Capítulo 1

Me volteo y acomodo en la cama de todas las maneras posibles, no he podido dormir en los últimos días, Rilus no ha vuelto a casa, tal vez está muerto. Eso sería lo mejor, si él muriera el distrito de haría cargo de nosotras, nos mandaría a un orfanato y si tenemos suerte a un hogar sustituto.

En el distrito dos hay muchas parejas que no pueden tener hijos y que harían cualquier cosa por uno. Por supuesto, Cassidy sería la primera en ser adoptada, todos quieren a una niña dulce y cariñosa como ella. Dudo que alguien quiera llamar 'hija' a una ladrona de siete años.

Una vuelta más y quedo viendo hacia la ventana, desde aquí se puede ver la luna y algunas estrellas. Estoy segura que mamá nos está viendo. Sería mejor si nos pudiera ayudar, pero no creo que pueda hacer mucho estando muerta.

De alguna manera me quedo dormida, no puedo decir que tuve el mejor de los sueños, las pesadillas volvieron.

Esta vez es diferente, el dolor es más real. Puedo sentir las agujas haciéndose camino por mis brazos, mis piernas, mi cuerpo. El frío del metal mandando escalofríos a mi espalda, sólo haciendo todo más doloroso.

Oscuridad, fría oscuridad es todo lo que siento después, todo acaba dejándome más vacía que nunca.

Abro los ojos pesadamente, dejando que mi vista se adapte completamente, me ruedo buscando quitar ese sentimiento de flojera. No lo logro, hay algo duro que me lo impide.

—"Qué ray-". Volteo sólo para ver el cuerpo de la pequeña Cassidy profundamente dormida. Es impresionante la paz que tiene cuando duerme, es lo más parecido a un ángel que he visto.

Desearía que se quedara así, que no se preocupara por nada, que fuera feliz. Pero este no es un mundo feliz, es un mundo cruel al que no le importa que los niños sufran y se conviertan en asesinos sólo para traer 'gloria y honor' a un distrito que no ha hecho mas que echarlos a perder dejándolos a su suerte.

—"Cassidy, despierta"- comencé a sacudirla lo más fuerte que pude, esa niña duerme como un oso.

—"Escuela en 15, ¡ve a bañarte!"- la pequeña niña con ojos idénticos a los míos se levanta obviamente enfadada y gruñe dirigiéndose al baño. Sabe muy bien que si no obedece le espera un castigo, no puedo dejar que ella crea que todo es color de rosa cuando no lo es. No desde que mamá murió.

—"Les dije que no las quería ver cuando regresara" — Rilus está aquí, cerré la puerta con seguro y me prepare para empezar otra pelea con mi 'adorado padre'.

—"Sería mucho más fácil de cumplir, si llegaras todos los días a la casa ¿sabes?" — Podía oír sus pasos acercarse, el inconfundible sonido de sus botas de trabajo golpeando el frágil piso de madera, el tintineo de las botellas vacías de licor y su pesada respiración.

Cassidy había acabado de vestirse y estaba echa un ovillo en una de las esquinas de la habitación. La última pelea no había acabado nada bien, tengo una cicatriz que me lo recordará por el resto de mi vida. Si no hubiera insultado a mi madre todo hubiera sido diferente.

Rilus comenzó a tocar la puerta frenéticamente, esperando una respuesta. Mi hermana puso sus manos en las rodillas colocó su cabeza ahí, tratando de ahuyentar los pensamientos, de no concentrarse en el problema.

—"Abre la maldita puerta, Clove! Sé que estás ahí" — su voz sonaba rasposa, se parecía más a un gruñido por todo el alcohol que había bebido.

—"No sabía que ahora eres adivino, Rilus" — dije con sarcasmo, y un pequeño toque de burla en mi voz.

—"¡No seas estúpida y ábrela!" — su furia aumentaba con cada segundo que pasaba, sabía que no duraría mucho antes de explotar.

—"Si quieres entrar, ábrela tú mismo" — me alejé de la puerta lo más que pude, Cassidy ahogó un grito. Me acerqué a ella y la abracé, el afecto nunca ha sido lo mío, pero es lo único que la calma.

—"Escúchame bien Cassidy, quiero que te escondas debajo de la cama y no salgas hasta que te diga ¿ok?" — Le susurré al oído claramente, y a modo de orden.

—"Pero… ¿y tú? Si te hace algo… no me quiero quedar sola" — su voz comenzaba a quebrarse, y algunos sollozos escapaban de su garganta.

—"Yo estaré bien, sé lo que hago. Ahora ve y escóndete" — la ayudé a levantarse y a esconderse y luego fui por mi cuchillo, no era nada fuera de lo ordinario, sólo un cuchillo de cocina lo suficientemente afilado como causar heridas que distraigan a Rilus lo suficiente para escapar.

Justo cuando lo sacaba de la trampilla del cajón la puerta se abrió de golpe, revelando a una figura claramente ebria. Rilus estalló las botellas a los lados de mi habitación causando que vidrios volaran y me cortaran la cara. No me hicieron mucho daño, aun así sentía unas cuantas gotas de sangre bajando por mi rostro.

—"Estúpida mocosa, ¿Por qué no me obedeces? ¡Soy tu maldito padre!" — claro, si llamas padre a alguien que nunca esta en casa, que jamás te presta atención y que te deja a responsabilidad de mantener a tu hermana pequeña…

—"Y vaya padre que eres…" — crucé los brazos sobre el pecho, guardando mi cuchillo en la parte trasera de mis pantalones.

—"No vuelvas a insultarme" — me tomó de las muñecas y me mandó volando hacia mi cama.

—"Es lo que te mereces, desde que murió mi madre no has hecho nada más que embriagarte" — mi intención no era que escuchara, pero lo hizo, y esa fue la gota que derramó el vaso.

Se acercó a mí, con sus manos hechas puños, listo para hacerme daño. Me recargué en mis antebrazos, simulando rendirme lo que lo desoriento un poco, lo suficiente para sacar mi arma.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando vi su cara de sorprendido, Rilus empezó a retroceder cuando gire el cuchillo en mis manos. No puedo decir que lo sepa manejar, pero he practicado lo suficiente como para hacerle daño a alguien de su tamaño.

—"¿Asustado Rilus?" —a cada paso que daba el retrocedía uno.

—"Clo… ¡deja eso Clove!" — en esos momentos se tropezó con uno de los vidrios y cayó al suelo cortándose las manos con más vidrios rotos.

—"¿Que se siente, eh Rilus? ¿Qué se siente estar en el otro lado, indefenso, asustado?" — trataba de examinar sus heridas, pero no conseguía ni arreglar su vista en una mano.

A pesar de todo lo que nos ha hecho algo me detenía, no podía matarlo, después de todo es mi padre y estoy segura que Cassidy está viendo no quiero quitarle su inocencia, no dejaré que eso pase si puedo evitarlo.

—"Te quedaste sin habla… qué sorpresa. Tal vez deba ayudarte un poco" — me acerqué a él y enterré mi cuchillo en su pierna izquierda.

El grito de dolor que escapó de sus labios fue gratificante, por un momento contemple cómo sufría, queriendo hacerle más daño. Quería que sintiera todo lo que mi hermana y yo hemos sufrido, pero eso no era mi objetivo, no hoy.

—"Cassidy ¡corre!" — no dejé de apuntar el cuchillo hacia Rilus, mientras me cercioraba de que mi hermana bajara sin complicaciones.

Veía a Rilus de reojo cuando la ayudaba a salir por la ventana, siempre ha tenido fobia a las alturas.

Cometí el error de dejarlo solo, un par de segundos, lo suficiente para de alguna manera lograra pararse y derribarme, cuchillo en mano.

Tenía sus dos manos en mis hombros haciendo imposible moverme, sus ojos pasaron al pedazo de acero afilado en mi mano.

—"¿Acaso no sabes que los niños no deben jugar con cuchillos?" — se río estúpidamente.

Luché por liberarme pero era imposible, Rilus es el doble de grande, y es mucho más fuerte por su trabajo en las canteras.

—"¿Ahora a quién le cortaron la lengua?" —

En un momento de descontrol levanté mi pierna pegándole en la entrepierna, obligándolo a balancearse y caerse al suelo. Tomé el cuchillo que me había arrebatado y salté por la ventana.

Cuando aterricé de la caída del segundo piso esperaba a ver a Cassidy detrás del árbol en el que solíamos jugar, pero no estaba.

Comencé a gritar su nombre y nadie contestó, tal vez esta pesadilla si pueda empeorar.

Nota: Esta historia fue escrita hace mucho tiempo, puede que sea algo infantil y no se relacione con los capítulos más recientes. Aún así, espero y los disfruten.