Gracias de antemano por leer esta historia. Simplemente espero que les guste y que encuentren en ella un poco de entretenimiento. Esta no es una historia como otras. Es una historia que tiene algo de oscuro y que pretendo rompa con las linealidades que tienen mis otras historias. Surgió en mi clase de Comunicacion y Cultura (ímaginense que tan divertida estaba que mejor me puse a escribir), y bueno... no diré nada de personajes, y en realidad deberan ser pacientes, empezar a analizar los puntos e ir uniendolos con una delicada linea.
Espero sus comentarios, en realidad son la cosa mas gratificante que puedo encontrar en mi bandeja de entrada n_n
I
Tic Tac… Tic Tac…
La oscuridad cae por las enormes paredes de piedra negra. Es una oscuridad que repta, una oscuridad que se mueve.
Es una oscuridad que no se va.
Hace mucho que tus ojos no ven la luz y que tu piel no siente el calor del sol, hace tiempo que tu cuerpo se convirtió en sombra; en cenizas. Tus ojos no distinguen más que la negrura que se cierne sobre tus hombros: y tu piel, tan acostumbrada ya al frio de su cuerpo no se eriza al sentir su presencia.
Tic Tac... Tic Tac…
Es el sonido mudo que penetra en tus sentidos, esos gritos intangibles que rasgan el silencio se convirtieron en tus únicos amigos.
Ya no hablas.
El sonido de tu voz ha muerto en tu garganta y la voz que da vida a tus pensamientos murmura en silencio las mismas palabras: "Él no murió"
Para ti, ha dejado de existir el tiempo: no importa cuántas veces se oculte el sol para ti siempre es de noche.
Y continúas siempre con la misma rutina: encogida en ese asqueroso rincón, mirando sin mirar un punto fijo a la altura de tu cabeza. El brillo que en algún momento destello en tus ojos se ha extinguido. No eres más que el triste recuerdo de una cadena de terror.
¡Cállate! No era terror lo que había en sus ojos; era respeto. Esas personas no son más que la inmundicia de nuestro mundo. ÉL solo tuvo el valor de dar el primer paso hacia la grandeza.
¿Llamas grandeza a todas las vidas que llevas a cuestas? Tus manos manchadas de sangre son las mismas con las que fielmente lo seguiste, lo alabaste… incluso ahora en su muerte.
Él no murió.
