EL BANDIDO

Aqui os dejo otro fic!
Este fic lo hago con dos amigas mas!

YO Sayoko Sakurada la princesa xD

Iria Hiromi Koizumi mejor amiga de la princesa y su

Helena Sabaku No Lilium la novia de Kurama, una bandida, esconde un pasado que ya se descubrira

Pues nada... aqui vuelvo a subir el fic de nuevo porque en el otro aun no sabia el nombre que elegiria Helena para el fic y puse el suyo... no me acordé y sin querer lo subí.. xDD Tengo la cabeza muy loka... pues nada... aqui lo vulevo a subir y el cap. 2 tambn lo subo con los reviews que ya me dejasteis en el otro capi.

Perdon por las molestias! byeS!

1. La princesa desconocida

En un frondoso y precioso bosque verde se podían ver dos siluetas que, al parecer, parecían dos mujeres al lado de una cascada.

- ¡NO TE HAGO CASO NUNCA MÁS! – decía una de ellas, pero con una voz... muy masculina.

- No te pongas así querida mía – le decía la otra, o lo que fuera, ya que se podía notar una voz masculina haciendo el esfuerzo de parecer femenina. - ¿Pero a que hemos conseguido pasar desapercibidos? – dijo finalmente con su verdadera voz.

La primera, ignorando a su compañera, cogió y se quitó de la cabeza lo que parecía una peluca rubia y seguidamente se quitó el vestido, dejando ver que debajo del vestido de campesina llevaba unos pantalones, una camiseta sin mangas y unas botas, todo negro.

La segunda le siguió haciendo lo mismo, dejando ver debajo unos pantalones azules y una camiseta sin mangas amarilla con unas sandalias azules.

En realidad eran dos muchachos muy apuestos. El primero con el pelo negro, las puntas azul eléctrico y el flequillo blanco, peinado hacia arriba y ojos rojos. El segundo tenía el pelo alborotado, moreno y ojos color café, más alto que el primero.

- ¡PARA DE HACER EL MARICÓN, YUSUKE! – dijo el pelinegro - ¡y vamonos ya!

- Que sentido del humor más grande que tienes, Hiei... -.-' – dijo el llamado Yusuke a su compañero.

- Tenía que haber ido con Kurama, no contigo... – dijo mientras caminaba en sentido al pueblo. – porque Koenma, otro payaso como tú.

- No es eso... es que tu no nos en tiendes, Hiei... – le dijo Yusuke – Jajajaja pos yo me e reído mucho!

- Claro... porque como tú eres maricón no te importa que te vengan los soldados del castillo a tirarte los tejos... – dijo Hiei mientras le entraban arcadas al recordar lo sucedido.

- ¡OYE! ¡YO NO SOY MARICÓN! ÒoÓ – dijo enfadado Yusuke – bueno... ¿y cuando entregaremos esto? – dijo ya más calmado, señalando la bolsa con monedas de oro, que acababan de robar al rey de la aldea.

- Yo ahora no puedo, tengo que abrir los establos y seguir trabajando con los caballos. – dijo Hiei – y como mañana volveremos a entrar al castillo... ¡de noche! – dijo de repente al ver las intenciones de hablar de su compañero – porque esta vez hemos cogido pocas monedas... no llega para todos, así que mañana por la noche iremos los cuatro y entregaremos las monedas esa misma noche al salir del castillo... ¡y sin disfrazarnos! – volvió a decir de repente.

Conocía muy bien a su amigo. ¡Claro que lo conoce! sería raro si no lo conociera, ya que a pasado muchos años de su vida junto a él y dos más, más o menos de la misma edad.

Entraron a la aldea como si nada, en un pequeño hueco que estaba en la parte de atrás de la casa de Hiei y nadie ajeno al grupo sabía de ese hueco.

Ellos eran habitantes de esa aldea y la gente los conocía.

Hiei Jaganshi era el domador de caballos más bueno de toda la aldea. Yusuke Urameshi trabajaba en una taberna junto a uno de sus compañeros, llamado Koenma Daioh. El otro intrigante del grupo se llamaba Kurama Minamino, era herrero y vivía con su hermano, un año menor.

Hiei, el cabecilla del grupo, era "El Bandido", era el más rápido y ágil de todos. Yusuke era "El Puños" siempre impaciente por empezar una pelea. Koenma era "El Dios" no había ninguna puerta que se le resistiera, por muy bien cerrada que estuviera, parecía un milagro de Dios. Y Kurama era "El Kitsune" era bastante ágil y muy astuto, como un zorro.

Solo cinco personas más sabían del secreto de estos cuatro ladrones. Los que los sabía eran la novia de Kurama, Lilium quien a veces participaba en los robos, el hermano de Kurama, Shuichi, la esposa de Shuichi, Maya, el padre Fausto, un fraile de la aldea que fue él quien cuido de todos ellos cuando se quedaron huérfanos con tan solo 3 y 4 años. La última persona que lo sabía era una anciana con mucha energía. Se llamaba Genkai y ella fue la maestra de los ladrones al igual que lo es para los soldados del castillo, algo muy contradictorio ¿cierto? Pero ella estaba del lado de los pobres, pero los de la realeza le pagan muy bien por enseñar sus artes de la lucha, pero los soldados no superaban en nada a los ladrones.

Hiei, al pasar por el hueco que comunica su casa con el bosque, se metió en casa se cambió de ropa y se dirigió a los establos para trabajar.

Los nobles y los caballeros que conocían la existencia de Hiei, les llevaba sus caballos para que los domara, ya que como todo aldeano conoce, era muy bueno.

Estaba trabajando con un caballo cuando un caballero se asomó al rodeo, donde se encontraba Hiei con un caballo.

- Buenos días joven Jaganshi – le saludó el caballero

- Buenos días señor Koizumi – dijo Hiei al verlo - ¿Viene a buscar su caballo?

- Efectivamente – le dijo el caballero Koizumi – Espero que este bien enseñado y que sea veloz, ya que haber si de una vez podemos pillar al cretino de El Bandido y su banda.

- El Bandido... – dijo Hiei aguantando la risa – por lo que parece vuelve a dar problemas nuevamente, ¿no es así señor?

- Ni se imagina... esta vez a venido esta misma mañana a asaltar el castillo, tan solo él y otro, El Puños... ellos dos solos han podido burlarse de la autoridades que vigilaban esta mañana. – le explicaba el caballero a Hiei – porque no estaba yo que si no... se le acabarían su días de reírse de nosotros. – dijo con postura heroica.

- ¡Y tanto que si, señor! Si llega a estar usted seguro que le hubiese capturado, con su elegancia y su habilidad. – decía Hiei medio burlándose, pero el caballero Koizumi no se daba cuenta – Haber si pillan ya a ese muerto de hambre... no se que le a tomado con nuestro rey. Desde hace cinco años que no deja de asaltar el castillo de nuestro maravilloso rey. Venga por aquí que le entrego su caballo.

- Muy bien – dijo el caballero

Hiei lo llevó al establo y sacó el caballo. El caballero se montó y se dirigió a la salida acompañado de Hiei, y en la salida.

- Bueno, gracias por sus servicios Hiei – empezó a decir el caballero – ¿el caballo de mi hija cuando podré venir a buscarlo? – preguntó a Hiei

- Mañana yo lo podrán recoger. Esta tarde me pondré con él y ya acabaré de domarlo – le explicó Hiei.

- Muy bien, mañana a primera hora estaré aquí – dijo el caballero – ah! una cosa más... He podido comprobar que usted vive solo y que al parecer no tiene pareja, ¿no es así?

- No, vivo yo solo y tampoco tengo pareja, ni prometida. – dijo Hiei

- ¿Como puede ser que un joven tan guapo este solo? – dijo el caballero para poder proponerle una cosa – pues mi hija que ya tiene 19 años, la tengo que buscar ya un esposo digno de ella. Pero a ella le gustan, pues... guapos, con músculos y amables, pocos hombres se ven así... Y al platicar con usted he visto que, al parecer, es lo que busca mi hija y más o menos son de la misma edad ¿no es así? – el caballero siguió hablando sin dejar hablar a Hiei – me gustaría que conociera a mi hija personalmente y que pudiera platicar con ella y si usted quiere puedo prometerlos en matrimonio, la ceremonia no tardaría en celebrarse, ya que mi hija se esta haciendo mayor y aún no tiene esposo. – dijo el caballero esperando un sí por parte de Hiei.

Hiei se quedó piedra, al ver lo rápido que pueden los padres entregar a su hija a cualquier hombre.

- Lo siento mucho, señor – empezó Hiei – pero yo no quiero todavía casarme. Además yo soy un simple aldeano pobre y su hija tiene relación con la realeza. Somos clases sociales distintas.

- Pero muy pobre no es usted. Mire donde vive. Vive en lo más cercano al castillo, en la parte del medio, no en la parte de los pobres. – dijo el caballero – y mi hija la única relación que tiene con la realeza es solamente la amiga de... – se quedó callado – por favor acepté.

- "Por que se a callado... su hija amiga de ¿quién?" – pensó Hiei - Pero si puedo tener el placer de vivir en esta parte de la aldea es porque vivo solo y solo tengo mis gastos, este empleo tampoco da mucho dinero. Además yo no quiero tener nada que ver con la realeza. Ya sabe por que. – terminó de decir Hiei

- Es cierto... por eso no siguió los pasos de su padre y en lugar de convertirse en un valiente caballero, se hizo domador de caballos. – dijo el caballero – pero igualmente me gustaría que lo pensara, me haría un gran favor... – dijo mientras comenzó el caballo a salir del terreno de Jaganshi - ¡Piénselo! – dijo ya bastante retirado.

Hiei iba a ingresar de nuevo a su casa cuando una voz le izo retroceder.

- ¿Pensarte el que, Hiei? – dijo un hombre algo mayor con algo de barriga, pelo canoso y vestido con una sotana marrón atada con una fina cuerda por la cintura y con capucha.

- Buenos días padre – saludó Hiei – nada importante... solo que el caballero Koizumi quiere que me case con su hija... Hiromi me parece que se llamaba... ¿y como tu por aquí? – preguntó Hiei, ya que normalmente el padre Fausto estaba o un poco rato del día en la parte de los más pobres o en el castillo.

- Tengo que hablar contigo – dijo el padre Fausto, se giró y miró a lo que parecía una muchacha que estaba detrás de él – espera un momento aquí, no tardaré. – le dijo a la chica y se dirigió con Hiei adentro de la casa.

- ¿Quien era esa chica? No me diga que usted también quiere casarme ya, padre... – dijo medio sonriendo.

- ¡No digas burradas! Esto es serio, Hiei – dijo con una cara muy seria.

- Muy bien... usted dirá, padre – dijo dejando las bromas a un lado, al ver la cara seria del padre Fausto.

- Tú bien recuerdas que cuando en la guerra, traicionaron y mataron a tu padre, los de la realeza os capturaron a ti y a tu madre, y tu madre estaba embarazada y dio a luz en esa temporada y a tu hermana recién nacida la vendieron... ¿recuerdas? – dijo el padre Fausto y al ver a Hiei cabizbajo y asintiendo a la pregunta, continuo – Pues tu hermana al fin pudo escapar de todos los amos con los que a estado y a descubierto que en esta aldea nació y que tenía un hermano al que dejaron libre después de asesinar a su madre y a venido a buscarlo. Y ese eres tú, Hiei, y la muchacha de afuera es Yukina, tu hermana.

Hiei se quedó de piedra y se levantó de repente y se dirigió a la ventana que daba a afuera en la parte de la puerta y comenzó a observar a la chica de afuera.

- Ojos rojos, tez blanquecina, pelo aguamarina... igualita a vuestra madre Hina, Hiei – le dijo el padre Fausto – ¿no sales a saludarla? es tu hermana y a estado buscándote.

- Llévatela de aquí... – le dijo Hiei

- ¿Como? – se sorprendió el padre Fausto

- No el digas quien soy yo... no le digas que soy su hermano... el bandido más buscado de la aldea... – le dijo Hiei con un dejo de tristeza

- ¿Y que quieres que haga con ella? – dijo el padre Fausto – no tiene dinero...

- ¡Y yo si! yo no soy rico, el dinero que gano en esto solo me llega para mi mismo... – le dijo Hiei – llévala al castillo... a lo mejor necesitan una sirvienta o como si quieren nómbrala heredera... porque no creo que la necesiten como ramera, que es como la vendieron y lo que habrá sido en los 16 años que tiene de vida...

- Pero no porque haya querido... la obligaron... – dijo el padre Fausto – bueno... la llevaré al castillo... alo mejor necesitan a alguien, y no de heredera... ¬¬ no es por nada pero ya hay una princesa, heredera de todo lo que su padre tiene.

- ¿Como, como? ¿me esta diciendo usted que en el castillo hay una princesa? ¿pero si nadie la ha mencionado nunca? – dijo Hiei extrañado.

CONTINUARÁ...

Pues aqui esta el primer cap. arreglado! jejeje
Espero que les guste y que dejen Reviews, sean buenos o malos! xauuu! se cuidan!!

DEJEN REVIEWS!!!! D