¡Qué onda!
Lince: ¡Aquí andamos de vuelta a las andadas! ¡Presentando a mi hermano que ahora se hace llamar: Magus!
Magus: Sí! Ahora el mundo debe referirse a mí, como el Gran Magus! (Mua ja ja ja ja)
Lince: suspiro no sé porqué sigo haciendo fics contigo… ¬ ¬
Magus: ¡Admítelo! Te encanta… o
Lince: suspiro y yo que ya me había librado del Espíritu del bosque…
Magus: Digimon no nos pertenece, le pertenece a Akiyoshi Hongo… (Magus empieza a picarle a Lince en el costado) Empiézale, ándale, trabaja…
Lince: grrrrrrrr…
Hechizo de amor
Por: Magus y Lince
Capítulo 1: La tradición de las Nonaka
Un muchacho alto y moreno, caminaba por las calles de Shinjuku oeste aquella tarde, moviéndose por entre la multitud de peatones que recorrían las tiendas e iban de un lado para otro, sin mirarse y con prisa. Aceleró el paso y subió al metro de manera distraída, silbando para él solo la canción de "my immortal" de evanescense, la cuál traía últimamente dándole vueltas por la cabeza. Una mujer de aspecto malhumorado le frunció el ceño, molesta y el joven sonrió mostrando una sonrisa blanca y fresca de comercial de dentífrico. La mujer se ruborizó y se hizo la desentendida, el chico siguió silbando; llevaba pantalón caqui, camisa negra desfajada de mangas arremangadas y cargaba una mochila de tela color verde militar en su hombro. Algunos minutos después, el tren se detuvo en la estación de la línea Yamanote, y entonces se bajó, guiñándole el ojo a unas chicas guapas que lo habían estado observando dos estaciones antes, las muchachas se rieron entre ellas y la puerta se cerró. El joven deambuló por la calle, visitando algunas tiendas, mientras corroboraba sus compras en una lista que llevaba escrita en una hoja de papel. Aún no entendía por qué su padre le había pedido explícitamente comprar tantas cosas en Shinjuku si podían conseguirse fácilmente en Fukuoka. Salió de la última tienda que debía visitar con algunos pliegos de pergamino y pinceles. Comprobó la hora en su reloj y se percató de que bien podía darse el lujo de comprarse algo de comer, dado que ya tenía todo lo que necesitaba. Usó su mano para protegerse de los rayos solares y entornó sus ojos azules risueños, divisando la posible respuesta a sus problemas en un letrero colocado sobre un negocio amplio, ubicado frente a él, en el cuál se leía:
"New Moon"
snacks & drinks
3 especialidades diferentes cada día. Tenemos los mejores precios.
El chico sonrió complacido y cruzó la calle para entrar al local. Las puertas se abrieron automáticamente, recibiéndolo; cruzó por un pasillo rodeado de varias mesas en el que un grupo de 6 chicos charlaban animadamente y se levantaban de sus sitios dejando algunos yenes de propina, se despidieron de una joven pelirroja de coleta erizada y flequillo lacio, que secaba unos vasos tras una barra y les inclinó la cabeza ligeramente, los jóvenes salieron del lugar. El muchacho se acercó al mostrador y le sonrió a esa pálida chica que guardó los vasos en un estante bajo, tras ella, se giró de inmediato y arqueó las cejas.
–¿Qué vas a ordenar? –le preguntó rápidamente.
El chico clavó los ojos en su mirada violeta y se pasó la mano por la nuca.
–Esteeee…
La chica pareció impacientarse.
–ok. –le dijo. –el menú está en la pizarra a mi espalda. –soltó saliéndose de detrás de la barra y encaminándose a la mesa que acababa de ser desocupada, mientras recogía los platos y se guardaba la propina en el bolsillo de su delantal blanco. Cruzó de nuevo tras la barra, desapareció por una puerta giratoria de madera y volvió a aparecer pasados unos segundos.
–¿Bien? ¿Ya te puedo tomar la orden? –inquirió.
El muchacho que parecía no haberse decidido todavía, se rascó la mejilla y recorrió la pizarra con la vista, de forma disimulada.
–Eeeeeeh, pues dame una hamburguesa y un "jugo revitalizador". –balbuceó, fingiendo estar seguro de lo que pedía.
La muchacha asintió conforme y levantó un control remoto con el que encendió una televisión ubicada en un rincón elevado. El chico se volteó y se quedó viendo lo que parecía ser un video musical.
–En seguida te traigo esto. –susurró la muchacha, retirándose por la puerta giratoria y desapareciendo del otro lado.
El joven asintió despreocupadamente, con la vista fija en la tele.
–Dios, ¿Cómo le hará Shakira para mover así las nachas sin tronarse un nervio? –susurró él. –¡Qué bruta!…
En la cocina del negocio, la pelirroja puso a freír una carne redonda en una parrilla de metal, mientras sacaba de detrás de su cinto de cuero una varita larga y negra de madera con la que apuntó hacia el fregadero, con lo cual los platos comenzaron a lavarse solos; se giró a su derecha, y apuntó a una barra de fórmica donde algunas frutas se elevaron en el aire y se rebanaron para ser molidas en la licuadora; en la barra de la izquierda, los vegetales se partieron como si alguna persona invisible lo estuviera haciendo todo. La chica volteó la carne, y sirvió la bebida de fruta en un vaso de vidrio; agregó un par de gotas de un frasco que sacó de un estante, le dio un par de golpes al borde con su varita y el líquido brilló momentáneamente; colocó todo en una charola y buscó el pan de las hamburguesas, sin dar con él.
–¡Viximon! –gruñó de pronto. –¡Necesito más pan de este lado!
–¡Aquí lo traigo, Rika! –respondió un pequeño zorrito dorado que trotaba velozmente y arrastraba con el hocico un empaque cerrado de pan.
La nombrada pelirroja se inclinó y recogió el paquete, abriéndolo de inmediato y terminando de preparar la hamburguesa. El zorrito de ojos celestes saltó a un banquillo junto a la chica y sacudió la cola, alegremente.
–¿Ya cuanto te falta para completar el extractor que vimos, Rika?
La chica se encogió de hombros y suspiró sonoramente, sirviendo algunas patatas fritas en un plato.
–Como la mitad… –susurró molesta. –Si sigo a este ritmo, no lo tendré para antes de regresar a la escuela. Qué fastidio… y sería lo que necesito para probar esas mezclas avanzadas que quiero…
–Sí… –corroboró Viximon. –pero bueno, puedes pedirle dinero prestado a tu mam
–¡De eso, nada! –soltó Rika, dando un puñetazo en la barra. –Luego querrá que me ponga uno de esos vestidos estrafalarios que acostumbra diseñar…
Viximon bajó las orejas.
–Bueno, era sólo una sugerencia.
La chica frunció el ceño.
–En fin, Vixi. Tendremos que contentarnos con lo que saquemos esta semana. No quiero descompletar la colegiatura de la Universidad, así que nada de bajarle a mis suministros, ¿oíste? No creas que no me doy cuenta de que te comes papas fritas cada que salen de la freidora…
Viximon pasó saliva, la chica le dirigió una mirada amenazante; se guardó la varita, levantó la charola y salió de la cocina tratando de poner buena cara. Colocó la charola en la barra, justo cuando el chico que veía la televisión parecía haber salido de su trance, y le sonreía coquetamente. Rika giró los ojos.
Vaya, pero si este se cree que se cae de bueno… pensó ella. en fin, mientras me pague lo que se trague…
La chica suspiró y comenzó a servir las cosas, el castaño se frotó las manos y levantó la tapa de su hamburguesa para atiborrarla de salsa catsup. Comenzó a devorarla mientras Rika se sentaba tras el mostrador y clavaba la vista en un video de Gackt.
–¿Oye, y tú te encargas sola de este negocio? –preguntó el muchacho, tratando de sacar conversación.
Rika solo asintió un par de veces con desgana sin apartar la vista del cantante nipón. El chico solo arqueó las cejas.
–Pues lo haces muy bien. –pronunció sencillamente. –Yo la verdad soy malo para la cocina…
La pelirroja lo miró con cara de ¿a mi qué? pero se esforzó en recordar su preciado extractor, con lo que se obligó a sonreír forzadamente. El joven pareció animarse y se metió un par de papas a la boca.
–¿Y… tienes novio, guapa? –soltó él, guiñando un ojo, cosa que a Rika le puso a hervir la sangre.
Cretino, ¿qué rayos se cree que soy? pensó la pelirroja, furiosa, y cerrando su mano en torno a su varita. Se obligó a pensar de nuevo en su extractora de jugos de lujo, así que sólo negó con la cabeza (con el cabello algo erizado en las puntas), el joven arqueó las cejas.
–¿No? Que raro, por aquí los chicos han de estar tontos, ¿no? –bromeó.
Rika hizo una mueca sarcástica y volvió a fijarse en la televisión para evadirse.
Pasados algunos minutos, el joven terminó con su comida y se dispuso a pagar la cuenta; sacó su billetera y rebuscó en ella, sacando un par de billetes y entregándoselos a la pelirroja, que los depositó en la caja registradora y le devolvió algunas monedas que él recibió mostrando sus dientes perfectos. El muchacho se estaba terminando su jugo cuando la chica sacó un cuaderno pequeño y comenzó a escribir en él.
–¿Me firmas la factura? –le dijo ella casualmente, extendiéndole el bolígrafo. –Debo comprobar mis ventas...
El chico se limpió las manos con una servilleta y la firmó sonriendo de oreja a oreja.
–¿No quieres que te deje mi teléfono de una vez?, si quieres luego te llevo al cine…
–Eeeeeeh… no lo creo. –contestó ella, apretando los dientes. –vuelvo a la escuela en una semana.
–Es una lástima… –susurró él. –¿Vas a la Uni de Tokio? ¿En qué semestre?
–Voy a empezar el octavo… –gruñó.
El joven arqueó las cejas, encogiéndose de hombros, ya no se le ocurría nada más de qué hablar con esa chica que cada vez parecía molestarse más con él. Bebió un trago de su jugo, parpadeando sorprendido. –¡Oye! No te dije que esto está buenísimo, ¿verdad? –le dijo dando un segundo trago y terminándoselo por completo. –Buenísimo…
Rika pareció sonreír por primera vez de forma sincera desde el arribo del chico.
–¿De veras lo crees?
–Sí. –contestó él, alegremente al ver que su comentario había dado resultado; luego se le ocurrió añadir: –Es una buena imitación de las bebidas alternativas… yo diría que para ser de una chava de octavo, no está tan mal…
Rika se quedó de piedra, con la mandíbula algo desencajada y la vena de la sien palpitándole. De pronto pareció quemarse en una llamarada provocada por ella misma y apretó los puños.
–¡Ya estuvo bien! –rugió al momento en que empuñaba la varita. –¡Se ve que no sabes con quién fregados hablas!, ¡Soy Rika Nonaka y mis mezclas no son copia de nada!
La pelirroja apuntó al chico y le lanzó un rayo azulado que lo encogió de tamaño. Rika lo levantó riendo de forma maniaca, mientras lo encerraba en un frasco de vidrio y se lo llevaba a través de la puerta giratoria; cruzó la cocina aún riendo, y la pequeña Viximon sólo la siguió, trotando preocupadamente.
–¡Ay, no! ¿Rika, otra vez? –inquirió ella siguiendo a su dueña, quién abrió una puerta al fondo de la cocina que la condujo a lo que parecía ser el resto de su casa. Rodeó la sala y el comedor, y bajó unas escaleras que la condujeron a una habitación llena de hierbas y especias; colocó el frasco que llevaba en un estante de madera y lo miró satisfecha.
–Dios, si deberían pagarme por encoger a sujetos como este…
El joven que se encontraba dentro del frasco, empezó a golpear el vidrio con sus pequeños puños mientras comenzaba a hacer mucho escándalo.
–¡Oye! ¡Qué rayos hiciste! ¡Sácame de aquí! ¡No tienes derecho de hacerme esto!
Rika le sonrió malévolamente y rebuscó en su bolsillo, mostrándole una hoja de papel, que para él resultaba enorme.
–Tengo el derecho de hacer lo que quiera. Tú me firmaste esto:
Rika Nonaka, bruja estudiante y encargada de este negocio, se reserva la libertad de practicar sus conjuros en los individuos, que ella crea, sean merecedores de un escarmiento ejemplar; aplicándose de inmediato al colmarle la paciencia.
De acuerdo con esto, firma:
Ryo Akiyama.
El chico del frasco apretó los puños.
–¡Oye! ¡me dijiste que eso era una factura!
–Y lo es, pero viene con este útil anexo… –se sonrió la pelirroja. –las empecé a imprimir así desde el año pasado…
–¡Pero está escrito con letra diminuta! –objetó el joven.
–¿La pudiste leer, no?
–¡Porque mido diez centímetros!
–Pues me vale. –contestó altaneramente –Eso debiste pensarlo antes de hablar de más… además…
El timbre de la entrada se encargó de interrumpir la discusión entre los jóvenes. Rika se quitó el delantal que llevaba y lo colgó en un ganchillo, mientras se dirigía hacia la puerta; se arremangó las mangas de su blusa gris, con Viximon correteando a su alrededor y golpeteándole el dobladillo de los jeans negros con la cola afelpada. El timbre volvió a escucharse.
–Voy… ¡Voy! –rugió Rika, casi cayéndose cuando tropezó con su mascota. –¡Viximon! ¡carajo, no te me atravieses!
La pelirroja abrió la puerta y una mujer rubia, de ojos violetas, cabello estilizado, vestido fino de color azul, capa negra y sombrero de ala ancha del mismo color; entró, mirando evaluativamente los alrededores, mientras hablaba.
–Rika, ¿cómo te va?, ¿sigue el negocio a flote? Te he estado buscando por todas partes, ¿no me cambiaste de nuevo tu número de teléfono verdad?, con eso de que la última vez, me contestaron los bomberos…
–No mamá, ¿cómo crees? –soltó la muchacha, girando los ojos. –Ya te dije que el número termina con un condenado 2 y no con un 7…
–Menos mal… y deja de hablar en ese tono, que yo no tengo la culpa de que tengas la letra tan espantosa. Por lo menos se te dieron bien las pociones, de lo contrario no sé que habría sido de ti…
–Bueno, madre. –la cortó Rika, perdiendo la paciencia –No creas que no me encanta que me visites y hablemos de mi elección de carrera, la cuál detestas… pero supongo que no viniste hasta acá, nada más para eso, ¿o sí?
–Pues de hecho, no. Necesito que te quites esas fachas y me acompañes al hotel Keio para una reunión muy importante.
–¿Qué? –jadeó, mirándose los jeans deslavados. –¿y para que rayos debo acompañarte al hotel Keio? ¿Qué, tienes otra presentación pública en la que necesitas que aparezca como elemento de decoración en las fotos del diario?
–Que graciosa, jovencita. –susurró Rumiko Nonaka peligrosamente mientras zarandeaba su varita de color blanco. –El hecho de que ya tengas 20 años no te da derecho de hablarme de esa forma, recuerda quién te financió todos los materiales para tus menjurjes raros; de hecho esta vez el asunto es contigo; así que deja de darme largas y cámbiate, que debemos llegar temprano. No quiero que causes una mala impresión…
–¿Mala impresión a quién? –gruñó Rika frunciendo el ceño.
–Qué te cambies…
Rika pareció sulfurarse, pero aún así, subió unas escaleras que daban a su habitación. Se quitó la blusa y la lanzó a un cesto, mientras se giraba hacia su ropero y descolgaba una blusa negra, sin mangas, ajustada y de cuello alto; se cambió los jeans por unos pantalones negros de vestir; se calzó sus zapatos negros de punta plateada; pulseras negras, anillos plateados, medalla, arracadas, y cabello suelto completaron el juego; se pasó rápidamente algo de delineador, y lápiz labial púrpura. Se llevó su gabardina negra doblada en su brazo izquierdo y bajó ante su madre. La rubia asintió contentísima.
–¡Perfecto! ¡esa es la bruja elegante que estaba buscando! ¿Qué te cuesta, Rika?
–Mamá, por Dios, en el trabajo no puedo…
–Sí, sí, ok. Vámonos ya, que se hace tarde.
Rika se puso la gabardina y le habló a Viximon, mientras su madre abría la puerta y salía de la casa.
–No le abras a nadie, Vixi. Y cuida que el enano del frasco se quede ahí, ya veré qué le hago cuando vuelva…
Cerró dando un portazo y Viximon se fue a la sala a prender la tele. Nuestro joven del frasco parecía rebuscar algo en su mochila con exasperación.
–¡Rayos! ¡¿Cómo pude dejar en casa mi estúpida varita?!
° ° °
Rika cruzó las puertas del hotel Keio y entró al lobby, siguiendo a su madre, sin prestar atención a nada de lo que esta le decía, en su lugar, pensaba en los posibles resultados que tendría una mezcla de belladona y raíces blancas, con un par de cucharadas de colmillos de dragón en polvo, endulzada quizá con algo de extracto de mango; se enfocó en recordarlo y entonces sonrió al ver a su abuela Seiko.
–Rika, linda. –la abrazó una mujer de cabello corto que vestía túnica beige de adornos rojos, y capa guinda. –¿Cómo va el negocio? Me encanta esa idea tuya de las pociones alternativas. No he probado una "relajante" como la que preparas, niña. Debes visitarme pronto y hacerme un caldero entero, ¿eh?
–Claro, abuela. –sonrió la chica, de mejor humor. –¿sabes para qué me hizo venir mi madre?
La mujer desvió la vista hacia su hija Rumiko que preguntaba algo a un joven del mostrador.
–¿Ah, qué no te lo dijo?
Rika negó con la cabeza.
–Bueno, entonces ya te enterarás. –pronunció la mujer, señalando a un hombre de pantalones grises, botas negras, chaleco blanco, sombrero gris y capa negra que se acercaba hacia ellas. Rumiko al verlo, sonrió y le estrechó la mano cordialmente. El hombre se inclinó, quitándose el sombrero, y saludó a Rika y a Seiko.
–Buenas noches, damas. –pronunció en un susurro amable. –Vaya que tiene una jovencita muy linda. –puntualizó viendo a Rika de reojo, quién sólo se cruzó de brazos. –Pero me temo que las he hecho venir en vano…
–¿A que se refiere? –preguntó Rumiko de forma intrigada.
El hombre se encogió de hombros, poniéndose de nuevo su sombrero.
–Bueno, es que mi hijo no volvió a casa después de enviarlo a hacer unas compras…
–Es una pena… –susurró la rubia. –Espero que se encuentre bien.
–Gracias, a decir verdad, lo que me preocupa es que se salió sin su varita, se llevó mi mochila en vez de la suya, y temo que se meta en problemas…
–Ya verá que aparecerá muy pronto. –Lo tranquilizó Rumiko, rodeando a su hija con un brazo. –Los jóvenes son algo distraídos, y suelen hacer tonterías muy a menudo… justo ahora me viene a la mente aquella ocasión en la que Rika hizo estallar por primera vez la cocina, cosa que siguió repitiendo constantemente…
–¡Mamá! –gruñó la pelirroja, fulminándola con la mirada.
–Cierto… –soltó, aclarándose la garganta. –En ese caso, no queda más que esperar a que su hijo nos honre la próxima vez con su presencia, para poder poner a los chicos al tanto de todo. –le dijo estrechándole la mano nuevamente. –Esperaré su llamada.
–Por supuesto. –respondió el hombre con una inclinación. –Discúlpenme, nuevamente.
Las mujeres Nonaka asintieron y el hombre desapareció en el aire. Rika volteó a ver a su madre, perpleja.
–¿Se puede saber quién era ese sujeto? –soltó la chica frunciendo el entrecejo.
Rumiko meneó la cabeza.
–Es el señor Akiyama. –respondió escuetamente. –Es un pintor famoso de Fukuoka, pero bueno, si es que su hijo no aparece… Rika, te llamaré cuando sea seguro que estaremos completos. Vamos, madre… –ambas mujeres se miraron de reojo y desaparecieron, dejando a la pelirroja sola y con muchas dudas.
–Me lleva… –gruñó la chica, regresando como pudo hasta su casa. Entró, fastidiada y se sentó en el sillón de la sala en el que su zorrita veía un programa de dibujos animados. Le acarició las orejas. –Vixi, hoy fue un día de locos. –resopló –¿No tuvimos más clientes?
La pequeña negó con la cabeza. Rika suspiró.
–Los imitadores me están arruinando… –susurró, pasándose la mano por la cabeza. –¿Cómo se portó el bocón del estante? –soltó, acordándose de él.
–Es muy ruidoso. –informó Viximon, mientras cambiaba los canales. –Gritó todo el rato algo como de que no le entraba el aire…
Rika jadeó y se despatarró, saltando del sillón, y casi matándose al bajar las escaleras rumbo al sótano, donde cogió el frasco y lo examinó fijamente. Un chico encogido en un rincón del bote, y con la cara extrañamente de color morado, le devolvió una mirada apagada. La pelirroja quitó la tapa y el joven suspiró aliviado.
–¡¿Qué estás demente?! –gritó el chico, enfurecido, una vez que hubo recuperado el aliento. –¡Casi muero!, ¡Jamás había conocido a una bruja tan torpe! ¡Pero mira que esto no se va a quedar así, en cuanto mi padre se entere de que estoy secuestrado en un frasco te las vas a ver negras, Roja!
La chica parpadeó un par de veces, sintiendo un sudor frío resbalándole por la cara, mientras recordaba la firma que el chico había plasmado en la factura de su pedido.
–Ryo… ¡Akiyama!… –susurró Rika, sintiéndose caer de pronto en un hoyo negro. Regresó a la realidad cuando el chico continuó haciendo barullo, reclamando su libertad de inmediato. La pelirroja se mordió las uñas mientras pensaba desesperadamente en lo que podría hacer para remediar el asunto. Viximon bajó al sótano dando saltitos.
–¿Y porqué no usas la poción del olvido? –sugirió, sacudiendo las orejas.
Rika sonrió esperanzada, y luego recordó que la receta se encontraba en un libro, el cuál le había prestado a Juri, su mejor amiga, al inicio de las vacaciones. Volvió a colocarle la tapa al frasco (esta vez añadiendo algunos huecos para el aire), y salió a la carrera rumbo al restaurante-bar de la familia Katou.
Rika se detuvo a la entrada del negocio, el cuál a diferencia del suyo, parecía gozar con bastante clientela; entró, abriéndose paso como pudo, y localizó de inmediato a su amiga: castaña y de mirada color miel, llevaba dos charolas en las manos y maniobraba, caminando hacia una mesa situada en un rincón. La pelirroja le hizo señas desde donde se encontraba y la chica le sonrió, asintiendo levemente. Rika corrió hacia ella.
–¡Juri! –jadeó Rika nerviosamente. –Necesito… que me devuelvas mi libro de encantamientos con pociones. –soltó atropelladamente. –Tengo una emergencia en casa.
La muchacha la escuchaba atentamente mientras servía los platos que traía y recogía otros, cuidadosamente.
–Tendrás que esperarme un momento, Rika. –le dijo Juri como única respuesta. –Tengo mucho trabajo esta noche. –añadió al momento en que dos charolas más aparecían en sus manos y la chica se movía de un lado hacia otro para evitar que se cayeran. Rika atrapó una que se le había resbalado a su amiga y luego otra charola le apareció a ella en su mano libre. Parpadeó con los ojos muy abiertos.
–¿Bistek y verduras, y rollos de camarón? –voceó Rika en voz alta.
–¡Por aquí! –contestó una pareja situada cerca suyo.
Rika giró los ojos, y les dejó los platillos; luego regresó con Juri, quién servía plato tras plato.
–¡En serio, Juri! –insistió Rika. –Es una emergencia… me URGE el libro.
La chica Katou asintió un par de veces.
–Ya sé, ahorita te lo doy.
–Pero…
Juri la miró con los ojos brillantes, y le habló con una voz retumbante, mientras la cabeza le giraba casi 360 grados:
–¡QUE TE ESPERES!
Rika pasó saliva y se encogió en su sitio.
–je, je, je, ok, te espero por este lado…
Ya quince minutos después, Juri regresó con Rika y ambas cruzaron hacia la parte trasera del local, subiendo unas escaleras que las llevaron hacia el cuarto de la chica castaña. En él, Rika pudo notar un añadido nuevo: una especie de altar con velas y artículos que parecían haber pertenecido alguna vez a un pequeño león naranja que aparecía en una foto en brazos de la joven Katou. La pelirroja arqueó las cejas.
–¿Oye, le pasó algo a Leomon? –soltó ella de forma extrañada.
Juri bajó la mirada.
–Sí… murió atropellado hace una semana por un sujeto montado en una motocicleta enorme… –la joven sollozó afligidamente y luego levantó su puño mientras sus ojos brillaban y sonreía malévolamente. –¡Ah! ¡Pero el fulano la pagó bien y bonito! ¡Eso si te lo puedo asegurar! –sacudió la cabeza. –¡Ah sí!, tu libro… creo que lo tengo por ac
Rika la siguió con la mirada y la vio rebuscar entre un librero, luego volvió a posar la vista en el altar del fallecido Leomon. Frunció el entrecejo al notar algo raro puesto sobre lo que parecía ser una llanta gigante de motocicleta (una cabeza reducida, de piel azulada, cabello rubio y erizado, 3 ojos rojizos y mascara púrpura. XD) La pelirroja pasó saliva, Juri era la mejor practicante de artes oscuras que conocía, y a veces sus habilidades le daban algo de escalofríos. Recordó aquella vez en la que ayudando a su amiga a practicar su conjuro invocador, había terminado siendo poseída por un espíritu muy molesto de nombre Argus, quién casi logró que se le rompieran las piernas por hacerla bailar en el "Dance Dance Revolution" por dos días consecutivos hasta que Juri logró exorcisarla…
–¡Aquí está! –soltó Juri, sacando a Rika de su ensimismamiento. –"Encantamientos básicos con pociones. –leyó. –mil y un formas de hechizar por medio de recetas sencillas" –miró a su amiga de forma examinadora. –Bueno, Rika ¿Qué hiciste? No habrás maldecido a alguien gravemente, ¿verdad? Si no, me arrepentiré de haberte enseñado esos conjuros en suahili…
–No, no es eso. –soltó la pelirroja prontamente. –Solo necesito la receta de la poción amnésica… Luego te cuento.
–ok, pero luego me cuentas. –repitió peligrosamente. –Me dejaron de tarea un hechizo muy bueno para hacer que la piel se caiga, y me falta un voluntario…
Rika tomó su libro y empezó a salir del cuarto como quién no quiere la cosa.
–eh… ¿qué locura, no? Bueno, ya me tengo que ir, te veo… eh… después… Siento mucho lo de Leomon. –soltó viendo de reojo la cabeza reducida que le gruñía: ¿qué me ves, sabandija? y bajó las escaleras rápidamente, soltando un: "¡me saludas a Takato!" (el novio de Juri), fugazmente.
De regreso en su casa, con libro abierto y caldero en fuego, Rika comenzó a preparar la poción; añadió un par de ingredientes y pesó unas cosas que parecían patas de insecto en una balanza; se aseguró que la medida fuera la exacta y entonces alguien llamó al timbre de la puerta. Rika gruñó ligeramente y se sacudió las manos, mientras atendía la llamada. Ryo desde su lugar (de tamaño normal, amarrado en una mesa de piedra y con un embudo en la boca) veía que Viximon saltaba a la barra que Rika estaba utilizando, persiguiendo una pelusa de manera juguetona; la zorrita chocó con el libro y lo tiró, cerrándose éste de inmediato, Viximon miró hacia ambos lados, asustada y volvió a abrir el libro en la primera página que encontró, bajándose de la mesa en cuanto escuchó volver a su ama (quién farfullaba algo sobre convertir en cucarachas a los vendedores de enciclopedias). Rika se dispuso a continuar con la poción, mientras que Ryo sacudía la cabeza y comenzaba a hacer mucho escándalo.
–¡Guarda silencio, Akiyama! –gruñó Rika, molesta. –Que después de esto no te vas a acordar de nada… –susurró checando los ingredientes escritos en la página de su libro abierto y añadiendo lo que hacía falta. Ryo parecía encontrarse al borde de la histeria; pero aún así no pudo evitar que la pelirroja le diera a beber la pócima una vez que ésta estuvo terminada. El chico palideció momentáneamente, Rika lo desató y lo sacó a empujones de la casa, mientras levantaba la varita y detenía un taxi en el cuál aventó al joven, despidiéndolo con un satisfecho: "¡hasta nunca!" Rika regresó al interior de su hogar, contenta por haber resuelto el problema; se dirigió a la cocina y preparó una cena rápida, mientras servía croquetas de pescado en un tazón para su pequeña mascota. Viximon se fue a dormir temprano, diciendo que no tenía hambre y Rika sólo frunció el entrecejo, pues su comelona compañera sólo dejaba de comer cuando hacía alguna travesura. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una llamada telefónica de su madre, quién le dijo que al día siguiente la vería en el hotel Keio, pues el joven Akiyama ya había aparecido por fin. Rika sonrió al terminar la llamada, pues eso significaba que ese chico sí era el hijo del hombre que había conocido esa noche. Aliviada, se fue a dormir, pensando que por lo menos el muchacho habría olvidado todo lo sucedido.
A la mañana siguiente, Rika se levantó temprano, como de costumbre; abrió el negocio y atendió a algunos de sus clientes más leales, que siempre se detenían a almorzar ahí; esperó tras el mostrador mientras terminaba una redacción de pociones indetectables que le habían dejado de tarea, y luego recibió una llamada de su madre, quién le dijo que la reunión con los Akiyama se posponía hasta nuevo aviso. Rika colgó el teléfono, confundida, y preguntándose el motivo por el cual los Akiyama podían haber cancelado.
Ya el domingo, en la tarde, mientras Rika preparaba todos sus materiales para volver a la escuela al día siguiente, Rumiko tocó a su puerta y la llevó nuevamente al hotel Keio, pues ahora era seguro que sí se verían con los Akiyama. Llegaron nuevamente al lobby del hotel y se saludaron como la ocasión anterior. Rika arqueó las cejas al ver que el señor Akiyama iba acompañado de un joven al que reconoció como Ryo (vestido con pantalones negros, camisa gris de puños elegantes, chaleco oscuro, botas negras, sombrero negro y capa del mismo color) El chico le estrechó la mano cordialmente, aunque se veía pálido y más delgado que cuando Rika lo vio en su negocio. Los adultos dijeron algo de ir al salón acordado para la ocasión y Rika y Ryo sólo los siguieron algo aturdidos. Rika caminaba en silencio y el joven Akiyama también lo hizo, hasta que se inclinó un poco hacia ella y le susurró al oído:
–Tu zorrita cerró el libro de pociones la otra noche. No te salió un amnésico. Lo recuerdo todo.
Rika se paró en seco y lo miró sorprendida.
–¿Qué? –jadeó ella, estupefacta. –¿Entonces qué rayos te di a beber?
–Un "maxilaxante". –respondió él con simpleza. –He estado en vela los últimos cuatro días, haciendo ronda por el baño… habría sido muy divertido en otras circunstancias, debo confesar… –Rika se ruborizó, apenada. –Aunque no debes preocuparte tanto, mi padre no sabe lo que ocurrió realmente. –El joven le guiñó un ojo y añadió, dándose aires: Pero me sorprende que no te hubieras dado cuenta al momento de agregar las sanguijuelas… deberías de estudiar más… esos errores ni mi primo chiquito los comete…
Rika lo miró, rabiosa y se adelantó hasta donde estaba su madre. Ryo alcanzó a su padre, sonriendo ligeramente. Ambas familias entraron a un salón y se sentaron a una mesa para discutir el famoso asunto importante que los requería tan insistentemente. Rika fulminaba a Ryo con la mirada cada que tenía la oportunidad de hacerlo. Rumiko comenzó a hablar y todos la escucharon:
–Creo que está de más decir, que las familias Nonaka y Akiyama son unas de las más antiguas y respetadas que existen en Japón, por eso mismo fue que se llegó a este acuerdo al nacer mi hija Rika, aquí presente…
Rika desvió la mirada y tamborileó con sus dedos sobre la mesa. La charla resultó ser larga y confusa, o al menos así le pareció a la pelirroja, quién solo pensaba en la inmortalidad del cangrejo…
Sólo salió de su trance cuando escuchó las palabras: "Tradición", "Compromiso" y "Matrimonio" en la misma frase.
Rika y Ryo saltaron de sus asientos y comenzaron a reclamar el que se hubiera tomado esa decisión tan absurda sobre ellos, sin haberles preguntado siquiera; soltando de inmediato que jamás se casarían el uno con el otro. Rumiko trató de explicarle a su hija, que era tradición que las mujeres Nonaka pasaran por dicha prueba al cumplir la edad suficiente. Rika negó rotundamente, y Ryo se levantó molesto de su lugar, amenazando con marcharse. El señor Akiyama sacó su varita y comenzó a recitar lo que parecía ser un hechizo hacia los jóvenes que ya salían caminando cada quién por su lado.
"Lazo mágico
une con tu cadena
a quienes deban cumplir
con una promesa.
Ya sea de día.
Ya sea de noche.
La atadura impuesta
no admite protesta."
¡Catena unio!
Una luz dorada los rodeó a ambos y se escuchó un sonido como de grilletes cerrándose en sus manos y piernas, la cuerda de luz se tensó y los hizo tropezar, cayendo una encima del otro (en una posición algo comprometedora). Los chicos se miraron con la cara roja y Rika sólo le dio una bofetada al castaño mientras se desembarazaba de él. La luz que los unía brilló intensamente y luego fue desapareciendo lentamente hasta volverse invisible. El señor Akiyama se guardó la varita satisfecho.
–¡La cadena del convenio! –explicó animadamente. –El conjuro mágico que ata a dos personas, obligándolas siempre a estar juntas. Una excelente forma de asegurarse de que los jóvenes no falten al acuerdo. ¿No le parece, Rumiko-san?
La rubia asintió con la cabeza.
–Sí… pero me parece que no es del todo conveniente… hace falta un segundo hechizo que ponga las cosas un poco menos peligrosas…
La mujer se puso de pie, tomó su varita y después de hacer una floritura con ella, señaló a su hija, comenzando a recitar un segundo conjuro.
"Pared invisible
guarda lo más preciado.
Se una protección segura
para quién yo más amo.
Que la llave de entrada
sea la confianza
Y la única que entonces
acorte la distancia."
¡Murus repudium!
–Conjuro sobre mi hija: La barrera del rechazo. –pronunció Rumiko con simpleza.
Un haz de luz blanca golpeó a Rika, la rodeó por completo, y luego pareció desaparecer en el interior de su cuerpo. Ryo arqueó las cejas y se cruzó de brazos.
–Bien, ¿Se puede saber para qué rayos fue eso?
Rika se puso las manos en la cintura y miró hacia otro lado.
–Pero que imbécil… –murmuró.
En ese instante una fuerza invisible empujó a Ryo y lo envió a estrellarse a unos 4 metros de distancia, luego otra fuerza invisible lo jaló hasta que quedaron solo 2 metros de separación entre él y la pelirroja, que en esos momentos se partía de la risa.
–¡Excelente!
–La barrera del rechazo es el hechizo que protege el espacio personal. –susurró Rumiko. –Lo que significa que el joven Ryo no podrá acercarse demasiado a menos que mi hija lo desee… No es que no confíe en su hijo, Akiyama; pero… –Rumiko miró a Ryo, que tirado y aturdido en el suelo parecía tener una cara de maniático sexual. La rubia meneó la cabeza y se dio golpecitos en la barbilla con la punta de su varita. –No. No confío.
–Ah, Nonaka, ¡Qué peliaguda! –sonrió el señor Akiyama. –Justo en este instante iba a sugerirle ese hechizo. No sabe la de problemas que me daba este muchacho por pajuelo.
–¡Papá! –objetó Ryo, frotándose el brazo y poniéndose de pie.
–Cállate, Ryo, que los adultos discuten cosas importantes. –se frotó la barbilla pensativamente. –Con que el murus repudium… bueno, entonces no queda más que esperar, ¿no le parece?
Rumiko asintió alegremente y se encogió de hombros, se dirigió a la joven pareja que parecía todavía confundida por lo que estaba pasando.
–La atadura durará un año completo. –les explicó –De ustedes depende que la experiencia sea positiva o negativa. Si al final del plazo no han logrado congeniar, entonces se disolverá el compromiso… antes no.
Rika pareció querer objetar algo más, sin embargo su madre los apuntó con su varita y los transportó a la casa de la pelirroja, en donde Viximon los recibió riéndose a carcajadas. Ryo parpadeó sorprendido al ver que muchas de sus cosas se encontraban en la sala, acomodadas en cajas y maletas; se revolvió el cabello, furioso.
–¡Esto no me puede estar pasando! –gritó.
Rika y Ryo se miraron molestos y subieron al segundo piso murmurando para sí mismos (o más bien, Rika caminaba mientras Ryo era arrastrado escaleras arriba) entraron al cuarto de la pelirroja, el cuál ahora tenía dos camas individuales, separadas un metro la una de la otra. Rika suspiró aliviada, por un momento temió tener que dormir al lado de ese degenerado arrogante. Sacó su varita y con dos golpecitos cambió su atuendo por su pijama, a su lado, Ryo hizo lo mismo. Sin hablar, cada quién se acostó en su respectiva cama y apagaron las luces, deseando que todo se tratara de una pesadilla que desapareciera a la mañana siguiente. Rika pensaba para si misma que definitivamente su madre se traía algo contra ella, y cayó dormida en un sueño intranquilo, mientras rumiaba que por lo menos las cosas ya no podían empeorar más.
Continuara…
Como habrás notado, este fic toma como una realidad el que toda la gente puede utilizar magia y la usa en la vida diaria. A ver qué pasa de ahora en adelante…
Este es el final del capítulo 1, comentarios, quejas, preguntas y lo que quieras, déjalas por e-mail o en un review.
¡Nos leemos más al rato!
Sí te quedaste con ganas de más tonterías, sigue leyendo lo de abajo, si quieres seguir con la historia, avanza al siguiente capítulo
° ° °
.Hechizo de amor
–Las cosas raras que todo el mundo se dio el lujo de hacer, pero que se editaron al final por haber sido tan raras–
Primer día de filmación –Locación del snack New Moon– 10:00 am
–Bien. Se supone que voy a estar acomodando estos vasos y cuando Ryo llegue le levantó la orden, ¿cierto? –susurró Rika Nonaka, mientras leía detenidamente un guión con el título "Hechizo de amor" en la portada y miraba fijamente a un sujeto encapuchado y de lentes que asentía con la cabeza de manera complacida, pero algo exhausta.
–Así es. –confirmó Magus ajustándose las gafas. –Nonaka, tuviste 3 meses para aprenderte tus líneas, ¿no?.
–¡Ya lo sé! –reclamó la pelirroja mientras comenzaba a agitar el guión frente a la nariz de Magus. –pero por si no lo recuerdas, hace 3 meses estábamos haciendo el epílogo del espíritu del bosque. Y luego yo estaba recibiendo una paliza en la Jaula de cristal. ¡No soy una máquina! ¡Yo también tengo vida!
–Sí... vida que se te fue la mayor parte del tiempo asoleándote en el Caribe. De hecho tengo por acá algunas fotos incriminatorias de cierta pelirroja que andaba paseándose por cierta playa nudista. –siseó sacándose un montón de fotos de la capa. –¿las quieres ver?
–¡Desgraciado!, ¡eso no puede ser verdad! ¡presta para acá! –soltó Rika, arrebatándole a Magus el manojo de fotografías y recorriéndolas rápidamente de manera recelosa. –¡Santa cachucha!, ¡no sabía que tenía un lunar por ahí! –Rika tosió y se guardó las fotos bajo el mostrador. –ok, vale, vale. Empecemos todo esto y finjamos que nada ha sucedido.
–¡Así se habla! ¿Ves que fácil nos podemos poner de acuerdo? ¡Luces! ¡cámara!, ¡Vendo copias! ¡Acción!
Rika: ¡QUÉ!
Primer día de Filmación –Interior de la casa de Rika– 11:00 am
Rika y Ryo están sentados cerca de la mesa de bocadillos, Ryo está atragantándose con un par de donas y Rika está tomando café mientras se sigue memorizando sus líneas.
–Dios, esto no tiene el menor sentido. –resopló Rika al llegar al final del primer episodio. –Esto es una condenada comedia romántica. Me chocan. –soltó, lanzando el guión hacia atrás y haciendo caso omiso del sonido de vidrios rotos y de Viximon aplastado. Alargó la mano y agarró una dona rellena. –Siempre me toca hacerla de tonta.
Ryo se tragó el trozo de dona que tenía en la boca y añadió inmediatamente.
–Bueno, pues por algo te escogerían los del casting.
Rika volteó su taza de café y lo vertió en el pantalón de Ryo, quién se levantó de un salto y comenzó a soltar palabrotas mientras se sujetaba la entrepierna.
–Ups, estás tazas que tienen en el set siempre se me resbalan de las manos. –pronunció Rika, apartándose el cabello de la cara y mordiendo su dona rellena.
Después de un rato, Ryo recuperó la compostura y volvió a su lugar, mirando ceñudo a su compañera que seguía almorzando sin prestarle el menor interés.
–Que lata trabajar junto a ti... otra vez. –murmuró Ryo, girando los ojos. –Si ya con verte en la Jaula de cristal es demasiado suplicio.
–Dímelo a mi. –soltó Rika, limpiándose las manos. –Trabajar en esta historia extraña es lo que me saco por apostar el contrato con Magus, jugando Smash Bros Meele.
–¿Tú también caíste con eso? –soltó Ryo. –Si casi todo el elenco cayó de esa forma, ¿Cómo saber que Magus era tan bueno?
–Yo estoy segura que hizo trampa. Roy no puede hacer ese tipo de movimientos tan macabros sin romperse la espalda en el proceso. –gruñó la pelirroja. –Bueno. –repuso. –Por lo menos llegamos a un acuerdo sobre mi sueldo, me garantizan un 20% de las ganancias y tengo mi propio lugar de estacionamiento.
–Espera. ¿Te están pagando?
–Eres un imbecil.
Primer día de filmación –Locación del snack New Moon– mediodía
Ryo se acercó al mostrador y le sonrió a esa pálida chica que guardó los vasos en un estante bajo, tras ella, se giró de inmediato y arqueó las cejas.
–¿Qué vas a ordenar? –le preguntó rápidamente.
El chico clavó los ojos en su mirada violeta y se pasó la mano por la nuca.
–Esteeee…
La chica pareció impacientarse.
–ok. –le dijo. –el menú está en la pizarra a mi espalda. –soltó saliéndose de detrás de la barra y encaminándose a la mesa que acababa de ser desocupada mientras recogía los platos y se guardaba la propina en el bolsillo de su delantal blanco. En ese momento, Ryo aprovechó y le dio a Rika una nalgada.
–¡Eso sí que es un excelente servicio! Con razón aquí nomás vienen chavos. Ándale Rika, sigue limpiando esa mancha.
Rika se giró hecha una furia y se abalanzó encima de Ryo mientras le presionaba el cuello.
–¡Ahora sí, Akiyama! –le gritaba mientras lo zarandeaba. –¡Esta vez me la pagas!
Ryo parecía estar ahogándose y pedía ayuda.
–¡Auxilio! –gritaba. –¡Magus! ¡Lince!
Pero nadie hizo nada, todo el equipo se limitó a reírse, Magus siguió grabando, y Lince recorría el set, recogiendo dinero, mientras todos apostaban sobre el castigo que Rika iba a aplicarle a Ryo Akiyama. Rika se llevó a Ryo arrastrando y salieron del local.
Ryo: ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaargh!
Primer día de filmación –Locación del snack New Moon– noche
Ryo estaba colgando de los calzoncillos en el poste del letrero del snack, mientras que el equipo de producción se partía de la risa y rodeaba a Lince, que estaba levantando nuevas apuestas en una pizarra.
–Muy Bien. –decía. –Nobuo dice que los calzones de Ryo ceden a las 8:30. –anotó rápidamente. –Hikaru dice que a las 8:45 y Kuraki dice que Ryo se queda ahí colgado toda la noche... ¿Quién más? ¿Quién más? ¿Ya fueron los últimos 3? ¡Las apuestas se cierran ahora!
En eso se escuchó un rasgar de tela y Ryo se cayó al suelo con los ojos dándole vueltas y la cara morada. Todos voltearon a ver la pizarra de apuestas.
–¡El ganador es Toshiko, junto con Tsubame y Magus! –anunció Lince. –¡Los 3 coincidieron en el tiempo al decir que los chones de Akiyama se rasgaban a las 8:25!
El resto de los participantes abuchearon a los ganadores y luego se fueron retirando poco a poco, dejando a Ryo ahí donde estaba tirado.
–Memorando para mí. –susurró Ryo con un hilo de voz. –Rika Nonaka es una sádica maniaca y el equipo de producción trabaja para Satán.
Segundo día de filmación –Locación del snack New Moon– mediodía
Ryo y Rika seguían grabando la escena en la que se quedaron.
–¿Bien? ¿Ya te puedo tomar la orden? –inquirió.
El muchacho que parecía no haberse decidido todavía, se rascó la mejilla y recorrió la pizarra con la vista, de forma disimulada.
–Eeeeeeh, pues dame una hamburguesa y un "jugo revitalizador". –balbuceó, fingiendo estar seguro de lo que pedía.
La muchacha asintió conforme y levantó un control remoto con el que encendió una televisión ubicada en un rincón elevado. El chico se volteó y se quedó viendo que en la pantalla aparecían un grupo de monigotes de colores, que parecían habitar en un mundo soso y bizarro salido de la mente de un niño de 4 años.
–¡Todos abrácense! –decían.
Ryo se cayó de su asiento, a Rika comenzó a temblarle la ceja, y de pronto Magus apareció en escena, destrozando la televisión con un mazo de utilería que parecía haberle pertenecido al oni de otra historia.
–¡Mueran, blasfemos! –gritaba. –¡Los veré en el infierno Teletubies! –Magus soltó una carcajada y nadie supo cómo, pero le prendió fuego a la televisión, Lince apareció de pronto, sosteniendo un extintor y rociando a la tele y a Magus; sacándolo de escena antes de que intentara sacrificar otro pollo en su eterna lucha para exorcizar a los programas infantiles.
–¡Utilería! ¡Necesitamos otra tele de este lado! –dijo Lince, arrastrando a Magus, de quien solo se le veían los ojos que parpadeaban debajo de toda la espuma blanca. –¡Y por favor! ¡Qué esta vez esté sintonizada en el canal de los videos!
Segundo día de filmación –Locación del snack New Moon– mediodía
Magus estaba fuera de escena, explicándole a Viximon su actuación en la siguiente secuencia.
–Bien, Vixi. –le dijo. –Tienes que tener mucho cuidado. Lo que vas a hacer es agarrar el paquete de pan de hamburguesa con tu boquita. –le dijo mientras le acercaba el paquete a Viximon, que lo sujetó. –Te vas a ir corriendo hacia donde está Rika y se lo das, ¿ok? Luego saltas al banquillo y dices tus líneas.
–De acuerdo. –respondió el digimon, asintiendo con la cabeza. –Haré mi mejor esfuerzo.
–Perfecto. Espera tu salida.
–ok.
En la cocina del negocio, la pelirroja puso a freír una carne redonda en una parrilla de metal, mientras sacaba de detrás de su cinto de cuero una varita larga y negra de madera con la que apuntó hacia el fregadero, con lo cual los platos comenzaron a lavarse solos; se giró a su derecha, y apuntó a una barra de fórmica donde algunas frutas se elevaron en el aire y se rebanaron para ser molidas en la licuadora; en la barra de la izquierda, los vegetales se partieron como si alguna persona invisible lo estuviera haciendo todo. La chica volteó la carne, y sirvió la bebida de fruta en un vaso de vidrio; agregó un par de gotas de un frasco que sacó de un estante, le dio un par de golpes al borde con su varita y el líquido brilló momentáneamente; colocó todo en una charola y buscó el pan de las hamburguesas sin dar con él.
–¡Viximon! –gruñó de pronto. –¡Necesito más pan de este lado!
–¡Aquí lo traigo, Rika! –respondió un pequeño zorrito dorado que trotaba velozmente y arrastraba con el hocico un empaque cerrado de pan.
La nombrada pelirroja se inclinó y recogió el paquete, abriéndolo de inmediato y terminando de preparar la hamburguesa. El zorrito de ojos celestes saltó hacia un banquillo junto a la chica, pero falló la puntería y cayó dentro de la freidora. Rika se apresuró a sacar la bandeja junto con el pequeño digimon que parecía ya no tener pelo. Magus entró en escena con aspecto preocupado.
–¡Nonaka! ¿están bien? –balbuceó el encapuchado.
Rika miró a Viximon mientras que un par de chicos se la llevaban en una camilla.
–Sí. –respondió la pelirroja. –Viximon solo perdió algo de pelo y yo me salpiqué un poco de aceite al sacarla, pero no fue nada grave.
–¡No! ¡Hablo de las papas! ¡Eran para el almuerzo! ¡Que desgracia!
En eso se apareció una enorme Kyubimon lampiña que encajó los dientes en la pierna de Magus, al que le brotaron un par de lagrimas de los ojos, alcanzando a pronunciar con un hilo de voz:
–Adivino: ¿Quieres seguro médico?
Segundo día de Filmación –Interior de la casa de Rika– tarde
–Ok, Rika. Vamos a repetir esta escena. Tú estás discutiendo con Ryo, luego suena el timbre de la puerta y vas a abrirle a tu madre. No olvides que debes verte fastidiada, y ten mucho cuidado con Viximon, que ésta no está muy bien entrenada, la tuya regresa al rodaje dentro de un par de semanas más porque está en cuidados intensivos desde lo de la freidora. –explicaba Magus, mientras que Rika lo seguía y se colocaba en donde el encapuchado le había indicado. –Esta ya es la toma 17 Rika, ya trata de hacerla bien está vez.
–ok, voy a intentarlo, pero no prometo nada. –gruñó la pelirroja, fulminando con la mirada a Magus y al Viximon que daba vueltas cerca suyo.
–Bueno, como sea. ¡Todos a sus puestos!
Rika miró a Ryo Akiyama, que estaba dentro de un frasco de vidrio y suspiró.
–¡Acción!
El chico del frasco apretó los puños.
–¡Oye! ¡me dijiste que eso era una factura!
–Y lo es, pero viene con este útil anexo… –se sonrió la pelirroja. –las empecé a imprimir así desde el año pasado…
–¡Pero está escrito con letra diminuta! –objetó el joven.
–¿La pudiste leer, no?
–¡Porque mido diez centímetros!
–Pues me vale. –contestó altaneramente –Eso debiste pensarlo antes de hablar de más… además…
El timbre de la entrada se encargó de interrumpir la discusión entre los jóvenes. Rika se quitó el delantal que llevaba y lo colgó en un ganchillo, mientras se dirigía hacia la puerta; se arremangó las mangas de su blusa gris con Viximon correteando a su alrededor y golpeteándole el dobladillo de los jeans negros con la cola afelpada. El timbre volvió a escucharse.
–Voy… ¡Voy! ¡aaaaaaaaah! –gritó Rika, perdiendo el equilibrio cuando el Viximon le mordió el dobladillo de los jeans y la hizo tropezar.
Rika se cayó y se fue rodando todo el camino de las escaleras que había estado subiendo. Al final, topó con la pared y quedó patas arriba, con los ojos algo desenfocados.
–Esta escena ya se está volviendo peligrosa. –susurró. –Traigan a mi doble de riesgo.
–Rika, no tienes doble de riesgo. –informó Magus.
–¡Pues exijo una! –chilló la pelirroja incorporándose. –¡Ya no me siento las rodillas! ¡No pienso volver a caerme por esas condenadas escaleras ni una sola toma más!
Dicho esto, Rika se alejó furiosa y se fue a su trailer. Magus se encogió de hombros.
–Bueno, nos tomaremos 20 minutos de descanso. Díganle a Lince que tenemos 17 tomas de Rika cayendo por las escaleras, a lo mejor y se le ocurre hacer algo bueno con eso. ¡Y alguien llévese a este Viximon demoníaco para otro lado, por favor! Creo que es de Hirokazu, gracias.
Segundo día de filmación –Cuarto de Juri– noche
Rika retrocedía lentamente, alejándose de la tenebrosa Juri Katou.
–eh… ¿qué locura, no? Bueno, ya me tengo que ir, te veo… eh… después… Siento mucho lo de Leomon. –soltó, viendo de reojo la cabeza reducida de Beelzemon que le gruñía: "¿Qué me ves, sabandija?"
Rika y Beelzemon se quedaron un rato viéndose, y luego Rika soltó una carcajada, al momento en el que Magus, molesto, mandaba a un corte.
–¡Rika! ¡ya deja de reírte! ¡Se supone que eres profesional!
–¡Lo siento! ¡No puedo evitarlo!
Mientras tanto, Beelzemon reclamaba desde su puesto en el altar.
–Director Magus, esta ya es la toma 20. Se me durmió el trasero y tengo comezón en la nariz, ¡sáquenme de aquí!
–ok, 10 minutos de descanso y luego volvemos a intentarlo. –cedió Magus finalmente.
Un par de chicos de utilería desarmaron el altar para que Beelzemon pudiera salir, el digimon se estiró y se rascó la punta de la nariz de manera aliviada.
–Alguien como el poderoso Beelzemon no se merece este trato. –susurró en voz baja.
–Tienes razón, galán. –le dijo Lince a su espalda.
–¿Eh?
Lince le acercó un refresco al digimon.
–Mira, ¿te soy sincera? no creo que debas estar desperdiciando tu talento en este fic de bajo presupuesto. En estos momentos estoy trabajando en un fic que va a tener una producción de miedo, y tengo una vacante para alguien como tú. ¿Qué dices? Es una historia épica en la que podrías volver a tus actitudes naturales de villano. Además, podría hacer los arreglos necesarios para que también tengas una secuencia de acción en el Digivice de la amistad.
–Me interesa. –respondió Beelzemon desde su enorme altura. –¿Qué hay de mis prestaciones?
–Podemos discutirlas mañana en mi oficina.
–Trato hecho.
Beelzemon estrechó la mano de Lince, quién sonrió malévolamente, al momento en el que Magus se aparecía furioso.
–¡Ah, no! ¡eso sí que no, hermana! Este es el último actor que me quitas y te llevas a tus fics.
–¡Ay, por favor! Yo al menos hablo con ellos para hacer el trato, en lugar de apostarles el contrato jugándoles Smash.
–¡Sólo porque no eres buena!
–¡Gusano! –gritó Lince, estirándolo de la capucha. –Solo te digo que no te acostumbres mucho a Henry Wong porque me lo voy a llevar para el rol principal junto con Rika Nonaka.
–¡Ja! ¡Un Henrika! ¡Nadie lee esa basura, la pareja apesta!
En ese momento se apareció Nayru Duchelle de quien sabe donde y le cayó encima a Magus, aplicándole un combo digno de Iori Yagami.
–¡Cómo te atreves! –decía ella, mientras estrangulaba a Magus con su propia capa, enredándosela por el cuello. ¡Miserable! ¡Sólo repítelo!
–¡La pareja apes... ¡Aaaaaaaargh! ¡esto fue una emboscada! ¡Lince, me las vas a pagar!
La pelea de Nayru y Magus quedó en segundo plano, mientras que Lince y Beelzemon volvían a los negocios.
–Entonces, como te decía, el proyecto iniciaría más o menos al finalizar la Jaula de cristal. Ya sería cuestión de que te confirmara bien las fechas de rodaje...
Segundo día de Filmación –Interior de la casa de Rika– noche
Lince se acerca a Magus, quién está hablando con un Gigimon en un rincón cercano al set.
–Magus, ya sigue la escena de la poción, ¿ya conseguiste el reemplazo de Vixi?
–Así es. –respondió Magus. –Lo estás viendo. Aquí a un lado mío está Gigimon que se acaba de ofrecer para sustituir a su amiga Viximon hasta que regrese al rodaje.
El Gigimon asintió contento.
–¿Vas a usar a un Gigimon? Eeeh... bueno, se parece un poco, tal vez funcione. ¡Maquillaje!
En eso aparecieron 3 chicas de la nada, rodearon a Gigimon y en un par de segundos, se fueron y dejaron al digimon como una replica exacta de Viximon. Magus sonreía de oreja a oreja.
–¡Excelente! Ahora, lo único que tienes que hacer, es esperar a que Rika se vaya al escuchar el timbre de la puerta, luego tú te subes a la mesa y tumbas el libro de hechizos, ¿ok, Gigimon?
–ok.
–¡Todos a sus puestos! ¡Luces, cámara, acción!
De regreso en su casa, con libro abierto y caldero en fuego, Rika comenzó a preparar la poción; añadió un par de ingredientes y pesó unas cosas que parecían patas de insecto en una balanza; se aseguró que la medida fuera la exacta y entonces alguien llamó al timbre de la puerta. Rika gruñó ligeramente y se sacudió las manos, mientras atendía la llamada. Ryo desde su lugar (de tamaño normal, amarrado en una mesa de piedra y con un embudo en la boca) veía que Viximon saltaba a la barra que Rika estaba utilizando, persiguiendo una pelusa de manera juguetona.
–¡Yay! –chillaba el Gigimon disfrazado, dando vueltas por la mesa.
Tras bambalinas, Magus le hacía señas frenéticamente.
–¡El libro! ¡El libro! ¡debes tirar el libro!
Gigimon, tratando de interpretar lo que Magus le decía, retrocedió un poco y chocó con el libro, que osciló un segundo y luego le cayó al digimon encima, aplastándolo. Magus envió a un corte y se acercó a Gigimon, de quién sólo se veía la cola.
–¿Gigimon?
–Aaaaaaaw... –gimió el pequeño.
Magus comenzó a morderse las uñas nerviosamente. Lince apareció detrás de él con cara de: te lo dije.
–Excelente, Magus. –le dijo. –otro digimon a terapia intensiva. Este va a ser el fic con más demandas laborales de Fanfiction... –giró los ojos. –O todos son estúpidos, o el set de filmación está maldito.
–¡Sí! –exclamó Magus, rebuscando en su capa. –¡Mi oportunidad perfecta de realizar un exorcismo!
–¡Ah, no! –le dijo Lince, sujetándolo del cuello de la capucha. –¡No te voy a dejar que intentes eso del sacrificio del pollo! ¡Ya aplácate!
–¡Aaaaaaaargh! ¡Nooooooooo!
Lince saca a Magus a rastras (otra vez) y el resto del equipo se toma un descanso. Todos se van, y el set se queda vacío y a oscuras.
–¿Hola? –susurra Gigimon, todavía debajo del libro. –¿Hola?... Gigimon no se siente la espina dorsal... ¡Además quiere pan! ¡Hola!
Segundo día de Filmación –Salón del hotel Keio– noche
Rika y Ryo saltaron de sus asientos y comenzaron a reclamar el que se hubiera tomado esa decisión tan absurda sobre ellos sin haberles preguntado siquiera; soltando de inmediato que jamás se casarían el uno con el otro. Rumiko trató de explicarle a su hija, que era tradición que las mujeres Nonaka pasaran por dicha prueba al cumplir la edad suficiente. Rika negó rotundamente, y Ryo se levantó molesto de su lugar amenazando con marcharse. El señor Akiyama sacó su varita y comenzó a recitar lo que parecía ser un hechizo hacia los jóvenes que ya salían caminando cada quién por su lado.
"Lazo mágico
une con tu cadena
a quienes deban cumplir
con una promesa.
Ya sea de día.
Ya sea de noche.
La atadura impuesta
no admite protesta."
¡Catena unio!
Una luz dorada los rodeó a ambos y detrás de una cortina de humo, aparecieron un par de ranas en el sitio en el que habían estado Rika y Ryo. La rana pelirroja frunció el entrecejo y miró de reojo a la rana atarantada y de ojos azules que tenía al lado, mientras todo el equipo de producción se reía a carcajadas.
–Ok Ryo, tu jefe me cae mal. –le dijo. –y los encargados de los efectos especiales me van a conocer.
–A mi también... ¡CROOOOOOOAC!
Segundo día de Filmación –Interior de la casa de Rika– noche
Rika y Ryo se miraron molestos y subieron al segundo piso murmurando para sí mismos (o más bien, Rika caminaba mientras Ryo era arrastrado escaleras arriba) entraron al cuarto de la pelirroja, el cuál ahora tenía dos camas individuales, separadas un metro la una de la otra. Rika suspiró aliviada, por un momento temió tener que dormir al lado de ese degenerado arrogante. Sacó su varita y con dos golpecitos cambió su atuendo por su pijama, a su lado, Ryo hizo lo mismo. En eso Rika se volteó y se le erizó el cabello al ver que Ryo Akiyama no llevaba nada puesto y que para colmo, estaba como si nada. La pelirroja se quedó con los ojos en blanco y se cayó al piso. Magus mandó a un corte.
–¡Ryo! –gritaba Magus. –¡Se puede saber qué fregados estás haciendo!
Akiyama se encogió de hombros.
–Nada. –respondió. –Yo me duermo desnudo.
Todas las chicas del set, soltaron una risita, y Magus estrujó la copia del guión que tenía en sus manos, luego se golpeó la frente.
–¡Hazme el favor de ir a ponerte algo encima, degenerado!
Ryo volvió a encogerse de hombros y se fue a poner la pijama negra que le tenían preparada. Magus se fue a su lugar y regañó a algunas chicas que en ese momento le estaban pidiendo el teléfono al castaño.
–¡No tienen vergüenza! ¡Sáquense de aquí! ¡Ryo, cámbiate rápido, y alguien por favor que reanime a Nonaka!
Magus: UU Nos leemos pronto...
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