Un corto, hijo del ocio.
Noctámbulos
Salió de su habitación y se dirigió a la antigua cocina de la casa por un bocadillo nocturno. A pesar de que tenían todo un casino para la familia, prefería aquel lugar, donde le había prácticamente propuesto matrimonio a su esposa.
Llegó al pie de la escalera que llevaba a la planta baja, cuando la vio. Estaba en pijama y parecía escribir algo en un papel, arrodillada frente a la mesa ratona de una de las salas.
Se acercó a ella, despacio, sin hacer ni un ruido y le dijo, mientras se cruzaba de brazos.
-¿Qué haces levantada a esta hora, chiquilla?
Mai dio un brinco y escondió tras ella un papel.
-Señor Vegeta ¡casi me mata del susto! – exclamó, totalmente contrariada.
"Casi" pensó Vegeta, e inmediatamente le dijo, con algo de brusquedad
-Te hice una pregunta, niña.
La pequeña respondió como un resorte
-Nada, señor. Es que no podía dormir...
- ¿No podías dormir? … Hmn ¿Qué es lo que ocultas? – preguntó levantando una ceja.
-Este… - titubeó ella.
No era que realmente le importara, pero la curiosidad fue más lo que Vegeta extendió una mano hacia la pequeña y le ordenó.
-Dámelo.
La pequeña se lo quedó mirando y se sonrojó.
-N-No puedo. Es confidencial.
El saiyajin sonrió imperceptiblemente, ante la respuesta de la chiquilla. Recordó que él tenía muchos métodos para hacer hablar a una sabandija.
Sin embargo, optó por el truco que utilizaba su mujer, cuando quería convencer a Trunks de hacer sus deberes. Así que se acuclilló quedando al nivel de la niña.
- ¿Confidencial? – preguntó, con una voz suave, que a Mai más que confortarla le dio pánico.
Ella asintió con su cabeza, mientras cerraba sus ojos muy asustada.
Vegeta se puso de pie, al comprender que ella no soltaría palabra. Dio media vuelta y retomó su camino a la cocina. Pero se detuvo un momento para decirle, sin voltear a verla.
-Trunks, el mayor, y tu "yo" del futuro, volverán mañana a su lugar… Y aunque no me incumbe, te diré que es mejor que no le des ese papel… No frente al menor.
La niña abrió muy grandes sus ojos, sonrojándose aún más y sin decir nada, salió disparada hacia el cuarto que compartía con Pilaf y Shu.
Vegeta se sonrió y siguió su camino. Sin embargo, al llegar a la cocina pensó
"Las mujeres de la Tierra están todas locas…"
FIN.
