He hecho esta minihistoria para un reto de otro foro y me pareció muy divertida.

Es mi primer Nejiten.

Tal para cual.

—Oh, así Lee...—Neji se quedó quieto en el pasillo al oír la voz de Tenten. Estaban en las oficinas de la Hokage y Neji iba a llevarle a la Godaime el informe de los resultados de la misión que había llevado a cabo. La mala suerte había querido que escuchara a Tenten y Lee mientras caminaba por los pasillos. El genio Hyuga puso la oreja en la puerta; no podía creer que Tenten hablara así a Lee pues solamente le susurraba de ese manera a él cuando estaban desnudos y llevando a la práctica el instructivo libro Icha Icha de Jiraiya.

—Tenten, debo encajarlo bien—indicó Lee.

Una vena se hinchó en la frente de Neji. ¿¡Cómo podía Lee hacerle eso!? ¿No se suponía que las novias de los amigos eran sagradas?

—Mmm...no sabía que era tan grande, Lee—dijo Tenten. Neji empezó a sudar frío tras la puerta. Podría usar el Byakugan y no la oreja como las cotillas, pero eso le haría más cotilla aún y a lo mejor le haría descubrir algo mucho peor.

—Date la vuelta y lo meteré por detrás—indicó Lee.

—¿¡Qué!?—exclamó Neji.

Tiró la puerta abajo, dispuesto a enfrentarse a esos dos, pero...

—Neji, ¿qué haces aquí?—exclamó Tenten.

La kunoichi guerrera y el clon de la bestia verde de Konoha se asustaron al ver a su amigo en la habitación, visiblemente cabreado.

—La pregunta es, ¿qué se supone que hacéis vosotros?

—¿Que qué hacemos?—bramó Tenten—. Lee me está ayudando con los diseños de un nuevo traje de guerra que nos habían pedido los samuráis. ¿No te acuerdas? Te pedí ayuda a ti, pero te negaste ya que tenías una misión que terminar.

En ese momento, Neji se acordó de aquel día en que Tenten le pidió que le echara una mano con no-se-qué de un diseño, pero prácticamente le dijo que no sin apenas entrar en detalles. Miró al lado de los dos y vio un maniquí con el traje de samurái pero con algunas mejoras.

Si hubiera atendido a la petición de su novia, ese malentendido nunca hacía ocurrido.

Tenten puso sus manos en sus caderas y tomó aire. Se estaba imaginando el porqué de esa irrupción de su novio y no se iba a escapar con la suya.

Lee sabía lo que iba a ocurrir y escapó de puntillas de la pelea que se avecinaba. Se frotó el sudor de la frente y no pudo evitar sonreír.