Disclaimer: La serie de HBO: Juego de Tronos no me pertenece, ni tampoco lo hace la novela "Canción de hielo y fuego" del escritor estadounidense George R. R. Martin.
When two worlds collide
Capítulo 1:
Un Dragón de Hielo
Cuando Ned arribo a la Torre y encontró a Lyanna, no pudo evitar abrir ligeramente la boca, ya sea por la sorpresa o la angustia que sentía. Su hermana yacía tendida sobre una cama, la sangre acumulándose a su alrededor como torrentes junto a pétalos de rosas de invierno. Junto a ella se encontraban un par de mujeres con la cabeza baja y con recipientes para asistir a la Doncella Lobo en su agonía.
Eddard se tambaleo hasta la cama, cayendo de rodillas junto a ella mientras apoyaba su espada en la madera. Sujeto con fuerza la pálida y temblorosa mano de su hermana entre las suyas, con cuidado de no lastimarla aún más de lo que ya estaba. Podía ver el cansancio y la sombra de la muerte arrastrándose en sus ojos.
Apretó los labios al negarse a creer en lo que acabaría la vida de su hermana, despues de haber iniciado una guerra para recuperarla de los brazos del Príncipe Targaryen.
Ned sujetó la mano de Lyanna entre las suyas necesitando saber que ella estaba ahí con él despues de tanto tiempo, negándose a creer que la perdería despues de tanta sangre y horrores. La habitación tenía un velo de penumbra sobre ella, como si algo mortal y mágico estuviese viendo la escena y la agonía de su hermana, quien lucía extremadamente sudorosa y sangrante. El olor a sangre y rosas inundaba sus fosas nasales como un recordatorio de lo que sucedía.
—Lyanna… —Eddard susurró, su voz sonaba como un gemido debido a las lágrimas que amenazaban por escapar de sus ojos al ver a su querida y única hermana en su lecho de muerte. Ella sonreía a pesar de todos, murmurando cuan feliz estaba de verlo despues de tanto.
—Te extrañe, hermano.
—Yo tambien—No supo que más responder mientras le acariciaba la cabeza con suavidad.
—Quiero ser valiente—Lyanna sollozó con lágrimas en los ojos.
—Lo eres—Ned replicó inmediatamente, conociendo muy bien de lo que la Doncella Lobo era capaz. Era una Stark y siempre sería una Stark.
—No lo soy—Él observó su mano en el abdomen de su hermana, completamente cubierta de sangre—. No quiero morir.
—No vas a morir—Eddard apretó la mandíbula, respirando lo mejor que podía para evitar comenzar a llorar sobre Lyanna—. Tráiganle agua—exclamó hacia las mujeres mientras su hermana jadeaba para mantenerse consciente—. ¿Hay un maestre?
—Solo escúchame—La Doncella Lobo jaló de su cuello para susurrarle algo al oído, algo que causo que se le helara la sangre—. Tú lo conoces, Ned. Lo matara. Pero no a ella. Prométemelo.
Él volteó hacia una de las mujeres con lentitud, y esta depositó en sus brazos temblorosos a una niña, a una pequeña niña con unos cuantos cabellos de color plateado sobre la cabeza. Ella olía a sal y humo, algo que rápidamente se extendió por la habitación como fuego salvaje. Cuando esta abrió sus diminutos ojos grises, como los de su hermana, hubo un ruido ensordecedor a las afueras, y él observó con la boca abierta como un cometa rojo pasaba por la ventana, como si fuese un presagio o una señal. Ned posó la vista en el bebé en sus brazos, quien habia extendido su manito en un intento de atrapar la estrella roja que parecía cernirse sobre ella.
—Hermione, es la mayor—Lyanna murmuró con la voz apagada, un nombre nuevo y fresco para la Casa de la sangre del dragón—. Le permitirá vivir, al menos a ella. Debes protegerlos. Prométemelo.
Habia sucedido lo mismo con su madre, Lyarra, cuando esta habia dado a luz a Benjen; morir por un sangrado incontrolable y altas temperaturas. La fiebre comenzaba a arrebatarle las últimas fuerzas que le quedaban y su voz era tan débil como un soplo de aire sepulcral, pero le estrechaba la mano con una fuerza casi imposible en su condición.
—Prométemelo, Ned—Lyanna susurró otra vez, con más fuerza en esta oportunidad. La cabeza de Eddard giró con brusquedad al ver como la pequeña niña en sus brazos alcanzaba un par de dedos tan pequeños como los de ella, entrelazándolos como si jamás deseara soltarlos.
La Doncella Lobo sostenía en su mano libre la corona de rosas que Rhaegar Targaryen le habia dado, nombrándola con ella su Reina del Amor y la Belleza aun sobre su propia esposa; el día en que todas las sonrisas murieron.
Cuando Ned le dio su palabra el miedo escapó de los ojos de su hermana.
Lyanna Stark habia muerto entre sangre y rosas de invierno, con una hija que olía a sal y humo bajo una estrella sangrante.
Hermione sonrió con picardía mientras observaba a Robb y Jon practicar el combate con espadas de madera en uno de los patios de Invernalia. La niña estaba sentada sobre un banco de madera balanceando sus pies con diversión, observando los pies de sus primos, ya que Jon habia nacido con un talento y equilibrio natural para la esgrima, sin embargo Robb de vez en cuando se tropezaba con sus propios pies debido a la falta de práctica. La niña se rio sin vergüenza cuando su primo mayor habia caído al piso, golpeándose con fuerza el trasero.
— ¡Te lo dije! Por eso Jon es mi gemelo por elección—Hermione exclamo levantando los brazos con burla, mientras apuntaba con el dedo a Theon Greyjoy, quien al igual que ella los observaba luchar. Habian hecho una apuesta en la mañana, el niño Greyjoy habia alegado que Robb era muchísimo mejor que Jon en el uso de una espada, y ella sabía que él lo resentía por ser un hijo de puta, sin embargo ella jamás lo repudiaría por tal hecho, él no tenía la culpa de ello y lo amaba tanto como a todos sus primos, ademas de sostener firmemente que aunque amara a Robb, Jon era mejor en la esgrima.
— ¿No deberías estar cosiendo o algo por el estilo? —Theon pregunto con irritación, mientras apoyaba la espalda contra una viga de madera, y la niña borro la sonrisa de suficiencia en sus labios. Ella se puso de pie con rapidez, tomando largos pasos hacia el niño estremeciendo a Robb y Jon, quienes sabían mejor que el hijo del hierro que ella enojada no era para nada bueno.
— ¿Qué tienen que ver las chicas con la costura? —Hermione exclamo con rudeza, frunciendo el ceño mientras pisoteaba el piso con fuerza, con la mano apoyada en su cadera. Su cabello blanco con una sombra rubia yacía salvaje en su cabeza llena de rizos espesos, sus primos y Theon siempre burlándose de ella al compararlo con el nido de un pájaro.
—Es simple, los hombres son mejores peleando y las mujeres deben estar cosiendo o tocando algún instrumento—Theon respondió rápidamente, como si fuese la mayor verdad de todo el mundo. En realidad, ella habia escapado de sus deberes con septos Mordane, quien actualmente adiestraba a Sansa en las actividades que una mujer debía dominar únicamente; como la costura. Ella misma no era nada mala en ella, es mas según el septos tenía una precisión exquisita, ademas de gran elegancia y talento, sin embargo aquella no era su actividad favorita, creía que era vana y siempre le habian gustado más las armas que las agujas.
—No te he visto practicar con espadas—Hermione replico audazmente, dándole una mirada despectiva— ¿no dijiste hace un año que el tiro con arco era solo para chicas débiles?—le recordó con suficiencia, moviendo sus cejas por lo que habia dicho poco despues de haber sido traído a Invernalia despues de la rebelión de su padre y las Islas de Hierro, arrancado de su hogar para recordarle a Balon Greyjoy lo que le sucedería a su heredero de olvidar nuevamente quien era el Rey de los Siete Reinos y comenzar otra rebelión contra la corona.
—Aun soy mejor que tu—Theon replico con suficiencia, sin embargo un ligero sonrojo de vergüenza apareció en sus mejillas al recordar lo que habia dicho antes de interesarse en el tiro con arco con tanta pasión.
—Pruébalo, idiota—Hermione lo reto, perdiendo por completo su educación para volverse grosera y osada como una loba salvaje, como lo habia sido su madre anterior a su muerte, la cual era considerada la mujer más hermosa de los Siete Reinos, una mujer por la cual se habia comenzado una guerra y derrocado una dinastía del Trono de Hierro.
—No golpeo niñas—Theon se excusó apretando los dientes por el insulto, tensando su espalda por las palabras de la chica de apariencia extraña. Él debía admitir que ella se veía completamente masculina, sin nada realmente atractivo que admirar, incluso sabía que llevaba pantalones de hombre puestos bajo la falda del vestido que llevaba, el cual tenía un fácil mecanismo de extracción de tela. Aquella era una de las grandes oportunidades y opciones al saber coser, por lo cual ella agradecía su habilidad en el tema. Theon frunció lo labios por la altanería de la niña de cabello salvaje.
—Yo tampoco entonces—La niña alzo su nariz de forma desafiante, antes de que él aceptara el reto por el impulso. Robb se rio en voz baja al igual que Jon, reprimiendo una carcajada salvaje cuando ambos habian adoptado posición de pelea llamando la atención de varios mozos de cuadra. Hermione retrocedió un paso cuando él habia avanzado con rapidez hacia ella, y levanto el pie dejandolo caer con fuerza sobre el de Theon haciéndolo gemir de dolor antes de golpearlo con el codo en la nariz y lanzarlo al piso fuera de combate en pocos segundos.
— ¡Yo gano! —La niña exclamo con felicidad alzando los brazos, mientras el chico Greyjoy se sentaba acomodando la nariz rota de nuevo en su lugar, limpiando la sangre caliente de su piel y resistiendo la humillación de que una niña lo derrotara tan fácilmente, aún más cuando todos los sirvientes y mozos de cuadra alrededor, junto con Robb y Jon reían a carcajadas.
— ¡Vete a tocar tu arpa! —Theon exclamo con las mejillas teñidas de vergüenza. Su padre estaría completamente decepcionado de él si lo viera en tal situación, humillado por una niña sin atractivo. Hermione sonrió ligeramente ante la mención de su arpa, tocarla era una de sus actividades favoritas en el mundo, ademas sentía una conexión extraña con ella, sumado a su talento natural para tocarla. Cuando habia cumplido siete desde su nombramiento, su tío Ned le habia regalado una hermosa arpa plateada, aunque ella habia tenido la impresión de que al Guardian del Norte le disgustaba ligeramente que aprendiera a tocarla tan magníficamente.
— ¿Qué sucede aquí? —Eddard Stark pregunto arribando al patio despues de oír las risas salvajes, teniendo el presentimiento de que su sobrina tenía algo que ver. Con el pasar del tiempo, Hermione se volvía más parecida a su madre, con una personalidad salvaje, artera, y astuta, sin embargo, para su tristeza y asombro tambien se parecía a Rhaegar Targaryen en su amor por la música, ya que las historias decían que el Príncipe de los Siete Reinos amaba muchísimo más tocar el arpa que blandir una espada, cautivando a todas las damas del Reino por la belleza de sus composiciones.
—Solo estas celoso porque tocarla requiere ser hábil de manos—Hermione apretó los labios, con las manos en las caderas altaneramente. Ned, entonces entendió que le habia dado un puñetazo en la cara a Theon, lo cual causo que recordara como Lyanna se comportaba con Benjen cuando eran niños—y tú tienes la misma coordinación que un oso ciego—se burló, antes de reír y salir corriendo con rapidez al mismo tiempo que Theon salía persiguiéndola.
—Cada día se parece más a ti, Lyanna—El Guardian del Norte le susurro a la brisa con melancolía, negando con la cabeza ligeramente. Podía recordar todas las veces que su hermana jugaba con Benjen, ademas del rostro de su padre al ver a su única hija utilizando los pantalones que le habia robado a su hermano menor. Hermione tenía un parecido extraordinario con su madre, incluso robaba de vez en cuando los pantalones de Robb odiando usar vestido, sumado a su cabello salvaje. En la niñez de Lyanna su cabello habia sido espeso, salvaje e indomable, sin embargo al llegar a los trece este se habia compuesto en rizos perfectos, de la clase de cabello que muchas mujeres matarían por tener, al igual que su apariencia, Lyanna habia sufrido por ella durante su infancia al tener un parecido mayor con un niño, pero cuando habia crecido se habia convertido en la mujer más hermosa que habia visto, y estaba segura de que sucedería lo mismo con su hija.
Hermione se balanceo sobre sus pies con travesura, moviendo sus cejas de manera insinuante, tomando posición junto a Jon. Robb y Theon, estaban sentados sobre uno de los cercos de madera con los brazos cruzados sobre el pecho observando atentamente. La niña, para disgusto de su tía Cat, estaba comportándose como un chico nuevamente, jugando con ellos en lugar de adiestrarse en los oficios de una dama adecuada como Sansa. Catelyn insistía en que ella debía comportarse como una dama para su futuro esposo, sin embargo su tío Ned siempre reía al verla luchando o comportándose como un chico, alegando que en sus venas corría la sangre de los Stark de Invernalia, y que ella era salvaje como el lobo huargo, tan fiera como lo habia sido su madre, aunque más artera y astuta como un Targaryen.
—Bien… —Robb murmuro con una sonrisa de diversión, mientras el joven Greyjoy rodaba los ojos y negaba con la cabeza por la mirada de burla que le habia dado la niña de cabello blanco— ¡ahora! —exclamo bajando el brazo para que su medio hermano y prima comenzaran con su carrera para ver quién era el más rápido. Jon dio un paso inclinándose hacia adelante para salir corriendo, sin embargo Hermione le dio un empujón duro lanzándolo al suelo, cayendo sobre su trasero con fuerza.
— ¡Tonto! —La joven exclamo alzando los brazos con una risa, mientras corría histéricamente cruzando el portón de las puertas de Invernalia, mientras escuchaba como todos trabajaban. Sus botas salpicaban el lodo sobre el dobladillo de su vestido abierto en la parte delantera, para dejar ver que usaba pantalones, ella siempre reía secretamente al ver la expresión en el rostro de septos Mordane al verla usar ropa de hombre en lugar de actuar como una dama adecuada, muchísimo mas siendo la hija de sus padres.
Hermione siempre habia sabido su procedencia, su tío Ned jamás le habia ocultado nada acerca de sus padres, pero cuando debía decirle alguna verdad él intentaba suavizarla por su tierna edad. Ella sabía lo que se decía acerca de Aerys Targaryen, apodado el Rey Loco en los Siete Reinos, y como habia asesinado a su abuelo Rickard y obligando a su tío Brandon a verlo morir quemado mientras se estrangulaba a si mismo por intentar salvarlo, la locura del Rey anterior era bien sabida, ademas de su afición por el fuego. Aunque todos se empeñaran en olvidarlo o en ignorarlo, Hermione no era una Stark sino una Targaryen de nacimiento, hija del Príncipe de Rocadragón; Rhaegar Targaryen, y por ello la legitima heredera al Trono de Hierro. A pesar de haber vivido en Invernalia toda su vida, podía ver en los ojos de algunas personas el miedo y el pánico de que ella resultara como el Rey Loco, sabiendo muy bien el dicho de Jaehaerys II Targaryen acerca de su familia.
—Eso es trampa—Jon dijo cruzando los brazos cuando la habia alcanzado, ella tan solo le enseño la lengua con burla, balanceándose sobre sus pies con diversión, sus ojos plateados brillando con picardía.
—Bueno… —Hermione murmuro pensativamente—hay que estar en alerta por una, cuando seas mayor no estés lloriqueando como una chica porque te vieron la cara—declaro alzando la nariz, dándole una mirada que claramente decía que debía dejar de ser tan inocente ya que el mundo más allá de Invernalia estaba lleno de intrigas y conspiraciones. Habia leído la historia de las Casas nobles de los Siete Reinos junto al Maestre Luwin, quien la instruía en la historia y tambien en la curación a pedido de ella misma, deseaba saber cómo ayudar a alguien si se encontraba herido y no quedarse estática presenciando como moría.
Hermione habia aprendido que los Stark eran los más nobles y honrados, previniendo para el futuro dejándose ver en el lema de su Casa: "se acerca el invierno". Los Tyrell por otro lado aparentaban ser débiles y neutrales, sin embargo tenía la impresión de que habia muchísimo más detrás de ellos, y aunque su emblema era una rosa de oro hermosa, las rosas tenían espinas. Los Targaryen habia reinado por casi tres siglos despues de que Aegon el Conquistador tomara los Siete Reinos con la ayuda de sus esposas hermanas; Rhaenys y Visenya, pero sobre todo con sus tres dragones: Vhagar, Meraxes y Balerion. Habian sido una casa poderosa y temida antes de caer en cenizas despues de que Rhaegar Targaryen tomara a Lyanna Stark, la prometida de Robert Baratheon causando la Guerra del Usurpador. Los Lannister por otro lado, según su tío Ned, eran desleales y sanguinarios, preocupándose solamente por el oro y la influencia política, lo cual la hizo recordar que Tywin Lannister habia mandado a matar a Elia Martell y a sus hijos como prueba de fidelidad hacia el nuevo rey, el Señor de Invernalia decía que el emblema de los Lannister debía ser una serpiente venenosa en lugar de un león.
—Tú eres la que parece un chico—Theon se acercó a ellos, aun molesto por lo que habia sucedido hace unos días—incluso con ese cabello horrible, se ve como un arbusto y un nido de pájaros—se burló, mientras ella se acercaba a él dolida. Su apariencia física siempre habia sido un tema delicado para ella, habia perdido a su madre incluso antes de tenerla verdaderamente y deseaba parecerse a ella en lo más posible, todo el mundo decía que la belleza de Lyanna Stark era extraordinaria, incluso aún más bella que Cersei Lannister. Su madre habia sido tan bella que fue lanzada a un triángulo amoroso entre Robert Baratheon y Rhaegar Targaryen desencadenando una guerra y la caída de la Casa Targaryen, ella deseaba ser algún día tan hermosa interiormente como su madre. Hermione apretó los labios, antes de que su puño conectara directamente con la nariz del joven Greyjoy rompiéndola, otra vez.
— ¡Idiota presumido! —La niña exclamo con furia, dando fuertes pasos hacia el Bosque de Dioses de Invernalia, hermoso, lleno de vida y tranquilidad.
Hermione parpadeo rápidamente, intentando no llorar y ser tan emocional como una niña que lloraba por cualquier motivo banal, sin embargo no pudo evitar pensar en sus padres como siempre lo hacía. Habia vivido toda su vida sin padres, su padre muerto a manos de Robert Baratheon en el Tridente y su madre muerta al darla a luz a ella, jamás habia sentido realmente como podría sentirse que su madre la abrazara brindándole una clase de amor que solo una madre podría dar, sin embargo cada vez que abrazaba a su tío Ned podía sentir el afecto de un padre, aunque nunca sería lo mismo. No podía extrañar lo que nunca tuvo, como sus padres, pero desearía poder hacerlo, tenerlos a su lado. Aunque todo el mundo dijera que Rhaegar habia embrujado o amenazado a Lyanna para que aceptara casarse con él y que le diese otro hijo, ella sabía que ambos se habian enamorado.
La niña respiro el aroma a humedad del Bosque de Dioses, y admiro su belleza nuevamente. Todo estaba lleno de vida y luz, el color verde predominaba sobre todo de manera hermosa y en el centro se hallaba el Árbol del Corazón con sus hermosas hojas rojizas reluciendo, en su tronco la imagen del rostro tallado por los Niños del Bosque hace milenios, donde los Dioses Antiguos eran venerados y no la Fe de los Siete. Hermione se encogió al ver a su tío Ned afilando su espada bajo el árbol, la niña se sentó en el suelo frente a la pequeña laguna.
—Le rompí la nariz a Theon de un puñetazo—Ella dijo en voz baja, jugueteando nerviosamente con los dedos sobre su regazo. La joven suspiro con irritación al recordar la sonrisa del joven Greyjoy, la cual siempre queria borrar a golpes, habia llegado a quererlo despues de todo el tiempo que habia pasado en Invernalia, sin embargo de vez en cuando deseaba golpearlo por su fastidiosa actitud. Ned alzo la vista desde su espada antes de reír ligeramente, estaba seguro de que aunque pasara el tiempo su sobrina seguiría teniendo la misma personalidad, tan solo esperaba que no terminase como su hermana, atrapada entre el amor de dos hombres poderosos, él no lo permitiría.
— ¿Por qué estas triste? —Eddard pregunto al verla agitar el agua con la punta de sus dedos con una expresión melancólica en su rostro. Él evitaba pensarlo muy seguido, su sobrina podía ser una joven versión de Lyanna pero en algunas cosas era idéntica a Rhaegar Targaryen; como él era bastante hábil para pelear, interesándose demasiado en el área a pesar de ser una mujer, ademas leía obsesivamente como los rumores decían del Príncipe de Rocadragón en su juventud, y como su padre amaba tocar el arpa, componiendo melodías tan hermosas que lograban hacer llorar a algunas mujeres.
— ¿Cómo era? —Hermione pregunto alzando la mirada, y volteo a ver a su tío con sus relucientes, pero melancólicos ojos plateados característicos de la Casa Stark. Eddard estaba un poco sorprendido al verla por primera vez, ella podía tener el cabello de los Targaryen pero los ojos se habian apegados a la sangre del norte, ignorando los ojos purpuras de los sangre de dragón—mi madre—pidió suevamente con timidez, estrechando su mano con la otra.
—Como tú—Ned respondió en voz baja, sorprendiendo a la joven—era tan traviesa y salvaje como el lobo huargo en su niñez—añadió, mientras ella permanecía atenta acerca de la historia de su madre—siempre estaba jugando y fastidiando a Benjen y volviendo loco a nuestro padre—rio ligeramente al recordar como su hermana lanzaba a su hermano pequeño al piso para hacer trampa en las carreras, ademas de la expresión de su padre al verla practicando con espadas—robaba los pantalones de tu tío porque odiaba usar vestido y que la viesen como a una chica débil—añadió con diversión, y la niña se ruborizo ligeramente al recordar que ella misma robaba los pantalones de Robb de vez en cuando, sin embargo ahora estaba aprendiendo a hacer los suyos propios—de niña tuvo una gran aprensión por su apariencia, todos la veían como un chico, especialmente por el cabello salvaje e indomable—le dio una mirada al cabello de su sobrina, idéntico al de su madre a esa edad—creció para convertirse en la mujer más hermosa de todas, y estoy seguro de que sucederá lo mismo contigo—termino con una pequeña sonrisa de aliento, ya que sabía que su sobrina tambien tenía una actitud sensible a su apariencia como Lya en su niñez.
— ¿Soy como ella? —Hermione pregunto sorprendida, tartamudeando en el proceso. Jamás habia creído que se pareciera tanto a Lyanna Stark, siempre habia deseado ser como su madre, pero no queria terminar como ella; muerta debido al amor de dos grandes hombres.
Hermione suspiro suavemente mientras su mano acariciaba el tronco del Árbol del Corazón, con el rostro tallado en él. Sus dedos acariciaron suavemente la madera, mientras una sensación de hormigueo la estremecía por completo por alguna extraña razón, cuando era más joven se habia sentido un poco incomoda al entrar en el Bosque de Dioses, sin embargo con el pasar del tiempo se habia recordado a si misma que por sus venas tambien corría la sangre de los antiguos Reyes del Norte, teniendo tanto derecho como cualquier norteño a rezar en él. Su tío Ned se habia marchado hace un par de horas, pero ella habia insistido en quedarse y ahora el cielo ya se habia oscurecido, y tendría que apresurarse para llegar a la cena.
—Mamá, papá… —La joven susurro en voz baja, cerrando los ojos—espero que estén bien y que por fin puedan estar juntos—continuo suavemente, su mano acariciando el tronco la punta de los dedos—tío Ned es maravilloso conmigo, y amo a mis primos—sonrió ligeramente, sus labios esbozando una pequeña sonrisa de travesura—él dice que me parezco a ti, mamá, y en verdad desearía hacerlo—añadió concentrándose en el árbol—papá… no te culpo por la guerra y sé que la amaste, por eso se casaron, jamás creería que la violaste—aseguro en voz baja, abriendo los ojos mientras una pequeña lagrima caía por el rabillo de su ojo, cayendo directamente sobre el tronco del Árbol del Corazón—los amo—dijo limpiándose los ojos, una sensación de pánico la invadió extrañamente, pero la aparto sin darle importancia.
Hermione camino rápidamente saliendo del Bosque de Dioses hacia los comedores de Invernalia debido a la tardanza, ya era muy tarde y la noche habia cubierto el cielo con su oscuro manto. Sin embargo, una sensación fría y siniestra la atravesó como si fuese una daga a través de su cuerpo. La niña observo por el rabillo del ojo como el viento soplaba meciendo la madera, causando un ruido de tamborileo, ademas de los ladridos de los perros a la distancia. Una corriente de aire helado lanzo su cabello hacia un lado, acariciando sus mejillas como una caricia macabra, el sonido del aire siendo cortado resonando en sus oídos. De pronto, unas manos grandes cubrieron lanzándola hacia atrás, tomando ahuecando su cabeza impidiéndole gritar para pedir ayuda, la sensación de pánico se apodero de ella, mientras dirigía su mirada hacia atrás, viendo por el rabillo del ojo a un hombre desconocido con una daga en su mano.
—Los últimos dragones—El sujeto murmuro sonriendo sádicamente, ella se paralizo de terror al inferir lo que deseaba hacerle—los quieren muertos niña, asi toda la línea de locos morirá—añadió, y entones alzo su daga. Hermione le mordió la mano con todas sus fuerzas, el sabor metálico de la sangre invadió su lengua mientras el asesino gritaba de dolor. Ella apretó los labios, para luego darle una patada encolerizada entre las piernas, logrando que cayera al piso sujetando la sensible área masculina, la niña, a pesar de todo, esbozó una sonrisa de burla y suficiencia mientras sus pies retrocedían para correr y ponerse a salvo. Sin embargo, las manos del hombre se envolvieron alrededor de sus tobillos lanzándola al piso con dureza, y entonces abrió la boca para gritar con todas sus fuerzas mientras el asesino se situaba sobre ella alzando la daga en el aire, apuntándola directamente hacia su corazón. Hermione apretó los dientes decidida a no rendirse, si debía morir algún día lo haría luchando como un lobo huargo salvaje y no permitiría que su vida acabara de esta manera, entonces recordó a su padre muerto a manos de Robert Baratheon por un golpe de su martillo de guerra, ella apretó sus puños para golpearlo con todas su fuerzas en la nariz, rompiéndola. La niña le dio una patada en el pecho, lanzándolo hacia atrás para poder escabullirse de sus brazos—. ¡Perra Targaryen! —el hombre exclamo con furia, mientras ella corría rápidamente, ella abrió la boca con pánico al chocar con la pared de piedra, enfrentándose a un callejón sin salida. Hermione volteo lentamente, y observo como el hombre se acercaba a ella, acechándola como un depredador—un pequeño monstruo—murmuro antes de correr hacia ella. La grito en voz baja, moviendo una mano desde su espalda para resguardar su cabeza y cuerpo mientras volteaba. Una extraña sensación fría se hizo presente en sus manos, mientras un ligero resplandor iluminaba ligeramente el patio para que viese lo que sucedería. Ella se acurruco en el piso, con los brazos envueltos alrededor de su cuerpo esperando que la muerte viniese a reclamarla mientras pedía perdón a sus padres.
Sin embargo, jamás llego. Hermione alzo la vista lentamente al oír los gemidos y quejidos lastimosos, y abrió la boca al ver que el asesino estaba atrapado entre gruesas estacas de hielo, con el cuerpo colgando entre ellas, dos gruesas estacas clavadas en su estómago y pecho. Ella abrió los ojos al ver que pequeños copos de hielo con una hermosa forma caían de sus propias manos, con una corriente de aire gélido a su alrededor, y alzo la vista para ver que la sangre del hombre se resbalaba por el bloque de hielo filoso, tiñéndolo de carmesí. En ese momento, oyó el sonido de las personas acercándose debido al ruido de las armaduras de metal y las voces a los lejos, tan solo para sorprenderse con la escena. Hermione apretó sus labios con pánico al ver a su tío Ned de pie alli, observando de manera confusa la situación.
La joven sollozo, incrédula por lo que habia pasado y en cómo se habia salvado de morir. Se puso de pie lentamente rodeando el cuerpo agonizante, y se acercó a las caballerizas hechas de madera con opresión, buscando alejarse de todos para no volver a lastimar a alguien.
— ¿Hermione? —Eddard pregunto confundido, frunciendo el ceño acerca del hecho de que habia un hombre muerto con una daga en mano, con estacas de hielo solido clavadas en el cuerpo, mismo hielo que se extendió por el piso salvajemente formando una pared filosa.
—Yo… — La niña murmuro sin la capacidad de formar palabras, retrocediendo con miedo acerca de lo que habia pasado. Su cuerpo choco con las vigas de madera de la cabelleriza, y sus manos tocaron accidentalmente el material, en ese momento una corriente de aire gélido soplo mientras un ligero destello azulino iluminaba un poco alrededor, una capa de escarcha se abrió camino cubriendo la caballeriza al entrar en contacto con sus manos desnudas. Hermione grito con miedo al sentirlo, volteando para ver el hielo extenderse alrededor, mientras sentía el cansancio arrastrarse sobre ella, sus ojos pesaron repentinamente y la joven toco su nariz, sintiendo la sangre escapar de ella con pánico, antes de caer al suelo sin energía.
Hermione permaneció sentada en el borde de su cama con el cuerpo tenso, mientras observaba sus manos fijamente. Ella recordó perfectamente como le habia quitado la vida a un hombre, y aunque este fuese un asesino ella misma se habia convertido en uno a tan corta edad. La joven respiro profundamente con la espalda rígida debido al recuerdo de su despertar despues de desmayarse posteriormente al incidente en el patio; con las ayudantes y sirvientes del Maestre Luwin susurrando acerca de su extraña capacidad llamándola una bruja. La boca de la niña tan solo habia tenido aliento para explicar que el hombre era un asesino enviado a asesinarla debido a ser una Targaryen, para luego evitar la mirada de todos, ya que la observaban con miedo y una incertidumbre abrumadora.
Hermione observo por el rabillo del ojo como practicamente todos los objetos en su habitación presentaban una fina capa de hielo, y como una de las paredes tenia símbolos invernales y hermosos copos de nieve grabados en ella. La joven se habia abstenido de tocar a nada ni a nadie, por lo tanto no habia salido de su habitación desde que habian intentado asesinarla. Ella podía oír perfectamente las conversaciones tras su puerta; con las criadas llamándola rara, bruja y un monstruo Targaryen dormido que ahora habia despertado para continuar lo que habia comenzado Aerys, el Rey Loco. Ella no era como Aerys, y se habia prometido nunca ser como un desquiciado y sediento de poder Targaryen, según el orden de sucesión para el Trono de Hierro; ella era la legitima heredera al morir su padre y sus medios hermanos, sin embargo jamás habia codiciado ese inmundo trono manchado con sangre.
No queria salir y lastimar a alguien más con su poder, temía que no pudiese controlarlo y volver a asesinar a otra persona, jamás se lo perdonaría ni nunca lo olvidaría. Hermione temía tocar algo, ya que cada vez que un objeto entraba en contacto con sus manos desnudas, este se congelaba. No comprendía porque ella debía haber sido maldita con tal clase de horror, pero intentaría ser fuerte pensando que sería lo que esperarían sus padres de ella. Habia permanecido en la misma posición por horas, pero no le importaba, tan solo el hecho de que ahora poseía magia mortal.
La joven oyó la puerta abrirse, sin embargo la ignoro y continuó en su misma posición sin mover un musculo. Ella pudo oír los fuertes pasos de su tío Ned, y distinguir el aroma de su tía Catelyn, quien permanecía atenta en el umbral de la puerta. Eddard observo a su sobrina mortalmente quieta, con su mirada usualmente alegre carente de brillo y valentía, mientras permanecía observando sus manos en shock. Él pudo sentir contra su piel que la habitación estaba gélida, ademas de ver que estaba bañada en hielo y escarcha, con pequeños copos de nieve bailando en el aire dando un ligero resplandor a la habitación. Ned le dio una mirada a su esposa por el rabillo del ojo antes de acercarse a la niña lentamente hasta arrodillarse frente a ella, sin embargo esta no pareció si quera reaccionar por su voz.
—Hermione… —Ned dijo lentamente, arrastrando las palabras con un tono suave y autoritario a la misma vez. Sus hijos deseaban saber porque Hermione no habia salido de su habitación en tantos días cuando usualmente disfrutaba de fastidiar a Theon, jugarle bromas a Jon o pelear con Robb, ellos habian escuchado el rumor de que su prima habia asesinado a alguien con un tipo de brujería y no dejaban de preguntar incansablemente si era cierto, hasta que su paciencia cedió y emprendió una búsqueda de conocimiento para encontrar la fuente del problema con la joven de cabello blanco, hasta que alguien le habia dado la opinión más razonable—mírame—demando, realizando un ademan de tomar las pequeñas manos de la niña entre las suyas, y entonces ella despertó de su sueño.
— ¡No! —Hermione exclamo con fuerza, retrayendo sus manos por instinto, no podía arriesgarse y tocarlo porque todas las cosas con las cuales entraba en contacto terminaban congeladas—no me toques, voy a lastimarte—añadió en voz baja, escondiendo la cabeza para evitar la mirada de su tío. Ned la observo con tristeza, preguntándose por qué su sobrina habia manifestado ser una bruja con el poder de dominar el hielo y el invierno, él sabía que todo lo que ella habia tocado despues del incidente terminaba congelado y habia intentado buscar una solución para el problema.
—Mira… —Eddard pronuncio lentamente, extrayendo desde el bolsillo de su capa los guantes que habia mandado a hacer para ella. La joven Targaryen alzo la vista con un poco de curiosidad tomando la precaución de no tocarlo, ella analizo con sorpresa los guantes de color azul celeste pequeños, hechos especialmente para sus manos con sencillos pero elegantes tallados—asi no pasara nada—le aseguro, entonces ella extendió una de sus manos para él y permitió que lentamente colocara en su mano uno de los guantes. Hermione sintió su aliento atrapado en la garganta con la esperanza de que funcionara, ella sonrió enormemente cuando habia tocado suavemente la punta de su mesa de noche sin que el hielo se extendiera por ella—. Iremos con alguien que sepa ayudarte, esta noche—él declaro firmemente, mientras su sobrina lo observaba con curiosidad y esperanza. La joven Targaryen apretó los labios con sus ojos vidriosos por las emociones antes de comenzar a llorar en silencio—. No llores… —Ned susurro de la misma manera en la que lo habia hecho cuando la habia sostenido en sus brazos por primera vez, atrayéndola hacia si para un abrazo—estoy aquí—murmuro mientras ella envolvía suavemente sus brazos alrededor de su cuello.
Hermione apretó los labios con miedo al estar fuera de su habitación por primera vez desde el incidente con el asesino. Era de noche y la luna se alzaba gloriosa sobre el firmamento, brillando más que todos los astros para afianzar su posición como la Reina de la Noche. La joven Targaryen permaneció en silencio en el patio de Invernalia esperando que los mozos de cuadra llegaran con el caballo de su tío Ned, ya que esta vez él la llevaria en un viaje sin los guardias Stark para acompañarlos y protegerlos. Él queria que esto se mantuviera con el mayor secreto posible, por lo tanto habia arreglado que partieran en la noche cuando todos dormían tranquilamente.
— ¿Adónde iremos? —Hermione pregunto con curiosidad, inclinando la cabeza hacia un lado mientras jugueteaba con sus guantes nuevos que mantenían encerrados a la magia de hielo. Ned observo a su sobrina por el rabillo del ojo sujetando las riendas de su caballo, mientras su esposa los observaba a ambos desde uno de los pisos superiores de Invernalia.
—A ver a una bruja—El Guardian del Norte respondió gravemente, mientras la niña daba un respingo sorprendida—Maggy la Rana de Lannisport, según los rumores se encuentra actualmente en un viaje por el Norte—continuo, acercándose a la joven para alzarla por las caderas y colocarla sobre el lomo de su semental—iremos con ella—añadió mientras montaba su corcel, acomodándose con ella sobre el lomo del animal, tomando las riendas entre sus manos antes de comenzar a cabalgar en la penumbra de la noche, dándole una mirada a Catelyn para luego perderse de la vista por completo.
La joven Targaryen permanecía en silencio mientras el caballo trotaba por los parajes del Norte en dirección a la bruja de la cual su tío le habia hablado para que esta les diese una respuesta de como deshacerse de la magia helada que ahora poseía. Durante su encierro habia tenido bastante tiempo para pensar en lo que habia sucedido, y habia formulado bastantes teorías para explicar la magia. La más importante tenía como responsable a la sangre de dragón corriendo por sus venas, recordando que era una Targaryen en lugar de una Stark. Según las leyendas los Targaryen eran la única Casa sobreviviente del Antiguo Feudo Franco de Valyria despues de que la Maldicion la azotara y la convirtiera en un páramo de nieblas donde ningún marino se atrevía a navegar. Valyria habia sido una vasta ciudad construida con la ayuda de dragones, como ninguna otra pasada o futura, especializándose en las artes mágicas y la metalurgia especializada. La joven creía que debido a la sangre de dragón en su cuerpo, un poco de la magia de la Antigua Valyria habia despertado en su interior como un recordatoria de quien era.
Habia escuchado los comentarios de las criadas y mozos de cuadra por su ventana y a través de la puerta de su habitación en silencio. Todos la llamaban un monstruo y una bruja, temiendo por su vida al acercarse a ella creyendo que su moneda habia decidido inclinarse a la cara de la locura como Aerys. Sin embargo, ella no los odiaba, los entendía; era normal temerle a lo desconocido y era inevitable.
— ¿Estás seguro que es por aquí? —Hermione pregunto observando el oscuro bosque al cual se adentraban, y aunque fuese de noche los arboles le daban una sensación escalofriante—este bosque es horrible—murmuro en voz baja, mientras un búho gritaba posado en la rama de un árbol con fuerza. La joven tan solo frunció el ceño al bosque, retándolo como si este estuviese tratando de intimidarla de alguna manera.
—Si—Eddard declaro potentemente, ralentizando el ritmo de su corcel para prestar más atención en el entorno y no perder su camino.
—Vieja Tata estará feliz… —Hermione murmuro apretando la punta de sus dedos, ganándose una mirada de curiosidad por parte de su tío—ya tiene otra historia de terror para aterrorizar a Robb y Jon—añadió negando con la cabeza ligeramente, respirando con profundidad el aire húmedo—esta vez Maestre Luwin no podrá decir que son solo invenciones—espeto amargamente, como si su vida se hubiese vuelto una de las historias de la nana de Invernalia, siendo su favorita la de los Dragones de Hielo, una clase de dragón aún más legendario que los dragones de fuego de Valyria.
—Estarás bien—Eddard le aseguro, recordando la promesa que le habia hecho a su amada hermana en su lecho de muerte; proteger a su hija como si esta fuese suya. Él habia llegado a amar a su sobrina tanto como a Lyanna, aún más que la pequeña Sansa para su vergüenza, pero no podía evitar amarla aún más cuando el espiritu de su hermana se manifestaba tanto en ella que a veces llegaba a creer que su sobrina era Lyanna renacida.
—Hay una luz adelante—Hermione respondió lanzando su mirada frente al camino, observando una antorcha brillar levemente entre los árboles, dejando ver una tienda en medio del bosque. La joven le dio una mirada a su tío por el rabillo del ojo, preguntándole con la mirada si debían bajar en tal inhóspito, mas su silenciosa pregunta fue contestada cuando él habia bajado de un salto, bajándola con cuidado. Eddard estrecho la mano de su sobrina con fuerza antes de entrar a la tienda rustica, hecha de tela y paja para reforzarla. Habian diversos y extraños objetos desperdigados alrededor, de los cuales se alejó cuidadosamente con cautela al ser la tienda de una bruja, y detrás de una mesa se hallaba una mujer con la boca abierta roncando profundamente. Hermione parpadeo lentamente antes de volverse a mirar a su tío Ned con ascetismo, indagando con la mirada si se trataba de una broma.
Eddard se aclaró la garganta profundamente en un intento de despertarla educadamente, sin embargo la bruja de Lannisport no se movió ni siquiera un centímetro de su lugar. La joven frunció el ceño despues de unos minutos, tomando una pequeña roca desde la mesa inadvertidamente, ella la analizo entre sus dedos cubiertos un segundo antes de lanzarla a la cabeza de la mujer con la fuerza suficiente para solo despertarla y no lastimarla. Ned abrió los ojos al ver lo que la niña habia hecho, sin embargo esta apretó los labios en su dirección sin arrepentirse, ya que no estaba dispuesta a esperar hasta que la mujer decidiera despertar por la mañana. La bruja despertó con un sobresalto, observando a todos lados frenéticamente, antes de tensarse al verlos en su tienda para observarlos apreciativamente.
— ¿Qué hacen aquí? —Maggy pregunto con una voz profunda, mientras la niña fruncía el ceño por la expresión de la mujer, preguntándose si estaba ebria de alguna manera—deberían irse si saben lo que es bueno—advirtió severamente, enderezándose en su silla para observarlos de mejor manera—váyanse—repitió apretando los labios ligeramente. La joven Targaryen volteo a ver a su tío expectantemente
—Soy Lord Eddard Stark, Señor de Invernalia y Guardian del Norte—Ned exclamo con voz profunda y solemne, negándose a irse hasta que alguien le diera aunque fuese una mínima explicación de lo sucedido con su sobrina—. Necesito que nos diga como… —continuo, irguiendo su postura para demostrar su estatus, causando que a mujer inclinara la cabeza hacia un lado con un ligero interés en ayudarlos debido al título de su tío.
—Todos quieren conocer su futuro—Maggy lo interrumpió con gravedad, recargando un codo sobre la mesa infiriendo que deseaban conocer su futuro—hasta que conocen su futuro—les advirtió con un brillo oscuro en sus ojos, causando que la joven frunciera el ceño. Ella no queria conocer su destino, el futuro era algo incierto que debía vivirse a cada segundo, conocer una parte de su destino tan solo causaba la paranoia de querer evitar o cumplirlo con ansias, tan solo causando desolación.
—No es el futuro lo que deseamos saber—Eddard negó con la cabeza, estrechando la mano de su sobrina mientras tomaba unos pasos hacia adelante con cautela. La bruja alzo una ceja confundida, todos quienes llegaban a visitarla llegaban con la intención de conocer su futuro, tan solo decepcionándose por el conocimiento que se les daba—necesito su ayuda para ella—enuncio, empujando un poco a su sobrina hacia la bruja, quien reparo en ella alzando una ceja, entrecerrando sus ojos hacia el Guardian del Norte preguntándose el tipo de ayuda que deseaban en una niña pequeña.
—Su sangre—La bruja dijo finalmente, observando a la joven mientras tomada un cuchillo entre sus manos. Hermione abrió la boca sintiendo tensarse el agarre de su tío sobre ella con miedo de que terminara con su sangre regada, sin embargo la niña le dio una mirada de valentía antes de liberarse y acercarse a la bruja mientras extendía su mano—la necesito, déjame probarla—añadió, mientras tomaba su mano derecha con rudeza, quitando el guante que llevaba puesto por el dobladillo de la tela con rapidez para depositarlo sobre la mesa. En el momento en que su mano se halló libre una corriente de aire gélido entro por la puerta, estremeciendo la tienda con un silbido causando que la bruja la observara con curiosidad. Maggy negó con la cabeza, sujetando la mano de la niña mientras alzaba el cuchillo para hacer un corte en la punta de su dedo, sin embargo retrajo sus manos rápidamente cuando una corriente de fría las atravesó, cubriendo sus palmas con una fina capa de escarcha. La bruja observo a la joven Targaryen con toda su atención, sacudiendo sus palmas para quitar el hielo de ellas—ahora tienen toda mi atención—enuncio acomodándose un poco más en la silla, depositando en la manos de la joven la daga para que ella misma hiciera el trabajo.
Hermione recibió con su mano enguantada el cuchillo, acercándolo lentamente a la punta de su dedo índice, realizando un corte lo suficientemente profundo para que la sangre necesaria emanara libremente de su herida. La joven abrió los labios ligeramente cuando el cuchillo habia comenzado a congelarse rápidamente, cubriéndolo con una capa de escarcha filosa. Maggy sujeto su antebrazo teniendo cuidado para no volver a congelarse, mientras abria la boca y establecía la mano de la niña sobre ella para que la sangre goteara en su boca para evitar el contacto con la mano desnuda de la niña. La bruja cerro los ojos un segundo, saboreando lentamente la sangre en su boca antes de tensarse por completo y abrir los ojos con sorpresa.
—La sangre del dragón—Maggy enuncio sin aliento por la joven frente a ella, portadora del hielo y la tormenta—. Hermione… —enunció su nombre, recargándose en la silla, mientras la joven le daba una mirada a su tío ya que nunca le habian dicho su nombre—de la Casa de Targaryen, Creadora de Tormentas—continuo, mientras la joven fruncía el ceño por el título de la bruja para ella, el cual jamás habia escuchado— ¿vinieron aquí para saber cómo eliminar la magia, no? —pregunto finalmente, observando a la joven Targaryen fijamente.
—Si—Hermione dijo con ansias, apretando su dedo para evitar que siguiera sangrando, mientras su tío se acercaba a ella y colocaba una mano sobre su hombro para brincarle confort.
—No es algo a lo que puedas renunciar, niña—La bruja dijo mientras sonreía con diversión, antes de reír causando que ella frunciera el ceño por la poca seriedad que demostraba—está en tu naturaleza—añadió recargándose sobre un codo, acercándose a ella como si fuese a confesarle algo—el tiempo se arrastrara sobre ti, pero eso solo lo acrecentara aún más—enuncio, causando que ella le diese una mirada de pánico a su tío—el frio es parte de ti como lo es el fuego—sus labios tiraron en una sonrisa secreta, mientras ella recordaba por alguna razón la Canción de Hielo y Fuego—ahora eres una bruja—declaro finalmente.
— ¡No soy una bruja! —Hermione exclamo ofendida, apretando sus puños con furia por la situación, negándose a creer que toda su vida hubiera dado un giro tan trascendental en tan solo un segundo, sin ni siquiera saber cómo habia sucedido. Una corriente de viento helado volvió a entrar por la puerta de la tienda, mientras pequeños copos de hielo lo seguían de manera extraña para ser verano, el silbido del viento podía escuchar en el exterior, mientras un trueno resonaba con furia a la distancia, dando señales de que comenzaría a llover o nevar.
—Niégalo todo lo que quieras, pero no cambiara la realidad—La bruja dijo con diversión, lanzando su cabello hacia atrás por el futuro que le esperaba al pequeño dragón Targaryen—el viento ruge, y hay tormenta en tu interior, una tempestad que de ti salió—anunció, realizando un gesto con sus manos mientras el viento silbaba y el cielo rugía con intensidad, tan solo logrando que ella comenzara a sentir aún más pánico.
— ¿Cómo? —Hermione pregunto sin aliento, calmando su rabia causando que el sonido de los truenos mermara y el rugido del aire cesara. La joven observo sus manos con aprensión y timidez, negándose a creer que ella hubiese causado una tempestad, pero la bruja la habia llamado una "Creadora de Tormentas".
—Mírame—La bruja de Lannisport demando, causando que la niña alzara la vista lentamente para verla—no puedes rehuirlo, porque nadie puede escapar de sí mismo—aconsejo sabiamente, ya que las culpas y acciones que alguien cometía en la vida llegaban a perseguirlo como una sombra perpetua, atada a su conciencia la cual jamás llegaba a desaparecer—tu alma está congelada y tus emociones controlaran tu magia—añadió con expresión impasible, mientras la joven Targaryen abria la boca con sorpresa e incredulidad, ademas de pánico por la declaración de que su alma estaba helada—. Existe una enorme belleza en lo que haces—continuo, y la niña vio ante sus ojos una versión mayor de ella misma, hecha de luz pura moviendo sus manos alrededor de ella mientras la magia helada emanaba de ellas jovialmente—pero el miedo se convertirá en tu perdición—entonces, la imagen cambió, la luz se tornó de color rojo la cual se abalanzo sobre ella para consumirla, mientras ella alzaba las manos sobre su cabeza para intentar protegerse con miedo. Hermione respiro profundamente, parpadeando varias veces por la extraña visión que habia tenido.
— ¿A qué se refiere? —La joven bruja de hielo pregunto de manera vacilante, su voz temblando por lo que habia visto, con las hermosas luces que solo brillaban en el norte.
—Eres fuego y hielo—Maggy declaró con voz firme como si fuese obvio, mientras ella daba un respingo al recordar la Canción de Hielo y Fuego, la cual hablaba acerca del invierno eterno—la magia en tu interior permaneció dormida hasta que tu vida estuvo en riesgo, y para salvarte de la muerte tu alma congelada se manifestó—explico de forma casual, recargándose sobre la mesa—por viento y tierra florecerá, en fragmentos la romperá—continuo, mientras la niña de cabellera blanca pudo ver frente a sus ojos a ella misma, ya mayor, cayendo de rodillas al piso sujetando sus manos mientras las corrientes de aire frio de aglomeraban a su alrededor, extendiéndose por todas partes llevando el invierno con ellas.
— ¿Yo…? —Hermione tartamudeo, sin saber que decir. Su cerebro parecía estar a punto de estallar por la sobrecarga de información acerca de la magia en su interior.
—Cada persona elige su destino tomando las decisiones que lo llevan a enfrentarse a las repercusiones—La bruja la interrumpió rápidamente—elige bien las tuyas, niña—le espeto rudamente, ella podía presentir en lo que se convertiría esa niña de aspecto masculino, y casi tenía ganas de reír por la vida que viviría—. Vas a destruirla—añadió recargándose en su silla nuevamente, observándola con un brillo de malicia a través de sus pestañas oscuras. Hermione alzo la mirada, y frunció el ceño confundida, dándole una mirada a su tío quien permanecía escuchando todo atentamente—a la mujer que más vas a odiar en tu vida, porque eres más joven y serás muchísimo más bella—sonrió de lado, recordando la joven rubia altanera que la habia visitado en los bosques de Lannisport para saber su destino, el cual sería destruido cuando llegara una Reina más joven y más bella—tus hijos… el dragón tiene tres cabezas, y con un poderoso rugido—añadió, causando que ella abriera la boca con sorpresa, jamás habia creído que un hombre pudiese fijarse en ella en el futuro debido a su aspecto, pareciendo más un chico. Maggy rio siniestramente imaginando lo que sucedería cuando las dos reinas se enfrentaran, y estaba segura de que el dragón de hielo terminaría destruyendo a la leona de oro, arrebatándole todo lo que amara y apreciaba—una Reina de Hielo y Fuego.
¡Espero sus comentarios!
Hace un tiempo tenía planeado publicar esta historia, tan solo que a veces tengo los enormes deseos de escribirla o no se me ocurre nada y decido continuar con Más allá de la muerte, mi historia más popular. Tenía la idea desde hace tiempo, y ahora comencé a escribirla frenéticamente, asi me sucede siempre con las historias; tengo la idea y no estoy tranquila hasta publicarla.
Me enamore de la Canción de hielo y fuego a pesar de lo crudo de la trama con todas esas muertes, violaciones y ultrajes, ademas personalmente me obsesione un poco con los Targaryen y la sangre de dragón.
REESCRITO
