Bonita

Acto uno

El nuevo vecino.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

Septiembre, 2011.

-¡Alto ahí, ladrón!-

Kenshin se dio vuelta lentamente hacia donde provenía la voz. Un muchacho de aspecto desaliñado le apuntaba con una varilla, quizá el mango de una escoba.

-Ya te vas a enterar que esta noche acaban tus fechorías.-

El muchacho no intentó atacar a Kenshin, pero si se sacó un silbato del pantalón. Lo iba a tocar cuando Kenshin lo detuvo.

-¡Espera! No soy un ladrón.

-¿Ah, no?

El chico puso una graciosa cara que Kenshin registró en alguna parte de su mente.

-No. Mira, tengo la llave de esta casa, y ese auto que ves ahí es mío. Acabo de hacer un largo viaje para llegar hasta aquí.-

-Entonces dígame el nombre de los dueños de esta casa y quien le dio la llave.-

-Kamishimoemón Sagara, su esposa Noriko, sus hijos Teruo y Sanosuke. Sanosuke es mi amigo y me dijo… bueno, el hecho es que me ha prestado la casa por una temporada.-

Kenshin se quedó mirando al muchacho y este finalmente bajó la varilla.

-Ya veo. Señor…?-

-Himura. Kenshin Himura.

-Señor Himura, seremos vecinos, pues vivo en la casa contigua a la suya. Tenga cuidado, pues anda un ladrón en el vecindario. Los vecinos nos hemos organizado para atraparlo.-

-Lo tendré en cuenta.-

Un silbato se escuchó a lo lejos y de manera intermitente. El chico dejó a Kenshin y salió corriendo.

-Se ve muy joven como para enfrentarse a un ladrón. Lo mejor será ver en qué puedo apoyar.- se dijo Kenshin, y lo siguió.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

Megumi encontró al ladrón en su patio y rápidamente dio aviso. Dos vecinos entraron a su casa y en eso llegó Kaoru.

-Quédate afuera. Avísanos si lo ves. Nosotros inspeccionaremos el patio de la señorita Takani.

Kaoru empuñó su mango de madera de escoba y se quedó delante de la casa, en la calle. El ladrón apareció ante sus ojos y Kaoru sintió sus piernas paralizarse. Se obligó a moverse.

-¡Deténgase!-

El ladrón se le acercó y Kaoru le dio con el palo en la cabeza. El tipo quedó aturdido apenas unos segundos y le mandó un puñetazo en el rostro. Kaoru cayó al suelo y se incorporó para abalanzarse sobre el sujeto, pero sus fuerzas no eran equivalentes y terminó de un empujón en el suelo.

Sintió dolor en el brazo, pero no le importó. Ese ladrón se había llevado días atrás algo muy importante de su casa. Kaoru se levantó y en eso apareció el señor Himura que de dos puñetazos mandó al ladrón al suelo.

Los vecinos y la señorita Takani salieron para reducir al hombre y de ese modo entregarlo a la policía.

-¿Estás bien?-

Kaoru miró a Kenshin.

-Creo que sí. Me corté el brazo al caer, pero estaré bien.-

-Kaoru, gracias por detenerlo.- dijo Megumi, la bella vecina.- Gracias a ti ese sujeto estará tras las rejas.-

Megumi miró de reojo a Kenshin y le gustó lo que vio.

-¿Usted es nuevo aquí?-

-Si. Algo así.-

-Me alegro.- dijo la mujer antes de meterse a su casa con una sensual caminata que Kenshin ignoró al preocuparse de Kaoru y su brazo.

-Vamos a mi auto, muchacho. Ahí tengo un botiquín y puedo ayudarte con la cortada.-

-Yo puedo hacerlo a solas en mi casa.- repuso.

Comenzaron a caminar hacia sus hogares.

-Asi que te llamas Kaoru.

-Kamiya Kaoru.-

A Kenshin le gustaba escuchar la voz de Kaoru. Hablaba en un tono bajo muy bonito, casi como si le estuviera contando secretos. Era un muchacho extraño.

-¿Seguro que no quieres que te ayude?-

-No, para nada. Estaré bien.- dijo el chico.-Gracias de todos modos.-

Kaoru se metió a su casa y Kenshin a la suya.

Al acostarse, pensó en sus aventuras del día y recordó a la vecina Megumi.

-Ella es precisamente el tipo de persona que que debo evitar. Qué bueno que es Kaoru quien vive al lado de mi casa y no esa mujer.-

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

Kenshin había dormido pésimo y su rostro lo evidenciaba. Marcadas ojeras sombreaban la piel bajo sus ojos, y sus párpados se notaban hinchados. Parecía un fantasma por culpa de su piel pálida, y el cabello rojo le daba un aspecto más irreal. Para rematar, el color de sus ojos era aún más poco común: Violeta.

Suspiró con fastidio en su camino hacia la cocina. Por suerte era sábado y podría intentar dormir otro rato. Pensaba en eso mientras sacaba un poco de leche de una caja cuando empezó el golpeteo.

Al principio no le dio importancia, pero a los dos minutos sentía que se volvería loco. A los cinco, decidido y de mal humor, salió a enfrentar a quien sea que le estuviera haciendo el desayuno imposible.

Descubrió, en la casa del lado, al muchacho jugando con un martillo y unos clavos en el frontis. Estaba haciendo algo con madera, al parecer.

-Oye, chico, ¿podrías parar un rato?

Kaoru dejó sus labores y miró hacia la calle. Por sobre la rejita, un sujeto de aspecto extraño le estaba hablando. Sonriendo, reconoció a su nuevo vecino y se acercó hacia él, porque no le había entendido.

-¿Me hablaba, señor Himura? Buenos días.-

Kenshin con sorpresa vio ante él una muchacha que al parecer, le había sacado la ropa a su padre para vestirse ese día. Camisa leñadora a cuadros, pantalones holgados y una gorra de béisbol. Contra lo que uno podría pensar al ver su aspecto, la muchacha no era amanerada, ni usaba un todo duro para hablar. Era simplemente una chica en ropa de caballero. ¿Acaso ella era Kaoru?

Habria jurado la noche anterior que… bueno, venía cansado y estaba oscuro. Con esa ropa cualquiera se confundiría. Ya no la quería regañar por el martillo, porque no le gustaba amedrentar chicas, a pesar de que esa raza lo tenía sufriendo una decepción del porte de la torre de Tokio.

-Te… digo, buenos días, er… el brazo…?

-Lo he limpiado y vendado. Estoy bien, gracias.

Kenshin pasó saliva, incómodo. Decididamente era una chica.

-Te decía que… hem… si pudieras parar con el martillo.-

-Oh, ya veo. Lamento si lo he molestado. Pero he terminado con el martillo, señor, precisamente en este momento. Sólo que ahora sigo con el taladro.-

Kaoru se quedó mirando a su vecino. Era muy llamativo con ese pelo y esos ojos. El vecino resopló.

-¿Y no puedes hacer eso más tarde?

-No. Más tarde llega mi padre y he de atenderlo.

La chiquilla tenía algo de refrescante, tal vez por el hecho de no parecer una, al menos en ese momento. Kenshin se relajó, olvidando que quería irse a dormir.

-¿Y qué haces?

-Un cerco para las flores del jardín. Mi perro tiende a escarbar allí.-

¿Un perro? Genial. Esos animales ladraban cuando uno más quería paz. A Kenshin no le hizo gracia.

-Tardaré unos treinta minutos en instalar el cerco, y no estoy segura de que no vuelva a usar el martillo. Pero si le puedo prometer que después de eso yo no haré más ruido.

-Hagamos una cosa.- dijo Kenshin repentinamente animado.- Yo te ayudo a instalar esa cosa que hiciste y luego me voy a dormir. Entre dos terminaremos más rápido.

La chica pareció dudar por unos momentos. Realmente estaba sopesando la oferta. Kenshin adivinó un brillo de desconfianza en sus ojos, pero ella finalmente aceptó tras suspirar y abrir la puerta

-Venga. ¿Realmente viene a quedarse?.-

-Estoy de vacaciones por un mes. Me siento… cansado.- dijo Kenshin siguiéndola. Notó sus hombros estrechos y que al parecer, había una melena encerrada bajo la gorra.

-Mis vacaciones de verano terminaron hace unos días. Veamos... usted tómelo de allá.- indicó Kaoru, tomando ella un extremo del cerco. Entonces Kenshin pudo ver que el trabajo de madera era simplemente… muy lindo.

-¿Realmente hiciste esto tú sola?.-

-Me gusta hacer cosas.- dijo ella mientras ubicaba el cerco en posición. Kenshin pudo admirar un jardín lleno de plantas y flores. Había un lugar donde había tierra suelta.

-Apuesto que ahí escarbó tu perro.

-Si. Sacó un rosal completo. Espero que al menos esto la detenga.-

-¿Es hembra? ¿Dónde está?-

-En el veterinario. La he llevado a esterilizar. Se llama "Negura" (Negra) y me la devuelven esta tarde.

-¿"Negura"? Qué nombre tan raro.

-Es español. Significa negrita.-

-Ya veo.-

Un gato apareció en escena, y se fue a restregar contra Kenshin.

-¿Este animal también es tuyo?-

-Es gata. Se llama Kirara.

-Creo que había un personaje de animé con ese nombre.

-Así es. Ahora, ayúdeme a mover un poco hacia atrás.

Kenshin siguió las indicaciones de Kaoru, escuchando a la vez el ronroneo de la gata.

-¿Vives aquí hace mucho tiempo?-

-De toda la vida, señor Himura… -

-Te ves muy joven. Debes vivir con tus padres.-

-Sólo con mi padre. Mi madre falleció para el gran terremoto de marzo.-

-Realmente lo siento mucho.-

-Yo también.- dijo Kaoru empezando a manejar el martillo para fijar el cerco a unas estacas que tenía enterradas.- La extraño muchísimo, pero he comprendido que el tiempo no vuelve atrás. Mi madre fue muy buena y estoy agradecida de haber nacido de ella. Soy afortunada.-

Kaoru no hablaba con autocompasión y Kenshin adivinó que tampoco quería palabras de consuelo. Necesitaba retribuir su actitud contándole algo personal.

-Ya lo creo que lo eres. Yo tuve a mis padres conmigo hasta los ocho años. Fallecieron en un accidente. Supongo que con respecto a los padres, uno nunca deja de amarlos. Aún ahora, a mis veintiocho, daría lo que fuera por un abrazo de ellos.

Kaoru miró de reojo a Kenshin. No la miraba al hablar, y mantenía la vista baja. Era un hombre agradable. Ella sentía que le hablaba con el corazón y eso se agradecía.

-Establecimos que yo he vivido aquí. ¿Y usted?-

-Vivo en la capital, en un departamento, pero… he debido tomarme un descanso y un amigo me ofreció esta casa. La venden sus padres y mientras aparece un comprador… el asunto es que he manejado todo el día de ayer.-

-Pero la capital está muy lejos… -

-Quería tener tranquilidad, aunque no sabía que a las muchachas de por aquí les gustaba martillear temprano.

Kaoru se puso las manos en la cintura. Se veía graciosa con el martillo en su actitud de mamá que regaña al hijo.

-Señor Himura, son las once de la mañana. A mí me parece bastante tarde, y una hora bien decente para meter ruido en sábado.

Kaoru dio el martillazo final y como prometió, usó un taladro para hacer un par de perforaciones. Luego fijó la cerca y concluyó el trabajo. Kenshin ni se dio cuenta de cómo lo hizo.

-Listo, puede usted ir a dormir tranquilo.- dijo Kaoru.- Ya no lo molestaré. Agradezco mucho su ayuda.-

¿Dormir? A Kenshin se le había pasado por completo el sueño mirando las flores que protegería la cerca.

-No sé si pueda.- murmuró. Kaoru entonces estiró su mano hacia un naranjo y le sacó algunas hojas.

-Esto puede ayudarlo a dormir. Sólo tómelo con leche. ¿Tiene usted? Puedo convidarle.-

La joven se metió a la casa y salió con un vaso de leche caliente y las hojas dentro.

-Aquí tiene. Sólo bebala. Dormirá como un oso panda.

Al mirar el vaso, Kenshin reparó por primera vez en su propio aspecto desaliñado. Sin peinar, con el pijama y la bata, debía parecer un loco. Se lo comentó a Kaoru.

-Pues se parece más usted al sombrerero, de Alicia en el País de las Maravillas. En la versión de Tim Burton, su cabello… luce como el suyo ahora.

Kaoru soltó una risita y sin querer se la contagió a Kenshin. Era muy tierna. Kenshin pensó despedirse con algún piropo, pero de alguna manera no le pareció apropiado.

-Muchas gracias por la leche. Y todo lo demás.- agregó luego de un titubeo. Kaoru lo acompañó a la calle y él caminó unos pasos hasta la entrada de su casa.

Ya dentro tomó la leche y luego durmió como un oso panda hasta la tarde.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

Kaoru quedó contenta tras conocer a su nuevo vecino por un mes, y atendió a su querido padre con una sonrisa. Le habló de la escuela, de sus calificaciones y los profesores. Kojiro, su padre, le acarició una mejilla.

-Eres una buena hija. Tu madre debe estar orgullosa de ti.-

El padre de Kaoru se tendió a dormir y ella se decidió comer una sandía. A pesar del calor que hacía, no se quitaba la camisa, ni la camiseta bajo esta. Sólo se arremangó los pantalones y se quitó los zapatos. De tanto en tanto, escupía las pepitas de la fruta hacia el patio, mirando el cerco que había instalado.

Kenshin regresó más tarde a devolverle el vaso, pero fue su padre quien lo atendió. Kojiro entró a la casa con una gran sonrisa.

-Parece ser que impresionaste al nuevo con algo. Te dejó muchos saludos.

Kaoru, que hacía una tarea, sonrió.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

El lunes de madrugada, Kojiro se despidió de su hija. Iba a la ciudad a trabajar y se quedaría allí toda la semana. Kaoru odiaba los lunes, porque la alejaba de su padre. Después de la escuela, se fue caminando lentamente hacia su casa, con las manos en los bolsillos. Odiaba estar sola. Odiaba tener que estar en una casa sola… y a la vez, odiaba necesitar de esa soledad para sentirse segura.

-Soy un manojo de contradicciones.- se dijo.

Negura y Kirara salieron a su encuentro cuando apareció en la puerta. Estaba abriendo para entrar cuando apareció Kenshin.

-Hola, señorita Kaoru.-

A Kaoru hacía tiempo que nadie la trataba de señorita y se sintió un poco extraña. Saludó a Kenshin con amabilidad para disimular su turbación y desvió la mirada.

Kenshin reparó en su ropa de escuela, por lo menos una talla más grande que ella. El cabello tomado en un moño tampoco ayudaba mucho para verla más bonita que cuando la conoció.

-Dime… me han dicho que el mar queda cerca de por aquí. Pero no sé por dónde ir. ¿Me puedes indicar?-

-Queda a media hora en bicicleta. Si va caminando es mucho más. Tiene que ir hacia allá desde la esquina y luego… - Kaoru se enredó con su explicación.- Creo que mejor le dibujo un mapa.-

-Estaría muy bien. Mientras, puedo ir a ver si mi amigo me dejó alguna bicicleta en casa.-

Kaoru puso su mochila en el suelo y hurgó en ella hasta sacar un block y un lápiz. Estaba haciendo un mapa cuando apareció Kenshin con una bicicleta vieja, cuyas ruedas de rayos oxidados estaban completamente sin aire.

-Esto es un verdadero problema.- dijo Kaoru.- Hay que llevarlas a reparación o usted no podrá salir a pasear… aunque puede ir en su auto.-

-No lo sé. La idea era aprovechar de ejercitarme un poco.- dijo Kenshin mirando la bicicleta.-Creo la llevaré a reparaciones y ya mañana iré a la playa.-

Animada por un extraño impulso, Kaoru dijo con cierta timidez:

-Le puedo prestar la bicicleta de mi padre.-

-¿De verdad? Pero si apenas me conoces.-

-Usted parece un buen señor. Eso es todo.- dijo Kaoru sintiendo que los colores se le iban a la cara. Disimuló metiéndose a la casa para sacar la bicicleta. Al salir con ella, Kenshin examinó el vehículo.

-Es una buena bicicleta, en verdad.-

-Es ideal para ir a la playa. Ya he paseado en ella antes.-

-¿Y no te gustaría acompañarme? Creo que serías una buena guía turística. Pregúntale a tu papá si puedes venir y dile que si quiere, venga él también.-

Kaoru no quiso decirle a Kenshin que su padre no estaba con ella en toda la semana.

-No… no pasa nada. Él llega más tarde y… sólo debo cambiarme ropa y sacar mi bicicleta.

Kaoru apareció con un vestuario diferente, pero todo en una línea muy masculina y holgada. Kenshin se empezó a preguntar si ella no sería medio "rara". Como sea, ese problema era de ella, no de él. La joven se enrolló el cabello bajo la gorra de béisbol y se montó en su bicicleta, mientras Kenshin hizo lo propio y trató de guiar la bicicleta descompuesta, pero el estado de sus ruedas no le dejó avanzar. Entonces, como si no pesara nada, y haciendo uso de un extraordinario equilibrio, Kenshin se acomodó la bicicleta al hombro y avanzaron.

Primero, dejaron la bicicleta en la reparadora, donde les dijeron que estaría lista al día siguiente. Entonces Kenshin y Kaoru pedalearon hacia la playa. Llegaron muy cansados, pero Kenshin le compró refrescos y la invitó a comer. Luego Kaoru lo guió a los lugares bonitos.

-Allá hay una cueva, pero podemos venir a verla otro día.- dijo la muchacha.- Porque adentro es húmedo, hace frío, y al otro lado hay un lugar bellísimo que vale la pena ver.

-Muy bien. Otro día me parece bien. Me gustaría ahora sólo caminar por la playa.- respondió Kenshin, pensando que las cuevas eran oscuras.

Aparcaron las bicicletas en un lugar habilitado para ellas y se quitaron los zapatos. Se mojaron los pies y Kenshin se relajó al punto de tener un momento feliz. Kaoru caminaba a su lado sin decir nada, sólo escuchando el sonido de las olas del mar.

-El sábado fue el día de mi matrimonio. Y hoy comenzaba mi luna de miel.- dijo Kenshin de la nada, contemplando las aguas.

-Vaya. Veo que está muy lejos de ello.-

Sonriendo, Kenshin sintió el viento revolverle el cabello.

-Es una larga historia, pero básicamente, mi novia rompió el compromiso. Pensé que estos días me sentiría peor, pero tú has ayudado a que no sea así.-

Kaoru no dijo nada y permanecieron en silencio un rato. Tomaron las bicicletas y regresaron a sus casas.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

Al día siguiente, Kaoru regresó de la escuela un poco más animada. Estaba abriendo la puerta cuando se apareció el señor Himura y la invitó a la playa a ver las cuevas. La joven aceptó encantada y luego de verificar que sus animales tuvieran agua, se vistió con calma y se metió el cabello dentro de la gorra.

Pasaron una agradable tarde explorando las cuevas con una potente linterna y regresaron al anochecer.

A Kenshin le agradaba Kaoru, realmente. Era muy refrescante. No era coqueta, incluso se le olvidaba que era una chica. ¡Adoraba eso de ella! Sabía estarse callada cuando él no quería hablar, se sabía unos chistes muy graciosos y otros rematadamente picantes, que lo hacían reír hasta perder las fuerzas. Sin duda quería pedirle seriamente que lo aceptara como amigo.

Pensaba en eso cuando la fue a ver al día siguiente.

-Hoy tengo que pasear a Negura, o se estresa y hace destrozos en el patio.- dijo Kaoru.- Podemos ir por ahí, pero tengo que regresar temprano para pasearla.-

-Pues vamos a pasearla entre los dos y así conozco el barrio.- dijo Kenshin muy animado. Rato después se atrevió a preguntar:- ¿Qué raza es tu perrita?-

-Labrador. Es muy inquieta, y por eso debe llevar esa pantalla en la cabeza, para no sacarse los puntos de la esterilización.-

-Se ve muy graciosa con esa cosa... ¿Cómo se llama?-

-Collar Isabelino. Cuando le quiten los puntos dejará de usarlo.-

Kenshin nunca tuvo una mascota, y miraba a Kaoru pasear a la suya con cierta curiosidad. ¿Realmente dos razas tan distintas podían entenderse y ser amigos? ¿Humanos y canes? La tía que lo crió nunca le dejó tener un perrito.

Un muchacho de unos once años apareció corriendo ante ellos.

-Kaoru, mi madre pregunta si vendrás mañana en la tarde.

-Desde luego, Yahiko, pero repasa lo que vimos la semana pasada, que perdemos tiempo cuando debemos ver todo de nuevo.- dijo la chica un tanto severa.

-Hum… estás cada día más feíta.- dijo el chiquillo dándose a la fuga. Kaoru ni se inmutó y sonriendo, se dedicó a enseñarle a Kenshin las calles.

-Por acá llegamos al parque donde juegan los niños. Nosotros vamos más allá, donde no hay nada y es ahí donde le encanta correr a Negura.

Kaoru soltó a su perra y lanzó una pelota de tenis para que corriera a buscarla. En eso apareció una mujer muy bonita, Megumi. Al parecer, venía del trabajo, con un delantal blanco en el brazo.

Se les acercó apenas distinguió a Kenshin.

-Veo que nos volvemos a encontrar.-

Megumi tenía un gran parecido físico con Tomoe, la prometida que canceló su matrimonio. Kenshin pensó un poco en eso y la saludó con cortesía, buscando a Kaoru con la mirada para ver si lo ayudaba a librarse de esa situación. La encontró a su lado, pero pendiente de su perro.

-¿Te gusta hacerla de niñero?-

-¿Qué? No la entiendo.

-Kaoru es apenas una mocosa.- dijo la mujer.- Una mocosa muy desaliñada, como se podrá haber dado cuenta.

El comentario que podría haber enfadado a cualquier muchacha de su edad, a Kaoru le dio lo mismo.

-Me llamo Megumi. ¿Cómo te llamas tú?-

-Kenshin.

-Es un nombre muy bonito.- repuso la mujer.- Debes ser nuevo en el vecindario.-

-Así es. Vengo por unos días. Luego me marcharé.-

Negura regresó con la pelota en el hocico hasta Kaoru, que le acarició la cabeza y le regaló un bocado que traía en el bolsillo. Luego lanzó la pelota con todas sus fuerzas.

-¡Corre, Negura!-

La perra hizo caso y Kaoru se encontró con Megumi invitando a Kenshin a una fiesta.

-Estaré de cumpleaños la semana próxima y quiero festejarme. Quedas invitado, serás mi invitado de honor.

-Oro… no sé qué decir.-

Kaoru dio un respingo ante el "oro" de Kenshin. Qué palabra tan graciosa.

-Pues di que si y asunto arreglado.-

-Usted apenas me conoce, Megumi.

-Y podríamos conocernos a fondo si quisieras.-

De pronto, a Kenshin le llegó la inspiración.

-Lo lamento, Megumi, pero soy un hombre comprometido. Asi que…

-Pues trae a tu novia contigo.- dijo Megumi.- No soy celosa. Dile a Kaoru que te señale mi casa si no sabes cómo llegar. Kaoru, querida, te invitaría, pero ya sabes que esas fiestas son cosa de gente adulta. No puedes venir.-

-No pasa nada.- dijo Kaoru divisando a su perra corriendo hacia ella a todo lo que daba. La joven se movió un poco cerca de Megumi.- No me apura tener un cúmulo de años como usted. Aun puedo llevar mi vida con calma.

Forzadamente, Megumi sonrió y se despidió de Kenshin a la usanza latina, besándole una mejilla peligrosamente cerca de la boca. Kaoru recibió la pelota de Negura y le regaló un nuevo bocado, antes de lanzar la pelota un poco más cerca esta vez. Kenshin se sentó a observar a la joven, para relajarse.

-Megumi no es agradable contigo.-

-No importa.- repuso Kaoru sentándose junto a él y recibiendo una vez más la pelota de Negura. Entonces, le quitó el collar isabelino y le mostró un bocado.- Si ella fuera más agradable conmigo, me daría un tremendo cargo de conciencia hacer esto: Negura, ve a buscar el otro bocado, está hacia allá.-

Kenshin no entendió sus palabras hasta que vio a Negura salir disparada hacia Megumi, que ya iba como a una cuadra de distancia. La labradora negra se abalanzó sobre la mujer y cuando la tuvo en el suelo, con su nariz la olfateo por completo hasta que encontró su bocado dentro de uno de los bolsillos del delantal que portaba. Kaoru se apretó el estómago de la risa y Kenshin… no estaba seguro sobre qué actitud tomar.

Megumi se puso de pie muy digna y salió corriendo hacia su casa. Negura regresó junto a Kaoru para seguir jugando y Kenshin, finalmente, pudo entregarse al relajo.

-Eres terrible, Kaoru.- dijo cuando acabó de carcajearse.

-No lo soy.- dijo la chica lanzando la pelota nuevamente.- Esa Megumi me debe varios malos ratos que yo no merecí. Podemos llevar la fiesta en paz, pero yo no puedo permitir que se burle de mi persona, por ser menor de edad.-

-¿Y cuántos años tienes? –

-Diecisiete, cumplidos en Julio. No es tan poco. Digo, el próximo año cumplo mis dieciocho.-

Kaoru suspiró con resignación sin darse cuenta. A Kenshin le pareció que cumplir años no le agradaba.

-Dieciocho el próximo año, no eres tan menor. ¿Por qué no me acompañas a lo de Megumi?-

-No puedo ir a meterme a su casa. Ella y yo… estamos enemistadas realmente. Bueno, tal vez, en su lugar yo sería igual conmigo.- reflexionó la chica, dejando a Kenshin muy confundido.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

El jueves Kaoru decidió preguntarle a su padre cuando volviera, si podía invitar a Kenshin a la casa en la semana. Kaoru estaba contenta con su compañía y el viernes, pusieron un aro de básquetbol en un poste de luz y se enfrascaron en una lucha de básquetbol con Yahiko que los acompañaba.

Dejaron de jugar un momento porque venían varios muchachos, seguramente de un partido de béisbol por sus atuendos. Entonces Kenshin, por primera vez pudo notar un gesto de Kaoru que le llamó la atención.

La chica bajó la mirada, encogió los hombros y dio un paso hacia atrás.

Fue algo muy rápido que apenas pudo ver, pero le quedó dando vueltas.

Siguieron jugando hasta que se escondió el sol.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

Usualmente, cuando Kaoru estaba dentro de su casa, usaba ropa bastante más ligera que en la calle y se soltaba el cabello. Ese día se puso un vestido veraniego y se dejó el largo cabello suelto para relajarse.

-Padre.- dijo Kaoru durante el almuerzo.-Hay un nuevo vecino, y ha sido amable conmigo. Parece una buena persona y me gustaría que me dieras tu permiso para que venga a la casa.-

-¿No será de casualidad el pelirrojo del vaso?

-Sí, padre, él mismo. Quiere ser mi amigo.-

Kojiro miró a su hija con preocupación.

-No conoces a ese hombre, querida. No puede venir a encerrarse a esta casa contigo.

-Papito, es una persona buena. El lunes hemos ido a la playa y se ha portado bien.

-¡Lo acompañaste a la playa! ¿¡Y con qué permiso!-

Kaoru retrocedió un poco al ver a su padre enfadar.

-Yo… tuve que decidir rápido… -

-¡Es que no te basta una vez!-

-El señor Himura es diferente…

-¡No puedes ser tan confiada! ¡No me vengas a decir que ese hombre quiere ser tu amigo y nada más! ¿O acaso te gustó que ese otro te manoseara?-

Las lágrimas llegaron como un torrente a los ojos de la muchacha.

-¡No! ¡No me gustó, y no fue mi culpa! ¡Si tú realmente te preocuparas de estar conmigo y me cuidaras, eso nunca hubiera pasado! ¡Pero por más que te lo he pedido, no quieres dejar tu trabajo!

-¡No lo voy a hacer porque la situación es muy difícil y no hay trabajos en esta zona! El terremoto... -

-Entonces llévame contigo.-

-Tú no entiendes.-

-¡No, no lo entiendo, no puedo comprenderlo y no quiero entenderlo para no ser como tú, que cambias tus afectos por unos yenes!- dijo la chica. Kojiro le dio una bofetada y la joven no lo soportó más. Tomó una camisa que dejó sobre una silla y salió corriendo de allí. Se montó en una bicicleta y desapareció.

Preocupado, Kenshin, que había escuchado los gritos desde su patio, decidió seguirla.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

Tras pedalear con todas sus fuerzas, Kaoru llegó en poco tiempo las cuevas de la playa. Usualmente muy poca gente iba por ese lugar y la joven atravesó una cueva sin esfuerzo. Al llegar al bosquecito del otro lado, dejó la bicicleta en el suelo y comenzó a caminar sin saber a donde quería llegar. Sus pasos fueron erráticos y finalmente se dejó car en la arena, para golpearla con los puños mientras dejaba escapar uno que otro grito de frustración y rabia.

-Si tú estuvieras, yo no me sentiría tan sola.- dijo pensando en su mamá. Y en eso, Kenshin se arrodilló a su lado.

Trató de abrazarla, pero ella retrocedió. Kenshin hizo un nuevo intento y ella se movió sin mirarlo a la cara tras reparar en su vestido ligero y la camisa abierta. Kenshin con cuidado la atrajo hacia él por tercera vez y ella dejó de luchar cuando la encerró en sus brazos.

#-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-####-#

Fin acto uno

El nuevo vecino

Agosto 15, 2011

Notas de Autora.

Hola!

Hace tiempo quería escribir un cuento por mi aniversario en esta página. Creo que ya son 8 años, pues empecé un 14 de Agosto del 2003. Entonces escribía donde podía, y mi vida era bien desastre.

Este fanfic hasta el momento cuenta con 4 capítulos y se está acercando al final. Está escrito casi en su totalidad, y subiré un capítulo por semana. De ese modo, no interferirá con Prisionera cuando siga actualizándola.

Actualmente estoy con mucho trabajo y con un viejo problema en los hombros, por mis tendones. Debo reconocer que hace muchos años no me molestaban, y ahora lo hacen en un mal momento, pleno invierno y cuando mi trabajo es más fuerte. Pero estoy segura que todo irá bien ahora que he crecido, tengo recursos, y he podido conseguir un buen doctor. (Antes no me vi ese problema precisamente por falta de atención, tiempo y dinero)

Pero hablemos del fic. Yo estoy fascinada escribiéndolo. Kenshin y Kaoru tienen como siempre sus once años de diferencia, y ella va a la escuela. Él es un adulto y ese hecho será determinante más adelante. También conoceremos como fue que Kenshin no asistió a su matrimonio y tuvo que escapar a un lugar distante. Incluso hay una canción, no es tan fácil componerlas. Adoraría saber tocar un instrumento para darle ritmo.

Es una historia tranquila, sin villanos, sin luchas de espadas ni vidas pasadas. Creo que en ese sentido, es más parecido al fic "En tu Corazón". Hay bastantes sentimientos y momentos graciosos, y otros más de pena. De todos modos, espero que les guste.

Posiblemente notarán que Kaoru parece un muchacho, amo esas historias, pero en este caso, no es que ella tenga las habilidades de uno o la sagacidad. El próximo episodio parte explicando este hecho, aunque hay pistas que ya se dieron en este. Y a futuro, ese hecho será un problema entre ellos.

Otra cosa, es algo loco, y absolutamente infantil, pero... ¡No pude resistirme! Hice un facebook a nombre de Kamiya Kaoru. Tiene una foto de una japonesita en un kimono morado... y... pues bueno, se supone que ella irá contando cuando conoce a Kenshin y esas cosas del manga original y verdadero. Por ahora, el muro está abierto.

Hasta la próxima semana!

Blankiss