[Reedición 2015]

Con total honestidad puedo decir que éste es uno de mis escritos favoritos. A pesar de que sea un headcanon que al final no concordó con el final de Kishimoto, está bonito. Por eso merecía corregir los errores que tenía.

Agradezco muchísimo todos los comentarios. Me han ayudado a escribir mejor. :)

Aclaraciones: Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. Ésta historia se realiza sin fines lucrativos. Gracias!


Un lienzo sin color

—"Lo consiguió… ¡Naruto lo consiguió!" —fue su pensamiento mientras corría de un lado a otro.

Por un momento se detuvo a ver, sus ropas estaban manchadas de sangre. ¿Cuántos de sus compañeros habían muerto? No recordaba, ni sabía con exactitud los números.

— ¡Sakura-san, venga rápido! —una enfermera le llamó de forma presurosa.

Rápidamente dirigió sus pasos a donde la mujer esperaba, en esos momentos la aldea se encontraba en una situación crítica.

— ¡¿Qué pasa?! —de forma apurada también contestó. La enfermera tardó breves segundos en explicarle la situación en la que se encontraban—, ¿La situación de Naruto y Sasuke-kun empeoró? ¡¿Pero cómo?!

No se detuvo a escuchar la respuesta de la pobre enfermera. Corrió por un largo pasillo que al final se separaba en dos caminos: uno que conducía a la sala de cirugías y otro que iba a la sala de cuidados intensivos. De un lado, Naruto, del otro, Sasuke.

—Sakura —su nombre sonó débilmente. La aludida volteó con brusquedad, su maestra Tsunade caminaba con dificultad, apoyándose en Shizune.

— ¿Tsunade-shishou? —la sorpresa saltó a su rostro—, ¡no está en condiciones para estar de pie, regrese a descansar, por favor!

— ¡¿Acaso olvidas quién soy?! —recriminó la mujer—, ¡soy Tsunade del Clan Senju, una de los tres Sannin y la Quinta Hokage de Konohagakure! ¡No me tomes a la ligera!

Shizune la sostuvo con más fuerza.

—D-discúlpeme…

—Ahora vete —pronunció con seriedad. Las dos mujeres la miraron con intriga—, tienes que ayudar al Uchiha.

— ¡P-pero Naruto-!

—Por ése niño idiota no te preocupes, nosotras nos haremos cargo de él —la tranquilizó—, además todavía no puede morir. Aún tiene que convertirse en Hokage —sonrió, caminando con Shizune.

La pelirosa la miró con los ojos vidriosos.

ɞ

Fueron largas horas las que transcurrieron. Finalmente, los dos estaban fuera de peligro. Sakura miró el exterior por la amplia ventana de la habitación; los primeros rayos del sol bañaban las ruinas de la aldea.

Un repentino quejido la sacó de sus cavilaciones.

—Sasuke-kun —lo observó con precaución.

— ¿Eres… Sakura, eh? —el moreno habló tras unos segundos—, ¿dónde se supone que estoy?

—E-en el hospital.

— ¿En el hospital? —una sonrisa tétrica apareció en sus labios—, ¿ayudan a quien intentó destruir a todos los de ésta patética aldea? Qué idiotas deben ser.

Tan pronto terminó de hablar, un fuerte ardor cubrió una de sus mejillas.

No necesitaba pensarlo mucho, le habían abofeteado.

—B-basta… —Sakura pronunció en voz baja. Sasuke no podía ver debido a la venda que cubría sus lastimados ojos, pero podía imaginarse con detalle la expresión que ella tendría en el rostro. Su mirada debatiéndose entre llorar o contenerse.

—Sabes que te puedo matar sin ningún problema, ¿verdad?

—Lo sé… estoy muy consciente de eso —asintió. Lo miraba con tristeza—. Nosotros te ayudamos… te ayudamos porque… no, más bien para que… ¡para que los esfuerzos de Naruto no fueran en vano!

— ¿Naruto, dices? —se rió con fuerza—, desde un principio tenía planeado matarlo, no veo el sentido de su terquedad. Él no podría entender mi sufrimiento, o el de Itachi.

—Es verdad —declaró con fuerza—. Naruto no tuvo una familia que lo procurara, tampoco tenía un apellido de renombre, desde el principio estuvo solo —su voz sonaba irritada. Quería abofetearlo de nuevo, pero la cordura la detuvo—; tú siempre hablabas de tu clan, de cómo ansiabas vengarte. ¿Pero qué tal él? ¡Él no conoció a sus padres, y todos en la aldea lo odiaban por una extraña razón, ¿no crees que eso lo hacía sentir peor a que a ti?!

Él no respondió, sólo escuchó con molestia lo que Sakura decía. La médico frunció aún más el entrecejo, apretando los puños con furia.

—Al final… tú sólo eres un cobarde.

De un rápido movimiento, Sasuke la tomó por el cuello, azotándola contra una de las paredes.

— ¿Qué pasa? ¿No quieres que me detenga?

—N-no soy la misma niña… que escapaba de las peleas.

Un largo e incómodo silencio se apoderó de la habitación. Poco a poco el agarre del moreno fue perdiendo su fuerza, hasta soltar por completo el cuello de su antigua compañera.

— ¿Sasuke-kun?

—Cállate —silenció, sentándose de nuevo en la cama. Si volvía a actuar sin medir consecuencias sus heridas no sanarían—. Estaré aquí un tiempo, sin embargo no cambiaré mis planes. Cuando el idiota de Naruto se recuperé, lo mataré de una vez por todas.

Sakura sonrió con tristeza, intuía que Sasuke diría algo como eso. La herida interna en su corazón no podía cicatrizar, y conocer la verdadera historia de Itachi sólo le había hecho más daño.

—Sasuke-kun —lo llamó—, ¿de verdad crees que Itachi-san se sentiría feliz con saber lo que estás haciendo? —inevitablemente retrocedió un par de pasos.

No quería admitirlo, pero aquél al que amaba tanto se había convertido en un ser violento. Despiadado. El Uchiha tardó en responder, necesitaba pensar en las palabras adecuadas, porque aunque fueran para una persona molesta, necesitaban toda la seriedad posible.

—Itachi lo sabía. Él sabía que inevitablemente buscaría venganza contra los altos mandos de la aldea.

—Lo sé, lo comprendo, pero en ése caso… tu venganza debió ir dirigida solamente a ellos, ¿no? —poco a poco volvió a acercarse a él—. En Konoha aún quedan personas inocentes, gente que no tiene nada que ver con lo que le pasó al Clan Uchiha.

—Detente. No es ése tu asunto —puntualizó molesto—, vete.

—Está bien —asintió bajito.

De repente estaba al borde de las lágrimas. A unos pasos de cruzar la puerta de la habitación se detuvo, pasando saliva con cierta dificultad.

—Sé que aunque dije que no soy la misma, hay algo en lo que no pude cambiar… mis sentimientos por ti siguen siendo los mismos —habló, intentando fingir una voz enérgica.

Dio la vuelta, cerrando la puerta tras de sí. Antes de volver a caminar lo escuchó… casi como un susurro. Ésas palabras, otra vez.

Gracias.

El corazón de Sasuke seguía siendo un lienzo en blanco, esperando a que alguien con una paleta de pintura, se decidiera a formar una obra en él.

Sakura había dado la primera pincelada.