Mientras Moria
Ya no sentía el frío. Algo extraño. Mi vida se estaba acabando, y todo lo que podía pensar era que no tenía frió. Por primera vez en un año, por primera vez desde que me dieron la noticia de la muerte de mi prometido...
"Tomoe... "
Sus brazos estaban a mi alrededor; quizá esa fuera la causa de qué ya no sintiera el frío.
Es extraño pensar que este muchacho, este muchacho que estaba vencido y sangrando, al que siempre había temido por haber sido el asesino de mi prometido... este muchacho estaba impidiéndome sentir el frío!!. Su cara estaba mojada por la nieve que caía, la sangre salpicada, mi sangre, y lágrimas, sus lágrimas... podía sentir como caían en su piel.
"¿Por qué ... por que? tu no deberías morir! " Su voz fue ahogada, a causa del dolor y sufrimiento.
Mi marido... Intenté enfocar mis ojos hacia él. Era difícil; ya que sentía como la vida se me escapaba. Los recuerdos revolotearon a través de mi mente como las mariposas blancas - cómo lo había odiado, como me había demostrado que pese a ser un asesino era bueno, y como ese odio se había transformado en piedad, simpatía e incluso amor ... me había traicionado a mi misma.
Allí estaban sus ojos mirándome, esos ojos violetas, no llenos de ira o locura, sino de una mezcla de desesperación, dolor y culpabilidad. Sus rasgos delicados estropeados por la cicatriz en su mejilla, cruzada ahora por el cuchillo que había volado fuera de mi mano. ¡Una de Akira-san, y otra mía! ... hubiera sido más fácil si hubiera resultado ser el frió asesino que yo me imagine. Pero ahora tendrá que vivir con estas cicatrices que harán que nunca me olvide. Pero así esta bien... el debe vivir para poder espiar sus crímenes como me prometió, yo ya he cumplido mi misión...
Yo le sonrió; sus ojos se agrandan por la sorpresa, mientras su brazos se aferran más a mi cuerpo.
"Todo irá bien. no llores" le susurro en mi último aliento.
Confundido agita su cabeza, incapaz de responder. Alzo mi temblorosa mano y acaricio su mejilla, su cicatriz, ahora, en forma de cruz.
Coge mi mano, mientras me sostiene y agita levemente su cabeza en señal de rechazo a lo que ya es inminente.
Apenas consigo respirar, pero todavía estoy con vida mientras le sonrío. Busco la cara de Kenshin, pero una niebla blanca y densa lo cubre todo. Desearía poder ser la nieve que cae sobre el.
Kenshin todavía me sostiene pero ya no puedo sentirlo, una lágrima intenta salir de entre mis ojos, pero la muerte me vence antes de que esta pueda deslizarse por mi mejilla.
Adios. mi segundo amor, pienso mientras la oscuridad me rodea por completo.
Fin
Tomoe (Himura) Yukishiro
1846 - 1864
Ya no sentía el frío. Algo extraño. Mi vida se estaba acabando, y todo lo que podía pensar era que no tenía frió. Por primera vez en un año, por primera vez desde que me dieron la noticia de la muerte de mi prometido...
"Tomoe... "
Sus brazos estaban a mi alrededor; quizá esa fuera la causa de qué ya no sintiera el frío.
Es extraño pensar que este muchacho, este muchacho que estaba vencido y sangrando, al que siempre había temido por haber sido el asesino de mi prometido... este muchacho estaba impidiéndome sentir el frío!!. Su cara estaba mojada por la nieve que caía, la sangre salpicada, mi sangre, y lágrimas, sus lágrimas... podía sentir como caían en su piel.
"¿Por qué ... por que? tu no deberías morir! " Su voz fue ahogada, a causa del dolor y sufrimiento.
Mi marido... Intenté enfocar mis ojos hacia él. Era difícil; ya que sentía como la vida se me escapaba. Los recuerdos revolotearon a través de mi mente como las mariposas blancas - cómo lo había odiado, como me había demostrado que pese a ser un asesino era bueno, y como ese odio se había transformado en piedad, simpatía e incluso amor ... me había traicionado a mi misma.
Allí estaban sus ojos mirándome, esos ojos violetas, no llenos de ira o locura, sino de una mezcla de desesperación, dolor y culpabilidad. Sus rasgos delicados estropeados por la cicatriz en su mejilla, cruzada ahora por el cuchillo que había volado fuera de mi mano. ¡Una de Akira-san, y otra mía! ... hubiera sido más fácil si hubiera resultado ser el frió asesino que yo me imagine. Pero ahora tendrá que vivir con estas cicatrices que harán que nunca me olvide. Pero así esta bien... el debe vivir para poder espiar sus crímenes como me prometió, yo ya he cumplido mi misión...
Yo le sonrió; sus ojos se agrandan por la sorpresa, mientras su brazos se aferran más a mi cuerpo.
"Todo irá bien. no llores" le susurro en mi último aliento.
Confundido agita su cabeza, incapaz de responder. Alzo mi temblorosa mano y acaricio su mejilla, su cicatriz, ahora, en forma de cruz.
Coge mi mano, mientras me sostiene y agita levemente su cabeza en señal de rechazo a lo que ya es inminente.
Apenas consigo respirar, pero todavía estoy con vida mientras le sonrío. Busco la cara de Kenshin, pero una niebla blanca y densa lo cubre todo. Desearía poder ser la nieve que cae sobre el.
Kenshin todavía me sostiene pero ya no puedo sentirlo, una lágrima intenta salir de entre mis ojos, pero la muerte me vence antes de que esta pueda deslizarse por mi mejilla.
Adios. mi segundo amor, pienso mientras la oscuridad me rodea por completo.
Fin
Tomoe (Himura) Yukishiro
1846 - 1864
