Disclaimer: Inuyasha, Sengoku O Togi Zoushi, es propiedad intelectual de Rumiko Takahashi y de sus respectivos autores y distribuidores.

Es divertido molestar a Inuyasha por ser tan ingenuo y tímido.


La primera vez

Oneshot inédito

por Onmyuji.

Su extasiado cuerpo saltó en regocijo cuando la vio. Tan inocente, tan pura, tan vulnerable. Se lo pensó, durante lo que le pareció el tiempo más largo de su vida, antes de atreverse a tocarla.

Su corazón saltó de dicha cuando las tocó, primero con mucho cuidado y delicadeza. Su piel era tan suave, tersa y blanca. Aspiró su aroma, con disimulo. Era deliciosa. Era la primera vez que lo olía con tal intensidad. Lo embriagaba, pero le encantaba.

Adoraba la idea de acostumbrarse a ese aroma.

La sostuvo, suave pero firme, en sus manos. La apretó un poco, pero luego se contuvo. Si la lastimaba, Sango y Miroku lo matarían. Y él era sólo un hanyou que a veces no controlaba su fuerza.

La escuchó gemir y pudo jurar que era el sonido más dulce y delicioso que pudo haber escuchado jamás. Al principio le pareció que se sentía incómoda, pero después ya no fue así. Se sintió realmente orgulloso de eso.

Ella se removió un poco, desesperada. Entonces retrocedió, pensando que la había lastimado.

Era un bruto.

"Tranquilo, Inuyasha. Todo está bien." Así que relajó un poco, sin soltarla por nada del mundo. Pero tanto movimiento de su parte lo puso aún más nervioso, a pesar de que no se detuvo.

Hasta que comenzó a llorar. Entonces tuvo que detenerse.

"Calma, Inuyasha. Es normal la primera vez." Y diciendo esto, Inuyasha dejó de sentir la suave caricia de su piel en las manos. De pronto se sintió desconsolado. "Nami-chan y Reiko-chan acaban de nacer, es la primera vez que las sostienes en brazos. Es normal que estén asustadas." Las orejas de Inuyasha se aplastaron contra su cabeza mientras Miroku le quitaba a la pequeña bebé de los brazos para dársela a Sango, que alimentaba a su otro bebé.

"¡Feh! ¡Tu cachorra me asustó! ¡Pensé que la había lastimado!" Y diciendo esto, el peliplateado se cruzó de brazos, más indignado que nunca.

"Te gustó cargarla. Se veía en tus ojos." Se burló Miroku mientras cambiaba de bebé con su mujer.

"¡Keh!" Bufó Inuyasha.

"Inuyasha tiene envidia. Pero cuando Kagome le dé un hijo, estaré ahí para verlo con mis propios ojos sostener a su cachorro con tanto o más cuidado que ahora que sostiene a mis hijas." Se río Sango mientras alimentaba a la pequeña que instantes atrás había estado en lo brazos del hanyou de ropajes rojos.

El simple pensamiento evocado en la mente de Inuyasha hizo que se sonrojara hasta las orejas. Había pasado casi un año desde que Kagome se había ido. Pero volvería. Todos lo sabían. Y él sabía que algo en lo más recóndito de su ser se lo decía.

Aún así, no terminaba de ser más abierto en cuanto a profesar su amor por ella.

Y por eso Sango había dicho aquello. A esa extraña pareja le encantaba ponerlo en los predicamentos más incómodos.

Ahora no podía sacarse a Kagome de la cabeza, desnuda bajo su cuerpo, entregándole todo de ella y luego pasó a imaginarse la suave curva de un vientre hinchado donde un primer heredero comenzaba a gestarse...

"¿Nervioso, Inuyasha?" Se mofó Sango al verlo tan retraído y sonrojado, pensando en su amiga. Inuyasha reaccionó de repente y se levantó del piso, antes de salir corriendo fuera de la cabaña, bufando y soltando todo su repertorio de maldiciones, una y otra vez.

Ya tendría tiempo para hablar de esa otra primera vez.

Fin.


PS. ¿Y bien? ¿Les gustó? ¿Lo odiaron? Denme sus opiniones :D

Onmy~