Bueno, sé que es mi tercera historia en menos de 24 horas, pero tengo inspiración.
¡Nos leemos abajo!
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Los dedos de mis pies.

Se mueven.

Los dedos de Bellota se mueven.

Son graciosos, tan chiquitos y regordetes.

Si fueran mejillas, Bellota las picaría.

Pero a Bellota no le gusta tanto que Butch se los pique.

Ella no llega a sus dedos, están muy abajo.

Pero Butch sí que llega, y juega con ellos cuando Bellota se duerme en mitad de la película.

Butch sonría con burla cuando ella se despierta y le dice que ha jugado con sus dedos.

Y ella se enfada.

Sobre todo cuando él le dice:

- Me gustan tus dedos, son como tus mejillas: coloradas y regordetas.

Sus mejillas no son definitivamente coloradas y regordetas.

No quiere que él vea sus pies.

Son bonitos, pero parecen los dedos de Bubbles.

Y Bubbles es femenina, le gustan los vestidos y se pinta las uñas. Bubbles es ñoña.

Ella no lo es.

Bellota es grande, fuerte, valiente (no le dan miedo las arañas), pero sobre todo, ella no es ñoña. Ella nunca en su vida será ñoña, eso lo tiene bien clarito, bueno, tiene más claro que de mayor quiere ser luchadora profesional (si su padre le deja), pero lo que quiero decir es que ella sabe que nunca será ñoña.

Ni pensarlo.

A Bellota le gusta mover los dedos de sus pies, es la única forma que tiene de jugar con ellos.

Solo ella puede jugar con ellos.

Nadie más.

Bueno, algunas veces deja que Butch juegue con ellos, sobre todo si les da pequeños besitos en las puntas.

Besitos cortos y dulces o largos y amargos.

Con sabor a chocolate, fresa o tal vez melón.

Porque, hay veces que Butch no es tan idiota, eso es bueno, así no tiene que regañarle todo el tiempo.

Pero lo que más le gusta del juego de Butch con sus dedos, es que siempre logra dormirla.

Y cuando lo hace, le susurra a la oreja.

- Me encantan los dedos de tus pies, nena. Hasta mañana pequeña.

Y entonces se va y Bellota se duerme con una sonrisa en los labios.

A Bellota le gustan los dedos de sus pies, son graciosos, tan chiquitos y regordetes.

Pero puede que haya algo que le guste más de sus pies.

Quizás Butch le gusta más que susu pies.

O a lo mejor ella adora los dedos de sus pies porque así tiene la atención de Butch.

No lo sabe.

¿Qué más da?

Butch es su novio idiota, siempre jugará con los dedos de sus pies, eso seguro.

Fin.
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Lucero Gómez al teclado:

Sí, puede que me esté pasando con el número de historias que estoy escribendo en tan poco tiempo, pero pienso aprovechar la inspiración a tope.
Espero que esta cosita os haya gustado al igual que los otros dos que he hecho antes, bueno, como sea.
Me despido,

Lucero Gómez.