En ese momento aquél príncipe Sayayjin se dirigía a su pequeño planeta.

A él no le gustaba convivir con los demás discípulos de Lord Freezer y por lo tanto a él le había concebido un pequeño capricho, un pequeño planeta con no más de veinte metros de longitud,aunque con grandes comodidades claro;Contando con una pequeña construcción habitable para un príncipe sayayjin.

-Ya volví- sonrió el pequeño, era muy orgulloso y sobre todo testaduro.

El planeta sólo se encontraba habitado sólo por él, y muy de ves en cuando un repartidor asistía al planeta suministrando alimentos, pero hoy era la ocasión.

Saludo a aquella única y especial rosa que poseía el pequeño planeta, encontrada en una cápsula de cristal para poder conservarse mejor. Si algo ofuscaba al pequeño príncipe es que mirarán su preciada rosa.

Muchas plagas y malezas crecían en torno a ella.

No sabía como eliminar la maleza, pero la mejor idea que se le ocurrió fue buscar a un cordero o dibujarlo con una extraña técnica que había aprendido , en un intento de salvar su vida un mago le enseñó la técnica pero él término por extinguirse al igual que su raza, a manos del pequeño guerrero.

-Sólo he venido a tomar un baño, después me retirare- Tal vez en su ser no había tanto mal, esa rosa había visto aquel lado tierno que él poseía.

-Iré a la tierra- musito, había oído de ese planeta hace no mucho, era una pequeña e insignificante piedrita, pero con gran diversidad, claro está.

Seguramente encantaría a un cordero o incluso un dibujo para aquella técnica especial.

-Príncipe Vegeta, ya hemos aterrizado en la tierra-Se escuchó aquella vos mecánica.

-De acuerdo- El príncipe había despertado de su largo trayecto.

La cápsula en la qué viajaba se abría lentamente dejando al príncipe cegado por un momento.

Se encontraba en un desierto,lo único qué sobresalía del paisaje eran aquellas enormes dunas de arena.

-Maldición- bufo molestó el pequeño-Debí traer el rastreador

Tomó el control y dejó la cápsula, caminando en dirección desconocida.

A unos cuantos metros de distancia se detuvo, después de todo éste planeta no estaba del todo desierto.

-¿Eso es todo el dinero Yamcha?

-Claro,no hay muchas personas que pasen por aquí- suspiro pesadamente-Además, después de todo soy el mejor bandido.

-Alto sabandijas-Anunció el pequeño.

-Oh miren, un niñito- sonrió triunfante el mayor

-Yamcha, no creó que debas hacerlo enojar- Musito su ayudante, Puar.

-Vamos yo lo tengo controlado- contestó de la misma forma-¿Qué te trae por aquí?-sonrió- Acaso no sabes que quién pase por aquí deberá pagarnos una pequeña comisión.

-Oh vamos, solo eres una sabandija.

-¿A quien le dijiste sabandija?- Reto el mayor.

-A ti- el pequeño sonrió ladino- Solo vengo a buscar un cordero.

-Oh, así que el pequeño niño busca a su corderito.

La paciencia del pequeño príncipe había desaparecido por completo, desatando inconscientemente una ráfaga de ki.

- Ahora escuchame bien, dibujame un cordero maldito insecto.

-De..de acuerdo-Tembló el mayor-Pu..puar.

-Si..- Puar cambio su forma,ahora era un lindo y tierno cordero.

El bandido comenzó buscado un cuaderno, finalmente dibujo a su amigo transformado en cordero.

-Bien- sonrió ladino el pequeño príncipe- Por ahora vivirán- Tomó bruscamente la hoja con aquél trazó.

Atemorizados era poco, los bandidos casi morían del miedo.

El pequeño príncipe llamó a su nave para dirigirse a su planeta.

-Listo,he vuelto,conseguí el dibujo- Saludo a la rosa- Pronto eliminaremos las malezas- sonrió, realmente eran pocas las veces en que mostraba una sonrisa sincera.