era que mi misión en el Sengoku no había llegado a su final.

Continuará...