El diario secreto de Semei

Hola a todos, heme aquí con mi primer historia de Loveless, ¡yey!

La verdad es que me encanta el anime pero no he podido poner mis manos en el manga. Así que esta historia no tiene mucho que ver con la trama original y no se si le de en la torre al argumento del manga pero aun así espero que la disfruten tanto como yo disfruté haciéndola.

Ninguno de los personajes me pertenece y la historia es con fines de entretenimiento.

Disfruten :-)

Capitulo 1

Ritsuka Aoyagui estaba mirando por la ventana del salón de clases distraídamente, no se había sentido así en un buen rato y la idea lo ponía de pésimo humor. Era verano y el calor era inclemente, pero ese no era el motivo de su descontento, tampoco lo era el hecho de tener tanta tarea para ese fin de semana, ni siquiera el hecho de que la relación con su madre empeoraba cada vez mas.

El motivo de que tuviera plasmada una expresión de fastidio en la cara era aún desconocido y desconcertante. Solía tener esa sensación cada vez que su vida iba dar un giro interesante.

Volteo la cabeza hacia el pizarrón fingiendo poner atención, pero todo lo que veía eran líneas que para el no tenían sentido.

Frustrado, suspiro y cerro los ojos para intentar controlar el revoloteo que sentía en el estomago. Tan pronto como lo hizo, unos profundos ojos azules y una cabellera color arena se asomaron tras sus parpados brindándole la enigmática sonrisa con la que siempre podía contar.

Tan solo un segundo y su pulso se suavizo, sus hombros aflojaron la tensión y su ceño se aliso.

Abrió los ojos y anoto todo lo escrito en el pizarrón, mientras tomaba nota mental de preguntarle a Yuiko todas sus dudas.

-Ritsuka-kun- la cabellera suelta y rosada hacia suspirar a varios cada vez que la atractiva muchacha pasaba por alguna parte- ¿tienes planes hoy? O avanzamos en el proyecto de literatura?

-Hasta ahora mi único plan es terminar toda la tarea que tenemos. Vamos a tu casa y hay que mandarle un mensaje a Yayoi para que nos alcance en cuanto termine su práctica, ¿no crees?

-Si! Me parece perfecto, se lo mandare mientras caminamos a mi casa.

"Ratoncito, te extraño. ¿Que vas a hacer en la noche? Saldrías a dar una vuelta conmigo. Te quiero"

Aun después de casi 6 años, su luchador, seguía siendo capaz de sonrojarlo con unas cuantas palabras en el momento adecuado.

"Estoy con Yuiko y Yayoi terminando una tarea. Nos vemos a las 6?

Compórtate.

*Chuu*"

Los delgados labios del adulto se curvaron en una sonrisa llena de ternura. Estaba en graves problemas, seguro que lo que sentía estaba prohibido. Si Semei se enteraba, seguro que regresaba de la tumba a matarlo.

Y es que hasta para él era un tanto bizarro, bueno, cuando tenía algunos minutos de lucidez si había llegado a entablar batallas campales consigo mismo; batallas que terminaba perdiendo miserablemente al simple recuerdo del contacto de los labios del otro.

Torció la sonrisa, tenía casi 30 años; muchos dirían que era hora de terminar con todo el teatro, dejar a Ritsuka para que hiciera su vida y fuese feliz, conseguir una pareja estable y sentar cabeza...pero algo en todo eso sonaba terriblemente equivocado.

Aun no sabia como, pero ese chiquillo se había metido hasta lo más hondo de su ser, despertando sentimientos que jamás había tenido por nadie mas.

La diferencia de edades era lo que mas le preocupaba, eso y el hecho de saber que cada vez que le decía que lo quería; Ritsuka no le creía por completo. El pensamiento ensombreció sus ojos y le hizo volver a la realidad. Si iba a pasar por el a las 6, mas le valía terminar el cuadro que le debía a su amigo.

-Creo que quedo bastante bien- la gran sonrisa en el siempre alegre muchacho contagio a la pelirosa.

-Yayoi-kun, que bueno que viniste o no se nos hubiera ocurrido todo esto

-Así es, qué bueno que tu práctica termina a las 3

-Bueno, alguien debe ser el creativo aquí, ya que Ritsuka es el inteligente y Yuiko la que se encarga de los detalles creo que es bueno que yo tenga un papel

Los 3 muchachos sonrieron, se habían vuelto muy cercanos y muy unidos, inclusive les había contado acerca de su madre, su hermanos y Soubi...al menos lo poco que iba entendiendo.

-No puedo creer que ya pronto terminaremos la preparatoria. Que harás después Yayoi?-pregunto Yuiko realmente curiosa

-Bueno, me gustaría tomar el examen para entrar a la academia de música

-Eso es impresionante- soltó Ritsuka distraído- seguro te aceptan, tocas muy bien- Yuiko asintió y Ritsuka sonrió, logrando que Yayoi se sonrojara levemente y que sus ojos se aguaran por escasos segundos

-Gracias chicos, dare mi mejor esfuerzo, ¿que harán ustedes?

-Yo quisiera tomar el examen para estudiar gastronomía, creo que sería una buena cocinera...

-oh, Yuiko-chan, claro que lo serás! Serás la major! Cocinas delicioso- Yayoi no pudo contener su entusiasmo logrando que la muchacha se sonrojase y Ritsuka no pudo menos que estar de acuerdo y asentir vigorosamente cuando ambos voltearon a verlo buscando su opinion.

-Si abres tu propio restaurant ten por seguro que Yayoi y yo seriamos tus clientes frecuentes

La muchacha sonrió realmente complacida y asintió.

-Que harás tu, Ritsuka?- ambos voltearon a verle expectantes

-ah...bueno...a decir verdad...nunca lo había pensado...

Sus dos amigos ladearon la cabeza confundidos

-Bueno, es que yo...aun no se que es lo que me gustaría hacer por el resto de mi vida...supongo que nunca me he puesto a pensarlo

-No te apures, Ritsuka, seguro que encuentras algo que te guste

Yayoi asintió apoyando a su amiga

DING DONG

-Soubi-kun- ni bien había dicho el nombre, la pelirosa salió corriendo a abrir la puerta

-A veces creo que ella se alegra más que yo cuando Soubi llega- Ritsuka suspiraba mientras tomaba su mochila y el celular del piso que es donde habían estado trabajando

-Ritsuka...- el aludido giro hacia su amigo- esta todo bien?

La pregunta le descoloco por un momento pues no la esperaba, tras varios segundos le sonrió a su amigo

-Estoy bien, solo tengo esta sensación extraña de que algo va a suceder, gracias por preocuparte; en verdad estaré bien

-Recuerda que somos tus amigos y te ayudaremos en todo lo que nos permitas

Ritsuka sonrió y extendió la mano para estrechar la de su amigo, halándolo hacia él le abrazo fraternalmente.

-Gracias, amigo

Caminaron hacia la puerta y en cuanto Soubi lo vio, sonrió con amor danzando en sus orbes azules; aunque el sentimiento era muy palpable, a Ritsuka aun le daba algo de corte ser tan abierto con su luchador

Se despidió de sus amigos y Soubi hizo lo mismo, tomo la mochila de Ritsuka y empezaron a andar por la calle desierta sin decir palabra.

Habían caminado por unos 5 minutos en completo silencio, Soubi notaba esa expresión de molestia en la cara del muchacho y sin previo aviso le tomo de la mano, lo halo hacia su cuerpo y lo rodeo con los brazos a la altura de la cintura.

Ritsuka abrió los ojos enormemente pues no esperaba el movimiento del mayor, pero ni bien sintió el calor que le brindaba el cuerpo de su luchador y el embriagante perfume de Soubi, se relajo y devolvió el abrazo.

-¿Cómo te fue hoy en la escuela?

El más pequeños se relajo en el abrazo y enterró la cara en el pecho del mayor cerrando los ojos.

-Bien

Soubi lo rodeaba con una mano apretándolo contra su cuerpo intentando confortar al chico, mientras que con la otra mano le acariciaba el cabello de la nuca y ocasionalmente rozaba sus orejas gatunas.

-Soubi...?

-Si?

-Como supiste que querías estudiar arte?

Lo separo apenas para poder verlo a los ojos pero sin aflojar el agarre.

-Siempre fui bueno dibujando, me es más fácil expresarme por medio de los cuadros que pinto, así que decidí que era mejor tener una técnica excepcional. ¿Es eso lo que te tiene así?

Ritsuka abrió muy grande los ojos y se sonrojo para luego desviar la mirada

-Claro que no! ... Solo...es que...yo no sé que quiero hacer al terminar la escuela

Soubi sonrió, coloco el índice en el mentón de su amado sacrificio y empujo ligeramente para forzarlo a alzar la mirada

-No lo supe hasta el momento en que tuve que tomar una decisión, fue como aventar una moneda al aire, pero no me arrepiento.

Piensa en algo que ayude a otros y a ti, en algo que te haga inmensamente feliz aun cuando nadie lo comprenda.

No importa que sea, serás el mejor, Ritsuka.

-...Soubi...

Suspiro el nombre justo antes de que el otro atrapara sus labios en una corta y tierna caricia.

Los colores se les subieron al rostro, era una tontería! ¡Ambos estaban agitados después de un roce tan inocente!

Tampoco era como si fuesen una pareja o estuvieran saliendo, uno era el sacrificio y el otro el luchador' el amo y el sirviente dirían algunos.

Así había sido en los últimos 6 años, Soubi nunca lo había propuesto pese a los fuertes sentimientos que albergaba por Ritsuka. Sabia que en algún punto deberían separarse pues no era su destino estar juntos, sus nombres los separaban. Cada vez que lo pensaba su corazón se quebraba pues en verdad había llegado a quererlo de un modo que pensó nunca sucedería.

Esperaba el día en que el luchador de Loveless viniera por su sacrificio, y para ser honesto había perdido el sueno varias veces con ese pensamiento.

Por otro lado Ritsuka tenía confusos sentimientos con respecto a su luchador.

Su relación había comenzado demasiado fría y el tenia ciertos resentimientos hacia Soubi por las mentiras que le había dicho, le desesperaba sobremanera su tranquilidad excesiva y el hecho de que no pudiera contarle nada acerca de su hermanos, sensei, la escuela de luchadores o las 7 lunas. Habían tenido peleas bastante desagradables, parecían una pareja de novios con caracteres muy opuestos. Sin embargo cualquier contacto físico era mas inocente, un par de besos robados y eso era todo; de vez en cuando el enlace de sus manos pero nada más allá.

A pesar de ello, el pequeños pelinegro se iluminaba al ver o escuchar a Soubi, para el la relación estaba en un extraño limbo que, si bien era cómodo, le crispaba de vez en vez los nervios.

Quería sentir con la intensidad que decían las novelas románticas que leía a escondidas, quería amar con esa pasión que los actores demostraban en las películas, quería entregarse por completo como había visto a otras parejas de luchadores y sacrificios...pero no sabia como, y no sabia si Soubi era el indicado, no sabia exactamente que sentía por el luchador y no se lo iba a preguntar; no porque supiera o creyera en el destino, ni siquiera era consciente de la importancia de los nombres, mas bien esperaba darse cuenta en algún momento si tenia sentimientos por el otro o era simple comodidad. Tenía demasiado miedo para enfrentarlo y recibir la brutal verdad por buena o mala que esta fuese.

Se quedaron unidos por la frente un par de minutos más con las mejillas sonrojadas y el pulso acelerado.

-¿Tienes hambre?- beso la frente del menor cariñosamente rompiendo el intimo contacto que habían tenido y obteniendo una respuesta afirmativa de parte del otro- Ven, vayamos a mi casa y te preparare algo rico.

-¿Haz considerado limpiar este lugar últimamente?

Soubi miro la sala de estar en donde estaba Ritsuka y quien francamente, estaba hecha un desastre.

-En realidad no hasta que lo mencionaste- esbozo una sonrisa divertida y el pequeños suspiro con frustración- la cocina esta bastante limpia y es en donde casi siempre estoy.

Ritsuka meneo la cabeza como claro gesto de reprobación.

-¿Te molesta si limpio un poco?

-Puedes encontrar cosas que no te gustaran

-Me crispa los nervios tanto desorden

-No digas que no te advertí

Así el más pequeño de los Aoyagi se dio a la difícil tarea de limpiar la casa de un soltero dedicado al arte.

Se encontró un par de cajas y varias bolsas plásticas que fue llenando con diferentes cosas para luego acomodarlas.

Se encontró con un desorden mayor al que había imaginado...

-¿Sou...?

-Hn?

-¿Cuando fue la ultima vez que Kio estuvo aquí?

Soubi salió de la cocina con un tazón entre las manos en donde batía una mezcla extraña y con el cabello recogido en esa coleta de caballo que Ritsuka secretamente adoraba

-Como dos semanas. ¿Por que?

Ritsuka a modo de respuesta solo levanto una bolsa de comida para llevar y varias latas de cerveza

-Jejeje yo te dije que mejor no lo hicieras. Yo tengo que armarme de mucho valor cuando limpio este lugar

-Si fueras mas organizado esto no sucedería.

-Casi no estoy aquí y si estoy, los lugares en donde paso mas tiempo si están limpios.

-Da igual, es tu casa, no se como vives en este desorden

-A veces yo también me lo pregunto- y al decirlo saco la lengua divertido y se volvió a meter a la cocina.

Ritsuka le movió la cabeza pero no pudo evitar sonreír, en verdad le divertían las ocurrencias de Soubi.

Mientras el luchador preparaba su comida/cena/tentempié, nuestro adorado ratoncito limpio a conciencia todos los cuartos de esa casa a la que le habían dado completo acceso hace un par de años.

Inclusive tenía su propia llave, aunque solo la había usado un par de veces.

Junto cerca de 4 bolsas de basura, separo la ropa y puso una carga a lavar, sacudió el polvo, barrió y trapeo el piso. Recogió pinturas y pinceles, libros, fotos, más libros, papeles y ensayos, tickets, notas y más hojas sueltas.

-Ya esta, ratoncito. Ven a cenar.

-Que bueno que no tienes tantos muebles ni tampoco tantos accesorios, sino esto seria realmente difícil

-Wow! Se parece a como me la entregaron cuando me mude la primera vez, ¿Que es todo eso?

-Basura, basura, libros y papeles, basura, mmm, cosas varias, basura, y creo que ya

Soubi tuvo la decencia de sonrojarse.

-Creo que tengo que empezar a limpiar mas seguido.

-Seria bueno.

Se sentaron a comer el pollo cantones que Soubi había preparado y enseguida unos hot cakes con chispas de chocolate que encantaron a Ritsuka.

Para cuando terminaron pasaban de las 8 pero estaban tan a gusto conversando sobre nada y sobre todo que no pusieron mucho interés al reloj. Mientras Soubi limpiaba la cocina y lavaba los trastes Ritsuka saco la basura, acomodo la ropa y puso una segunda carga a lavar, decidió que era todo lo que podía hacer por esa noche.

-Realmente creo que no era necesario que lo hicieras, pero te lo agradezco, prometo mantenerlo así de ordenado de ahora en adelante.

-Mas te vale, mañana vendré y terminare con tu lo demás, aunque creo que tardare mas en limpiarlo que en lo que lo vuelves a desordenar

- Jejeje a veces creo que si me conoces

Ritsuka se limito a guiñarle el ojo mientras le ensenaba la lengua pícaramente.

Salieron de la casa del luchador para que Soubi pudiera llevarlo a casa y asegurarse que nada malo le sucediese al llegar, considerando la hora ambos temían que la madre de Ritsuka perdiese los estribos.

Llegaron a la casa de Ritsuka y se despidieron como de costumbre, sin un beso, sin abrazos, sin palabras dulces, sin un "me la pase genial" o "gracias por todo" o "te voy a extrañar", nada, apenas un "buenas noches" por parte del sacrificio y en respuesta un "que descanses" por parte del luchador. Así era y siempre había sido con ellos.

Pero esa noche algo sucedió, algo cambio; Ritsuka volteo dos veces a ver a Soubi, nunca había volteado la cabeza, se limitaba a entrar, correr hacia su habitación y despedirse con la maños desde la ventana.

Sintió un nudo en la garganta cuando comenzó a caminar hacia su casa, ahí volteo la primera vez y se encontró con la eterna sonrisa de su amigo; pero esa sonrisa no tocaba sus ojos. Esos orbes azules siempre llenos de ternura cuando lo veían estaban ahora ensombrecidos por algo parecido al dolor, le pedían a gritos que se quedara, un abrazo, una caricia, una palabra.

Giro la cabeza y en cuanto alcanzo la chapa de la puerta el nudo en la garganta se había vuelto más notorio y sus ojos se aguaron.

"¿Qué demonios me pasa?"

Giro de nuevo la cabeza y noto los ojos de su luchador anegados en lagrimas como los propios, noto como intentaba mantener la serena sonrisa que le caracterizaba pero lo que consiguió fue una sonrisa afectada que le daba a Ritsuka la sensación de que se echaría a llorar en cualquier momento.

De hecho el se sentía igual, a punto de romper en llanto sin saber exactamente por qué.

En cuanto sus ojos se cruzaron Ritsuka sintió un escalofrió recorrerle la espalda y de pronto en su mente existía un solo pensamiento

"No te vallas"

La maños le tembló y no pudo abrir la puerta

"No te vayas"

Giro en redondo y al verlo ahí parado tuvo miedo de que desapareciera de repente.

"¡Por favor, no te vayas!"

Dudo por 1 segundo y se lanzo hacia su luchador, escasos 2 metros los separaban pero se le hicieron inmensos.

Los ojos fijos en los orbes azules del otro, no noto cuando había abierto los brazos para recibirlo y menos aun cuando avanzo un par de pasos para acortar la distancia que los separaba. De lo único de lo que fue consciente fue de los brazos de Soubi alrededor de su cuerpo, de su aroma inundando todos sus sentidos y de su propia voz murmurando "Por favor, no te vayas"

Sintió dos lagrimas rodando por su mejilla, pero al abrir los ojos sorprendido por el hecho se dio cuenta que no eran suyas. Soubi le tenía aferrado como si tuviera miedo que de pronto se esfumase, había cerrado los ojos con fuerza y de estos manaban libremente las perlas que ahora también bajaban por el rostro de Ritsuka.

No supo porque, pero al verlo tan indefenso, tan abierto, un nuevo impulso le asalto; considerando lo que había crecido solo tuvo que levantar la cabeza y buscar los labios del otro.

Al sentir el contacto Soubi abrió los ojos sorprendido, apenas un segundo, luego se entrego por completo a un beso apasionado y hambriento que había iniciado el pequeño.

Perdieron el sentido del tiempo, lo único que les importaba era la persona que estaban besando, acortaron distancias lo más que pudieron y aun cuando el aire escaseaba de vez en cuando solo paraban por un par de segundos y volvían a buscar los labios contrarios.

Soubi le beso en los labios por última vez con infinita ternura, luego beso su nariz, ambas mejillas, los parpados y por último la frente, y así se quedaron por unos segundos los labios de Soubi sobre la frente de Ritsuka hasta que sin poder evitarlo el luchador murmuro contra su frente

"Te amo"

Se miraron a los ojos sin saber cómo reaccionar o que decir, pero extrañamente cómodos.

-Debo entrar antes de que las cosas se pongan feas

-Si...descansa, ratoncito.

Pero a pesar de lo dicho ninguno pudo terminar el abrazo, no hasta que Soubi le robo un último beso y le soltó haciendo gala de su cordura y autocontrol.

Entonces, ya sin voltear, corrió y abrió la puerta de su casa, ya adentro se recargo contra la puerta evaluando sus alrededores; su madre no se veía cerca así que de dos en dos subió las escaleras hasta su habitación, se encontró sofocado y agotado pero extrañamente feliz.

Rozo sus labios con la punta de los dedos y sonrió sonadoramente, salió al balcón y se despidió de Soubi que le esperaba atento ante cualquier situación que se pudiese suscitar.

Cuando lo vio a salvo se despidió y dio la media vuelta, al hacerlo también se llevo los dedos a sus labios y sin poder evitarlo sonrió ante el recuerdo del beso; mientras a lo lejos Ritsuka se quedo apoyado en el barandal del balcón hasta ver a Soubi desaparecer.