Era una fría tarde de Diciembre. Faltaban tan solo unos minutos para que el sol se ocultara en el horizonte, sin embargo, sus rayos iluminaban lo suficiente para que Hermione pudiera ver dónde pisaba, y no se enredase con ninguna rama, algo oculta en la nieve, de aquel pequeño parque en Nueva York; había viajado con sus padres a esta ciudad, por una conferencia que tenían sus padres aquel 19 de Diciembre.
Hermione se sentó en una banca, observando a los niños jugar en la nieve. Hasta que tres figuras llamaron su atención; tres hombres bastante grandes, más grandes que Crabbe y Goyle-si es que eso era posible-que de algún modo le recordaban a Grawp, el gigante hermanastro de Hagrid. Sus caras eran feas y emanaban una sensación de deformidad, tenían el ceño fruncido, y la miraban fijamente.
Hermione se asustó, teniendo un mal presentimiento a cerca de aquellos hombres, si es que se les podía llama así. Pero trató de quitar ese pensamiento de su cabeza; estaba siendo paranoica. Trató de recobrar la compostura, pero sintió dos miradas en su nuca. Con el corazón en la boca, la sensación de peligro y la mano aferrada fuertemente a su varita, oculta en el bolsillo de su abrigo, se volteó; a unos cuantos metros de ella se encontraban las dueñas de las miradas, dos hermosas chicas, aparentemente de su edad, vestían ropas elegantes, y sonreían, con lo que pareció a Hermione, maldad. Sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, y creyó haber visto largos colmillos, no obstante, lo atribuyó a su imaginación. Aún así, puso todos sus sentidos alerta, dispuesta a atacar si era necesario.
Se volteó, y empezó a pensar una solución por si la atacaban, tenía la sensación de que no eran humanos. Podría salir corriendo, pero sería demasiado obvio, podría atacarlos, pero, no tenía la certeza de que en realidad fuera lo que Hermione pensaban...
Detuvo sus pensamientos al oír un crujido a su derecha. Volteó rápidamente, y su vista se encontró con dos pares de ojos verdes que la observaban fijamente; dos mujeres se acercaban a ella con un extraño caminado, parecía una extraña combinación entre caminar y deslizarse. Hermione observó sus rostros, le recordaron vagamente, al de dos serpientes...
-¡Hola! soy Katherine Adams, mucho gusto-escuchó una alegre voz a su lado.
Hermione ahogó un grito, estaba tan sumida en sus cavilaciones, que no había notado cuando, la, aparentemente, alegre mujer, se había sentado a su lado.
Hermione observó a la mujer, era verdaderamente hermosa, con el cabello negro, largo, liso y sedoso, la piel blanca, casi traslúcida y delicadas facciones, no obstante, a Hermione no le pareció que el tono con el que se había expresado, o su expresión fueran del todo reales, fueron sus ojos los que la delataron; unos grandes ojos castaños, en los cuales se veía reflejado odio y rencor. Hermione sintió un escalofrío, y apretó más fuerte su varita.
-Mucho gusto, Penélope Clearwater-mintió Hermione, fingiendo una sonrisa, considerando que no sería prudente decir su verdadero nombre.
-No pareces de por aquí, Penélope, ¿De dónde vienes?-Katherine la miró directo a los ojos, como tratando de descifrar la respuesta ella misma.
-Soy de Inglaterra-respondió, luego de debatirse mentalmente si le decía la verdad.
-Genial-sonrió ella.
Y esta vez, Hermione estuvo segura de haber visto largos colmillos. Hermione pegó un respingo, y los ojos de Katherine se tornaron de un tono rojo escarlata, confirmando las teorías de Hermione. Piel blanca traslúcida, colmillos largos, ojos rojos...Hermione sabía lo que era.
Sintió pasos, y, por el rabillo del ojo, pudo ver como los tres hombres se acercaban a ellas, y ya estaban a unos pocos metros.
-Lo siento, tengo que irme-se disculpó.
Trató de levantarse, pero una mano en su hombro la detuvo; Katherine la miraba con una sonrisa y una mano haciendo presión en su hombro, impidiendo que se levantara.
-¿Porqué no te quedas?, Podemos pasarla muy bien-sonrió, mostrando sus largos colmillos, mientras sus ojos rojos brillaban.
-Lo siendo, de verdad. Me tengo que ir.
Hermione trató de levantarse nuevamente, esta vez, Katherine no la detuvo.
-Tienes razón-dijo, levantándose y sin quitar la sonrisa-. Tenemos que irnos. ¡Sujétenla!
Hermione sintió cuatro enormes manos sujetarle ambos brazos, sacando su mano de su abrigo, aferrada a su varita. Se maldijo internamente por no haber reaccionado antes. Rápidamente, y sin poder soltarse del agarre, trató de desmayar a sus agresores, con un conjuro no verbal. No obstante, sus agresores no la soltaron. Sintió como le arrebataban la varita de las manos, segundos después de haber lanzado el hechizo.
Sin dejar de forcejear, vio cómo, uno de los hombres le entregaba su varita a la vampiresa.
-¿Qué es esto? ¿Acaso es una espada de oro imperial, hija de Júpiter?-le preguntó con sorna.
Y Hermione la miró sin entender.
-Hace que te sientas débil-dijo el hombre, que de cerca parecía aún más feo.
-¿Acaso es un nuevo truco?-la vampiresa la miró con furia-. Ya no importa.
Y rompió la varita.
-¡Nooo!-gritó Hermione aterrada.
Los pedazos de lo que había sido su varita, cayeron a sus pies.
-Ups-dijo la vampiresa con la mano en la boca, y fingida inocencia-. Ahora, ¿Dónde está, mocosa?
Hermione no podía hablar, miraba a sus pies, su varita partida en dos. Sabía que no había forma de arreglarla.
-¡Vamos!, ¡Contesta! No tenemos todo el día-le espetó la vampiresa, molesta.
-No les diré nada-dijo Hermione, con voz débil.
-¿Qué dijiste?
-Dije que no les diré nada-dijo Hermione-. Nunca les diré dónde está Harry.
Y alzó la mirada. Hermione abrió los ojos como platos, el sedoso cabello negro de Katherine se había convertido en fuego, su piel se veía más blanca que nunca y en su boca se mostraba una sonrisa de triunfo.
-Así que se llama Harry. Penélope y Harry, que nombres tan ordinarios para dos hijos del dios del cielo-dijo con burla.
Hermione la miró sin entender nada, antes la había llamado hija de Júpiter, el dios romano del cielo, protector de las leyes y el estado y rey del Olimpo. Eso era imposible, los dioses romanos solo eran un mito. Y, ¿Qué era el oro imperial?, y ¿Porqué Hermione iba a cargar con una espada?
-A menos, que ése no sea tu nombre, hija de Júpiter-la había descubierto-. Sin embargo, no me importa, estoy aquí por tu hermano. ¿Dónde está?
-No sé de qué estás hablando.
-Escúchame mocosa-la vampiresa le cogía fuertemente la mandíbula, obligándola a mirarle.
Pero lo que pensaba decir se esfumó cuando un palo la golpeó fuertemente en la cabeza, haciendo que cayera al suelo.
Hermione observó atónita, la escena, y sintió como las manos que le sostenían los brazos la soltaban. Libre, Hermione se sobó las muñecas, que le dolían por el fuerte agarre.
-¿Qué esperas? ¡Corre!-una mano la cogió de la muñeca y la empezó a arrastrar lejos de el lugar.
Hermione corrió, y se fijó en la persona que tenía delante, no le podía ver la cara, pero pudo ver que tenía el cabello castaño, y usaba una camiseta naranja brillante, hubiera pasado como un chico normal, de no ser por las patas de cabra con las que corría. Hermione abrió los ojos como platos, nunca había visto un fauno, y no había estado segura que existieran, hasta ese momento.
-¿Quién eres?-preguntó sin dejar de correr.
-Este no es el momento de responder preguntas-le contestó el fauno.
Hermione quiso seguir interrogando al fauno, pero por un impulso, volteó la cabeza hacia atrás, por si los seguían, y pudo ver como, lo que parecía una chica de pelo castaño, luchaba contra los monstruos en la lejanía. Pues no eran más que eso, los tres hombres, habían crecido hasta ser gigantes de más de dos metros, las dos mujeres hermosas que le habían sonreído con maldad, tenían el cabello en llamas, igual que Katherine, y las otras dos mujeres, sus piernas habían sido sustituidas por dos troncos de serpientes.
-¿No vamos a ir a ayudarla?-preguntó Hermione, preocupada por la chica.
-¿A quién?
-A la chica que está luchando-contestó Hermione como si fuera obvio.
-No hay ninguna chica luchando-Hermione no le creyó, no obstante, siguió corriendo.
Abandonaron el parque, y empezaron a correr por las calles de Nueva York.
-¿A dónde vamos?-le preguntó al fauno que seguía halandola.
-Al Campamento Mestizo...
Hola!
Esta es mi nueva historia :D. Soy Cami Gómez Gryffindor o simplemente Cami. Esta historia la estoy escribiendo con mi mejor amiga, y la verdad, las partes que sientan que están muy bien escritas y definidas y todo eso, las escribió ella :D.
Espero que les haya gustado el Prólogo!
Comenten porfa!
Besos
*Luna*
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Hola,
Soy Issy Riddle, o Aqua (en realidad no es mi nombre, pero me encanta :D). Realmente no creo que nadie vaya a leer esto, pero, no le crean nada a la loca de arriba, siempre trata de convencerme de que soy la mejor en todo (no saben cuán equivocada está).
¿Les gustó el Prólogo? porque a mí no.
Que tengan una linda semana.
Bye
˜Aqua˜
