Que el mal este con ustedes (y en su espíritu)
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Era una mañana hermosa en el reino de Equestia, procedí a lavarme los dientes e ir al comedor, ahí, mi hermana, la Princesa Luna esperándome, la salude con mis típicas sonrisas, y procedí a desayunar, una que otra cosa hablábamos entre ella y yo, después del desayuno me dirijo a la sala del trono y veo el itinerario de hoy, al parecer estoy algo despegada, un poco de papeleo y puedo disfrutar de este hermoso día, ¡es perfecto! Al parecer fue buena idea desvelarme hace unos días para adelantar mucho trabajo pendiente, así que sin perder tiempo, decido terminar el trabajo de hoy y disfrutar algún que otro postre del castillo o ir a visitar un pueblo y convivir con los ponis del lugar, ¡Suena muy buen! Hace tiempo que no voy a Apple Loosa, seria buena idea ir a visitarlos, ¡hacen unas tartas de pie riquísimas!... *CRASH* un objeto cae detrás mio, el susto provoco que los papeles volaran y con rapidez me gire para ver que era, toda la alegría que tenia se desvaneció, me levanto del trono y camino hacia el objeto tirado en el suelo, era un marco con un poni pintado en el, la recojo y la coloco en la pared, al parecer el vidrio del cuadro se rompió un poco.
¿Dónde estas? Te extraño tanto… - unas lagrimas resbalaron por mis mejillas y instintiva mente acaricie el cuadro con nostalgia y pesar, mi mente se llenaron de recuerdos confusos en donde me veía a mi con el poni en el, pero, no puedo recordar su rostro, ni su voz, ni su nombre, ¿Por qué será esto? Un dolor en la cabeza me golpea fuerte causando que lleve mis manos a la cabeza en un intento de apaciguar el dolor, me siento enferma, rápida mente me alejo de ahí y de apoco se me va pasando, respiro hondo, y con una tristeza que no me puedo sacar, decidí seguir con lo mío, habían pasado unas horas y aquel sentimiento no se me iba, me siento angustiada y no se por que, me siento estúpida al olvidar todo de aquel poni, siento que lo amo, lo amo con locura pero no lo recuerdo, quizás hoy no es mi día… Escucho unos golpeteos en la puerta y de un audible tono pido que pase, entra al salón un solado con una carta.
Princesa, nos llego una carta sin remitente, va dirigida a usted.
Muy bien soldado, puede tomarse el día libre, buen trabajo.
Lo veo sonreir con alegría y con unos cuantos "Gracias princesa" se retira del salón, al abrir el contenido de la carta comienzo a leer.
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Hola princesa, es extraño, la vida es dulce, pero mis lagrimas son amargas, ¿Por qué será? Le escribo esta carta cuando los lugares de aquellos soles antiguos despierten el desconocido terror que permaneció solo, florezca de maldad, atreves de un mundo sin fe, devastara y enterrara la vida, esta carta es para avisarle del mal que se avecina a usted y de la dura prueba que Equestria deberá afrontar, mi identidad será revelada solo cuando el cuerpo y alma se desconecten de un ser puro. Solo cuando el sol este en su punto mas alto en el día esperado, entenderá lo siguiente.
Flores del pasado.
Florecieron con tanta libertad
Memorias
Sentimientos
Sueños y esperanzas
Te las quiero entregar
Traspasa mi vida a las demás.
Para que puedan ver
Lo que he dejado atrás
Cuando la maldad se libero, y la vida se desangro.
Lo único que dejo fueron dudas.
Mientras se acerca mi hora, no moriré con miedo, ni dolor, moriré dando un ideal, una esperanza para todos, aquel mal que causo todo, para que mañana vivan felices.
Los Pecados NO se EXPÍAN.
Mi mente esta confusa, mi corazón palpita a mil, debo avisarle de esto a mi hermana, hago iluminar mi cuerpo y en un parpadeo mi hermana aparece inquieta, preguntándome que sucede, le entrego la carta, ella comienza a leerla y al terminar, veo como su rostro no refleja ningún sentimiento, me mira.
¿Los pecados no se expían? ¿A que se referirá con eso?
No lo se, pero sincera mente no me gustaría averiguarlo, llama a las portadoras, deben saber de esto.
Si hermana – retirándose , y por alguna razón, veo mi entorno, me levanto del trono y doy vueltas en mi alrededor analizando cada esquinas del bello salón adornado de alfombras rojizas con toques dorados, paredes pintadas estilo griego y grandes ventanales que reflejaban la vista de un extenso y floreado lugar, en medio del salón hace sentada en un trono una joven de no mas de 30 años de apariencia, con adornos y colgantes de oro que reflejaban la grandeza, ojos delineados con una profunda confusión y preocupación.
¿El desconocido terror? – suspiro con pesadez, desparramándose en aquel trono mientras fijaba la vista al techo.
desde que las naciones humanas y mitológicas se unieron todo se ha vuelto un caos, ¡será eso, que un mundo desconocido para nosotros sea nuestra pesadilla? Habré hecho bien en extender nuestras fronteras mas allá? A habido revueltas y manifestaciones, pero poco a poco se van acostumbrando, los humanos son algo cerrados pero posen un corazón negativo, son malvados, desean el mal y lo practican, aun lo recuerdo, aquella junta de presidentes y el tratado de abrir un enlace entre nuestro mundo y el de ellos. – se levanta del trono y camina a paso lento hacia una estantería que esta cerca, logra sacar un archivero en la cual por descuido se les cae unas hojas con escrito, entre ellas una fotografía, de una voluptuosa joven y un chico de pelo castaño.
El orgullo alimenta nuestros oscuros corazones, y la sed debe ser saciada para avivar nuestra hipocresía. – Su mente se llenaron de recuerdos, dolor, un intenso dolor en su pecho la doblego a tirarse al sueloen un vago intento por respirar, su mente comienza a nublarse, solo logra verun castaño, y múltiples momentos que vivió con el.
"Renuncia a lo que te hizo.
Esas palabras llegan a matar… ¿podrías decírmelas?
¡No hay manera!
Me oculte entre la multitud solo para observarte, para ver el vaivén de tus suaves y rosados labios color rosado dulce.
Tu aliento… tan tranquilo, que me hace creer que lo lograre, me llenas de esperanza y sueños."
¡Ah! - Mi mente se despejo, logre recuperar el aliento, aquellos ataques me suceden a menudo, ya no soy la misma de antes, miro mi alrededor, esta todo destruido, no logro tragarme aquel melancólico suspiro, observo el único objeto del salón que sigue intacto, un cuadro, el mas hermoso de todos, ahí estoy yo, junto a mi amado, ¿Qué habrá sido de el? Desde aquel momento algo en mi cambio, todos lo saben, yo lo se.
Deja de atormentarme, todo mi alrededor desaparece, no logro despegarme por mas que intentara al cuadro que estaba enfrente mío. ¡Dime quien eres! ¿¡Por que te conozco, te siento en mi corazón, pero no te recuerdo?! Es lo que me pasa, por que mi siento miles de dagas en mi corazón… - Caigo al piso, mi cuerpo no reacciona, mi mente solo visualiza aquella pintura mientras mi cuerpo se mueve violenta mente.
¡Princesa Celestia! – Mi mente logro regresar, ¿Qué a pasado? No recuerdo nada, miro a mi alrededor analizando todo de forma automática, mis ojos posaron en una chica de color lavanda con mirada preocupada, ¿Su nombre? ¿Cuál era su nombre?
¿Está bien princesa? Míreme, soy yo, Twilight, ¡Que hacen ahí paradas, llamen a un doctor maldita sea! - ¿Twilight? Ya, lo recuerdo, mi alumna, si, si, que esta sucediendo, logro ver que me llevan en una camilla, alguien me esta revisando los ojos, ¿Quién eres? Alejarte de mi! Mi cuerpo esta estático, ¡que me sucede! Observo que me trasladan, comienzo a desesperarme, veo muchas siluetas a mi alrededor, mi vista esta nublada, veo que una de las siluetas me coloca algo en la boca, antes de dormir escucho una voz decir.
Por ahora esta bien, sufrió un Ataque de pánico, pero ya se a calmado, debemos dejar que descanse y para mañana estará bien.
Solo familiar directo de la princesa esta autorizada para quedarse la noche con ella si lo desea, los demás deberán esperar afuera hasta mañana.
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Mi amado, ¿eres tu?
Si mi bella ángel, soy yo.
¿Dónde estas que no te veo?
Quizás nunca lo hagas…
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Despierto, mis ojos revisan la habitación nueva mente, es de noche, me levanto de la cama, veo a una chica de apariencias nocturnas, cabello azul oscuros, mi hermana, único e irremplazable.
La deje ahí, me retire de la habitación, camine hacia mis aposentos, al llegar, removí un libro de una estantería y como de un mecanismo se tratase, todo cambio, me encontraba en un laboratorioveo un cubo, un tanto grande, como de cuatro pies de alto, en el, veo doce ranuras perfectamente colocadas para que quepan en una cara del cubo, lo demás era diseño, lo agarro y luego veo un escritorio, en el había tanto afiches de personas como proyectos y planos, mientras revisaba los papeles, veo uno en concreto, al leerlo, solo dice: Aquel ser impuro que logre superar las diez pruebas, conseguirá la virtud de trascender por los prados de la vida eterna.
Amor
Piedad
Fe.
Verdad
Pacifismo
Reticencia
Desinterés
Paciencia.
Pureza.
Reposo.
Miro la habitación y en un frasco de vidrio, bien protegido, se encuentra un cubo, no tan grande, ni tan pequeño, lo justo y necesario para un transporte fácil, rompo el vidrio con mi mano desnuda, provocando que sangre, tomando el cubo, mi sangre macha el objeto causando que ilumine un poco para luego volver a su estado normal.
¿Siempre fuiste así de enigmático, no? ¿Mi amor? Tu mente siempre fue un misterio, tus acciones un enigma, tus sentimientos confusos y tu vocablo siempre sin sentido, un maniático conspirativo, y aun así, me tenias loca, loca de amor, lo único cuerdo en ti eran tus ojos, penetrantes y dominantes.
Te traeré de vuelta, no importa que, lo hare.
