CAPITULO 1 "RECUERDOS"

Ella ya había sufrido demasiado y apenas entendía porque le estaba pasando todo aquello. Su ahora ex novio pasaba junto a ella y ni siquiera la miraba menos aún le dirigía la palabra, como si todo lo que habían vivido por casi 7 meses no hubiera pasado realmente, como si todas aquellas tardes juntos hubieran sido parte de un vil sueño. Su mente al parecer disfrutaba recordarle la felicidad que había disfrutado junto al príncipe. Si bien el muchacho seguía siendo frio y distante cuando había espectadores, dícese los entrometidos senpais del club de tenis, cuando estaban a solas Ryoma era bastante atento sin caer en cursilerías obviamente pero se preocupaba bastante por ella y por los detalles a su manera.

Con el tiempo, Sakuno había logrado entablar una amistad bastante modesta con su adorado príncipe. Vaya que aquello requirió esfuerzo y sonrojos por su parte ya que bien era sabido el carácter vergonzoso de la chica. Aun así en más de una oportunidad se armó de valor y en base a pequeños pero muy significativos detalles, logro (aunque él no lo reconociera en voz alta) atraer el interés del muchacho. Aquello resulto en que él estuviera más atento a su alrededor y sobre todo al de Ryusaki, cuidando de su integridad en más de una oportunidad.

Ya habían pasado 3 meses desde que se habían hecho un poco más cercanos y secretamente, después de sus prácticas, él le enseñaba inglés y matemáticas en su casa, lo que había provocado que se volvieran aún más "amigos". Ryoma se había conmovido por el esfuerzo que ponía la chica al tratar de superar sus falencias y aunque no lo reconociera la encontraba admirable, patosa como solo ella podía serlo, pero admirable. Además, durante las clases descubrió un añadido especial.

¡Le producía mucha satisfacción picar a Sakuno! era tan fácil hacerla enojar. Le divertía ver como inflaba sus mofletes en actitud bastante infantil para sus 15 años. Por lo que ya se había vuelto una costumbre para él molestarla y hacerla enfadar.

-Mouu… Ryoma-kun no ddee-bees molestarme – decía una apenada chibi Sakuno, con pucheros incluidos – Mi cabello no tiene naddaa que ver con no pppoder resolver el pprobblemma de-deee matemáticas – Cada vez eran menos los tartamudeos de la chica.

-Ryusaki mada mada dane – Fue la única y muy arrogante respuesta por parte del príncipe.

La alegría que aquello le provocaba a Ryoma se reflejaba tanto en su orgullosa sonrisa, como en su gatuna mirada. Se había vuelto, sin darse cuenta, muy codicioso y egoísta en cuanto a lo que Sakuno se refería. No quería que nadie más viera esta faceta de la muchacha, ni mucho menos quería que alguien que no fuera él osara molestarla y hacerla sonrojar.

Ella había cambiado un poco su forma de ser en el proceso de hacerse "amigos". Si bien seguía siendo vergonzosa, ya que era su naturaleza, podía conversar de forma más "normal" con Ryoma. Con sonrojos incluidos pero logrando conservar la calma para lograr decir una oración completa sin los tartamudeos de por medio. También, se había vuelto un poco más resulta y conseguía decir lo que quería sin morir de vergüenza en el intento.

-Ryoma-kun ppuedesenseñarmedenuevoestaparte! Dame paciencia – La castaña se había esforzado tanto en decirle sin tartamudear que había salido todo muy rápido y atropelladamente.

- Ne, Ryusaki, esa es mi línea, mi paciencia no es infinita –

Sakuno se había sonrojado hasta la raíz al escuchar aquello, no era lo que había querido decir. Simplemente no quería que él se aburriera de ella. Aun no entendía como habían terminado en aquella situación la primera vez. Ella sentada en la habitación del príncipe, estudiando para el examen de inglés y esta vez sin intervención alguna de terceros; ni su abuela ni nadie había obligado al chico a ser su tutor, al contrario, el mismo se había ofrecido. De una forma muy extraña pero por su propia voluntad. Lo había hecho al más puro estilo Echizen.

-Ryusaki, a las 18 horas en las pistas de tenis callejero – Solo pronuncio eso y salió del salón.

Aquel día, había llegado 10 minutos tarde al lugar del encuentro y creyó, al no ver a nadie, que el príncipe o se había marchado o simplemente no había ido. Grande fue su sorpresa al girar y encontrarse de frente con Ryoma. Este solo emitió un simple "vamos" y empezó a caminar. Y Ella cual corderito lo siguió sin decir nada, después de todo era Ryoma Echizen. Nada malo podía pasarle.

Cuando se dio cuenta donde habían llegado, Sakuno simplemente hiperventilo. Estaba en la entrada de la casa de los Echizen. Ryoma ingreso a la casa y mantuvo la puerta abierta para que ella también entrara, luego se dirigió directo escaleras arriba. Llegaron a la que al parecer de Sakuno debía ser la habitación de Ryoma. Lleno de pelotas de tenis por doquier y unas cuotas raquetas.

-Puedes relajarte, no hay nadie. Estamos solos – Menciono para calmarla el chico.

Aquello había tenido el efecto contrario, Sakuno no entendía que estaba sucediendo. Para que la había llevado ahí, para estar solos… ¡No! Eso era imposible. Era Ryoma de quien estamos hablando. Esto era lo que pensaba Sakuno sin quitar un ojo de la figura del príncipe, que estaba rebuscando algo entre una pila de libros.

-Bien, vamos empezar desde lo más básico – Dijo Ryoma sentándose en el suelo con varios libros en mano.

Sakuno se fijó por primera vez en los libros que sostenía Ryoma y cayó en cuenta de lo que estaba pasando ahí. Él estaba intentado ayudarla. Eran libros de inglés, la materia en la cual ella tenía más carencias y con la cual estaba muy complicada para el examen que tendrían en una semana.

-Pppero como ee-ss que tú – Dijo la muchacha llevándose ambas manos a la boca.

-Mada mada dane Ryusaki

Esa había sido la primera vez que estudiaban juntos y vinieron muchas más. Cuando Ryoma la acompaño a la paradera del autobús ese primer día, le indico que debía estar a la misma hora todos los días en su casa. Sin preguntar si quería o si estaba de acuerdo, así era Ryoma y ella estaba inmensamente feliz de que él haya mostrado aquel gesto, era más de lo que podía pedir.

Con el tiempo lograron entablar una buena relación, y no solo estudiaban inglés, también matemáticas y de vez en cuando Ryoma le daba algunas clases de tenis. Aunque al principio había sido sorpresivo para la familia Echizen, habían optado por no decir nada. Incluso Nanjirou se había abstenido de molestar a su hijo, ya que lo que estaba presenciando lo tenía sin palabras. Además, su amada esposa lo tenía bien amenazado de quemar todos sus tesoros si se le ocurría molestar a Ryoma de alguna forma.

Pero ahora, todo aquello estaba en el pasado. Él ni siquiera se detenía a mirarla, aquello la estaba matando y cada vez le costaba más disimular esos sentimientos. Había pasado un poco más de tres semanas desde que habían terminado.

-Buenos días Saku-chaaan! – Aquella era su mejor amiga.

-Ohayou Tomo-chan – Respondió con una forzada sonrisa.

-Ne, Sakuno no puedes seguir así, debes animarte. Pronto será tu cumpleaños y debemos hacer una GRAN fiesta – Dijo Tomoka poniendo sus manos sobre los hombros de su amiga – iremos de compras y te verás preciosa ese día, para que ese baka de Echizen sepa lo que se perdió – Dijo con molestia la ex chica coletas.

Logro esbozar una sonrisa más sincera ante la alegría de su amiga. No podía evitar contagiarse. Todo aquello le dolía demasiado pero no quería preocupar a nadie. Además, para todos aún era un misterio él porque había acabado la relación entre el capital de Seigaku y la castaña.

De un momento a otro, su hiperactiva amiga salió corriendo. Sin mirar, conocía la razón de aquella reacción. Tomoka iba al encuentro de su flamante novio.

Aun recordaba cómo le había contado la historia de su amor por Kaoru Kaidoh.

La chica de las coletas había salido tarde una cita e iba camino a casa, en el camino unos chicos mayores y pasados de alcohol comenzaron a molestarla. Kaidoh iba pasando y ayudo a la menor. Desde aquel momento se había convertido en su salvador y Tomoka se había olvidado completamente de Echizen; había declarado su amor absoluto por mamushi. Fin de la historia. El cómo se hicieron novios era otra historia mucho más larga.

Sakuno camino tranquilamente hacia el interior del establecimiento educacional, en menos de 10 minutos comenzaba su primera clase del día. Ingreso al salón y fue hacia su asiento, que ahora para su mala suerte, estaba situado junto y muy pegado al de Echizen-san, como solía llamarlo ahora.

Tomo asiento en su lugar y observo al chico, que ya se hallaba dormido en su escritorio, ¿cómo es que habían terminado así? Sin si quiera saludarse. Fue tanto lo que se perdió en sus pensamientos que no se dio cuenta que era observada por el ojiambar, no fue hasta que entro el profesor que despertó de su sueño. Pestañeo un par de veces y quedó prendada a la mirada del chico, quien también la miraba insistentemente. Hasta que se dio cuenta de lo que hacía y desvió la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas.

Ryoma volvió a bostezar y se acomodó dispuesto a dormir nuevamente, aunque finalmente no lo consiguió.

-Niña tonta – Pensó Ryoma malhumorado por no poder conciliar el sueño – Todo es su culpa.

Desde el punto de vista de Ryoma, no comprendía porque había sido terminado, todo estaba bien según él. Quería y extrañaba a la muchacha, aunque no se lo admitiera ni a él mismo. Pero sus acciones lo delataban y estaba muy preocupado por Ryusaki, ya que se veía muy desmejorada. Pálida y más delgada. Distante y ausente, características no muy propias de ella.

-Chicos, cálmense que necesito presentarles a un nuevo alumno – Así iniciaba la mañana el profesor de matemáticas.

No se hicieron esperar los comentarios y bullicio por parte de toda la clase, claro que habían dos alumnos en particular que no estaban prestando demasiada atención y se mantenían en su mundo.

-Por favor pasa – Indico el profesor mientras se abría la puerta del salón – Su nombre es Toyama Kintaro y viene desde Kansai, puedes presentarte – finalizo el profesor.

- Konnichiwa, soy Kintaro pero pueden decirme Kin-chan jajaja – dijo amistosamente el pelirrojo – Juego tenis y… - Quedo de piedra por dos segundos – KOSHIMAEEEEE!

Aquel grito saco de su mundo tanto a Ryoma como a Sakuno. El primero veía con fastidio como el pelirrojo se acercaba a gran velocidad y su compañera de asiento veía con asombro la situación.

CONTINUARA...

Esperare ansiosa sus comentarios! Es mi primera vez, asi que sean piadosos!

Un abrazo :)