Hola todo el mundo, como notaran este es mi primer fic, o por lo menos el primero en esta página. Hay ciertas peculiaridades que deben saber antes de comenzar a leer: Primero que nada, el formato de la narración es el mismo que el de una novela, en lugar de de presentar el típico P.O.V (Point of View), además de caracterizarse por el dialogo extenso. Lo segundo, la historia se desarrolla desde dos puntos o hasta tres puntos de vista conectados. Por último, disfruten del fic XD
Bolt: Protocol Tower
Prologo:
Las luces estaban comenzando a fallar en todo el edificio, y no podía ser un apagón, si en Nueva York llegaba a haber un apagón la ciudad se caería a pedazos, pero en ese caso, solo en ese único edificio. Un hombre, en medio de la conmoción, se mantenía sereno, interna y externamente, claro estaba, teniendo un arma cargada en la funda atada a su cintura era fácil conservar la calma, mientras el resto de la gente que lo acompañaba en el piso, más que todo científicos, contadores y administradores gritaban y corrían de un lugar al otro. De súbito sonó la alarma de evacuación de toda la instalación, tiñendo todo el lugar de rojo intermitente, lo cual alteró aún más a las asustadas personas, pero les hizo entender que debían escapar del lugar lo más rápido posible. Según el protocolo, no se debían usar los ascensores en situación de evacuación, solo escaleras, y todos parecieron recordarlos, ya que con toda la rapidez posible se dirigieron a las escaleras y comenzaron a bajar, a excepción de ese solitario hombre que miraba de un lado a otro, tentándose cada vez más a sacar su arma, pero debía ser paciente, tal vez solo había sido un error y nada ocurría realmente. Este pensamiento desapareció de su mente cuando escuchó un estruendoso golpe varios pisos más arriba, como vidrios rompiéndose, y sus sospechas se confirmaron cuando vio desde una enorme ventana frente a él lo que parecía ser un escritorio cayendo al vacío con gran rapidez. Ahora lo sabía, niveles más arriba se encontraba la oficina central de dirección y administración general, donde estaba el director del edificio y su mascota, y con ellos un invitado indeseado por el que seguramente se había activado la alarma de evacuación, si era lo que creía, corrían un grave peligro quien no dejara el edificio en ese instante.
Sin importarle el peligro, caminó a través de los pasillos, estando en el piso 60 del edificio, rodeado de esa luz roja intermitente que emanaban del techo por causa de la alarma, directo al ascensor, contra todos sus instintos, estaba seguro de que su vida corría peligro desde el momento en el que decidió no largarse cuando la alarma sonó, nunca arriesgaría su vida para salvar a un empresario con aires de grandeza, pero era él quien le daba su paga, buena paga de hecho, así que lo necesitaba vivo. Subir por las escaleras no era buena idea sabiendo que algo rondaba por el edificio, y el ascensor era mala idea para bajar, no para subir, sabía que en un ascensor no correría más peligro que el resto si tenía la intención de subir. Cuando estuvo frente a las puertas del ascensor, presionó el botón para llamarlo, y esperó a que las metálicas puertas se abrieran. Pasaron alrededor de tres minutos antes de que sonara un timbre y las puertas se abrieran para dejarlo entrar a la amplísima caja metálica que lo transportaría hacia arriba. Cuando entró, marcó el piso 75 y la puerta se cerró, dejándolo dentro, escuchando únicamente el sonido de la alarma, y en un determinado momento escuchó lo que pareció ser un trueno, para colmo iba a llover, lo que faltaba en un ambiente lo suficientemente tenso, por no decir oscuro. - Qué Hollywoodense- Pensó aquel hombre en el ascensor.
Sacó su arma de su funda, una pistola estándar de 9mm de cañón, y cargador de trece balas, quitó el seguro y la cargó sujetándola con la mano derecha, preparándose para lo que venía. Seguramente estaría oscuro, por lo que abrió uno de los bolsillos de su chaqueta de cuero negra y sacó una linterna de bolsillo, pequeña pero potente, y la sujetó con su mano izquierda, encendiéndola con su pulgar presionando un botón. Justo a tiempo tomó estás acciones, ya que acababa de pasar al piso 75, y el indicado se marcó en el tablero del ascensor, advirtiéndole que había llegado a su destino. El hombre tomó un respiro profundo, apuntó hacia el frente, usó su brazo izquierdo como soporte del derecho, y así, apuntando con su arma hacia el frente al mismo tiempo que iluminaba, las puertas se abrieron frente a él, y este salió del ascensor sin demora.
La escena era propia de una película; La oficina estaba completamente destrozada, partes del techo se habían despegado y caído al suelo, otras aún colgaban, las bombillas de las lámparas del techo se habían caído, dejando en el piso muchos fragmentos de cristal, mientras cables colgaban y soltaban chispas de vez en cuando, las estanterías estaban destrozadas en el suelo y vueltas añicos, con muchos objetos desparramados por todas partes, como libros, hojas de papel, adornos de oficina, cuadros, una computadora, y otras cosas que no pudo distinguir por lo oscuro que estaba. Las paredes tenían agujeros considerablemente grandes, como hechos a golpes con un martillo, o simplemente golpes, había manchas negras y rojas, salpicadas como sangre, brillando al ras de la luz de su linterna, además, la enorme ventana frente a él y que servía como mirador de la oficina estaba destrozada, y no estaba el escritorio, como suponía después de verlo caer hace un rato.
- ¡Cobolt!- Susurró el hombre lo más audible que pudo, sin obtener respuesta. Un destello proveniente de afuera iluminó el lugar por unos segundos, seguido de un fuerte trueno que desvaneció el silencio, permitiéndole al hombre estudiar un poco mejor su entorno, pero por desgracia, la luz no duró mucho tiempo.
Comenzó a adentrarse en la oficina destrozada, pisando vidrios rotos y tropezando con cosas en el suelo, haciendo crujir sus pisadas, lo cual le pareció en extremo inconveniente. Con su linterna iluminó el lugar, revisando cada rincón, apuntando con su pistola al mismo tiempo. Tenía la extraña sensación de que había algo ahí, en la oscuridad, acechándolo, pero por más que buscaba no había señales de ningún ser vivo, aunque algo andaba por ahí, casi lo sentía caminar detrás de él. Crujió un vidrio detrás de él, haciéndolo voltear sobresaltado, iluminando con su linterna, pero no había nada ahí, aunque ahora podía escuchar una respiración pesada y muy entrecortada, pero no podía determinar de dónde provenía. Creyó escuchar algo más moverse cerca de él, inevitablemente tropezando con las cosas en el suelo, delatando su escondite, aunque por la oscuridad no se veía nada de nada. Un rayo cayó, iluminando profusamente el lugar entero, demarcando una silueta que envolvió a aquel hombre cuan fantasma parecía aquella cosa que lo acechaba en la oscuridad, ni siquiera tenía idea de si era humano u otra cosa, por poco no se le escapó un disparo al ver aquella silueta sobre él, pero la luz del rayo se extinguió casi de inmediato, creando un ambiente poco iluminado que terminó por desvanecerse también. Escuchó un ruido seco muy repentino, seguido de un fuerte golpe en el techo, algo de arriba cayó con fuerza y terminó llevándose consigo tabiques del techo que cayeron al suelo, arrancando varios cables de la red eléctrica causando varias chiscas y un cortocircuito muy violento que lo obligó a dar un paso atrás para evitar ser alcanzado por los largos cables que soltaban incandescentes chispas por todos lados, después de eso, solo escuchó el intermitente sonido de las chicas eléctricas emergiendo de los cables. Apuntó con su arma y linterna al agujero del techo, era considerablemente grande, seguro que algo bastante pesado, bien sabía que encima había otros cinco pisos repletos de terminales y paneles de control de la central eléctrica del edificio, sin mencionar la gran cantidad de cables y circuitos grandes que allí se encontraban, debían de haber saboteado algunos de los paneles, o simplemente en esa oficina se había armado un pleito tan violento que debilitó el techo consecuentemente haciendo caer lo que había por encima, lo segundo por más loco que sonase, era lo más posible, tratándose de ese lugar las cosas improbables eran objeto de estudio. Algo se movió a su izquierda, pudo verlo claramente, por lo cual se fue aproximando lentamente, sin dejar de apuntar con su arma, esta vez si estaba seguro de que había algo ahí y que no se estaba moviendo. En medio de un montón de libros, papeles y vidrios, se encontraba recostado contra la pared un señor de edad algo avanzada, piel oscura y vestido con traje negro de oficina típico de un empresario, sangraba profusamente, y también había un perro, de raza Bóxer a su lado, queriendo consolar a su dueño, ambos llenos de heridas enormes y muy profundas, que sangraban sin control. Al ver quién era el hombre bajó la guardia y se aproximó a auxiliar a aquel señor herido.
-Cobolt, - Le llamó para hacerle saber que estaba ahí- ¿Sigues vivo?- Al escucharlo, Cobolt levantó la mirada para saber de quién se trataba.
- ¿Tom? Sigues aquí demente- Respondió Cobolt con voz adolorida. Tom se arrodilló junto a él con la intención de atenderlo, por lo visto tenía mordidas y rasguños profundos que no dejaban de sangrar, parecía que lo había atacado un león, o algo incluso más grande. Tom se extrañó al ver que esa sangre era mucho más oscura que de costumbre, de hecho, era completamente oscura, aún sin luz pudo notarlo, y también era mucho más espesa que la sangre normal, Tom dudaba que eso que salía del cuerpo de ambos seres fuera sangre, no era normal en absoluto.
-No pierdas el tiempo Tom- Le dijo Cobolt- Estoy bien, y a ti poco te importa de todos modos.
Tom no discutió eso último, incluso se preguntó qué rayos hacía aun ahí. Fijo la vista en ese liquido sangre que escurría por las heridas de Cobolt, y para su asombro las heridas ya estaban comenzando a sanar, y el sangrado se había detenido de repente, además la voz de Cobolt se escuchó muy enérgica, como si nada. El Bóxer a su lado también tenía muchos rasguños y mordidas, pero estas también habían comenzado a curarse así como si nada.
-Pasó algo en los almacenes Tom- Dijo Cobolt de repente- T.J está suelto en las instalaciones- Junto con esa declaración un sonoro ladrido del Bóxer retumbó en el lugar, sonó muy enojado para Tom, no significaba nada bueno.
- ¿Y vino a por ti, así nada más?- Preguntó Tom, extrañado- No tiene sentido, ni siquiera tratándose de él.
- Si lo tiene, de hecho me lo esperaba- Respondió Cobolt- Lo que no esperaba era que lograra escapar, ¿Cómo demonios lo logró?
El Bóxer súbitamente comenzó a gruñir con fiereza, adoptando una postura agresiva doblando su lomo y mostrando sus enormes dientes teñidos de negro, ambas cosas, la actitud del Bóxer y sus dientes extrañaron aún más a Tom. Un ladrido del perro hacia algo que estaba frente a él le advirtió a Tom que algo estaba detrás de él, por lo que volteó con rapidez y apuntó con su arma hacia el frente. Entre el montón de escombros de la oficina, había un perro más, igual de agresivo que el que estaba de su lado. Fijándose bien, Tom se percató de que su pelaje y sus venas estaban teñidos de colores distintos; Amarillo, azul y rojo, y sus ojos estaban brillando con esos tres colores mesclados, pudo reconocer al animal de inmediato. La impresión fue instantánea para el confundido hombre, no comprendía que ocurría ahí.
- ¡¿T.J… Qué demo…- De súbito un rayo cayó, iluminando todo el lugar con un intenso resplandor, con un trueno estruendoso. El perro se abalanzó sobre él, haciendo que Tom jalara el gatillo dos veces, no supo si los disparos dieron en el blanco, pero al ver que el perro no se inmutó, llegó a la conclusión de que había fallado ambos disparos.
El perro lo mordió con una fuerza descomunal en el brazo, haciéndolo grita y caer al suelo, soltando su arma. El perro comenzó a destrozar el cuero de la chaqueta, mientras Tom forcejeaba por liberar su brazo. El Bóxer se lanzó al ataque al ver esto, mordiéndole el cuello al perro que atacó a Tom, obligándolo a soltarlo. El Bóxer y el otro perro comenzaron a pelear con un salvajismo brutal, mordiéndose y empujándose con mucha fuerza, más de la que Tom tenía, más de la que cualquier perro normal tenía. Su lucha les hizo comenzar a barrerse por todo el suelo, rasgándose la piel con los vidrios y golpeándose con objetos sólidos, destrozándose mutuamente el cuerpo.
Tom se arrastró hacia atrás mirando la confrontación entre los dos perros, impresionado por la fuerza que ambos tenían, ya los había visto en acción antes, pero nunca entre sí. En medio de esa oscuridad no podía distinguirlos bien, no podía disparar a un objetivo claro, podría herir al perro de Cobolt. Ambos perros se separaron de súbito, y comenzaron a asecharse mutuamente, enfrentándose con la mirada, quedando todo en silencio, Tom supo de inmediato que se estaban comunicando como solo los perros sabían. El perro multicolor saltó contra el Bóxer, disparándose los dos contra la pared, la cual se agrietó instantáneamente, cayendo ambos sobre Cobolt. El perro multicolor se quitó de encima al Bóxer y pasó a atacar al pobre hombre que aún estaba recostado contra la pared. A diferencia de Tom, Cobolt no gritó de dolor, es más a pesar de la increíble fuerza que había demostrado el perro, Cobolt parecía estar sometiéndolo, con esfuerzo claro estaba, pero a fin de cuentas podía defenderse. Cobolt lo tomó por el cuello y lo golpeó contra la pared, Tom pudo escuchar un claro sonido de tabiques y cemento agrietarse, hubo otro golpe, gruñidos furiosos y ladridos que se asemejaban a rugidos de bestia, y lo más perturbador fue que pareciera que varios de esos sonidos guturales no provenían de ninguno de los dos perros, sino de Cobolt, pero la conmoción y la oscuridad no le permitieron a Tom determinar el origen, y poco importaba en ese momento. El perro multicolor fue arrojado al suelo con una fuerza descomunal, pero no se inmutó para nada, aunque el Bóxer saltó encima de él, mordiendo su cuello, Tom pudo observar cómo le era arrancado un gran trozo de piel del cuello al perro multicolor, que pareció ni siquiera notarlo y simplemente empujó con sus patas traseras al Bóxer que tenía encima lanzándolo contra el techo, abriendo un agujero que terminó derribando desde el piso superior varios trozos del piso, mucho polvo y cemento en bloques partidos de forma violenta, el Bóxer cayó al suelo estrepitosamente, cayéndole a él encima varios escombros del techo agujereado. El perro multicolor de repente pasó a morder la cara de Cobolt, aferrándose con sus mandíbulas al rostro del pobre hombre, quien aún sin mostrar síntomas de dolor trató de liberarse infructuosamente, gruñendo de ira y frustración más que de dolor.
El Bóxer reapareció saltando desde el montón de escombros contra el perro multicolor, mordiéndole el lomo, haciendo que soltara a su amo, pero al caer al suelo, el perro multicolor lo tomó por el cuello con los dientes, y para sorpresa de Tom, lo giró varias veces y lo lanzó al otro lado de la oficina, haciéndolo chocar contra la pared con una fuerza brutal, agrietando la pared y desbaratando las cosas donde cayó. Tom se levantó, cuidando que su brazo no estuviera herido, por suerte no lo estaba, solo la manga de su chaqueta completamente rasgada por la mordida del perro.
En un intento por hacer algo, Tom tomó un adorno de oficina del suelo, una clase de pirámide de cristal en miniatura, saltó hacia el perro multicolor y le golpeó la cabeza con la pirámide lo más fuerte que pudo. El perro soltó un chillido y se tambaleó. Tom sintió la fuerza del golpe en su mano, con eso pudo haberlo matado, y sin embargo no parecía haberle causado ningún daño. La pirámide estaba manchada de una sustancia amarilla, mezclada con azul y algo de rojo, parecida a sangre pero con más espesura. El perro multicolor se reincorporó y saltó contra Tom, pero este reaccionó casi a tiempo agachándose para evitar que mordieran su cuello. En lugar de eso, el perro alcanzó su cabeza, incrustando sus dientes en el cuero cabelludo de Tom, sin llegar a sujetarse bien, por lo cual solo le causó varios rasguños profundos en la cabeza, arrancándole mechones de cabello castaño, a excepción de un colmillo que logró alcanzar su rostro, rasgándole desde la mejilla, pasando por su ojo y hasta la frente. Por el impulso del perro, Tom cayó hacia atrás gritando de dolor, sangrando por la cabeza y el ojo. El perro cayó detrás de él listo para terminarlo, pero el Bóxer reapareció saltando sobre el perro y mordiéndole la cabeza y pateándolo en el lomo. Ambos animales comenzaron a forcejear salvajemente, intentando acabar con su enemigo, pero ninguno lograba someter al otro. Tom los observó un momento, pero ahora su furia contra ese perro era enorme, por lo que rebuscó en el suelo tratando de hallar su arma, oculta en la oscuridad.
El perro multicolor se sacudió al Bóxer de encima, dejándolo frente a él y desprotegido, por lo que el perro multicolor le asestó un golpe con su garra, rasgándole la piel de la cara al Bóxer, haciéndolo gemir y darse la vuelta, otro rayo iluminó el lugar acompañado de un fuerte trueno, lo cual le ayudó a Tom a encontrar su arma, que estaba frente a él tirada en el suelo.
Cobolt se levantó para ver a su perro ser herido por el perro, por lo cual quiso lanzarse al ataque, pero el perro multicolor taqueó con fuerza al Bóxer, lanzándolo con fuerza contra Cobolt, quien al ver esto atrapó a su perro en el aire y por la fuerza con la que iba, se desplomó en el suelo con su perro en brazos. El perro multicolor rugió con fuerza, luego salió corriendo en dirección a la ventana destrozada con la intención de saltar. Tom alcanzó su arma, giró en el suelo para ganar ángulo, apuntó desde el suelo al perro que ya saltaba por la ventana, y jaló del gatillo. El disparo pareció resonar con tanta fuerza como los truenos, el perro multicolor recibió el disparo en la cabeza, Tom pudo darse cuenta por la sangre que salpicó y la forma en que el perro simplemente pareció desconectarse en el aire al saltar y recibir el disparo, y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció cayendo por la ventana desde el piso 75 del edificio.
- ¡Espero que te duela desgraciado!- Gritó Tom aún en el suelo.
Con la cabeza palpitándole y sangrándole, se levantó para contemplar mejor como se encontraban los demás. Se sentía mareado, el dolor de cabeza era muy fuerte, las heridas le ardían mucho, solo esperaba que no lo hubieran contagiado de algo, o metería a Cobolt en un serio problema legal. Caminó hacia él tanteando en el suelo, hasta estar junto a él, solo para verlo levantarse por su cuenta al igual que su perro, ambos con heridas enormes por todas partes, pero no parecían dolerles en lo más mínimo, es más, las heridas por si solas dejaron de sangrar y comenzaran a curarse. Tom sabía que tenían algo en el edificio capaz de hacer eso, pero lo habían declarado peligroso e inestable, por eso no lo utilizaron en nadie más si se produjo a gran escala.
- ¿Dónde está T.J?- Preguntó Cobolt revisando el lugar con la mirada.
- Saltó por la ventana, - Respondió Tom con cansancio- Le di un tiro en la cabeza, ya debe estar muerto.
- No está muerto idiota, no lo matará una bala o una caída… Ni nada que yo conozca- Declaró Cobolt, confundiendo a Tom, ¿Qué ser en el mundo sobreviviría a un tiro en la cabeza, y una caída desde el piso 75 de un edificio de 80?
- Qué importa, - Exclamó Tom- Que se largue, a nosotros qué.
- Aún no lo entiendes Bellamy- Respondió Cobolt- Porta uno de los compuestos más inestables que hemos desarrollado, pero es también de los mejores, lo necesitamos para corregir errores, además, suelto por ahí puede causar mucho daño, no será bueno para nuestra publicidad, ni para las acciones de la corporación- Se dignó a explicar por más obvio que a él le pareciese- Este gobierno es paranoico y… Sobreprotector, ¿Por qué crees que las actividades de tu sector son máximo secreto corporativo?
- Eh, Cobolt, no te entiendo, se lo que le hicieron a T.J, yo mismo trabajé en ello, pero por qué se transformó en esa… Cosa- Cuestionó Tom con ciertas sospechas en su voz- Eso nunca pasó durante su periodo activo.
- Eso no te incumbe- Respondió Cobolt- Dígnate a recuperarlo antes de que cause más problemas- La respuesta enojó mucho a Tom, a él nadie le daba órdenes, ni le hablaba de esa manera.
- Desde cuándo tú eres mi jefe- Le enfrentó Tom con altanería- Hasta dónde yo sé esa cosa está suelta por tu culpa, quién sabe si Dante no se convertirá en uno de esos monstruos, o peor- Termina de decir con agresividad señalando al Bóxer, el cual le gruñó con desdén por la acusación.
- Voy a ser claro con usted Sr. Bellamy- Se defendió Cobolt- Los informes, ¡TUS INFORMES!, indicaban que la estabilidad del compuesto TJ-3CP se mantenía en el estándar normal para su utilización, y que el comportamiento de T.J no había sufrido alteración después de suministrado el compuesto, - Con cada palabra el tono de Cobolt se hacía más grave, y Tom pareció ver que sus venas se estaban tornando color negro oscuro, incluso con la oscuridad se podía notar- Y con respecto a Dante, te puedo asegurar que es como yo, así que si estás en su contra, estás en contra mía. Ahora, si quieres tu dinero y no meterte en más problemas, más te vale que recuperes a T.J- Declaró finalmente. A Tom no le interesaba nada más, pero si su dinero estaba en riesgo, tenía que hacer lo que debía, aunque después de terminar ese trabajo, consideraría muy en serio la opción de abandonar la corporación de Cobolt, después de todo nunca quiso trabajar en eso, pero le pagaban por hacer lo que mejor sabía.
-De acuerdo, tú ganas… por ahora- Cedió Tom de mala gana- Necesitaré la camioneta y el equipo de recolección si quieres que no llame la atención… Y Dante me sería muy útil, si voy a cazarlo- Pidió sus recursos con total calma, de cualquier manera, Cobolt se los daría si quería que saliera de cacería.
- Acompáñalo Dante- Le dijo a su perro señalando a Tom. El Bóxer acató la orden de inmediato y se aproximó a Tom, preparado para acompañarlo a donde fuese que tuviera que seguirlo, para cumplir con los designios de su amo.
- Me voy ya mismo- Declaró Tom. Un rayo iluminó el lugar una vez más, mostrándole a Tom como realmente se veían Cobolt y Dante; Ambos tenían las venas ennegrecidas, y la cantidad de estas se había incrementado, las heridas se estaban cerrando solas, eran visibles a simple vista, y de ellas goteaba un líquido negro como alquitrán. Ya había sido suficiente, si era lo que creía, tenía que al menos preguntárselo.
- Cobolt, el suero Neo- 77MT, estoy consciente de que Dante tiene esa porquería en el cuerpo… pero tú, no te lo inyectaste también, ¿O sí?- Preguntó Tom sombríamente, recalcando con ello lo que pensaba de ese suero.
Cobolt simplemente se toco la cara con los dedos, buscando las heridas que T.J le había dejado a mordidas, ya no estaban, de hecho su cara estaba tan tersa como siempre, aunque sentía un líquido pesado recorriendo su cuerpo a través de sus venas, lo que contraía sus músculos levemente, no lo suficiente para sentir dolor.
- Ni Dante ni yo nos arrepentimos de nada- Declaró finalmente Cobolt- Esto… es una bendición Tom. Estoy tan cerca de la perfección ahora.
- Lo único que estás es demente- Respondió Tom con desagrado, comenzando a caminar hacia el ascensor, seguido de cerca por Dante, que ahora estaba en la misión de seguirlo hasta regresar con el objetivo capturado.
Tom presionó el botón del ascensor y este se abrió de inmediato, dejándolo entrar a la amplia caja metálica por la que había llegado a aquel piso.
- ¿De verdad crees que estoy loco Tom?- Preguntó Cobolt desde su oficina- Podrás decir todo lo que quieras, pero sin ese suero T.J me habría matado, y ahora, simplemente estoy acercando a la humanidad a la perfección de su ser, un paso más en nuestra evolución, y ayudo a ciertos animales a seguir nuestro paso, - Le dijo mientras Tom presionaba el botón del tablero indicando la planta baja- Protocol Tower se fundó para eso, para romper las barreras, especialmente las que la humanidad se ha autoimpuesto.
La puerta del ascensor se cerró finalmente, dejando a Tom solo con Dante, esperando a llegar a la planta baja del edificio de la corporación, Protocol Tower, todos eran un montón de lunáticos, todos esos experimentos, todas las pruebas, para terminar así, con uno de esos animales sueltos por Nueva York, cuánto daño causaría, pero que importaba, podían hacer lo que quisieran, siempre y cuando el también pudiera y le pagaran lo que le debían por su servicio.
Aún en su oficina, Cobolt sacó una herramienta electrónica, no un teléfono ni nada parecido, sino más bien una radio con pantalla e interfaz digital que solo tenían él y determinados miembros de Protocol Tower, entre ellos Tom Bellamy, aunque el técnicamente no era parte de la corporación, pero había sido extremadamente útil, aunque prescindible y fácil de desechar aunque él creyera lo contrario. Comenzó a manipular opciones y botones reflejados en la delgada pantalla, enviando un mensaje destinado a Tom. Luego de eso guardó el aparato en su bolsillo, y ahí estaba ahora, en medio de su oficina destrozada, pero poco le importaban las cosas destruidas por la incursión de T.J, le importaba T.J; ese perro representaba una inversión significativa pero el dinero era lo de menos, lo verdaderamente importante era el compuesto TJ-3CP, una pieza clave para crear un puente que permitiría incorporar cualquier cualidad superior al hombre, y a cualquier especie animal que se escogiera precisamente con el propósito de servir de algo. Cobolt se agachó y recogió una carpeta arrugada y llena de polvo, con un sello de "Confidencial" casi ilegible, y la abrió. Casi todas las páginas estaban perdidas ahora, pero podía rehacerlas, aunque había varias hojas adjuntas, de las cuales solo se fijó en dos: la primera decía "Teoría de la consciencia evolutiva- Por Franklin Cobolt", de las cuales resaltaba las palabras Consciencia intrínseca, Consciencia evolutiva, evolución, Selección artificial y Futuro, eran las palabras claves de esa tesis progresista de su autoría. Adjunta a dicha pagina con un clip, había una hoja de datos con un encabezado que decía "Proyecto Ascensión: Fase de desarrollo", todas las demás paginas estaban arruinadas. Todas las paginas que daban constancia de su trabajo, el fin último de Protocol Tower, perdido, al igual que una de sus piezas claves, ahora el proyecto estaba estancado, hasta que Bellamy recuperara al sujeto perdido, junto con Dante, eran los únicos sujetos sobrevivientes, los únicos de los cuales podrían derivar los primeros compuestos que permitirían lograr su objetivo, el ascenso de la humanidad. Sentir que su trabajo peligraba, todos los años de sacrificio, tanto esfuerzo, Cobolt apretó su puño, terminando de rasgar las hojas y la carpeta entera, soltándola una vez que descargó su rabia, sintiendo un fluido extraño recorriendo su cuerpo, a través de sus venas, una voz le susurraba, que continuara, que lo liberara de la prisión en la que la humanidad los había encarcelado a todos, la consciencia encarcelada del progreso evolutivo al que el humano le teme por instinto, temer a su propio poder en lugar de utilizarlo. Cobolt sabía que sus venas se habían teñido de negro, al igual que sus ojos, y le encantaba, saber que su verdadero ser estaba cambiando al mismo tiempo que su cuerpo se perfeccionaba, pero sabía que era inestable, y peligroso, además el tuvo suerte de sobrevivir a la prueba, tenía problemas que solucionar con los sueros antes de ofrecérselos al mundo, pero no lo conseguiría sin los sujetos de prueba, tenía que ser paciente, había esperado 25 años para esto, podía esperar un poco más.
Tom escuchó un tono singular de un aparato que tenía en el bolsillo del pantalón, acompañada de una vibración, metió su mano en el bolsillo y sacó el aparato, IMC lo llamaban cotidianamente (Intercomunicador de Mensajería Corporativa), nada ingenioso a su parecer, pero ya que, por lo menos el nombre era corto, no perdería el tiempo diciéndolo una y otra vez. Un mensaje de Cobolt había sido recibido, lo abrió y en la pantalla del IMC se desglosó una lista con letras pequeñas, gráficas y señalamientos. Eran los objetivos de su misión, además de los parámetros para cumplirlas:
Capturar a T.J/- Otros animales de utilidad (Prioritario)
Evitar la exposición pública (Prioritario)
Almacenar Compuesto TJ-3CP expulsado por el sujeto (Secundario)
Evitar daños a infraestructura pública (Daño colateral)
Evitar daño a Dante (Daño colateral)
Evitar daño a los equipos y personal de la corporación (Daño colateral)
Tom leyó todos los datos enviados en el mensaje y los memorizó de inmediato, guardando el IMC en su bolsillo nuevamente. La puerta del ascensor se abrió dejándolos ingresar a él y a Dante a la planta baja. La recepción del lugar estaba desierta, y no era de extrañarse. Tom corrió hasta la entrada principal, con el fin de determinar si el cuerpo de T.J aún estaba ahí, cuando finalmente llegó a la salida, se encontró con algo que a pesar de las advertencias, no estaba esperando: Había rastros de lo que parecía ser sangre, además de una sustancia azul amarillenta, varias manchas que ni la lluvia podía lavar, y esos rastros se dirigían a las largas escaleras frente a la entrada, y seguían hacia la calle.
A un lado, en la cumbre de la ancha y larga escalera, estaban también los restos del escritorio que cayó desde la oficina de Cobolt, Tom se acercó a él para revisar qué había quedado de él, casi nada, solo madera destrozada y esparcida por todas partes, junto con carpetas y carpetas de documentos confidenciales a los que solo tenía acceso el director de la corporación y los proyectos. Hubo una carpeta que llamó especialmente la atención de Tom; Casi arruinada por la lluvia había una carpeta con un enorme sello de tinta roja en el centro, casi diluida por el agua, junto a la carpeta varias hojas con gráficos y estadísticas tanto científicas como económicas, además de planos, uno en particular tenía el título "Proyecto Ascensión/ Expedientes: Sujetos de prueba", las fotos de T.J y Dante estaban acopladas, era lo único que no se dañaba con el agua que caía, había más fotos, de otros sujetos distintos, todas tachadas con una enorme X roja, Tom sabía que se trataba de los sujetos que no sobrevivieron al experimento. Antes de ser destruida por la lluvia, Tom leyó el enunciado de una última página, que decía: "Proyecto Ascensión detenido; Causa, Alta tasa de mortalidad de los sujetos experimentales/ Imposibilidad de adaptación inter especies"
La lluvia caía como torrente sobre Tom, quien ahora caía en cuenta de lo que pasaba, ese perro llamado T.J estaba suelto en la ciudad, cargando en su sangre un compuesto experimental de alta peligrosidad, y quién sabe a dónde podría llegar portando esa sustancia en su organismo, ni que daños podría dejar a su paso.
Aún en la recepción, Dante se había quedado esperando a que Tom Bellamy cayera en cuenta de lo que pasaba, de lo que en verdad había ocurrido, podría ser una potencial catástrofe para la corporación si no detenían a T.J, pero lo que impulsaba a Dante era más un motivo personal, claro estaba sin perder de vista el objetivo de ayudar a su amo a cualquier costo.
- No fue sabio T.J- Se dijo Dante a sí mismo- En que lio te metiste; Nadie abandona Protocol Tower, nunca.
En los límites de la ciudad, un Golden Retriever desbocado corría a toda velocidad, sobrepasando incluso la de los automóviles que a esa hora seguían en las calles, por la oscuridad y el ajetreo de la tormenta nadie lo notó, se dirigía a los límites de la ciudad, cruzando el puente de Manhattan para salir del distrito. Cuando alcanzó el otro extremo del puente, se tiró al suelo y comenzó a convulsionar violentamente bajo la lluvia, intensificando los colores impregnados en sus venas, los músculos en su cuello y su nuca se tensaron con brusquedad, sus propias venas teñidas de amarillo, azul y rojo comenzaron a moverse, convergiendo en su cabeza, hasta que, como si se liberara una presión de aire, una bala emergió de su nuca, cayendo al suelo, dejando un agujero en su cuerpo, que se cerró sin demoras. Luego de esto vomitó una sustancia tricolor muy espesa, las convulsiones se detuvieron finalmente, dejándolo respirar y descansar. Así se quedó un rato bajo la lluvia, sintiendo como se calmaba su cuerpo y la tensión se liberaba. Aún podía sentirlo, como fluía el compuesto a través de su cuerpo, era denso, frío, muy pesado, pero le brindaba todo lo que un ser vivo podía necesitar para sobrevivir, y aún así solo quería deshacerse de él, pero no podría si no regresaba a Protocol Tower, y esa tampoco era una opción, jamás volvería ahí, no después de lo que habían hecho, y lo que él había hecho hace solo unos minutos atrás, tenía que huir, o lo atraparían, y quien sabe que harían con él cuando lo tuvieran de nuevo en su poder. A dónde podía ir, tenía que alejarse lo más posible de Nueva York, al otro extremo del país, si bien tenía que huir, no podía marcharse por completo, él sabía el motivo, tenía que encontrar a alguien a quien había perdido por culpa de la corporación. Tal vez podría ir a Arizona, a Las vegas, o a Nevada, o quizás… California. Esta última le pareció la mejor opción, Protocol Tower no tenía subsidiarias ni locales en ese estado, si un lugar se vislumbraba como el más seguro para él, era California. Ya habiendo fijado rumbo, se dignó a buscar un lugar donde esconderse y descansar para después ponerse en marcha en ese largo viaje, el equivalente de cruzar todo el país de extremo a extremo. No pudo evitar preguntarse si algún otro perro habría hecho ese recorrido alguna vez en su vida, sino, sería el primero en hacerlo.
Al otro extremo del país, en una casa de campo modesta pero con cierto detalle de lujo, bajo el velo de la noche tranquila de verano, dormía una chica, como cualquier otra llena de preocupaciones, pero también de buenos pensamientos y motivos para sonreír al despertar en la mañana. La placidez de su cama solo era compartida por tres animales, tres mascotas que al igual que ella dormían con serenidad, sin preocupaciones, una gran ventaja de no ser una persona. Un perro, Pastor Blanco Suizo, aún dudoso de ciertos conocimientos que antes creyó correctos, y desafiando el instinto animal de enemistad, dormía junto a él una gata negra, con sus cuatro patas blancas como si llevara guantes puestos, quien hasta hace poco tiempo no dormía en una cama, ni en una casa, ni mucho menos junto a una persona, si hasta hace poco le desagradaban. Por último, un hámster, quizás el animal más despreocupado que existiese en ese instante, pero siempre dispuesto cuando la situación lo ameritaba, una cualidad poco común aún entre las buenas persona, aunque parte de su mente ya se veía afectada por el exceso de televisión que recibía a diario, no obstante, algunas cosas, mínimas, en televisión, eran de utilidad, que eran las que precisamente este hámster evitaba ver, y la gran mayoría, modismos del día a día que entretenían a las masas. Mal de ello era que pocas eran de utilidad cultural, y muchas de ellas privaron de libertad de vivir la vida a ciertos individuos, entre ellos aquel Pastor Blanco Suizo y su persona, la chica que se creía libre de ese mundo y hasta ahora lo era, pero librarse de ese mundo era más difícil de lo que parece. No obstante, las preocupaciones de aquel día, y de cualquier otro, se esfumaban rápido de la mente a la hora de dormir, al conciliar el sueño encontramos el mundo perfecto. Había pasado aún muy poco desde aquella larga aventura, desde que los cuatro ganaron una nueva vida, y muchas otras cosas habían acontecido en ese breve periodo de tiempo, buenas y malas, pero a fin de cuentas la vida se basa en lo bueno y lo malo, para disfrutar y aprender respectivamente.
Mientras dormían, ninguno de ellos podía siquiera concebir la idea de que sus días de aventura, reales o ficticias, podrían llegar a revivir, pero todo era posible en el mundo, cuando se trata de coincidencias, que son lo acontecido sin que uno se lo espere, pero que puede llegar a ser crucial en el curso que uno quiera darle a su vida, por lo que quiere alcanzar a ser y a donde quiera llegar a estar, por el momento, gracias a coincidencias y esfuerzo, ellos cuatro ahora tenían lo que querían, y estaban donde querían estar; En casa, con su familia.
